LUGARES PARA VISITAR
En la capital, el principal atractivo es la ciudad medieval , declarada por la UNESCO patrimonio de la humanidad en 1988. Protegida por una muralla de 12 metros de espesor y unos 4 kilómetros de perímetro, erigida por los Caballeros Hospitalarios de San Juan, se puede acceder a su interior a través de cualquiera de las puertas de entrada –hasta 11- que aún se conservan.
Otro punto interesante, situado a unos 50 kilómetros de la capital, es Lindos , ciudad que aún conserva sus calles empedradas y sus viejas casas encaladas de techos de tejas rojas. Su pequeño puerto se llama «Agios Pavlos» en honor a San Pablo, que realizó aquí la primera parada de su viaje. La importancia de esta ciudad radica en su acrópolis, donde se conservan importantes restos arqueológicos.
Como curiosidad, en Lindos se rodó la película Zorba el griego.
DESEMBARQUE
El desembarque se hace en el puerto comercial, donde indica la línea amarilla en la imagen siguiente.
Desde ahí, en un paseo de unos pocos minutos nos encontramos delante de la muralla de la ciudad medieval y lo único que tendremos que decidir es por cuál de las puertas entramos en ella para empezar a explorarla.
Autobús. La red de autobuses cubre la isla de manera eficiente y los vehículos están en buenas condiciones. En la ciudad hay rutas de autobuses que cubren todas las áreas de la ciudad, operadas por la compañía RODA, que también cubre los viajes hacia la costa oeste y parte de la costa este hasta Faliraki. El otro operador es KTEL. Opera hacia la costa oriental de la isla hasta el pueblo de Kattavia.
Los autobuses parten de la zona del Mercado Nuevo (Nea Agora) en el puerto de Mandraki. En concreto, los autobuses hacia Lindos salen desde la plaza Rímini.
Taxi. La estación central está en el puerto de Mandraki, al lado de la oficina de información turística y a poca distancia de la zona de salida de los autobuses a Lindos. Un cartel indica el precio a los principales destinos.Alquiler.- Hay agencias en las c/ 28 Octovriu y Dragumi.
En el plano de la página siguiente se indica la situación de los puntos de interés para el transporte.
LA VISITA
RODAS: La ciudad medieval
Antes de comenzar, un par de recomendaciones. La primera: no utilizar zapatos de tacón, pues muchas de sus calles están adoquinadas con guijarros. La segunda: hay paneles municipales de información, por lo que es fácil orientarse gracias a ellos. Para finalizar, no debe importarnos el hecho de dejar en algún momento las calles principales y descubrir el encanto de pasear por el laberinto de callejuelas de la ciudad.
Podemos empezar el recorrido por cualquiera de las puertas que se abren al puerto comercial que, como se observa en el plano anterior o en el siguiente, tiene forma de C. En la parte de abajo tenemos la puerta de los Molinos (Pili Milon), por la que se accede al barrio judío. En la parte alta tenemos dos puertas, por las que se accede al barrio de los caballeros: la puerta del Arsenal (Pili Navarhiu) y la más conocida puerta de la Libertad (Pili Eleftherias), que comunica con el antiguo puerto de Mandraki. La puerta central, la de la Marina (Pili Agias Ekaterinis) -que en todo caso hay que visitar- nos da acceso a la plaza Ippokratous, en el barrio turco, desde donde podemos acceder con sólo avanzar unos metros a derecha o izquierda al barrio de los
Caballeros o al judío, respectivamente.
Entre la puerta de los Molinos y la de la Marina está la puerta Panagia. La distancia entre las puertas situadas a uno y otro extremo del puerto es de unos 700 metros.
Comenzando el recorrido por la puerta de la Libertad (construida por los italianos en 1924) traspasamos la muralla y dejando a la izquierda la entrada desde la puerta del Arsenal, accedemos directamente a la plaza Symis, en la que encontramos los restos del templo de Afrodita, del siglo III a.C.
