Después de reponer fuerzas y tomar un café a media tarde cogimos el coche rumbo a Cambados donde pasaríamos 5 noches en el mejor hotel de todos los que estuvimos en Galicia: “Casa Rosita”. El hotel cuenta con piscina climatizada, pista de tenis, solárium, arboleda y jardín así como de aparcamiento propio para clientes, incluido en el precio. La habitación triple era bastante grande con aire acondicionado y con un cuarto de baño completo. El desayuno muy completo, ya que se componía de la típica bollería, tostadas de pan de molde o pan del día, fruta variada, embutidos, lácteos y zumos. Tras ducharnos y acomodarnos un poco en la habitación nos dedicamos a pasear por el pueblo. La plaza de Fefiñáns a 1 km escaso del hotel, pudimos contemplarla iluminada y en todo su esplendor. No deberíais perdérosla ni de noche ni de día. Junto a ella se abre paso una de las calles principales de la población y en donde están ubicados algunos de los restaurantes más famosos de la localidad. Esta noche y aprovechando que estaba el pueblo en fiestas cenamos marisquito fresco en las carpas que estaban cerca del paseo marítimo. He de comentar que aún arrastrábamos el mal tiempo que nos acompañó en Coruña y durante algunas noches nos tuvimos que tapar con pantalón largo y chaqueta de manga larga. De hecho, menos las dos últimas noches de nuestra estancia por Galicia prácticamente por la noche la temperatura bajaba unos 12 grados.
Sábado, 8 de agosto.
Aprovechamos este primer día de estancia en las Rías Baixas para conocer la parte más al sur de Galicia. Madrugamos todo lo que pudimos y tras desayunar convenientemente en el hotel cogimos el coche dirección a Valença do Minho, donde pudimos apreciar lo bien que han conservado la fortaleza así como su ciudadela en el interior de la misma, y cómo prácticamente dentro de la Fortaleza los establecimientos que quedan son prácticamente tiendas de venta de sábanas o/y toallas y restaurantes. Nosotros compramos dos juegos de cama a 25€ antes de entrar en la Fortaleza y al lado del restaurante donde finalmente comimos (muy bien por cierto). Creo recordar que el restaurante se llamaba Ma. Cristina, está en la misma acera del centro comercial donde se encuentra el Zé María. Al llegar a Valença fuimos buscando este restaurante tan comentado en el foro para reservar mesa. Lo cierto es que la señora que nos atendió no nos dio buenas sensaciones ya que en ningún momento nos aseguró que encontraríamos mesa y que no las reservaban además de dirigirse a nosotros con poco tacto, por decirlo de alguna manera. Tan solo nos comentó que no reservaban ni “in situ” ni por teléfono sino que teníamos que venir a comer a las 13h en punto ya que luego no admitirían a nadie más. Evidentemente optamos por buscarnos otro restaurante y la mar de bien que comimos y no especialmente caro. Tras reponer fuerzas cogimos el coche para visitar Viana do Castelho. Nada que resaltar. No nos gustó en absoluto. O quizá es que no vimos lo que tuvimos que ver. El caso es que nada más llegar a esta ciudad nos dimos cuenta que estaríamos 5 minutos en ella. Ya entrada la tarde visitamos Tui, (precioso su casco antiguo medieval ). Núcleo de paso del Camino Portugués hacia Santiago de Compostela, es de obligada visita la catedral-fortaleza así como el casco antiguo. Muchas de sus calles van a dar a vistas del río Miño. Callejuelas de piedras algunas de ellas empinadas y estrechas. Tengo entendido que es pueblo declarado Patrimonio de la Humanidad. Estuivimos a continuación en A Guarda donde se puede aprovechar la estancia para probar la langosta que tan bien preparan en esta localidad. Pero sin duda lo imprescindible de hacer si nos acercamos a esta ciudad es la subida al monte de Santa Tecla o Santa Trega. Espectaculares vistas de la desembocadura del Miño y la frontera portuguesa. Tambien podemos aprovechar la ocasión para visitar el Castro de Santa Trega una de las ciudadelas mejor conservadas y restauradas, albergando en su interior una reconstrucción de una casa castreña. Por último este día visitamos Baiona, primera localidad en la que se oyeron por primera vez noticias del descubrimiento de América. Es muy agradable disfrutar de un paseo junto al mar, visitar la réplica de la Carabela Pinta, hoy museo, así como el casco antiguo (hoy declarado Conjunto de Interés Histórico-Artístico) o divisar unas más que hermosas puestas de sol desde el Parador Nacional de los Condes de Gondomar.
