Coincidiendo con el día de mercadillo que es el viernes , regresamos a Nabeul, donde nos encontramos con una gran extensión de paradas de mercadillo, todos los pasillos estaban repletos de gente, eso que habíamos ido medianamente temprano, habian a la venta desde camellos, gallos, artesanías, ropa, motocicletas, frutas y verduras, fue toda una experiencia, tanto olfativamente como visualmente hablando.
Regresamos a almorzar al hotel y a media tarde seguimos con nuestros paseos por Hammamet, donde hicimos algunas de las actividades típicas turísticas, como el tatuarse nuestros hijos con Henna y volver a tomar té en alguno de sus cafés.