El siguiente punto es una plaza con una fuente en el centro –Argirokastrou- en la que vemos, al lado del templo, la Posada de la Lengua de Auvergne. Construida en 1507, es la primera de las que encontraremos en nuestro recorrido. Estas posadas eran las casas en las que vivían los caballeros de la orden. Cada una de ellas tomaba el nombre de la tierra de la que provenían los caballeros que la habitaban.
A su vez, cada una de las nacionalidades de los caballeros tenía designada una zona concreta de la muralla para la defensa de la ciudad. También en la misma plaza tenemos el palacio de la Armería, que fue el primer hospital de la ciudad.
Pasamos por un arco a la calle Apellou y, a la derecha, tenemos el Museo de las Artes Decorativas, ubicado en el antiguo arsenal, con objetos diversos del periodo turco: cerámica, loza, muebles, madera tallada, bordados, etc. (de 8’30 a 14’30, cierra lunes, 2 €).
A la izquierda, la iglesia de Nuestra Señora del Castillo o Catedral de los Caballeros. Se trata de una antigua iglesia bizantina de alrededor del siglo XI que fue convertida en catedral por los caballeros hacia 1300.
Con la dominación turca pasó a ser la mezquita de Ederum, aunque la estructura interior fue respetada. En la actualidad es la sede del museo Bizantino (de 8’30 a 14’30, cierra lunes, 2 €). Son interesantes los mosaicos del patio y sus magníficos frescos bizantinos.
El siguiente punto de interés está un poco más adelante, en la llamada plaza del Museo. Allí, a la derecha, haciendo esquina con la famosa calle que también lleva su nombre, está el Hospital de los Caballeros, hoy sede del Museo Arqueológico (de 8’30 a 14’30, cierra lunes, 6 €). Construido en el siglo XV, es un imponente edificio de dos plantas alrededor de un patio interior. Accedemos al patio central, cuyos pórticos eran utilizados como almacenes. El primer piso era el destinado a las salas hospitalarias. Se sube por una gran escalera –en la esquina sureste del patio- y avanzamos hasta llegar a la “Sala de Enfermos”, amplia habitación
De dos naves en la que tenían cabida hasta 100 camas. Enfrente está la capilla, que sobresale de la entrada del edificio y en cuyas paredes encontramos lápidas de los caballeros. En esta misma planta, las salas II a VI son las de más valor en cuanto a piezas arqueológicas se refieren, con la famosa Afrodita de Rodas (siglo I a.C.) y otras estatuas y estelas de la misma época.
Enfrente y un poco más adelante, encontramos la segunda posada, la de Lengua de Inglaterra, edificada en el mismo lugar en el que estuvo la antigua –construida en 1443 y destruida a mediados del siglo XIX-.
Volvemos unos metros sobre nuestros pasos y entramos en la calle de los Caballeros (c/ Ippoton), eje principal de la vida de la ciudad durante la dominación de los Hospitalarios. La calle –con ligera pendientetiene una anchura de unos 6 metros y una longitud de unos 200, jalonados por unos edificios similares y austeros que, mirados más detenimiento, nos mostrarán su diversidad de estilos y detalles constructivos.
En la parte izquierda de la calle está el lateral del Hospital de los Caballeros. En el lado derecho, el segundo edificio es la Posada de la Lengua de Italia. El siguiente es un Palacete en el que vivieron dos de los grandes maestres, entre los que se encontraba –según parece- el último de ellos, que se vio obligado a rendir la ciudad a Solimán el Magnífico.
Después está la Posada de la Lengua de Francia reconstruida en 1492, tras los daños sufridos en el asedio de 1480 y un terremoto posterior. El borde de su tejado está adornado con gárgolas con forma de cabeza de cocodrilo. En la actualidad alberga parte de las dependencias del consulado francés. Al lado, la Capilla de la Lengua de Francia, con una pequeña estatua de Virgen con niño en su fachada. Tal profusión de edificios franceses nos da una idea de su importancia dentro de la Orden, sobre todo en su etapa de Rodas.
