Martes 31 de mayo y empieza nuestra aventura riojana. Para hoy teníamos pensado meter mucha tralla, es el primer día y hay que aprovechar que estamos frescos. Así que madrugando preveíamos visitar Oña, Briones, Laguardia y parar en Elciego si daba tiempo. Cumplimos de sobra, añadiendo el Balcón de La Rioja (curiosamente en Álava); y es que los pueblos son todos muy pequeños. No pisamos La Rioja nada más que para dormir, pero nos encantó la Rioja Alavesa.

TOTAL: 414 kms.
Salimos de Avilés a las 8 y media de la mañana, y tras la parada reglamentaria en Unquera a comer unas corbatas tiramos hacia la primera parada del viaje, Oña, en las Merindades burgalesas. Pasamos por el Puerto del Escudo para llegar allí, por una bonita carretera con paisajes increíbles. Nos gustó mucho.
Los hombres del paleolítico habitaron hace 15.000 años las cuevas que se ocultan entre los pliegues de los escarpados montes que rodean a Oña. La huella de su presencia la dejaron en grutas como las de la Blanca, el Caballón o Penches. La llegada de la oleadas migratorias desde el centro y norte de Europa dejó a Oña en la parte de la península con población de origen indoeuropeo. Los autrigones, de filiación celta, se asentaron en estas tierras y de la lengua que hablaban surgió, según las investigaciones más recientes, el topónimo Oña, que derivaría de la forma céltica reconstruida "Onna", que significaba ‘fresno’ Los romanos no dejaron rastro en Oña y muy poco en los alrededores. Lo mismo cabe decir de los árabes, que se limitaron a arrasar esta zona en 934.
Pero la primera noticia de la existencia de Oña en un documento no aparece hasta el año 967. En el manuscrito se habla de su alfoz, lo que implica que existía un castillo o fortaleza. Estos distritos territoriales se convertirían en la base de la articulación del Condado de Castilla. Es en este contexto en el que, en el año 1011, el nieto de Fernán González, el conde Sancho García, funda el monasterio de Oña. El esplendor del cenobio llegaría enseguida bajo el reinado de Sancho III el Mayor, que introdujo la reforma cluniacense y colocó a San Íñigo de Abad. El monarca navarro y Sancho II de Castilla están enterrados en el panteón de Oña. Durante casi toda la Edad Media la abadía benedictina de Oña es una de las más importantes de Castilla. Sus privilegios fueron tales que incluso fue declarado autónomo del poder real. El poder del abad de Oña era enorme y su dominio se extendía incluso hasta el mar Cantábrico. La villa de Oña y sus gentes vivieron siempre a su sombra, sin desarrollar una auténtica autonomía municipal, civil y económica.
A partir del siglo XVIII la abadía comienza a languidecer y desaparece como tal con la exclaustración de 1835. Pero los habitantes de Oña se quedaron poco tiempo libres de la tutela eclesiástica, ya que en 1880 la Compañía de Jesús instaló en el viejo monasterio sus facultades de teología y filosofía. Los jesuitas fueron expulsados del convento durante la República, pero regresaron después de la Guerra Civil, periodo en el que el monasterio quedó convertido en un hospital militar al servicio de los heridos del bando nacional. Los jesuitas marcaron la vida del pueblo hasta 1967, fecha en la que vendieron el edificio a la Diputación de Burgos, que tomó el relevo e instaló un hospital psiquiátrico que todavía funciona. Su futuro ahora es incierto. (onienses.com)

Respecto a la visita aparcamos en el parking municipal, bien indicado por carteles, a eso de las 12. Aquí encontramos un mapa de Oña bastante útil para visitar este enclave milenario.

Estamos en la parte baja del pueblo, menos mal que vinimos en estas fechas, tiene pinta de hacer un calor terrible aquí en pleno verano...https://lh3.googleusercontent.com/-dxvOY4qnv-k/V1qTncbE_nI/AAAAAAAAH2g/0NO4SkLTYt07-wm7WGPszqGNR3zl4vvlwCCo/s512/P5310013.jpg

Tomamos la calle principal del pueblo, empedrada y bastante cuidada, se nota que quieren atraer turismo. Esta zona es la judería medieval, pero no queda ningún vestigio visible más que un simple arco.


La Plaza Mayor acoge los principales monumentos de Oña. De un lado tiene el impresionante Monasterio de San Salvador, que es enorme.


Del otro, el Ayuntamiento (donde está la Oficina de Turismo) y la Iglesia de San Juan.


Nos acercamos hasta la Iglesia del Salvador, parte del monasterio, que como os comento en la historia fue clave para Oña a lo largo de su milenaria historia. Es muy bonita, y pese a estar teoricamente abierta (aparte de por el cartel porque nos lo confirmó el empleado de la oficina de turismo)


Vamos bordeando el monasterio y nos encontramos la bonita Plaza del Conde Sancho García (gran valedor del monasterio y de Oña como tal), ajardinada.

