Decidimos cogernos el día con más calma después de la caminata del día anterior.
Salimos del apartamento a la misma hora que los otros días, sobre las 09:15.
Nos dirigimos a San Nicolás de Bujaruelo, está cerca de Torla y el valle de Ordesa.
El último tramo para llegar es una pista de tierra bastante asequible, pasan autocaravanas por ejemplo sin problemas.
Hay un refugio con restaurante, un camping y dos amplios parquings donde había sitio de sobra.
El parquing es gratuito.
Nos dirigimos al puente románico que hay al lado del refugio, con el azul del río es muy fotogénico.

Después de las fotos empezamos a subir por la pista de la izquierda del río hasta que llegas a otro puente más arriba y volvimos por el otro lado en una ruta circular de una hora más o menos, estuvimos más tiempo porqué paramos a hacer fotos, meter los pies en el río....


Cuando llegamos de nuevo a la zona del puente mi hijo se puso el bañador y se baño, los adultos pusimos sólo los pies y nos refrescarnos porque el agua estaba helada.
Él en cambio se hizo amigo de dos niños y estuvieron como una hora intentando pescar truchas con las manos, lo pasó genial.
Sobre la 1 y media bajamos a comer a Torla.
Comimos en el Asador La Cochinilla, menú de 20 euros muy bueno.
Después de comer nos dimos una vuelta por Torla, el casco antiguo es muy bonito todo de piedra, hacía mucho calor, hasta cuando llegamos a la Iglesia nos sentamos en la entrada a beber agua y resguardarnos en la sombra un par de minutos.

Al finalizar la vuelta nos fuimos a Broto a ver la cascada del Sorrosal.
Es un paseo corto desde el centro del pueblo. Está indicado, pasada la gasolinera y antes del río a mano derecha (viniendo de Torla) y después a mano derecha otra vez (nosotros nos confundimos por no ver este segundo cartel indicativo). Pero la verdad es que queda cerca.
De allí hay un pequeño paseo urbano hasta llegar a la cascada.
La cascada es muy alta sobre una pared de piedra y muy bonita.

Hay una via ferrata donde había mucha gente escalando.
Nos sentamos en las piedras justo de delante de la cascada a hacer fotos y contemplarla un rato.
Cuando ya nos íbamos aparecieron la familia del niño pescador de truchas que mi hijo había conocido en Bujaruelo por la mañana, y no se quería ir porqué iban saltando de piedra en piedra y sobre el pequeño puente que hay de entrada a la cascada, con lo que le dejamos jugar un rato.
Después de ver la cascada nos dimos una vuelta por el pueblo, compamos embutidos y pan para hacer bocadillos al día siguiente y nos volvimos "a casa", ya es como llamamos al apartamento después de 4 días