Un poco más adelante pasamos por un arco. A la derecha, la Posada de la Lengua de Provenza y a la izquierda, la Posada de la Lengua de España. La sala que hay encima del arco pertenecía a los españoles.
Ya estamos llegando casi al final de la calle y traspasamos el pórtico o soportal de San Juan. Después de éste se encontraba la iglesia de San Juan, que durante la época turca fue convertida en mezquita. A la derecha, el Palacio de los Grandes Maestres, que fue utilizado como cárcel para ir cayendo en desuso y quedar prácticamente en ruinas.
A finales del siglo XIX un rayo impactó sobre la iglesia, afectando a una gran cantidad de pólvora almacenada, lo que provocó una devastadora explosión que hizo saltar por los aires tanto a la iglesia como al palacio.
Ya en pleno siglo XX, en la época de dominación italiana, el palacio fue reconstruido, probablemente para que sirviese de residencia de verano al rey Víctor Manuel III y a Mussolini. Hacia finales de los años treinta la reconstrucción fue finalizada.
En la visita al palacio (de 8’30 a 19’30 -a 14’30 en temporada baja-, 6 €) podremos admirar, además del majestuoso edificio, con su gran patio central, una importante colección de mobiliario antiguo y de mosaicos griegos y romanos, en su mayoría procedentes de la isla de Kos. Si aún nos quedan ánimos de ver más cosas, por el patio se accede a las salas subterráneas en las que hay dos exposiciones, dedicadas a la Rodas antigua y a la medieval, respectivamente, con objetos propios de cada época.
NOTA: existe una entrada que, por un precio de 10 euros, nos permite el acceso al Palacio de los Grandes Maestres, el Museo Arqueológico, el Bizantino y el de las Artes Decorativas. Creo que sólo por el hecho de entrar a los edificios, aún sin dedicar tiempo al espacio museístico, vale la pena. ATENCIÓN: de esta entrada conjunta nadie sabía nada. Preguntamos y nos dijeron que había una entrada para cada sitio.
Seguimos la calle de los Caballeros hasta su desembocadura en la calle Orfeos. A la derecha
Encontramos la puerta de San Antonio, que no nos lleva fuera de la ciudad medieval, sino a un jardín por el que se accede a la puerta de Amboise, impresionante, flanqueada por dos torrecillas.
Volvemos a la calle Orfeos y por ella nos dirigimos hacia el final del antiguo barrio de los Caballeros, que estaba en el muro construido en la calle Sokratus. Justo antes de ésta tenemos la Torre del Reloj, edificada sobre lo que era la antigua torre de vigilancia del barrio y a la que se puede subir para contemplar unas excelentes vistas de la ciudad. La entrada de adulto cuesta 5 € (los niños gratis) pero, por lo menos hasta hace poco, daba derecho a tomarse una bebida en la cafetería que hay a los pies de la torre.
Saliendo ya a la calle Sokratous, a la izquierda, encontramos la mezquita de Solimán, terminada en 1808. Fue construida en el mismo lugar en que anteriormente estuvo la mezquita que Solimán el Magnífico ordenó construir para conmemorar la conquista de Rodas. Tiene un estilizado minarete de piedra de sección circular. Frente a la mezquita está la biblioteca otomana.
Ya estamos en el barrio turco y se nota en sus callejuelas, plazas con fuentes, las casas con sus bóvedas y las fachadas adornadas con arcos. Las antiguas iglesias se convirtieron en mezquitas y, posteriormente, retornaron a su estado inicial. Así ocurre, por ejemplo, con la iglesia de Agios Georgios (en la c/ Apollonion), de planta circular con grandes arbotantes. No muy lejos de aquí, en el margen derecho de la calle Ippodamou veremos la cúpula de la iglesia de Agia Paraskevi.
