Lo primero que vemos del poblado íbero de Ullastret es su magnífica e imponente muralla, una de las más impresionantes de su tiempo que se han encontrado en la Península ibérica.
No toda la muralla que vemos hoy se construyó en un mismo momento. Ya comenté que en un inicio era muy sencilla, tosca, de materiales poco resistentes, y que se fue ampliando y reforzando con el paso del tiempo.

Se sabe que rodeaba todo el poblado aunque ahora solo veamos una parte. La más robusta es la que vemos al llegar al yacimiento porque era la parte más vulnerable.
La muralla esta reforzada con siete torres en la parte oeste, separadas entre ellas por una distancia aproximada de 28 metros, una torre en el extremo norte de la muralla y una torre de vigía en la parte meridional de la ciudad, al lado del recinto de los templos. Hasta ahora se han localizado nueve puertas de entrada a la ciudad. Algunas de estas puertas fueron descubiertas tapiadas.
Recientemente se ha descubierto un enorme foso defensivo que transcurre en paralelo al trazado amurallado de la vertiente occidental de la colina.
Al entrar podemos hacernos una idea de dónde y cómo estaba la puerta.
Una vez dentro, y como es lógico, nos encontramos casas, adaptadas al terreno tan abrupto y distribuidas en terrazas. Lo que se conserva de esas casas es el basamento de piedra. En algunos casis también queda parte de pared o quizás debería decir que son únicamente los zócalos de piedra ligada con barro, de diferentes alturas, cuya parte superior estaba realizada con adobes o tapial. En algunos casos, las paredes de piedra se revestían interiormente con un rebozado de barro que se podía pintar, pero esta práctica no era muy habitual. Por el lado exterior, las paredes se revestían de arcilla para impermeabilizarlas, como ya comenté.

La cubierta de las viviendas se hacía con vigas de madera, ramas por encima y todo cubierto con barro. El suelo era generalmente de tierra compactada, casi sin preparación de ningún tipo, y son pocas las estancias con pavimento de losas o de mortero de cal. Todo material menos robusto o perecedero ha desaparecido.
Casi todas las casas que se conocen en Ullastret son de planta baja y muchas de ellas solo tienen una o dos estancias, como era habitual en las casas íberas. Sin embargo, en la parte central del yacimiento se ha identificado un gran edificio de carácter aristocrático que se estructura alrededor de un gran patio central. Es ese edificio que comentaba antes y que tiene 500 m2. En este caso había varias estancias que rodeaban un patio (un poco como tenemos en mente de las casas romanas). Hay otros dos grandes edificios, sin duda para la élite. Existe una gran diferencia entre estas mansiones, pues no se pueden llamar de otro modo, y las casas del pueblo, de 20 o 30 m2.
Podemos observar aún parte del pavimento de las calles así como el sistema de desagüe. Hoy se sabe que el esquema de la ciudad era muy parecido al nuestro, con casas alineadas a lo largo de calles y formando islas.
En este sentido quizás sea más claro aquí que en Olèrdola.
También vemos silos agrupados en una zona, lo que da en pensar que serían de almacenamiento de grano para la comunidad.
A 300 metros del yacimiento se ha descubierto recientemente la que pudo ser su ciudad gemela, en Illa de Reixac, de apenas 5 ha ( en poblado de Ullastret tiene 15). Se calcula, en base a diferentes parámetros, que en el siglo IV aC, momento de apogeo del lugar, podían vivir aquí unas 6.000 personas, 4.000 en la ciudad de la colina y 2.000 en la de la Illa.