Domingo, 9 de agosto.
Este día lo dedicamos al relax relativo ya que el día anterior apenas tuvimos tiempo para descansar debido a todo lo que vimos como quedó expresado anteriormente. Tras hacer buen acopio del desayuno el hotel visitamos la playa de La Lanzada en Sanxenxo. Tuvimos ocasión de verla desde un mirador en las afueras del pueblo así como en la misma arena. Debe de ser una de las playas más famosas y por lo tanto visitadas de Galicia por la cantidad de bañistas que habían en ella, así como de coches en los aparcamientos adyacentes. Aquí he de hacer un inciso, en el tema de los aparcamientos. Acostumbrado a que en Barcelona y por extensión en casi toda Catalunya se paga hasta casi por respirar, aparcamientos incluidos, es una satisfacción encontrarse comunidades dónde aún no se les hace la vida imposible al coche. A continuación visitamos O’Grove y la isla de La Toja. Mi opinión personal de esta isla es que está supersaturada de turismo. Las vistas que se ven desde ella de la ría son francamente bellas pero también se puede ver lo mismo desde otros lugares cercanos. Actualmente en la isla hay 2 ó 3 hoteles-balnearios así como la famosa iglesia cuya pared está esculpida de conchas además una nave del primer balneario está dedicada en la actualidad a la venta de productos. En prácticamente 1 hora la isla está más que vista. No tiene más. De vuelta a la “península” el hambre y el calor por primera vez desde que llegamos empezaba a apretar. Comimos muy bien en un restaurante camino de Cambados, concretamente en la localidad de Dena, “O Muiño da Chanca”, restaurante familiar asentado en un antiguo molino. Qué bueno estaba todo. Al final del relato seré más conciso con los restaurantes, platos y precios. Luego de haber comido volvimos a Cambados y nos montamos en el trenecito que te da una vuelta por lo más representativo del pueblo mientras por los altavoces te van explicando aquello que vas viendo. El recorrido dura unos 40 minutos aproximadamente, con una parada incluida hacia la mitad del trayecto. Es recomendable porque así conoces la historia de este precioso pueblo marinero y calles o lugares que seguramente en coche o andando no pasarías nunca.
Lunes, 10 de agosto.
Visitamos Vigo y poblaciones adyacentes. Sin duda alguna, Vigo es la ciudad más grande y cosmopolita de Galicia, así y todo no da la sensación de que el vigués viva pendiente de la prisa y la ansiedad, como pueda pasar en otra ciudad igual de cosmopolita. Vigo ofrece una milla cultural en el centro urbano con muchas actividades culturales y artísticas, museo, puerto, mercado de la piedra, universidad y centros culturales Es un auténtico placer y un privilegio pasear por su puerto marítimo así como por sus calles más antiguas, repletas en la actualidad de restaurantes donde ofrecen mariscadas a muy buen precio.
Cangas de Morrazo, pueblo ubicado al otro lado de la ria, igualmente dedicado a las labores marineras con una bonita entrada al mismo. Cangas cuenta con un puerto pesquero que le da a la ciudad el aire típico de los enclaves marineros gallegos.
A continuación volvimos a Sanxenxo a disfrutar de un helado en el paseo marítimo antes de volvernos hacia el hotel ya a última hora de la tarde.
Martes, 11 de agosto.