Aproximadamente enfrente de la iglesia hay una calle, por la que nos dirigiremos hacia la plaza Arionos, en la que encontramos la mezquita de Mustafá y los baños (hammam), ambos del siglo XVIII.
Continuamos por el lateral de la mezquita hasta una calle, por la que giramos a la izquierda hasta desembocar en la calle Agiou Fanouriou, adornada con soportales, por la cual nos dirigimos hacia la plaza Dorieus, donde se encuentra la mezquita de Rejep Pachá, una de las más antiguas de la ciudad (siglo XVI). La plaza conserva la fuente que se utilizaba para las abluciones.
Desde aquí podemos elegir entre dos opciones: dirigirnos a la calle Pythagora y, por ella, llegar hasta la plaza Ippokratous, con su fuente turca en el centro. Un poco antes de llegar a la plaza está la mezquita de Ibrahim Pachá, amigo íntimo y visir de Solimán el Magnífico, abierta sólo para la oración. Ya en la plaza, estamos en otro de los puntos neurálgicos de la ciudad medieval. Enfrente tenemos la puerta de la Marina, a la izquierda la que quizás sea la calle más comercial, Sokratous, repleta, al igual que la plaza, de tiendas, bares y restaurantes. En la propia plaza también encontramos un edificio conocido con el nombre de Castellanía, sede
De la antigua Cámara de Comercio.
A continuación, tomamos la calle Aristotelous hasta la plaza Evreon Martiron o de los Mártires Judíos, con una fuente con tres caballitos de mar. La plaza se llama así porque fue aquí donde los alemanes reunieron a todos los judíos para llevarlos a campos de concentración. Desde la plaza vemos la puerta de Panagia y junto a ella, las ruinas de la iglesia de Nuestra Señora del Burgo, de estilo gótico Muy cerca de aquí, en un frondoso jardín, está la sinagoga. Si continuamos desde la sinagoga hacia las murallas encontramos la puerta Karetou, muy cercana a la puerta de los Molinos.
La otra opción es acceder al barrio judío –a la altura de la sinagoga o de la puerta Karetou-, bordeando las murallas o callejeando, en lugar de tomar la calle Pythagora, como hicimos antes.
Con esto completaríamos el recorrido, cuya longitud será de poco más de 3 kilómetros. Podríamos terminarlo regresando al punto de partida paseando por la calle Sokratus, que añadirá unos 300 metros de longitud a nuestra visita, pero no sabemos a ciencia cierta cuánto alargará su duración.
Mandraki y alrededores
Dejando a nuestra espalda la puerta de la Libertad, nos encaminamos al puerto de Mandraki. Tomamos la avenida de la izquierda (75 Martiou), que corre paralela al muelle. A la izquierda encontramos un edificio de forma poligonal: es Nea Agora o Mercado Nuevo, muy animado y variopinto, en el que hay desde cafeterías y restaurantes hasta tiendas de frutas y verduras.
Al otro lado tenemos el muelle y más allá un malecón en el que se conservan tres molinos de aquellos que se utilizaban para moler el grano transportado por los barcos que atracaban en el puerto. Al final del malecón están la torre de San Nicolás, construida en el siglo XV para proteger la entrada del puerto y una columna coronada por un ciervo de bronce.
Otra idéntica la tenemos justo enfrente, en el muelle. Los ciervos –uno macho y otro hembra- son el símbolo de Rodas. Además, están situados en el mismo lugar en el que, según la tradición, descansaban los pies del coloso, uno a cada lado de la entrada del puerto.
Siguiendo nuestro recorrido, llegamos a la iglesia de la Anunciación, actual catedral de Rodas. A la derecha, muy cerca, tenemos la columna con el ciervo gemela a la situada en el malecón. Aquí descansaba el otro pie del coloso.