La fachada principal del monasterio tiene delante una estatua de este conde. Nos quedamos con ganas de visitar el interior del monasterio, la verdad.


Al lado están los Jardines Secretos, que nos recomendaron en la Oficina de Turismo. Sin más, es un bosquecillo muy pequeño con mesas y un estanque para peces, si vais con niños está bien, si no yo me lo saltaría.




Nos vamos de nuevo a la zona del Ayuntamiento, que vemos ahora bien de cerca.

Junto a él está la Iglesia de San Juan, un templo gótico construído entre los siglos XII y XIV.

No entramos, el mayor interés está en su torre, que acoge el Museo de la Resina, pero que sobre todo tiene vistas privilegiadas desde lo alto de todo el pueblo, además de una trabajada maqueta. Además, la subida es gratis, solo debemos ir a la O.T. y pedir que nos la abran.


Y volvimos al coche dando un tranquilo paseo por este agradable pueblo del norte de Burgos que nos gustó bastante. Entre Oña y Frías a la vuelta nos quedamos con muchas ganas de volver a hacer un viaje y explorar más a fondo Las Merindades.


Antes de irnos comimos en la zona de aparcamiento sentados en un banco los bocatas que trajimos para el día. No habíamos comido nada desde las corbatas de Unquera y a las dos menos cuarto picaba ya el hambre.
CONCLUSIONES DE OÑA: El pueblo en sí es bonito, pero muy pequeño, dos calles y dos plazas. Destaca el Monasterio de San Salvador, que nos hubiera gustado ver por dentro.
Para ver Oña con un par de horas tenemos tiempo más que de sobra, y es que se camina muy rápido. Viajar por las carreteras de Las Merindades es un placer, y diría que Oña es una parada muy interesante si se pasa por aqui, y una visita obligatoria en un viaje a esta comarca o incluso a la provincia de Burgos.
Cogimos el coche y enfilamos hacia La Rioja, tras una hora de viaje por una nacional superrecta y bien asfaltada (los kilómetros vuelan por ella, a diferencia del tramo Puente Viesgo-Oña) nos plantamos en menos de una hora en Briones, en el corazón de la Rioja Alta.
Las tierras de Briones fueron pobladas desde, por lo menos, tiempos de los romanos. Luego paso a ser de dominio musulmán hasta que en el siglo IX cayó en manos del rey navarro Ordoño. Briones, como casi toda la comarca de la Rioja Alta fue tierra fronteriza, primero entre moros y cristianos y luego entre distintos condados y reinos cristianos medievales (Castilla y Navarra) No será hasta mediados del siglo XIII, durante el reinado de Fernando III el Santo cuando Briones pasa a pertenecer definitivamente a la Corona de Castilla.
Briones es tierra de vinos por antonomasia. Sus viñedos y bodegas son famosos incluso dentro del propio entorno especializado riojano. Fruto de la secular bonanza económica que vivió Briones derivada de sus cultivos vitivinícolas, esta villa vio levantar numerosas casonas y palacios en su casco histórico. También la "catedralicia" iglesia de la Asunción, con una de las mejores torres barrocas de La Rioja, denota la potencia económica de Briones en siglos pretéritos. (arteguias)

Aparcamos justo debajo de la Ermita del Cristo (#8 del mapa), construída a mediados del siglo XVIII y siendo uno de los mejores ejemplos de cantería riojana. En la fachada tiene una hornacina con una pequeña estatua de San Juan (arriba en la foto)

Una cosa que me encantó de los pueblos riojanos es que todas las iglesias tienen unas rejas por las que ver el interior aunque estén cerradas, podrían aprender en muchos sitios de España de esta buena costumbre. Como veréis, el retablo es tipicamente barroco.


La calle principal de Briones une esta ermita con la Plaza España, perfectamente identificable con la torre de la Iglesia de la Asunción. El pueblo está entero empedrado, es como un viaje al pasado (esta sensación la tuvimos en más pueblos del viaje, sobre todo Santo Domingo de la Calzada, Laguardia y Frías)



Llegamos a la Plaza España, que acoge los principales monumentos de la localidad: Iglesia de la Asunción (#2) y Ayuntamiento (#1).


Además tiene una fuente rodeada de barriles, para recordar al viajero que estamos en la tierra con nombre de vino.


Entramos al interior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, es un templo renacentista del siglo XVI, pero el retablo es barroco.

Pero lo más increíble es la sacristía, del siglo XVII, una muestra arquitectónica única en toda la región.

Abandonamos la Plaza de España por un callejón totalmente medieval. Que grado de conservación tiene este pueblo... Lo más increíble es que tiene el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, uno de los mejores para entender el cultivo y producción de esta bebida. Pues bien, este museo está lleno de turistas y viajeros, pero el pueblo está completamente vacío, casi todo el mundo lo pasa por alto.

