Era el fin de nuestras vacaciones en Granada, por lo que tocaba revisión final del piso y recogida del equipaje. Como no nos recogerían hasta la tarde, optamos por dejar todo nuestras maletas en una consigna e ir más desahogados por la calle. Elegimos WeLocker (C/Campo Verde,2) y se encuentra en el centro de Granada.
Se paga un precio por tamaño de maleta para todo un día y la atención del personal es genial. Nuestro objetivo de la mañana era el Parque de las Ciencias (Avenida de la Ciencia) que estaba a unos 20 minutos a pie.
En nuestro caso no pudimos dedicarle un día completo pero si tenéis dias libres o hacéis el viaje con niños es una opción recomendable. El Parque se divide en zona exterior (jardines) y zona interior (museo y biodomo). En el museo se encuentran exposiciones de diferentes áreas (espacio exterior, fauna y flora, anatomía) y el biodomo recrea un conjunto de ecosistemas de todo el mundo y que ayuda a la educación ambiental, la conservación de especies y la investigación científica.
Consejos a la hora de visitar el Parque de las Ciencias:
a) Si tienes seguro que vas a ir, reserva tu entrada online y entrarás sin colas.
b) Procura llegar a la hora de apertura para elegir con más margen la hora de acceso al biodomo (nosotros llegamos a las 11 de la mañana y hasta las 4 de la tarde no podíamos entrar al biodomo, por lo que tuvimos que dejarlo para otra ocasión)
c) Con las restricciones del COVID, algunas de las exposiciones y talleres están cerrados por lo que la visita puede no ser tan gratificante como antes del inicio de la pandemia.
a) Si tienes seguro que vas a ir, reserva tu entrada online y entrarás sin colas.
b) Procura llegar a la hora de apertura para elegir con más margen la hora de acceso al biodomo (nosotros llegamos a las 11 de la mañana y hasta las 4 de la tarde no podíamos entrar al biodomo, por lo que tuvimos que dejarlo para otra ocasión)
c) Con las restricciones del COVID, algunas de las exposiciones y talleres están cerrados por lo que la visita puede no ser tan gratificante como antes del inicio de la pandemia.
Tras ver todo lo que pudimos del museo, volvimos a por nuestras maletas porque nos faltaba el Monasterio de La Cartuja:
Como en el caso de la abadía, también os recomiendo ir con el audioguía de La Cartuja descargado de casa para agilizar el inicio de la visita:
A parte del clásico claustro y refectorio, el edificio alberga una ornamentación y acabados fascinantes desde la iglesia hasta la sacristía, con mármoles y taracea soberbia:
Ya era hora de irnos y decir adiós a la ciudad que nos acogió durante 5 días. Son muchas las historias que encierran sus paredes y puedo decir que he podido conocer de primera mano gran parte de su patrimonio cultural. Eso sí, antes de ir a casa no podíamos desaprovechar la oportunidad de probar un dulce típico de la zona: el pionono:
Consiste en un lámina fina de bizcocho enrollado y empapado en almíbar con crema tostada por encima. En nuestro caso, lo tomamos en Riofrío, famoso por tener un criadero de esturiones para la venta de caviar. Ostentan el título de ser los únicos en el mundo en producir caviar ecológico (gracias a la calidad del agua de su rio y al no usar conservantes). Paramos en La Casa del Pastel (C/ Sta. Isabel, 3) que goza de amplia terraza e interior. Era escéptico en cuanto a este dulce ya que no es el tipo de dulce que me gusta pero acabé gratamente sorprendido. En general, fue una buena merienda. Ahora sí, enfilamos directos a Huelva para volver a la rutina de nuevo. En el camino de vuelta, nos encontramos a la altura de Antequera con la famosa ''Cabeza del Indio''.
Esta montaña simula la silueta de un indio y no deja de ser algo llamativo con el que acabar nuestro viaje.