En la parte alta del poblado se encontraron los restos de dos templos. Se imita así la disposición de muchas polis griegas en las que los recintos religiososestaban en zonas elevadas. Pensemos, por ejemplo, en la Acrópolis de Atenas.
El templo situado en la parte sur es el único edificio público que se ha mantenido bastante completo por lo que respecta a la planta. Era de planta rectangular, disponía de un vestíbulo de entrada y contrafuertes externos, y conserva restos del pavimento, realizado a base de un mortero impermeable de arena, cal y cerámica decorado con teselas blancas. Aproximadamente a un metro de este templo, al lado norte y en paralelo, se conservan restos de otro templo, de grandes dimensiones, que se encuentra parcialmente bajo el edificio del actual museo.
En esta zona se recuperaron diferentes tipos de mosaicos, estucos puntuales, molduras y cornisas. También se descubrieron numerosos exvotos de terracota realizados con molde que representan el rostro de posibles personajes mitológicos. Los exvotos estaban policromados, pero quedan pocos restos de esta pintura. Se trata de esas máscaras de las que hablé.
No se sabe mucho sobre la religión de estas tribus. Se cree que pudieron tener influencia púnica o fenicia.
Entre los siglos VII y VI a.C. la sociedad íbera consta de una monarquía religiosa que equipara al monarca con dios (algo que, como sabemos, no ha sido exclusivo de los íberos). Pero ya en el siglo V la sociedad va evolucionando hacia una religiosidad en la que desaparece la figura del jefe supremo al que hay que adorar. En los siglos IV y III a.C. se crean los santuarios a los que tiene acceso el pueblo y de esta manera cualquier persona puede comunicarse con dios.
Los íberos creían que había lugares sagrados, veneraban la naturaleza y pensaban que en ella moraban seres que la cuidan, como los espíritus de las aguas, de los bosques, del sol y de la luna.
Solían incinerar a sus muertos y los colocaban en vasijas de cerámica (aunque puede haber variaciones según los pueblos). La urna funeraria se colocaba generalmente en un “loculus” o agujero hecho en la tierra, que albergaba también las ofrendas hechas al difunto y su ajuar personal. Se ha encontrado una necrópolis en El Puig d’en Serra, a Serra de Daró, a 400 metros al oeste del poblado de l’Illa d’en Reixac. Se ha datado entre la primera mitad del siglo V a.C. y mediados del siglo IV a.C.
En la parte superior de la colina del Puig de Sant Andreu, en la antigua zona sagrada, se construyó en época carolingia un castillo del cual se conservan restos de la muralla y de los basamentos de las cuatro torres. Era un edificio pequeño, de planta trapezoidal, y tenía dos fosos para reforzar su defensa. Se conocía con el nombre de Castellum Vellosos, de acuerdo con la escasa documentación catalana que se conserva del siglo IX y principios del siglo X (aparece citado por Luis el Piadoso el año 834), y es una de las construcciones militares más antiguas del Empordà. Su posición estratégica le permitía controlar el entorno. Se ha conservado la llamada torre carolingia, edificada sobre una torre íbera circular.
El castillo se abandonó y en el siglo XV, sobre los restos sus restos, se construyó el santuario de Sant Andreu de l'Estany. Después fue casa de campo. La nave de la iglesia se usa como museo.
Es posible, además, ver un audiovisual en 3D. Dejo enlaces:
patrimoni.gencat.cat/es/ullastret3D
m.youtube.com/watch?v=73HOao7W7oA
Visitamos también el pueblo de Ullastret. La iglesia de Sant Pere es una construcción románica del siglo XI aunque está documentado que se construyó sobre una anterior.

Consta de planta basilical de forma trapezoidal, con tres naves, la central con más altura; las tres tienen bóveda de cañón reforzadas con dos arcos torales. Tanto el ábside central como las absidiolas están cubiertas con bóvedas de cuarto de esfera. Destacan las dos impostas del arco toral de la nave central, representando en una de ellas, un león y en la otra dos sirenas una femenina y otra masculina.
En el exterior, los ábsides están con decoración lombarda, con arcuaciones ciegas en series de cuatro entre lesenas en el central y el ábside de la parte norte tiene un friso con seis arcuaciones entre lesenas y la absidiola del sur tiene dos series de dos y tres arcos también entre lesenas.
Tiene un campanario en espadaña con dos grupos de arcos (de hecho muy parecido al de Peratallada).
Ullastret disponía de una muralla de protección. En su tiempo hubo un castillo medieval pero ha desaparecido y actualmente solo podemos ver tramos de muralla y la interesante torre circular de la prisión, uno de los símbolos de la localidad.
