Con la reserva del apartamento, teníamos desayuno incluido, así que nos aprovechamos.
Decir que el alojamiento muy muy bien, el desayuno, tipo buffet, muy completo y muy bueno todo. Totalmente recomendable este sitio.
La noche anterior, estuvimos valorando la opción de ver la Salina Turda, ya que pillaba de camino y puesto que madrugamos y no teníamos el check in del siguiente apartamento hasta la hora de comer, decidimos entrar a verlo.
Después de 1h y algo de viaje, llegamos a Turda. Con google Maps no fue difícil llegar a la salina, no obstante tienen indicaciones en el pueblo.
La visita no es barata para lo que ofrecen, la entrada son 30 lei, y luego dentro vas visitando la mina de sal. Hay ascensor para bajar a los pisos inferiores, o bien por escaleras.
En el piso de abajo hay una noria y luego actividades como ping pong, bolos, mini golf…y un anfiteatro donde proyectan una película. Todas estas actividades son de pago.
Debajo de este piso, hay un pequeño lago, con un embarcadero en el cual puedes alquilar unos botes y navegar por allí. También de pago.
El sitio la verdad es que es espectacular, todo picado por el hombre…
Nuestra visita duró aproximadamente 1h, tras la cual, reanudamos la marcha hasta Cluj, puesto que nos quedaba algo más de media hora de trayecto.
Al llegar, estuvimos esperando un poco por las llaves, dejamos las cosas en el piso y nos fuimos caminando hacia el centro para buscar algún sitio donde comer.
Estábamos un poco alejados del centro, como a 15 minutos caminando.
Llegamos a la plaza Uniri, centro de la ciudad.
La idea era ir a un sitio que tenía apuntado, pero se ve que estaba cerrado por obras, así que nos arreglamos en un irlandés que hay al lado. Nada del otro mundo, pero bueno.
Después de recuperar fuerzas, fuimos a dar una vuelta un poco a nuestro aire, hasta cruzar el rio
Luego hasta un parquecito que hay cerca
Para terminar de nuevo en la plaza Uniri
junto a la cual esta este monumento
Y de ahí, camino a casa a cambiarnos, previa parada en la opera.
Justo en frente, hay este monumento que no recuerdo en honor a quien era, y detrás, la catedral ortodoxa.
Una vez duchados y cambiados, nos volvimos al centro para ir a cenar a un restaurante que nos había recomendado una amiga que estuvo aquí de erasmus.
Nos pusieron unos chupitos de una especie de aguardiente que se bebe antes de empezar a comer.
Yo me pedí unos Sarmale, que era parecido a los rollitos de primavera rellenos de arroz y carne picada, con una salsa. La verdad es que estaba muy rico
Aprovechamos también y probamos por primera vez el típico postre, el papanasi. Estaba bueno, pero llena muchísimo.
El sitio es totalmente recomendable, es barato y todo muy rico, quizás algo complicado de encontrar.
Después de cenar, nos fuimos a tomar unas cervezas por ahí, ya que había bastante ambientillo.
Como estábamos muy cansados y al día siguiente no queríamos levantarnos tarde, decidimos no liarnos mucho y marchar para casa.