-- Nos presentamos en el aeropuerto con 2 horas de antelación al objeto de evitar imprevistos inesperados. Tras facturar escuchamos por megafonía la palabra STRIKE, cuyo significado es HUELGA. En repetidas ocasiones suena, pero ya podemos percibir el mensaje completo; interesándonos las palabras
FRENCH STRIKE FLIGTHS DELAYED AND CANCEL.
-- Con tan mala suerte de que la hora de salida de nuestro vuelo está en un mar de incertidumbres... tras una hora de espera y preguntas, se confirma, vuelo retrasado. -- ----- Desconocemos el alcance del retraso aún.
-- A las 18:20 obtenemos la puerta de embarque. A las 19 h entramos al avión, y a las 21 p.m despegamos. Sí, 2 horas dentro del avión; una locura y más teniendo un vuelo de conexión que coger a las 21:50 (cierre puerta de embarque en Berlín).
-- Air Berlín no nos informa, ni tampoco se molesta en retrasar el otro vuelo para permitir que los pasajeros, por problemas ajenos a su voluntad, pierdan su vuelo y desajusten sus ansiadas vacaciones. Llegada a Berlín, nos informan de los trámites a seguir y nos alojan en un hotel alejado del centro de Berlín, para el que tenemos que pagarnos el transporte de ida y de vuelta (reclamar será una dura pelea).
-- Para ir la hotel tomamos un taxi, cuyo conductor era de origen turco, como la gran mayoría de taxistas en Alemania. No había nada de tráfico, eran casi la 1 a.m pero aún así no sé como se las apañó, pero dio una vuelta un pelín más larga (no conocía el camino, pero el taxi que tomamos al día siguiente lo demostró. Fue más barato a pesar del tráfico). -- El taxista del trayecto hacia el aeropuerto, también era de origen turco, con el que entablamos una amena conversación (en inglés). Nos decía que los alemanes no eran felices, eran muy estrictos y no disfrutaban de sus vidas, por eso, cuando viajan a países como España, se desmadran y explotan; sin embargo, a su regreso sus vidas seguirán igual de tristes.
-- Salimos del hotel y nos dirigimos al aeropuerto a aclarar nuestra situación 10 horas y 30 minutos antes del vuelo, una auténtica locura (de la que más tarde nos acordaríamos). Una vez allí obtenemos las tarjetas de embarque con destino a
Islandia, la tierra de hielo y fuego. El cansancio aplaca los nervios y la larga espera se hace interminable, como era de esperar. En la zona de puertas de embarque, existen 4 sillones de masaje que funcionan con una moneda de 2 euros, pero allí nadie introducía monedas, las ocupaban esperando su vuelo; eran los asientos más golosos de esa terminal aeroportuaria. Ahí se libro la batalla de Juego de Tronos, y nosotros conseguimos el defender nuestro reinado al menos 6 horas sin perder asiento, dando relevos, retrasando necesidades fisiológicas, etc jejeje.
-- Tras escuchar en repetidas ocasiones nuevos retrasos y cancelaciones de vuelo, nuestro esperado vuelo no sufre el azote de la huelga de los controladores aéreos franceses; y al fin divisamos tierras islandesas.
-- Tomamos tierra, nos dirigimos al punto de encuentro con el personal del hotel que tenemos contratado para esa noche en
Keflavik, Bed&Breakfast, y vamos rumbo al hotel.
-- Llegada al hotel, y continuamos con las piedras en el camino, los dioses no nos acompañan en este viaje. La habitación del hotel, a las 00:30 horas, no había sido arreglada. Las camas sin cambiar las sábanas, la basura llena de botellas, etc. Aviso a recepción y cambio sin problemas. Ducha y después del agotador día, a las 2 de la mañana, nos echamos a dormir. Todavía era claramente de día, si bien llovía y hacía mucho viento, como era de esperar.
(adjuntaré fotos a todas las etapas una vez las reúna, disculpad)
-- A las 8:30 horas estaba programado el despertador, pero una hora antes, las ganas de pisar la verdadera Islandia nos adelantó la mañana y nos pusimos manos a la obra.
-- A las 9 a.m habíamos quedado con el personal del rent a car para entregarnos el 4x4 reservado. Los dioses continuaban poniéndonos trabas, a las 9:15 no había aparecido nadie por allí. Desde el hotel, el personal muy amablemente realizó la llamada por nosotros, y en 2 minutos compareció un joven con una furgoneta nos llevó hasta el rent a car.