Madrugamos para poder visitar las islas Ons. Cogimos el ferry en Portonovo. El mismo que 15 minutos antes lo hace de Sanxenxo. El precio 14 €uros el billete para adulto y la mitad para niños. La duración del viaje es aproximadamente de unos 40 minutos. Una vez en la isla nos encontramos con una caseta de información donde te entregan mapas de la isla, una bolsa donde depositar los deshechos que vayas generando e incluso te organizan rutas por la isla. Nosotros cogimos la de las 12,30. La que te llevan hasta el faro. Es la ruta más frecuentada ya que asciende suavemente por todo el interior de la isla hasta el Faro, regresando por la zona oeste hasta llegar a la Ensenada de Caniveliñas, desde donde se vuelve al punto de partida. A diferencia de las islas Cíes, en las Ons los caminos de ida y vuelta son distintos. La guía nos explicó, entre otras cosas, que el clima de la isla es más mediterráneo que el que predomina en Galicia. Que hay muchas especies plantadas por el hombre ya que si no fuera así y producto del viento la isla estaría prácticamente sin arboleda. Se da la paradoja o mala suerte que producto del viento y la sal que lleva los árboles que han ido plantando se van muriendo con el tiempo. El tiempo que duró la caminata 1h 40m. se nos hizo muy corto por lo entretenido que lo hizo la guía, explicándonos anécdotas, cosas de la fauna de la isla así como de la vegetación. Comimos a continuación en Casa Checho para después tomar un rato el sol y coger el ferry a media tarde de vuelta a la península.
Miércoles, 12 de agosto.
Nuestro último día entero en Galicia. Este día lo dedicamos a conocer Pontevedra, capital de las Rías Baixas. No por desconocida menos desmerecedora de los calificativos que le he podido dedicar a ciudades o poblaciones anteriores. He de manifestar mi alegría por lo bien cuidados y limpios que están la casi totalidad de zonas históricas que hemos podido visitar estos días. Un diez para quien corresponda. Pontevedra tiene un casco histórico y monumental digno de verse y perderse por él. La Basílica de Santa María La Mayor, la Capilla de la Virgen Peregrina, la Iglesia Conventual de San Francisco y las plazas de la Leña, de la Verdura, de Méndez Núñez y de Mugartegui, entre otros puntos de interés. Todo dentro de un laberinto de calles y plazas.
A continuación visitamos la localidad cercana de Combarro, puerto de pescadores y famoso por sus hórreos a la orilla del mar. Precioso nuevamente el casco antiguo con casas de piedra y soportales. Tambien muy buen cuidado. Este día comimos aquí en Combarro en el restaurante “rua 19”. De aquí partimos rumbo a Santiago donde pasamos nuestra última noche ya que el avión que nos transportó de nuevo a Reus salía a las 8,30 horas de la mañana, motivo por el cual, quisimos alojarnos la última de nuestras noches en Galicia en un hotel cercano al aeropuerto.
Sábado, 8 de agosto.
Aprovechamos este primer día de estancia en las Rías Baixas para conocer la parte más al sur de Galicia. Madrugamos todo lo que pudimos y tras desayunar convenientemente en el hotel cogimos el coche dirección a Valença do Minho, donde pudimos apreciar lo bien que han conservado la fortaleza así como su ciudadela en el interior de la misma, y cómo prácticamente dentro de la Fortaleza los establecimientos que quedan son prácticamente tiendas de venta de sábanas o/y toallas y restaurantes. Nosotros compramos dos juegos de cama a 25€ antes de entrar en la Fortaleza y al lado del restaurante donde finalmente comimos (muy bien por cierto). Creo recordar que el restaurante se llamaba Ma. Cristina, está en la misma acera del centro comercial donde se encuentra el Zé María. Al llegar a Valença fuimos buscando este restaurante tan comentado en el foro para reservar mesa. Lo cierto es que la señora que nos atendió no nos dio buenas sensaciones ya que en ningún momento nos aseguró que encontraríamos mesa y que no las reservaban además de dirigirse a nosotros con poco tacto, por decirlo de alguna manera. Tan solo nos comentó que no reservaban ni “in situ” ni por teléfono sino que teníamos que venir a comer a las 13h en punto ya que luego no admitirían a nadie más. Evidentemente optamos por buscarnos otro restaurante y la mar de bien que comimos y no especialmente caro. Tras reponer fuerzas cogimos el coche para visitar Viana do Castelho. Nada que resaltar. No