No estaba dispuesta a cometer ese crimen
y pasé la navidad entre la 24 y la 12; buen lugar para amantes de la naturaleza / poco amantes de los excesos.
La travesía estuvo repleta de anécdotas. Creo que en los diminutos pueblos están habituados a ver pasar vehículos pero no tanto a tener visitantes. En Hanksville me detuve en un anchurón junto a la carretera, delante de unas naves. Un hombre se acercó en su camioneta, salió y me hizo signos para que bajase la ventanilla. -¿Qué están buscando?- Preguntó y le faltó añadir "forasteros"
-We just want to change drivers and go on- respondo, algo tensa. Al punto se le ilumina la cara con una sonrisa y se deshace en "Welcome" y "Merry Christmas" invitando con la manaza a hacer uso de lo que, supongo, era su territorio.
Después de Caineville la carretera se encajona y se hace más interesante. Pensé que encontraría más movimiento en las inmediaciones de Capitol Reef pero que va. Tan solo este grupo alborotador que parece escapado de un menú de navidad.
Atardecer en el parque y Nochebuena diferente en Capitol Reef Resort, a remojo en la pequeña piscina climatizada a la interperie contemplando las estrellas y rodeados de colinas. Vivificantes -7ºC en el exterior. Viajeros de todas las épocas del año, echad un bañador. Nunca se sabe.
La scenic Byway 12 me agrada incluso más. Me gusta el juego que se trae entre las espesuras del Dixie National Forest y los áridos de la Grand Staircase. Aquí todo es grande. Hasta la soledad: Es la mañana de navidad y desde el único vehículo que nos cruzamos nos saludan efusivamente
En la gasolinera de Tropic no hay nadie pero hay un piano
y un cartel conciso e invitador: “You play, we clap”. Me encanta el humor de estas gentes, su lado desenfadado y juguetón. Me arranco con Noche de Paz ♪♫♪♫♫♪ y al terminar escucho aplausos entusiastas: Un coche había llegado mientras tocaba y sus ocupantes salieron a escuchar el recital
Una complicidad simpática y sin palabras unió a los escasos conductores aquel día de navidad.