Nos dirigimos a primera hora al monasterio de Covadonga (es la mejor opción antes de que vengan los autocares de turistas) donde vimos la Santina en su cueva, y visitamos el interior del monasterio. Despues fuimos a ver los lagos de Covadonga. A partir del 15 de septiembre el acceso es libre ya que en verano no dejan pasar a los turismos por la peligrosidad de la carretera y al numeroso turismo. Pudimos ver perfectamente los dos primeros lagos pero ya el tercero fue imposible debido a la niebla que iba bajando rápidamente. Vistas como no expectaculares.

Por la tarde nos dirijimos al funicular de Bulnes, para dirigirnos al pueblo, único medio para ir a esa localidad. Bulnes es una pequeña aldea que no constara de mas de 20 casas, casi todas dedicadas a pequeños hostales para excursionistas y senderistas que desde allí se dirigen a los diferentes picos. Bulnes tiene dos barrios, el de abajo, donde llega el teleférico y el de arriba donde hay unas ruinas de un antiguo castillo y unas cuantas casas. Casi en la ultima de arriba, hay un pequeño bar,restaurante donde se obtiene unas excelentes vistas. Desde allí comenzamos otras de las rutas senderistas, bajada de Bulnes hacia Poncebos a pie del funicular. Una hora de caminata que se traduce en algo mas para fotos por la espectacularidad del paisaje.

Llegamos a Arena de Cabrales, donde nos hospedamos en el hotel