El callejón desemboca en un mirador excelente (#4) de los viñedos al norte de Briones, con la sierra que hace de límite entre La Rioja y Álava (Euskadi) de fondo. En uno de esos montes está El Balcón de La Rioja, nuestra siguiente parada, que fue totalmente improvisada gracias a un comentario que había leído en un hilo de esta página hace meses ya.


Desde este mirador vemos las antiguas murallas de Briones.

Volvemos hacia el coche y nos asomamos a una zona ajardinada justo a las espaldas de la Ermita, desde donde vemos el Museo de la Cultura del Vino y también el pueblo de San Vicente de Sonsierra, con la iglesia destacando en lo alto, hacia este pueblo debíamos salir para llegar a la Rioja Alavesa.


Cogimos el coche y salimos mal de Briones, dimos un pequeño rodeo, pero pudimos parar a ver desde abajo este pueblo que hizo que nos empezáramos a enganchar a La Rioja.

CONCLUSIONES DE BRIONES: Es un pueblo medieval y precioso, de lo más bonito que vimos por La Rioja, está muy cuidado y realmente parece que estamos dando un paseo por la Rioja Medieval, en tiempos de los reinos de Castilla y Navarra.
Sin embargo es un pueblo muy pequeño, con un par de iglesias como principales monumentos. Una hora es tiempo más que suficiente (sobra incluso) para ver el centro, debemos sumar otra hora o incluso mas -según leí- para el Museo de la Cultura del Vino Vivanco, si es que os gusta claro. Dicen que es una visita muy recomendable. De Briones en sí diría que es una parada imprescindible en un viaje a La Rioja, y es que además de su belleza es muy accesible (está en la nacional entre Haro y Nájera, por lo que pasaréis por aquí casi seguro)
Nos fuimos al Balcón de La Rioja, en la Rioja Alavesa, debemos tomar camino de Laguardia y al pasar Samaniego tomamos el Puerto de Herrera, dirección Vitoria. Al llegar arriba vemos una señal de mirador a 400 metros, nos debemos meter por un pequeño camino que lleva a un merendero. Ahí está este mirador, es bonito, pero bueno, vistas parecidas hay desde Briones o el campanario de Santo Domingo de la Calzada. En cualquier caso íbamos bien de tiempo y el camino es precioso, no nos arrepentimos de haber subido hasta aquí.


De ahí nos fuimos a Laguardia, el plato fuerte del día, la capital de la Rioja Alavesa, esta comarca vasca que bien parece una riojana al estar llena de viñedos y pueblecitos de piedra.
Esta Villa se designó con el nombre de “La Guardia de Navarra”, como consecuencia de su situación estratégica frente a Castilla y su importancia militar.
En 1164, Sancho el Sabio de Navarra le concedió el Fuero de población, determinando la extensión de su término.
Laguardia aún conserva el trazado medieval y buena parte de las murallas levantadas en el siglo XIII. Hoy día, restauradas, llenan de esplendor e historia esta Villa que además tiene otros tesoros guardados que sorprenden al visitante.
Y uno de esos tesoros más preciados es consecuencia de su ubicación geográfica, climática y del trabajo de sus gentes: el vino. (cuentatuviaje)
Además está en la asociación de los pueblos más bonitos de España, y como pudimos ver durante nuestra visita, es totalmente merecido que sea nombrado como uno de ellos.

Aparcamos bajo la muralla a eso de las 16:20, justo debajo de la Puerta del Mercadal (#11), una de las de la antigua muralla de Laguardia.

Nada más entrar al recinto intramuros nos dimos cuenta de que es un lugar increíble. Por suerte en estos pueblos de la zona (Rioja Alta y Alavesa, quizá a excepcón de Nájera y Haro), no hubo un gran crecimiento en los siglos XIX y XX y la gente restauró las casas por dentro dejando el exterior igual que estaba hace siglos, lo que deja unos centros preciosos que nos hacen volar la mente a tiempos pasados.


Si seguimos la calle (es la principal de Laguardia) llegamos a la Oficina de Turismo (#3), que tiene una exposición de cosas típicas del pueblo, como los cabezones. Aquí una chica majísima nos explica que ver en el pueblo (patearlo principalmente, es pequeño y se ve rápido) y ver el reloj de cuco del ayuntamiento y la Iglesia de Santa María de los Reyes, compramos aquí las entradas (2€ por persona y es una visita guiada)

Tenemos 20 minutos hasta que salga el reloj del cuco (un poco antes de las 17; la visita a Santa María la Real está supeditada a esto, y es a las 17.05). El reloj sale unos minutos antes de las 12, 14, 17 y 20 horas; intentad cuadrar la visita porque es muy curioso.

