Mascate: la capital de Omán no me ha parecido gran cosa. El paseo principal por la zona del puerto, la Corniche, es bastante insulso, no hay edificios atractivos, el zoco es uno más de los muchos que hemos visto en países árabes...en fin, salvo el castillo en lo alto y algún barco no merece dedicarle mucho tiempo. Se hace más interesante el paseo si continuamos junto al mar hacia el sur y llegamos hasta el palacio real con otros dos castillos defensivos, aunque exteriormente tampoco me parecen impactantes. No visité el museo Nacional, que está por esa zona.
La ciudad es muy larga y hay que coger transporte para acceder a otros edificios de cierto interés, aunque ninguno antiguo, como son la gran mezquita y el teatro de ópera. No tiene una zona de rascacielos como otras grandes ciudades de la zona: Dubai, Abu Dabi, Doha o Kuwait, hay quien desprecia esas manifestaciones de poder, a mí me parecen de lo más atractivo en estos países, sobre todo porque no hay una arquitectura tradicional que se pueda admirar y esto es un aceptable sustituto cuando muestran originalidad, fantasía y alarde técnico. La zona norte, donde termina la ciudad, ya cerca del aeropuerto, posee unas magníficas playas solitarias para baño y dar estupendos paseos.
Me alojé en el Hotel Swiss Belinn Airport muy recomendable porque tiene una magnifica relación calidad-precio (unos 52 € una persona), está cerca del aeropuerto, a 4 km, y de la playa, un desayuno buffet muy bueno por unos 9 euros (incluye platos típicos de otros países; por ejemplo, gazpacho y tortilla de patatas
aunque deben mejorar este último, el huevo es un 90% y la patata, 10%
) y tiene al lado varios restaurantes a buen precio.