JUEVES 19.
Desayunamos, y decidimos ir a Vedado, junto al hotel Habana Libre para visitar el mercadillo de artesanía que vimos el primer día que estuvimos en La Habana y comprar unos recuerdos. Vamos en taxi, y mientras mi pareja está comprando recuerdos, entro al hotel Habana Libre para conectarme a internet y reservar los asientos del vuelo de vuelta. Es imposible, el sistema informático de Iberia da error, ya que me han cambiado el vuelo nacional a Vueling …. Llamo por teléfono a las oficinas de Iberia en La Habana, y sencillamente, me mandan a paseo. Me dicen que los asientos me los darán cuando facture.
Después de hacer las compras, vamos a La Habana vieja. Volvemos a callejear por sus calles, sin rumbo y sin prisa. No sabemos por qué, ese día mucha gente nos aborda pidiéndonos cosas, bolis, ropa ... durante nuestra primera estancia en La Habana, nadie nos pidió nada, pero hoy nos pide todo el mundo.
Sobre los jineteros y gente que pide cosas. Como casi todo el mundo en Cuba, son bastante educados. Si les dicen que no, no suelen insistir, te desean un buen día, y se acabó. Si le contestas con educación, ellos hacen lo mismo.
Comemos en la plaza vieja, luego vamos a ver el museo de Ron Havana ……. nos dan un lingotazo de ron como degustación (a palo seco) y cansados, decidimos retirarnos a casa. Vamos paseando, y cuando llegamos a casa, Raisa nos está esperando con unos jugos frescos recién exprimidos. Nos ha visto llegar por el balcón, y nos los ha preparado. Se agradece mucho, con el calor que hace el tomarse un jugo frio natural.
Como no hemos podido reservar asientos en Iberia, y con la experiencia que tuvimos a la ida, decidimos ir antes al aeropuerto. Adelantamos la cena a las 19:00, y llaman al primo de Rigo para que venga a recogernos a las 19:30 (luego vimos que hicimos bien en adelantar tanto el traslado al aeropuerto).
Hacemos las maletas, nos duchamos y voy a comprar algo de café cubano (marca Cubita) que me quiero llevar a casa, me ha gustado bastante. Voy a una tienda, y no tienen. Voy a un supermercado, y lo tienen en cajas, sin poner en las estanterías. Intento abrir yo mismo la caja, y viene una empleada alarmada, a decirme que no puedo (con cara de terror, como si hubiese cometido un savrilegio). Me comentan que me tengo que esperar a que venga la persona responsable de reponer los productos. Después de 10 minutos esperando delante de las cajas de café (no me dejan abrirlas a mi, tiene que ser la persona encargada) , decido irme a otra tienda. Aquí si que hay suerte y lo compro.
Por cierto, en la puerta del supermercado, veo mas guardias vigilando que nadie se lleva nada sin pagar que en el Banco de España .
Antes de cenar, le dejamos a Rigo muchas cosas, especialmente ropa de niño, todos los medicamentos, comida infantil, etc ….. me comentan que los vecinos del piso inferior tienen niños pequeños, y les vendrá muy bien.
Cenamos, y mientras hago cuentas con Rigo. Cuando le reservé la noche, le dije que me cobrase las dos noches, ya que abandonaba la casa a última hora de la tarde, pero tiene el detalle de no cobrarme la segunda noche, y además nos invita a una ronda de tragos. En un hotel, si tu vuelo sale a las 21:00, se suele dejar la habitación a las 12:00, y buscarte la vida el resto del día para ducharte, cambiarte de ropa, etc ------
A las 19:30, puntual como siempre, vienen a recogernos. Nos despedimos de toda la familia, con bastante pena, y nos vamos al aeropuerto. Cuando llegamos y nos ponemos en la cola de facturación, al momento, llegan tres autobuses llenos de turistas franceses, que tienen reserva en el mismo vuelo. Conseguimos que nos den los tres asientos en la parte central del avión (es una fila de cuatro), y así la peque puede tumbarse encima nuestra a dormir, con la cabeza y los pies encima nuestro. Menos mal que fuimos pronto, y pudimos reservar los asientos a nuestro gusto, ya que el avión iba lleno.
Pagamos las tasas de salida (junto a facturación) y vamos al control de inmigración. Cuando el policía pasa mi pasaporte por el lector, en la pantalla sale la foto que me hicieron cuando entré (para que nadie cambie la foto de un pasaporte robado y pueda salir del “paraíso socialista”). El policía me mira varias veces, y me dice que por que no llevo las gafas, que cuando entré llevaba gafas. (normalmente uso lentillas). Las saco de la mochila, y me las pongo.. Pero …. entonces me dice que cuando yo entré en el país, “usted viajaba con una bebita, ¿ que donde está la bebita? ” ….. la tiene mi mujer, que está en otra cola. Me toca salir de la cabina, y buscar a la peque. Vuelvo al policía, le doy el pasaporte del bicho, y se la subo al mostrador (como si fuese un paquete), para que vea que me la llevo de vuelta a España. La mira, la remira, y nos deja pasar.
Hacemos tiempo tomando los últimos mojitos, hasta que es la hora de facturar.
Conforme el avión despega, la peque se tumba a dormir. Al rato sirven la cena, y me traen su comida (es la única niña del avión y han preparado comida especial). Le digo que la guarde, que cuando se despierte se la pediré. Aterrizando en Madrid, cuando encienden la luz del cinturón, la tenemos que despertar … estaba agotada y durmió todo el viaje.