Sigo con el relato (siento el retraso, con los preparativos para Roma y el curro no me queda mucho tiempo). Os pongo las fotos en pequeñas, que ya las tenía subidas así, pero voy a subirlas otra vez de la otra forma, ¿ok?
Después de visitar la zona Amish nos fuimos hacia Philadelphia. ¡Al llegar me encantó su skyline! Sales del campo, todo tan verde, y de pronto te encuentras la ciudad. Debo reconocer que me ha gustado bastante,¡no me la esperaba tan bonita!
Llegamos por la tarde, y tras atravesar los barrios chungos típicos que salen en muchas pelis llegamos al centro, donde teníamos nuestro hotel. Nos alojamos en el Club Quarters, justo en el centro y frente al edificio Liberty (el de cristales azules tan típico de Philadelphia).
Como el hotel no tenía parking nos dijeron que lo metiéramos en el del Liberty (justo delante, que tenían un acuerdo con ellos, y así lo hicimos. Mirad la foto desde recepción
Al llegar al hotel nos encontramos que nos habían dado una habitación con 2 camas enanas, así que llamé a recepción super cabreada. Me dijeron que estaban llenos, que lo sentían, pero yo les recalqué que en mi reserva yo pagué por una queen, y que la había hecho varios meses antes. El problema decían que era que al hacerlo a través de hotels.com, y de esas páginas (ahora no recuerdo cuál era), pues no les especificaban nuestras peticiones, así que me dijeron que harían lo posible, que bajáramos para hablar en persona. Al llegar, como me vió tan “ofendida”, pues al final nos dieron una mejor aún, en la parte alta del hotel, y que daba a la calle (la otra daba a un callejón). Ya sabéis que son muy amables (se deben a las propinas) y si encima tú tienes razón se deshacen en disculpas y te recompensan por las molestias.
Tras soltar las maletas de una vez nos fuimos a ver el centro, y ¡me quedé enamorada! ¡Es una mezcla de edificos antiguos, históricos, muy bonitos, y rascacielos impresionantes! Y aunque se nos hizo de noche tras andarnos todo el centro y acabar en la parte del río no nos sentimos inseguros en ningún momento. Volvimos otra vez para la zona del hotel, y acabamos cenando en el Hard Rock. La anécdota fue que a la hora de pagar nos dimos cuenta de que nos habían cobrado las primeras cervezas a 12$, y las segundas a 6$, así que tras preguntar nos explicaron que el vaso había que pagarlo, pero que nos lo llevábamos, y que la cerveza segunda ya iba a su precio normal, o sea 6$. Nos quedamos flipados, pero pensamos “¡qué recuerdo más chulo!”, y lo aceptamos. Lo gracioso es que desde ese momento fuimos buscando los distintos Hard Rocks del país para comprarnos el vaso correspondiente, y hemos cabado con 4 distintos (y porque en Boston preferimos comprarnos la jarra de Cheers, y en Washington no lo sabíamos, si no imagináos…)
Otra cosa: había murales en muchos sitios, a cuál más bonito. Aquí os enseño uno enorme:
A la mañana siguiente, y tras seguir los consejos de un chico hispano que trabajaba en la recepción, cogimos el bus turístico ( Phlaft) que por 5$ solamente te subías y bajabas del bus las veces que querías, y recorría toda la zona turística. Lo malo fue que empezaba a las 10 de la mañana, así que dejamos las maletas en recepción para no volver pendientes de tener que dejar el hotel a las 12.
Volvimos a ver todo lo que habíamos visto la noche antes, pero de día era otra cosa. Vimos el Independence Park, donde están todos los edificios históricos (donde se declaró la Independencia y se tocó la Campana de la Libertad), la Liberty Bell, etc. Ya os digo que me quedé con ganas de ver la ciudad en más profundidad, lo poco que vimos me gustó mucho. Aquí os dejo un par de fotos:
Nos fuimos a ver las vistas desde el museo de arte (las famosas escaleras que sube Rocky), y tras hacer las típicas fotos y grabar a los chicos subiendo las escaleras haciendo el chorra, como todo el mundo, nos fuimos otra vez al centro. Mirad las vistas, merece la pena:
Ya de vuelta en el centro aprovechamos para comernos un bocata típico de Philadelphia que se llama Cheesesteak. Lo compramos en un puesto al lado del edificio Liberty (el azul), y por 4,50$ comimos estupendamente. El bocata era de carne picada con queso, y te lo hacían allí mismo, sobre la marcha. ¡¡Estaba buenísimo!!
