Hoy vengo a conocer uno de los castillos que se hizo muy popular en las RR.SS en la época de la pandemia y meses posteriores. Se trata del Castillo de Butrón, quise conocerlo en cuanto tuviera la ocasión y ese día llegó. Mi ruta la comencé visitando varios pueblos de Burgos y continúe por el País Vasco, ruta que me trajo a este maravilloso castillo de la época medieval. Os dejo una imagen cogida de internet del año 1910.

Dicen que es uno de los castillos más fotografiados y visitados de Vizcaya, pero uno de los más desconocidos, ya que estuvo muchos años sin poder ser visitable por dentro, hubo un tiempo que era visitable pero a fecha de hoy (2023) ya no se puede visitar, es una pena dejar que se deterioren estas maravillas


El Castillo de Butrón es de estilo romántico y ecléctico, data del siglo XIX. El castillo está rodeado de cuatro torreones redondos, más que un castillo defensivo, era más un castillo de poderío, los señores de Butrón querían impresionar a todo el mundo, también querían controlar a todo aquél que pasara por delante del castillo por si decidían cobrarles o no, lo que hoy diríamos que es un castillo de postureo, jajaja. Llegué cerca de las 19h y apenas había gente, menos mal, como mucho éramos 8/10 personas, que algunas se estaban yendo cuando yo llegaba, ósea que genial. Tuve un cruce de sensaciones nada más verlo, primero de asombro ante tal belleza y después decepción porque pensé que era más grande, jajajaja.

La parte baja del castillo son los restos del castillo original del siglo XV que había anteriormente y sus paredes tienen un grosor de nada menos que cuatro metros. Los vecinos del pueblo ayudaron a su reconstrucción junto con el Marqués de Torrecilla, propietario del mismo. En 1878 el arquitecto Francisco de Cubas por encargo del marqués, construyó el castillo medieval ubicado sobre el peñascal Ganzorri, junto al río Butrón, en el mismo lugar en el que existía una casa-torre bajomedieval de los siglos XIV/XV. Los Butrón eran una de las grandes familias vizcaínas del final de la Edad Media, su época de mayor apogeo coincidió con la guerra de bandos en la que los nobles peleaban entre sí por la riqueza y el poder.

Los Butrón tenían muy mala fama, se decía de ellos que en cualquier momento te podían traicionar. Alrededor del castillo se plantaron hasta 500 árboles de distintas especies en su jardín, incluidas algunas Secuoyas. Lo que más destaca del castillo es la Torre del Homenaje, una copia exacta de la Torre del Homenaje del Alcázar de Segovia.

El castillo se terminó de construir en 1898. Se encuentra en la localidad de Gatika, entre Bilbao y San Juan de Gaztelugatxe. El aspecto de su fachada es algo tenebroso, bien se podía rodar aquí una película de miedo, bueno, a finales de la década de los 60, el castillo sirvió como escenario para la película "Malenka, la sobrina del vampiro".

El Castillo de Butrón ha pasado por distintos dueños y ha sido testigo de diversos eventos históricos. En el siglo XV, fue ocupado por las tropas de Juan II de Castilla y sufrió daños significativos durante la Guerra de la Independencia en el siglo XIX.

En el siglo XX, el castillo cayó en estado de abandono y deterioro hasta la década de 1970 cuando fue adquirido por la familia de los Marqueses de Bolarque, quienes iniciaron un proceso de restauración completo.

El castillo albergaba eventos culturales y exposiciones que resaltan su importancia histórica y su valor como patrimonio arquitectónico.

Hoy día el castillo pertenece a la Inmobiliaria Inbisa que lo compró por 1,6 millones en una subasta.

El castillo no se puede visitar por dentro. En su interior cuenta con varios salones, biblioteca, capilla, una mazmorra y hasta un pozo de agua natural. Sin embargo, desde hace unos años está cerrado al público y el grupo propietario del mismo lo tiene en venta.

El Castillo de Butrón es uno de los patrimonios históricos protegidos más importantes del País Vasco.


Después de admirar esta belleza y bordearlo para verlo todo bien, me dirijo hasta el coche a través de un pequeño paseo que te lleva hasta el parking gratuito habilitado en las cercanías.

Mereció la pena venir hasta aquí, pese que al principio dije que me había decepcionado por su tamaño, que no es que sea pequeño porque tiene 2500 metros cuadrados, pero yo me lo imaginaba más grande, pero al final me voy con buen sabor de boca
