Hemos estado dos semanas por los Pirineos y durante nuestro viaje pasamos dos días en Benasque, un lugar con unos paisajes fascinantes. Además, el propio pueblo es muy bonito y tiene bastante oferta en servicios, restauración, etc. Había poco turismo por las causas que todos conocemos, en especial se notaba la escasa presencia de franceses, tan numerosos en otras circunstancias. Por lo demás todo estupendo. Nos hemos quedado con ganas de más, ya que solo hicimos dos rutas de senderismo y nos faltaron varias muy atractivas, el Portillón de Benasque y las tres cascadas de Cerler, por ejemplo. Una pena no haber reservado más tiempo para Benasque.
La ruta clásica y más recomendable es sin duda el Forau de Aigualluts, una sima por donde desaparecen las aguas de los glaciares en torno al Aneto, que se deslizan en una maravillosa cascada, cuyas aguas se pierden para aparecer formando otra cascada en el Valle de Arán, en el lugar llamado Uelhs deth Joeu. Teníamos previsto visitarlo también, pero lo suspendimos por el tema del coronavirus en Lleida. El paisaje es espectacular. Desde los Llanos del Hospital, hay un autobús que sube hasta el aparcamiento de La Besurta, desde donde comienza la ruta a pie, que requiere unos 45 minutos (solo ida). La ruta es lineal. También se puede ir a pie ese tramo, pero nosotros preferimos coger el bus y alargar luego la ruta hasta el Coll de Toro (2200 m), lo que supuso otros 50 minutos (solo ida), con un tramo de subida por rocas rotas un tanto pesado, por el que hay que ir con cuidado. Al final, el Ibón de Toro también nos presentó una imagen espectacular. La duración fue de algo más de tres horas sin contar paradas (el autobús nos ahorró al menos dos horas a pie). Aconsejo esta ruta. Es preciosa, imprescindible en la zona por lo menos hasta el Forau. Me trajo el recuerdo de los lápices de colores "Alpino", que recordarán los veteranos.
Luego hicimos otra ruta, la de las Gorgas de Alba, que sale de Baños de Benasque. Es una ruta cortita (poco más de una hora), catalogada como "sendero botánico", cuyo tramo inicial tiene una pendiente acusada en piedra rota. Son solo 100 metros de desnivel, pero se nos hizo pesada. Claro que nosotros habíamos hecho la ruta del Forau antes y ya llevábamos las piernas calentitas. Si se quiere evitar la subida inicial, mejor empezar por la zona llamada "Turpin" hasta las cascadas y volver por el mismo camino. En este caso no será circular, pero sí más sencilla. En cualquier caso, la ruta completa es fácil, aunque no cómoda. Lo digo por lo de "paseo agradable" que pone en el panel informativo. Las cascadas, que cuenta con varios miradores, son espectaculares. Merece la pena verlas. Las fotos no pueden recoger su altura real.