Después fuimos a ver la zona del río, muy bonita, que habíamos visto la noche antes.
Al ver la hora decidimos irnos a recoger las maletas y el coche, y nos dirigimos hacia Atlantic City, la siguiente parada de nuestro viaje. Tardamos 1 hora más o menos y tuvimos que pagar 2 peajes (uno de 2$ y otro de 0,50, así que llevad suelto). Aprovecho para recomendaros una emisora llamada Starlite Pop, y es tipo M80, pero con más variedad de música. La llevamos todo el viaje puesta.
En Atlantic City nos alojamos en el Showboat, que está en el mismo paseo marítimo, junto a otros de la misma cadena (como el Caesar Palace) pero más retirado, junto al Taj-Majal de Trump. Es como Las Vegas pero más hortero porque está en la playa. La zona está llena de faros, lo que le da un gran encanto. La playa es muy bonita (como todas las de la costa este), así que nuestros amigos quisieron irse a darse un chapuzón, mientras que nosotros nos fuimos a dar una vuelta por el paseo. Nos sorprendió que frente a nuestro hotel había un muelle con columpios, tipo el de Santa Mónica. Otra cosa que nos llamó mucho la atención es que había muchos carros empujados por gente, que se llamaban taxis. Los alquilabas por “blocks”, y cuanto más lejos te llevaran más caro. Me resultó ridículo ver a la gente subida y los otros empujando… Os pongo fotos de todo para que juzguéis vosotros mismos.
Seguimos paseando, hasta que llegó la hora en la que habíamos quedado con ellos para irnos de compras a los Outlets. Para ir cogimos un bus gratuito que une los 4 hoteles de la cadena Harrah´s, y que nos dejó en el Caesar, que está frente al Outlet. Hay mogollón de tiendas, y mi marido aprovechó para empezar a comprarse cosas. No quisimos cargar, que nos faltaban por coger 2 vuelos internos antes de llegar a Las Vegas donde podríamos seguir comprando, pero le gustó una chaqueta y se la compró, lo cual agradeceríamos en otros sitios como San Francisco. Cuando cerraron las tiendas nos volvimos al hotel de la misma forma, y nos fuimos a cenar. Por supuesto estuvimos en el Hard Rock:
Cuando terminamos ellos estaban muy cansados, pero nosotros decidimos irnos a verlo todo de noche. Llegamos andando hasta el Caesar, y por el camino vimos una especie de Paseo de la fama, con las manos y firmas de cantantes famosos en el cemento, como por ejemplo nuestro Julio Iglesias, Pavarotti, Cher, Tom Jones, etc. Julio estaba en una posición preferencial, junto a Pavarotti, lo cual no nos sorprendió demasiado sabiendo la admiración que le tienen por allí.
Había un Johnny Rockets, y cuando pasamos los camareros estaban haciendo su bailecillo clásico.
Todo resultaba un poco chocante porque había muchas luces, como en Las Vegas, y todo temático, pero al ser en la playa perdía glamour:
Los hoteles eran increíbles, había uno con una fachada imitando a casas antiguas de distintos colores:
Desde nuestro hotel se veía uno un poco apartado que cambiaba de color toda la fachada, con distintas imágenes chulísimas. Acercándonos al Caesar estaba el Bally´s, que se iluminaba por fuera e iba cambiando de color. Os voy a poner una foto que aunque está borrosa se ve bien.
Llegamos hasta el Caesar Palace, que aunque muy bonito no es tan impactante como el de Las Vegas. Os dejo una foto de la recepción del hotel:
Allí cogimos el bus gratuito para volvernos al hotel, que ya era tarde y estábamos molidos.