nos gustó en absoluto. O quizá es que no vimos lo que tuvimos que ver. El caso es que nada más llegar a esta ciudad nos dimos cuenta que estaríamos 5 minutos en ella. Ya entrada la tarde visitamos Tui, (precioso su casco antiguo medieval ). Núcleo de paso del Camino Portugués hacia Santiago de Compostela, es de obligada visita la catedral-fortaleza así como el casco antiguo. Muchas de sus calles van a dar a vistas del río Miño. Callejuelas de piedras algunas de ellas empinadas y estrechas. Tengo entendido que es pueblo declarado Patrimonio de la Humanidad. Estuivimos a continuación en A Guarda donde se puede aprovechar la estancia para probar la langosta que tan bien preparan en esta localidad. Pero sin duda lo imprescindible de hacer si nos acercamos a esta ciudad es la subida al monte de Santa Tecla o Santa Trega. Espectaculares vistas de la desembocadura del Miño y la frontera portuguesa. Tambien podemos aprovechar la ocasión para visitar el Castro de Santa Trega una de las ciudadelas mejor conservadas y restauradas, albergando en su interior una reconstrucción de una casa castreña. Por último este día visitamos Baiona, primera localidad en la que se oyeron por primera vez noticias del descubrimiento de América. Es muy agradable disfrutar de un paseo junto al mar, visitar la réplica de la Carabela Pinta, hoy museo, así como el casco antiguo (hoy declarado Conjunto de Interés Histórico-Artístico) o divisar unas más que hermosas puestas de sol desde el Parador Nacional de los Condes de Gondomar.
Domingo, 9 de agosto.
Este día lo dedicamos al relax relativo ya que el día anterior apenas tuvimos tiempo para descansar debido a todo lo que vimos como quedó expresado anteriormente. Tras hacer buen acopio del desayuno el hotel visitamos la playa de La Lanzada en Sanxenxo. Tuvimos ocasión de verla desde un mirador en las afueras del pueblo así como en la misma arena. Debe de ser una de las playas más famosas y por lo tanto visitadas de Galicia por la cantidad de bañistas que habían en ella, así como de coches en los aparcamientos adyacentes. Aquí he de hacer un inciso, en el tema de los aparcamientos. Acostumbrado a que en Barcelona y por extensión en casi toda Catalunya se paga hasta casi por respirar, aparcamientos incluidos, es una satisfacción encontrarse comunidades dónde aún no se les hace la vida imposible al coche. A continuación visitamos O’Grove y la isla de La Toja. Mi opinión personal de esta isla es que está supersaturada de turismo. Las vistas que se ven desde ella de la ría son francamente bellas pero también se puede ver lo mismo desde otros lugares cercanos. Actualmente en la isla hay 2 ó 3 hoteles-balnearios así como la famosa iglesia cuya pared está esculpida de conchas además una nave del primer balneario está dedicada en la actualidad a la venta de productos. En prácticamente 1 hora la isla está más que vista. No tiene más. De vuelta a la “península” el hambre y el calor por primera vez desde que llegamos empezaba a apretar. Comimos muy bien en un restaurante camino de Cambados, concretamente en la localidad de Dena, “O Muiño da Chanca”, restaurante familiar asentado en un antiguo molino. Qué bueno estaba todo. Al final del relato seré más conciso con los restaurantes, platos y precios. Luego de haber comido volvimos a Cambados y nos montamos en el trenecito que te da una vuelta por lo más representativo del pueblo mientras por los altavoces te van explicando aquello que vas viendo. El recorrido dura unos 40 minutos aproximadamente, con una parada incluida hacia la mitad del trayecto. Es recomendable porque así conoces la historia de este precioso pueblo marinero y calles o lugares que seguramente en coche o andando no pasarías nunca.
Lunes, 10 de agosto.
Visitamos Vigo y poblaciones adyacentes. Sin duda alguna, Vigo es la ciudad más grande y cosmopolita de Galicia, así y todo no da la sensación de que el vigués viva pendiente de la prisa y la ansiedad, como pueda pasar en otra ciudad igual de cosmopolita. Vigo ofrece una milla cultural en el centro urbano con muchas actividades culturales y artísticas, museo, puerto, mercado de la piedra, universidad y centros culturales Es un auténtico placer y un privilegio pasear por su puerto marítimo así como por sus calles más antiguas, repletas en la actualidad de restaurantes donde ofrecen mariscadas a muy buen precio.