Dejamos atrás la catedral y encontraremos, a uno y otro lado, el Palacio del Gobernador, el
Ayuntamiento, el Palacio de Justicia y el Teatro Nacional. Varios de los edificios de esta zona fueron construidos por los italianos, en la época de Mussolini, al igual que la actual catedral.
Pasado el Teatro Nacional, giramos a la izquierda y tenemos delante la mezquita Murat Reis, a la que se accede por el puerto (abierta de 13 a 14 horas).
A partir de aquí, podemos regresar bien por el mismo camino o callejeando por la ciudad nueva. Al llegar de nuevo ante las murallas de la ciudad medieval podemos, si nos quedan tiempo y ganas, recorrer el malecón hasta la torre de San Nicolás y el otro pie del coloso.
Rodas antigua – Monte Smith
Los únicos vestigios que se conservan de la Rodas antigua (fundada hacia el año 400 a.C.) son de la acrópolis, que se encuentra sobre el denominado monte Smith (o de San Esteban). Situado a unos 2 kilómetros de la ciudad medieval, se puede llegar a pie (unos 30 minutos), taxi o en autobús (línea 5).
De la antigua acrópolis sólo se conservan algunas ruinas: unas columnas del templo de Apolo, el estadio (del siglo III a.C.) donde se desarrollaban los juegos de los Aliones, grandes fiestas en honor del dios Sol y un pequeño teatro (se supone que secundario, por sus dimensiones) completamente restaurado por los italianos.
También podremos apreciar las fantásticas vistas que desde aquí hay de la ciudad amurallada, el puerto y el mar hasta las costas turcas.
LINDOS
Si pretendemos llegar a Lindos -a unos 50 kilómetros de Rodas- por nuestra cuenta, debemos tener en cuenta que el viaje en autobús dura aproximadamente 1 hora y que sólo la visita de la acrópolis nos llevará un mínimo de 2 horas.
Taxi. La central de taxis está entre la ciudad medieval y el puerto de Mandraki, cerca del Mercado Nuevo (Nea Agora). Allí mismo, en un cartel podremos ver las tarifas del traslado a los principales destinos. A Lindos, el precio en la actualidad es de 43 euros por trayecto:
www.ando.gr/eot/eng/info.htm
La visita imprescindible es la de la acrópolis, elevada a casi 120 metros sobre la ciudad. Se accede a ella bien por unas escaleras o por un camino (las primeras más empinadas que el segundo), en éste último bien a pie o en burro. Está abierta de 8 a 19 horas (8’30 a 14’30 en temporada baja), excepto los lunes y la entrada cuesta 6 euros.
Autobús. La parada de los autobuses a Lindos está en la plaza Rímini, al lado de la puerta de la Libertad. El precio es de 4’60 euros y los horarios son (consultar en la web anterior antes del viaje porque suelen cambiar con frecuencia):
06:45 *, 07:30, 08:30, 09:30, 10:30, 11:00, 11:30, 12:15, 13:00, 14:30, 15:30, 16:30, 17:15, 18:00, 19:15
Rodas-Lindos: 06:15 , 07:00, 09:00, 09:30, 10:00, 10:30, 11:00, 11:30, 13:00, 14:30, 16:30, 18:00, 19:30, 21:15.
Lindos-Rodas:
De lunes a sábados (horas en rojo y con *: no hay servicio los sábados)
En Lindos debemos alejarnos de las calles principales –literalmente abarrotadas de gente- y pasear por sus callejuelas adoquinadas con guijarros y sus casas blanqueadas con cal. Muchas de estas casas datan de los siglos XV al XVIII. En el número 202 de la c/ Acrópolis podemos visitar una de ellas, del siglo XVII. Visita
Obligada también es la iglesia bizantina, del siglo XV. Por último, en dirección a la bahía de San Pablo podremos contemplar los restos de un antiguo anfiteatro.
