La elaboración de óxido de calcio y su uso en Morón es una tradición con más de 2000 años de antigüedad.
Miles de toneladas producidas en el municipio durante siglos cubren los muros de la localidad y de poblaciones de Andalucía, entre las que destacan las pertenecientes a la
ruta de los pueblos blancos. No son solo estéticas sus funciones, al cubrir las edificaciones con este compuesto se buscaba proteger su interior de las altas temperaturas. También se usaba en la construcción como componente de la argamasa — mezcla de cal, arena y agua —, un tipo de mortero.
En el siglo XIX, como consecuencia de la mejora de las comunicaciones, la industria de la cal moronense vivió un gran auge, llegando a ser conocida a nivel regional.
Se convirtió en la actividad más común entre los habitantes de Morón, tanto que eran dos los núcleos que se dedicaban en exclusiva a este oficio,
Las Caleras del Prado y
Las Caleras de la Sierra, donde muchos de sus habitantes portan el apellido Calero.
En 2012 la cal de los hornos moronenses se destina al encalado de fachadas, aunque también se utiliza como mortero. El hidróxido cálcico obtenido industrialmente se destina a la química, a la minería y a la fundición de metales.
En junio de 2011 se presentó la candidatura de la cal de Morón al Comité de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO.
Dicho comité la declaró
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (en el Registro de buenas prácticas de salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad) durante sesión celebrada el 25 de
noviembre de 2011.
El
Museo de la Cal se ubica en el corazón de la zona denominada aldea de Las Caleras de la Sierra
www.museocaldemoron.com/index.html