Cangas de Morrazo, pueblo ubicado al otro lado de la ria, igualmente dedicado a las labores marineras con una bonita entrada al mismo. Cangas cuenta con un puerto pesquero que le da a la ciudad el aire típico de los enclaves marineros gallegos.
A continuación volvimos a Sanxenxo a disfrutar de un helado en el paseo marítimo antes de volvernos hacia el hotel ya a última hora de la tarde.
Martes, 11 de agosto.
Madrugamos para poder visitar las islas Ons. Cogimos el ferry en Portonovo. El mismo que 15 minutos antes lo hace de Sanxenxo. El precio 14 €uros el billete para adulto y la mitad para niños. La duración del viaje es aproximadamente de unos 40 minutos. Una vez en la isla nos encontramos con una caseta de información donde te entregan mapas de la isla, una bolsa donde depositar los deshechos que vayas generando e incluso te organizan rutas por la isla. Nosotros cogimos la de las 12,30. La que te llevan hasta el faro. Es la ruta más frecuentada ya que asciende suavemente por todo el interior de la isla hasta el Faro, regresando por la zona oeste hasta llegar a la Ensenada de Caniveliñas, desde donde se vuelve al punto de partida. A diferencia de las islas Cíes, en las Ons los caminos de ida y vuelta son distintos. La guía nos explicó, entre otras cosas, que el clima de la isla es más mediterráneo que el que predomina en Galicia. Que hay muchas especies plantadas por el hombre ya que si no fuera así y producto del viento la isla estaría prácticamente sin arboleda. Se da la paradoja o mala suerte que producto del viento y la sal que lleva los árboles que han ido plantando se van muriendo con el tiempo. El tiempo que duró la caminata 1h 40m. se nos hizo muy corto por lo entretenido que lo hizo la guía, explicándonos anécdotas, cosas de la fauna de la isla así como de la vegetación. Comimos a continuación en Casa Checho para después tomar un rato el sol y coger el ferry a media tarde de vuelta a la península.
Miércoles, 12 de agosto.
Nuestro último día entero en Galicia. Este día lo dedicamos a conocer Pontevedra, capital de las Rías Baixas. No por desconocida menos desmerecedora de los calificativos que le he podido dedicar a ciudades o poblaciones anteriores. He de manifestar mi alegría por lo bien cuidados y limpios que están la casi totalidad de zonas históricas que hemos podido visitar estos días. Un diez para quien corresponda. Pontevedra tiene un casco histórico y monumental digno de verse y perderse por él. La Basílica de Santa María La Mayor, la Capilla de la Virgen Peregrina, la Iglesia Conventual de San Francisco y las plazas de la Leña, de la Verdura, de Méndez Núñez y de Mugartegui, entre otros puntos de interés. Todo dentro de un laberinto de calles y plazas.
A continuación visitamos la localidad cercana de Combarro, puerto de pescadores y famoso por sus hórreos a la orilla del mar. Precioso nuevamente el casco antiguo con casas de piedra y soportales. Tambien muy buen cuidado. Este día comimos aquí en Combarro en el restaurante “rua 19”. De aquí partimos rumbo a Santiago donde pasamos nuestra última noche ya que el avión que nos transportó de nuevo a Reus salía a las 8,30 horas de la mañana, motivo por el cual, quisimos alojarnos la última de nuestras noches en Galicia en un hotel cercano al aeropuerto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
MONUMENTO AL MARISCADOR, PL. DE FEFIÑÁNS Y RUA REAL. TODO ELLO EN CAMBADOS.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
VIGO, COMBARRO Y VALENÇA DO MINHO.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
TUI, PORTUGAL DESDE SANTA TECLA Y ENSENADA DE CANIVELINAS (ISLAS
ONS).
*** Imagen borrada de Tinypic ***
CASCO HISTÓRICO DE PONTEVEDRA. ESTE SEÑOR NOS LLAMÓ PARA FOTOGRAFIARSE CON NOSOTROS.



*** Imagen borrada de Tinypic ***
PUESTA DE SOL DESDE EL PARADOR DE BAIONA.