Un par de sitios en los que comí en Samarkanda. Perdón que no los comenté en mi post anterior pero es que todavía estoy ordenando notas de mi viaje:
1-
Fedya Shashlik. Está muy cerca del Complejo Khodza Abdu-Darun (Madraza-Mezquita-Cementerio Musulmán) y de la Madraza Ishratkhana (en estado pelín ruinoso pero que parece que va a ser restaurada). Fui ya que vi que tenía muy buenas críticas en Google. Hay que decir que ésta es una zona que está un apartada del centro, a unos 3 kms de éste... Y se notó en el servicio: No están habituados a tratar con turistas. Como su nombre indica, están especializados en shashlik (la versión uzbeka del kebab). El restaurante está muy bien puesto: bonito, amplio, muy limpio con una terraza fuera bastante grande. Obviamente, es un lugar muy de carne. Tomé un par de piezas de shashlik de beef y tengo que decir que la carne estaba deliciosa y muy tierna. Lo acompañé con una ensalada griega y agua mineral. El lugar estaba vacío y cuando entré me vinieron el manager y dos camareros revoloteando a mi alrededor, lo cual lo puedo llegar a entender pero es un poco incómodo. Por medio de Google Translate conseguí comunicarme con ellos ya que nadie habla inglés. Me llamó la atención que "el manager" quería demostrar un poco a los otros empleados que podía tener control de la situación
En Gran Bretaña, en los restaurantes me tratan de "Sir", en Uzbekistán me tratan de "Mister" pero el manager del Fedya Shahlik me rebajó de categoría y me trataba de "Bro"
Pero comí muy bien y fue muy barato (65000 soms: Menos de 5 €)
2-
Cafetería Chorraha (Chorraha Cafe & Bakery).- A tan sólo 10 minutos de la Mezquita Bibi-Khanym por la calle Chorraha, se llega a la mezquita Khoja Zudmurod, que me pareció bonita, aunque tiene una parte que está en obras. Justo al lado de ésta mezquita se encuentra ésta cafetería. Es self-service. Está llevada por unas señoras uzbekas que hacen samsas -rellenas de espinacas, carne, etc- tartas y pasteles. Tienen una magnífica terraza bajo un porche típico uzbeko con altos techos y esbeltas columnas de madera tallada. Me tomé una ración de tarta de ciruela y un café latte. Tras un día pateando por Samarkanda fue muy agradable estar ahí disfrutando en plan relax ya que llevaba todo el día pateando por la ciudad. El tamaño de la ración de tarta era enorme y daba miedo.... Pero no tuve problemas en zampármela. Una buena cosa de este lugar es que está un poco apartado de todo el mogollón de turistas. Las señoras que llevan esta cafetería hablan inglés y son muy simpáticas. Pagué en metálico. Fue barato.