Hola a todos!!
Este Puente del Pilar me he ido con mis padres a Los/Las Arribes del Duero (no quiero ofender ni a zamoranos ni a salmantinos). Me ha parecido un puente bastante completo, y una zona que recomiendo sin ningún lugar a dudas, combina la naturaleza con pueblos bonitos y muy buena gastronomía. Os cuento lo que hemos hecho. Comentar que reservamos los alojamientos un mes antes y no había apenas donde elegir (no hay mucha infraestructura turística y estaba todo lleno):
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Jueves: Llegada a
Zamora (yo llegué en AVE a las 21h15), con cena (
El Portón, un chuletón muy recomendable, 27€/cabeza) y paseo nocturno por el centro. Alojamiento:
Sercotel Horus Zamora, una habitación muy correcta y completa.
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Viernes (Arribes zamoranas): Por la mañana
Zamora capital (paseo por el centro; visita guiada de la Asociación de Guías -salida a las 11hrs de la Plaza de Viriato-, poco recomendable, se centra muchísimo en el arte y apenas da pinceladas de historia, me encantan estas actividades pero se me hizo muy dura, Castillo y Duero (cruzar el Puente Antiguo); comida por la zona de tapeo (imprescindible el pincho moruno de
El Lobo), a mis padres les sorprendió muy gratamente, yo ya la conocía. La verdad es que no tiene el nombre de otras capitales castellanas, pero es preciosa. Por la tarde
Fermoselle (paseo por el centro y visita a la Casa del Parque, en un monasterio muy bonito, subida al Castillo -buenas vistas-, y Mirador de las Escaleras -nos impresionó, pero también es cierto que era el primero desde el que vimos las Arribes, aún así buenas vistas, hay que caminar 10' para llegar-), y ya casi de noche llegamos a
Mogadouro, donde cenamos (
Tasquinha, buena cena, carne barata, aunque sin tanta calidad como la de Zamora, 21€/cabeza) y dimos un paseo nocturno. Alojamiento:
Hotel Trindade Coelho, muy sencillo pero barato y limpio, suficiente.
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Sábado (Arribes portuguesas): Por la mañana visitamos
Mogadouro (poco tiene aparte del Castillo), y
Vila Nova de Foz Coa (centro bastante animado y con un par de plazas bonitas, también el museo de arte rupestre -no fuimos a las excavaciones por falta de tiempo-); comimos en
Torre de Moncorvo, en
Taberna do Carró (reservamos por teléfono, y sin saberlo pedimos el menú típico, que son 6-7 entrantes -no son a elegir, te traen todos- y de principal cordero o ternera. Tremendo, de lo mejor del viaje, 22€/cabeza), y luego visitamos el pueblo (Iglesia Matriz preciosa, y un paseo interesante por la judería). De aquí nos fuimos a
Freixa Espada a Cinta (un pueblo con un castillo al que se puede subir con buenas vistas, y una iglesia bastante parecida a la de Torre, pero más pequeña), desde donde nos desvíamos al Mirador de Penedo Durao, uno de los dos mejores del viaje, literalmente colgado sobre el Duero. Como aún era pronto, cruzamos la frontera al
Salto de Saucelle, desde donde vimos lo mismo que desde Penedo Durao pero del lado español, acercándonos a dos miradores: El Salto y el Picón del Moro (5' escasos a pie hasta el mirador, no subimos al Picón como tal); buenas vistas desde ambos. Volvimos a adentrarnos en Portugal para poner rumbo a
Barca d'Alva, un pueblo sin mucho encanto más allá de los cruceros fluviales y donde dormimos. Cenamos en el
Hotel Bago d'Ouro, buen bacalao y buen queso, ridiculamente barato (es el Portugal profundo, 13€/cabeza). Alojamiento:
Quinta Ponte da Barca, una amplia casa con vistas increíbles al Duero, pero algo caro para lo que era en sí y para estar en un pueblo realmente pequeño y sin mayor atractivo (128€/noche con tasas de Airbnb.
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Domingo (Arribes salmantinas): Después de desayunar y con la sorpresa del buen tiempo (anunciaban prácticamente el fin del mundo con el Huracán Leslie), nos volvimos a España por Saucelle (aunque con los dos miradores del Salto ya vistos, íbamos algo justos de tiempo -mi tren salía a las 18h45 de Zamora) y hacemos nuestra primera parada en
Vilvestre, donde vemos el Mirador del Castillo (en el mismo pueblo) y el del Reventón de la Barca, mucho más bonito el segundo. De ahí nos vamos a
Mieza, al Mirador de la Code, con buenas vistas sobre el Duero (un poco parecido a las anteriores, la verdad). Bajamos al Salto de Aldeadávila, poco recomendable, nada que ver (pecamos de novatos ahí), y subimos a
Aldeadávila de la Ribera a comer, exactamente a
El Zebadero, un restaurante tradicional y pequeño regido por un matrimonio encantador. Lo más típico (y practicamente lo único del menú) son patatas machacadas con torreznos y lechazo (22€/cabeza), un auténtico placer comer aquí, 100% recomendable. De ahí, y tras ver que el Pozo de los Humos estaba seco (se ve desde arriba, hay que bajar bastante para llegar a la cascada), fuimos al punto que más esperaba del viaje, el Mirador del Fraile. Increíble es poco; una especie de jaula suspendida sobre el Salto de Aldeadávila en lo que seguramente sea el cañón más profundo de las Arribes; eso sí, no apto para vertiginosos. Junto con Penedo Durao, los que más nos gustaron. De vuelta a Zamora paramos en
La Almendra a ver su presa, y es que es la mayor de España. Impresiona ver una obra de ingeniería así. Y de ahí, los afortunados de mis padres a Asturias y yo de vuelta a Madrid como buen exiliado laboral
Lo dicho, una zona preciosa y realmente desconocida que bien vale una visita.
Saludos!