Su construcción data del siglo VI a.C., aproximadamente, aunque alcanzó su aspecto definitivo alrededor del año 300 a.C. Durante las épocas helenística y romana fue creciendo. Posteriormente, los Caballeros de San Juan la sacaron del olvido a que estuvo sometido a comienzos de la Edad Media, convirtiéndola en fortaleza para la defensa de las huestes otomanas.
En la actualidad hay fuertes críticas sobre las reconstrucciones realizadas por los italianos en el período de ocupación de la isla, ya que se ha puesto de manifiesto la falta de utilización de criterios arqueológicos en muchas de ellas, así como la profusión de hormigón utilizado durante las mismas.
Lo primero que encontramos al llegar a la acrópolis es su muralla, de la época helenística, construida a modo de protección después de las guerras médicas. A partir de ahí nos internamos en la acrópolis.
1.- Exedra de Pamphilidas. Construcción semicircular en la que estaba la estatua de bronce del
Sacerdote de la diosa Atenea del que toma su nombre junto con otras tres estatuas más pequeñas (siglo III a.C.). Cuando hablamos de exedra nos referimos normalmente a una construcción descubierta, de planta semicircular, con asientos y respaldos fijos en la parte interior de la curva, que se colocaban a menudo en la fachada de un palacio. El significado griego original (un asiento en el exterior de la puerta) ha sido aplicado a una habitación que se abre y es circundada por bancos de piedra altos y curvos: un ambiente abierto destinado
A servir de lugar de encuentro y conversación filosófica.
2.- Relieve de un barco rodio excavado en la roca (hacia el 180 a.C.). Situado en la escalinata de acceso a la acrópolis. Se trata de un trirreme, nave de guerra que toma su nombre de las 3 filas de remos con que contaba en cada costado. En la proa sobresale la estatua del general Hagesandro, obra del escultor Pitocritos, también autor de la Victoria de Samotracia.
3.- Escalera
4.- Castillo de los Caballeros de San Juan. El castillo bizantino fue remodelado antes de 1317 por los Caballeros de San Juan. A excepción de unas pocas partes de la fortificación bizantina, no hay nada en pie de antes de la época de los Caballeros. Se reconstruyó la fortificación desde el principio, haciendo muchos cambios y mejoras. Las murallas y las torres siguen la conformación natural del acantilado. En la actualidad sólo se conservan dos torres: una de la esquina suroeste y otra del este. El 30 de diciembre 1522 el castillo se rindió a los turcos.
5.- Iglesia de San Juan. Ortodoxa griega, del siglo XIII o XIV, construida sobre las ruinas de una iglesia previa, que pudo haber sido edificada a principios del siglo VI .
6.- Bóvedas helenísticas.
7.- Restos de un templo romano. Construido hacia el año 300, el templo estaba en una base elevada y pudo haber sido destinado al culto imperial, en concreto de Diocleciano.
8.- Escalera helenística. Del siglo II a.C. Conduce a la principal área arqueológica de la acrópolis.
9.- Stoa helenística. La stoa es una construcción de planta rectangular alargada, cubierta, formada mediante una sucesión de columnas que solía encontrarse en los lugares públicos. La de Lindos tiene 87 metros de largo y 42 columnas. Su construcción es de finales del siglo III a.C.
10.- Escalera de los propileos.
11.- Propileos. La escalera conduce a una stoa en forma de D y a un muro con cinco puertas. En las alas laterales de la stoa había fachadas con seis columnas y techos de frontones Detrás de cada ala se abrió una habitación. En el ala oeste la habitación continuaba con tres cámaras más pequeñas que se utilizaban paradepositar las ofrendas votivas a la diosa. Se conservan trazas policromía en la parte superior de la piedra. Se construyó en el siglo IV a.C.
12. Templo de Atenea Lindia, que data del 300 a.C. Y que se construyó en el emplazamiento del anterior templo. Dentro está la mesa de ofrendas y la base de la estatua de Atenea.
13.- Restos de una stoa romana.