-- Arrancamos con nuestro
Ford Escape 4x4 V6 gasolina y tras recoger del hotel nuestro equipaje, al fin ponemos rumbo a Reikjavik.
-- Primeras sensaciones de Islandia, amplitud, llanura y vastos paisajes; y eso que aún ni habíamos llegado a la capital.
-- A la llegada, el objetivo es recoger nuestro equipamiento de camping. Material para dormir en el coche y un wifi portátil con 4gb para futuras consultas durante nuestros 12 días de ruta.
-- Tras la recogida, y dejando la visita a
Reikjiavik para el último día por culpa de huelga de controladores franceses, comenzamos con nuestra ruta.
-- Primer objetivo,
Parque Nacional de Thingvellir. Durante el trayecto, nos reafirmamos en la amplitud paisajística de la que goza Islandia. Espectaculares vistas en los que puedes estar parando cada minuto para tomar una buena instantánea (cosa que no puedes aguantar al menos el primer día jeje).
-- La lluvia, llovizna, lluvia, llovizna nos acompaña todo el trayecto, y a la llegada, nos calzamos las cámaras de fotos, chaqueta (corta vientos-impermeable sobre todo, la temperatura no bajaba de los 12 grados)
-- Comienza la fiesta, tras el paso previo por un mirador como introducción, impresionantes vistas desde
el 1er parlamento a nivel mundial, creado por los Vikingos, allá sobre el siglo X.
-- Nos adentramos hacia
la famosa falla que separa deja visible la separación de las placas tectónicas americana y euroasiática. Interminable a la vista del ojo humano, cuando más te adentras más te absorbe y más quieres caminar.
-- A la vuelta, parada obligatoria por la
cascada Oxarafoss, el preludio de lo que nos espera más adelante. Nos llamó la atención el bicolor que presenta la vegetación islandesa, verde/negro. El agua de la cascada, a su curso por el río era completamente negra (influida por el color de las piedras del fondo).
-- Siguiente paso,
Geysir. A la aproximación del aparcamiento ya se aprecian las fumarolas; parece como si de un incendio recién extinguido se tratase. Avanzamos por el camino marcado, vas viendo p
equeños "geysir", hasta que de repente vemos unas 15 personas bordeando lo que parece un jacuzzi natural. Y apenas 30 segundos desde nuestra llegada,
Sotrokkur nos da la bienvenida con
una proyección de unos 10 metros de altura. Asustados con el sonido de la explosión nos sobresaltamos y damos un paso atrás. Pero ese "miedo" duraría poco, enseguida nos acercamos al otro extremo y procedemos a la obligatoria captura de imágenes y vídeos, para tras ello, disfrutar de las explosiones dejando de lado los dispositivos electrónicos. La gran suerte fue que llegamos casi a las 22h y las pocas visitas que había estaban repartidas a lo largo de todo el recorrido de fumarolas.
-- Tras ello nos dirigimos a
Gullfoss, sospechábamos tras lecturas y búsqueda de información, lo que nos encontraríamos allí. Y no nos defraudó. Desde el parking ya podíamos escuchar
el "rugido" de Gullfoss. Accedemos por la pasarela instalada, y zas; impresionante y caudalosa cascada, cubierta con una cortina de agua, propiciada por la brusca caída del agua que lleva. La visitamos desde las 4 perspectivas que ofrece, y a cada cual mejor, los objetivos no paraban de captar, y nuestra vista tras ellos, más aún. Incansable visita, observando la violencia con la que arroja su caudal.
-- Después del duro día que llevamos, pues tuvimos otra pequeña inclemencia en nuestro accidentado viaje ( desde Reikjavik a Geysir, media vuelta hasta el pueblo de Sellfos- que nos cascada, pues está en el Norte- para repostar y comprar alimentos, porque nos pillaba el toro y corríamos el riesgo de no disponer de víveres para pasar la noche), decidimos hacernos un suculento
menú en el aparcamiento de Gullfoss, con nuestro camping gas, nuestra sopa caliente, una hamburguesa y una buena copita (o mejor dicho vaso de plástico jeje) de vino Rioja, decidimos adelantar camino para la ruta del día siguiente, y
regresamos hasta el aparcamiento de Geysir para dormir en nuestra vivienda con ruedas. Acomodamiento de los 1001 trastos que llevábamos con nosotros, y pelea constante con los millones de mosquitos que vuelan por Islandia, y al fin pudimos estirar nuestra cansada espalda y dormir, ya eran las 2 de la mañana .... vaya 2 días de sueño atrasado.