Bueno, por pasos que me adelanto. Como faltaban 20 minutos nos compramos unos helados y nos sentamos en la misma Plaza del Ayuntamiento a comerlos, con vistas a este hermoso edificio (#2) donde está el curioso carillón (si os ponéis de frente está en la parte derecha del edificio)


La plaza en sí es muy bonita, ayuntamiento aparte.

Si pasamos bajo ese arco que se ve en la foto llegamos a la Puerta de Carnicerías, entrar por aquí el pueblo tiene que ser increíble, pasas de golpe de terrazas y carretera a un paisaje urbano medieval.

Nos vamos rapidamente a la visita guiada, pasando por otra calle empedrada.

La Iglesia de Santa María de los Reyes (#8) es la principal de Laguardia. Construida entre los siglos XII y XV, con un marcado estilo gótico. Su fachada principal nos deja bastante fríos e indiferentes.

Pero tiene truco, es una cubierta construida varios siglos más tarde para proteger el pórtico de la iglesia, sin duda lo más destacado de Laguardia. Es un pórtico practicamente en España por su nivel de conservación, y es que es de los pocos que mantiene la policromía. Es espectacular, y merece la pena pagar la visita a la iglesia aunque solo sea por ver esta maravilla medieval.

Nos muestra principalmente la vida de la Virgen María, al estar consagrada a ella la iglesia. La explicación es de luz y sonido, con iluminación de las partes que se están explicando, y es realmente buena, el pórtico es increíble, nunca había visto nada igual.

Tras esto pasamos al interior, es la típica iglesia gótica con techos altísimos para forzar a los feligreses a mirar hacia arriba, donde está Dios, y alguna vidriera que otra.



Cabe destacar el retablo mayor y un modesto paso de semana santa de la Última Cena. Como curiosidad, los pasos deben ser muy estrechos para caber en las callejuelas medievales de Laguardia.


Información práctica
Acceso: En el centro de Laguardia
Horario: Llamar a la oficina de turismo, muy cambiante (945600845)
Precio: 2€ (precio único) visita guiada de 1/2 hora
Web: www.laguardia-alava.com/ ...el-portico
Detrás de esta iglesia se encuentra la Torre Abacial en una amplia plaza, que nos limitamos a ver por fuera, la sacrificamos por parar un rato en Elciego.

Y del otro lado de la iglesia nos encontramos un parquecillo con un homenaje al viajero en el centro, son esculturas de zapatos y maletas, bastante original.

De aquí nos fuimos dando un tranquilo paseo por la parte exterior de la muralla hasta el coche antes de abandonar Laguardia.
CONCLUSIONES DE LAGUARDIA: Es un precioso pueblo medieval, junto a Santo Domingo lo mejor del viaje. Lo mejor que puede hacer el viajero es patear tranquilamente sus calles (son 3 que van paralelas) y visitar el pórtico de Santa María de los Reyes y ver el reloj de carillón en funcionamiento.
Con un par de horas sobra para pasear el centro y ver la Iglesia de Santa María. Es una parada obligatoria para cualquier viaje que se acerque por el sur del País Vasco y por supuesto para cualquiera a La Rioja.
Cogemos el coche y nos vamos a Elciego, más concretamente a las Bodegas del Marqués de Riscal, las únicas que visitamos, y no miento en el título del diario, solo estuvimos en el hotel y por su arquitectura vanguardista, no pisamos la bodega como tal.
Primero subimos hasta un cerro para tener una vista de la bodega, cuyo hotel fue diseñado por Frank Gehry en 2006 (el arquitecto del Guggenheim Bilbao que visitaremos a finales de julio) con el pueblo de fondo. Según se cuenta, Frank Gehry aceptó la propuesta de Marqués de Riscal a principios de siglo cuando le invitaron a Elciego a disfrutar de un vino de su mismo año de nacimiento (1929), curioso cuanto menos.

Nos acercamos entonces a la bodega como tal. Parece un pueblo entero, es enorme; pasamos además por la tienda a llevar los recuerdos típicos riojanos a familiares (seguro que gustan más estos que los típicos imanes y llaveros :mrgreen:)


Y nos fuimos a ver esta obra de arte, el mejor hotel de enoturismo según los expertos (y los precios, miré por curiosidad y 450 eurazos la noche...) Es muy bonito y moderno, un poco rompedor con esta comarca tan tradicional.


Y bueno, entramos a la terraza a darnos el capricho del viaje, tomarnos unos vinos tranquilamente al sol y disfrutando las vistas de Elciego. No pudimos resistirnos a este pequeño placer, aunque la consumición mínima eran 4€, pero bueno, no todos los días se está en una terrraza así...


Nos fuimos directos a Nájera, dejamos las maletas, fuimos al súper a hacer la compra para los desayunos y cenas, y prontito a la cama que estábamos completamente rendidos.