Después de estar varios días en Copenhague, no podría calificarla como la más fea de las capitales nórdicas. Quizás Estocolmo esté un punto por encima por conservación del casco antiguo y por su ubicación entre islas y las panorámicas que esto ofrece, pero Copenhague también ofrece mucha oferta cultural. Si acaso, puede salir ahora un poco peor parada en cuanto a "vistosidad", por las obras que hay actualmente en la ciudad. Por ejemplo, en la plaza del Ayuntamiento, en la parte del canal próxima a Slotsholmen y las más que evidentes en la plaza Kongens Nytorv y alguno de sus edificios cuya fachada está totalmente cubierta de andamios.
Otro tema para comentar es el de las bicicletas. Había leído que había muchas, pero desde mi percepción no he visto tantas como en Amsterdam o al menos no lo he notado, sobre todo porque en Amsterdam me daba la sensación de que en cualquier momento me iba a atropellar alguna bicicleta y en Copenhague en cambio o son más cívicos o tienen sus propios carriles, pero no tienes que estar pidiendo permiso para poder cruzar una calle
Otro punto positivo para las familias que vayan con niños pequeños es que en los museos principales parece que suelen tener actividades o zonas especiales para ellos, para que jueguen. No sé si habrá sido por coincidir con fechas de vacaciones, pero tengo la impresión de que debe ser algo generalizado.
El transporte me ha parecido muy bueno y sobre todo puntual.
Lo que menos me ha gustado ha sido el clima: ese viento frío que soplaba de vez en cuando, el cielo de color plomizo con aspecto de estar para llover (que por supuesto también ha habido algún día completo de lluvia). Un día llegó a hacer sol algunas horas, pero ni siquiera llegó a estar despejado. Para mi gusto demasiado deprimente y eso estando a mediados de octubre. Otra cosa es la oferta de alojamiento y gastronómica, que tampoco es que sea una maravilla.
Referente a las visitas por la ciudad, le he dedicado unos 2 días. He visitado unos cuantos monumentos y museos aprovechando la Copenhagen Card, así que entre esto, los horarios un poco reducidos y que a las 6 y pico de la tarde ya se hace de noche, pues quizás me ha faltado tiempo para pasear más y conocer algunas zonas.
El primer día estuvo lloviendo todo el día, por lo que fue bastante molesto para pasear:
Palacio de Rosenborg: Como está más alejado se puede coger en autobús 6A por los alrededores de la estación y bajarse en la parada Georg Brandes Plads. Desde allí se cruza la plaza y se entra a los jardines del palacio, al que se llega en menos de 5 minutos. Es bastante fotogénico exteriormente. Se trata de un palacio construido a principios del siglo XVII como residencia veraniega del rey Christian IV. Son varias las dependencias que se pueden visitar. El propio palacio, que conserva todas las estancias decoradas con el mobiliario de la época y retratos de la realeza; el tesoro, en el que se pueden ver diversas joyas de la monarquía, como por ejemplo algunas coronas. La pega que le pongo al palacio es que algunas salas están a oscuras y es difícil observar la decoración. No lo entiendo
A continuación, paseo peatonal por la zona de Stroget, comenzando por la Torre Circular. La subida es por una rampa que va ascendiendo en círculos, aunque al final hay un tramo de escalera que sólo subí en parte. El último trozo en espiral no lo subí, pero me hicieron fotos y merece la pena por la panorámica. Hay una reja, pero se puede sacar la cámara. Al lado de esta torre está la iglesia de la Trinidad. No entramos, pero se puede observar desde un punto en la subida por la rampa.
Siguiendo por la misma calle se pasa por el Museo de Correos, desde cuyo restaurante en la última planta se puede ver una panorámica de la ciudad.
A continuación, en el cruce con la calle principal de Stroget, se llega a la preciosa plaza de Amager (Amagertorv), en cuyo centro destaca la fuente de la Cigüeña. Otro edificio destacable es la iglesia de San Nicolás. A partir de aquí, la lluvia se hizo más insistente, lo que aprovechamos para entrar en un par de iglesias: la iglesia del Espíritu Santo y la iglesia de Nuestra Señora. Esta última es la catedral y es bastante austera por dentro. De hecho, lo único que puede destacar son las esculturas de los Doce Apóstoles y Jesús crucificado en el Altar Mayor. La estancia en la iglesia, que tenía wifi
, fue un tanto desagradable porque estaban afinando el órgano y arañaba los oídos. Como curiosidad, en esta iglesia fue en la que se casó el heredero al trono de Dinamarca.
Vimos la plaza con la Universidad antigua y seguimos callejeando por la zona de Pisserenden hasta llegar a la plaza Nytorv-Gammeltorv, también muy bonita pero la encontramos un poco patas arriba. Al lado está la plaza del Ayuntamiento, en la que destaca dicho edificio y también la torre del hotel Scandic Palace. Esta parte de la plaza es bonita, pero la otra mitad está totalmente vallada con obras.
