El tercer día fue un día de kilómetros. Nos levantamos pronto y desayunamos en el hotel. Después, hicimos la visita guiada por el Castillo del Papa Luna – donde nos hospedábamos –, que nos pareció bastante interesante, ya que tenía gran fundamento histórico.

Después decidimos hacer un poco el friki e irnos hasta Borja por dos cosas: una, por la que todo el mundo va ahora a Borja, a ver su “magnífico” Ecce Homo; segundo, porque parecía una ciudad interesante. Así que nos subimos al coche y empezamos la ruta. Ruta que no olvidaré jamás, no sé si he sufrido nunca tanto yendo en coche...

Al final, llegamos a Borja. El pueblo tiene una plaza preciosa, además de estar construido de forma circular, sobre una colina, la que está coronada por su castillo. No nos gustó demasiado el hecho que estubiese todo cerrado... - algo que se repetirá a lo largo de toda la expedición -; todo menos el santuario donde está el famoso fresco. Nos encontramos más gente allí que en todo Aragón, cosa que refleja bastante cómo somos... Después de la frikada del año – y eso que acabamos de empezar – nos dirigimos hasta el Monasterio de Veruela, pero no sin pararnos primero en Trasmoz. Allí están ambientadas algunas de las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer...

Llegamos ya al Monasterio de Veruela donde nos encontramos con poquísima gente – en comparación con la que había en Borja – y donde pudimos disfrutar tranquilamente del maravilloso monasterio donde, por cierto, estuvieron los hermanos Bécquer.

Después de pasar todo el tiempo necesario en el monasterio, nos dirigimos hasta Tarazona, ciudad preciosa y llena de historia. Recorrimos sus calles ya iluminadas, porque era de noche; paseamos por la judería, vimos sus casas colgantes - sí, también tiene, no sólo Cuenca - y nos trasladamos a otra época. Nos encantó Tarazona. Pero nos encantó también el Monasterio de Veruela, y Trasmoz. Lugares desconocidos por muchos, pero interesantísimos. Si tenéis oportunidad, no dejéis de visitarlos.
Finalmente, decidimos volver al hotel no muy tarde, porque no teníamos muy claro cuanto camino nos quedaba hasta allí, ya que no íbamos a volver por donde habíamos venido ... ni soñarlo. Así que dimos una pequeña vuelta por la provincia de Soria... No vuelvo a pasar por la anterior carretera ni "jarta vino".