Aprovechando que estábamos allí, decidimos entrar al parque Tivoli por si no teníamos otro día la ocasión. Al final fuimos a este parque en 3 ocasiones diferentes, deslucidas todas ellas por la lluvia
Sólo nos dedicamos a pasear y a contemplar las diferentes atracciones de tortura, porque vaya tela con todas las que ponen a prueba el vértigo y te colocan cabeza abajo o en todas las direcciones imaginables
. Montarse en las atracciones cuesta desde 25 DKK hasta 75 DKK.
El segundo día lo dedicamos más a la parte este de la ciudad.
Comenzamos con el paseo en barco por los canales. Salen tanto de la parte del canal situada junto a una de las entradas del Palacio de Christianborg como desde el canal Nyhavn. Si se hace desde el primer sitio luego estás esperando como 20 minutos en el segundo punto. En definitiva, que es mejor cogerlo en el canal Nyhavn. Luego, cuando se sale al canal principal, se observan edificios como el Nuevo Teatro, la Ópera, la iglesia de Mármol, el Palacio de Amalienborg y la Sirenita. A la vuelta pasa por el canal de Christianhavn y ahí nos bajamos para ir a la cercana iglesia de San Salvador.
En esta iglesia destaca el campanario, al que se puede subir por unas escaleras en caracol que primero van por el interior y luego por el exterior. Hay 400 escalones y la parte exterior con viento no debe ser muy agradable. Yo no subí (con muletas como que no) pero las fotos que me hicieron no dejan lugar a dudas de que merece la pena subir por la panorámica. A las 10:45 había poquísima gente, pero luego a las 11:30 había una buena cola.
Christiania no me motivaba especialmente y al final por el tiempo que dedicamos a hacer otras excursiones, no dio tiempo a ir otro día.
Desde esta iglesia y pasando por la de Christian (cuyo exterior también tiene una foto interesante) fuimos hasta la zona de Slotsholmen, para hacer unas fotos de la iglesia de Holmen, del edificio de la Bolsa o de la Biblioteca Real en el Palacio de Christianborg. Dentro de éste visitamos lo que son las ruinas del antiguo castillo del obispo Absalon, que están debajo del palacio actual. Hay un conjunto de paneles con información y fotografías de los diversos edificios que han existido desde el castillo original del obispo, construido en el siglo XII hasta el palacio actual. Después del castillo del obispo hubo un castillo medieval. Sobre las ruinas de estos castillos se construyó en el siglo XVIII el primer palacio de Christianborg, pero se quemó en un incendio. Más tarde, en el siglo XIX se construyó otro palacio, que también volvió a sufrir otro incendio. El palacio actual es de principios del siglo XX. La visita no me pareció imprescindible por las ruinas que se observan, sino más bien por la historia de las diversas fortificaciones y palacios que ha habido. Además, las ruinas estaban decoradas en plan Halloween, con calabazas, arañas y otros bichos
Seguimos hacia Kongens Nytorv, que como he dicho está totalmente en obras y no se puede observar bien la belleza que seguro que tiene. Nyhavn nos lo saltamos, puesto que ya lo habíamos visto desde el barco y seguimos hasta la explanada en la que se levantan los 4 edificios que constituyen el Palacio de Amalienborg, alguno de los cuales también está actualmente en rehabilitación. Desde allí se puede observar la espectacular cúpula de la iglesia de Mármol. Continuamos hasta el Kastellet, bonito parque para pasear o hacer ejercicio. Dimos una vuelta hasta los barracones militares y subimos por algún camino para ver mejor la iglesia que hay, pero no nos entretuvimos demasiado porque se levantó mucho tiempo y hacía un frío que pelaba.
La última visita que hicimos fue al museo Carlsberg Glyptoteket. Hay algunas colecciones de pintura y escultura danesa y francesa (aunque la de pintura francesa está ahora cerrada), pero la que verdaderamente destaca es la colección griega, romana y egipcia. En esta última se pueden ver algunas esculturas de Saqqara, así como varios sarcófagos y momias pertenecientes sobre todo al Imperio Medio y Nuevo. Sólo está adaptado a discapacitados la planta de pintura y escultura francesa-danesa. Las salas en las que están las colecciones griega, romana y egipcia en torno al jardín central, están repletas de escaleras.
Esta fue la última visita que hicimos, sin contar las varias entradas al parque Tivoli. Nos faltó ir a Christiania y quizás pasear por los jardines de Frederiksberg, por otros barrios como Norrebro y Ostebro o pasear más por las calles del centro, pero en 2 días vimos más o menos lo básico.
Saludos.