Por fin llega el viaje, ya tenemos las maletas preparadas y la furgoneta cargada.
Hemos tenido un retraso, ya que pensábamos salir ayer pero Yuca, nuestra perra, se ha puesto malita y hemos esperado a que estuviera bien.
Salimos a las 7:00 de la mañana con intención de llegar a Narbona hacia el mediodía. Yo ya he estado pero mi chico no, y así aprovechamos para estirar las piernas.... y las patas.
Esta noche llegaremos a la Costa Azul. Queremos dormir en un camping que he visto en un diario aquí en Los Viajeros, que parece que tiene buena pinta.
¡¡¡Empieza la aventura!!!
NARBONA
Hemos llegado a las 12:30 de la mañana, haciendo alguna parada por la autopista.
Tiene de interés la plaza donde está el Ayuntamiento. Hay un conjunto de edificios bastante bonitos, como son el Palacio de los Arzobispos y el Torreón Gilles.
En el pasaje del Palacio del Arzobispo, encuentras rincones bonitos para fotografiar.
Al lado está la catedral San-Just y San-Pastor, con un parque en su lateral. El problema es que no admiten perros en el parque, así que hemos tenido que hacer turnos para entrar a hacer las fotografías de rigor.
Pero es una ciudad que se ve enseguida, con dos horas máximo te da tiempo de sobra.
En el centro de la plaza hay un trazado de la antigua vía romana, la “Via Domitia”.
También tiene de interés el canal que cruza la ciudad, con las esclusas para el paso de las barcas. Justo en el canal está la oficina de Turismo.
Y seguimos con la ruta hacia la costa azul, parando de vez en cuando en las áreas de servicio y descanso que tiene la autopista, que son bastante completas. Como ya lo he comentado en alguna ocasión, tienen aseos, mesas y bancos para hacer picnic, y lo fundamental, muchas áreas verdes para que los perros puedan andar y hacer sus necesidades.
SAINT PAUL DE VENCE
Hemos ido a un pueblo que he cogido de un diario de Los Viajeros. Decían que era bonito y es verdad.
Es muy chulo, casas de piedra, muchos artistas, calles llenas de tiendas de pintura verdaderamente originales, y mucha escultura.
Lo que también me ha llamado la atención es que habia mucho jazmín en todas las partes, con lo que desprendía un olor muy, muy agradable.
El pueblo en sí es pequeño, para recorrerlo en una hora.
Es muy turístico, por lo que también podéis encontrar infinidad de alternativas en restaurantes.
No puedes acceder en coche, con lo que lo tienes que dejar aparcado en uno de los muchos parkings (de pago) que hay en la entrada.
Eran ya las 19:30 y nos hemos ido en busca de un camping. Le hemos dicho al Tom Tom que nos localizara alguno en los alrededores, pero a pesar de que había muchos, estaban la mayoría cerrados, o completos. Otro de los problemas que nos hemos encontrado es que la recepción cerraba a las 19:00, así que hay que tenerlo en cuenta para ir sin reserva a según qué horas. ¡¡Qué le vamos a hacer, esto no es España!!
Tras muchas vueltas y un poco de desesperación hemos encontrado uno que, si bien la recepción había cerrado ya, el dueño vivía en el mismo camping y nos ha hecho la entrada sin problemas. El camping se llama “La Riviere”. Tiene piscina, futbolín, billar. No tiene muchas plazas y hemos visto un sólo edificio con baños. El agua de las duchas sale genial, tanto de temperatura como de presión. Lo único que no me ha gustado mucho es que los inodoros están en un lateral del edificio, fuera del mismo, con lo que al abrir la puerta estás en plena calle.
Nos ha costado 19,40 euros la noche, incluyendo dos personas, la furgoneta, conexión eléctrica y un perro.
Nos vamos a la cama que estamos muertos.
Salimos del camping a las 8:30 de la mañana. Hoy vamos a la zona de las Cinque Terres a ver alguno de los 5 pueblos que la componen.
El GPS nos indica 4 horas de camino hasta Manarola, el primer pueblo que vamos a visitar.
Cogemos camino, y he de decir que comparto la opinión de otros foreros en cuanto a la pesadez de la carretera por la cantidad de túneles que hay. Desde que sales de Niza se suceden sin parar. La autopista en este tramo tampoco es muy grande, por lo que no puedes ir a más de 110 kilómetros. Eso sí, no te sablean con los pagos de la autopista como en la Costa Azul, que por un tramo de menos de 50 kilómetros hemos tenido que pagar 5 euros.
Después de muchos túneles, un café entre medias y un tráfico para ponerse de los nervios llegamos a la 13:00 a las Cinco Tierras.
MANAROLA
Hemos intentado dejar la furgo en alguno de los dos parkings que hay a la entrada del pueblo, pero estaban llenos, así que al final la hemos dejado en una explanada que hay a la entrada del túnel que hay llegando al pueblo. Hemos cruzado el túnel andando por la acera que hay para peatones, y nada más pasarlo, hay unas escaleras que bajan hasta el pueblo. La pendiente es muy pronunciada pero llegas enseguida.
Hay una plaza con la iglesia del pueblo.
El pueblo es bonito, muy turístico, y con una calle llena de tiendas y restaurantes para comer. La entrada a la estación del tren está en mitad del pueblo. También tiene una piscina natural en el mar, para darte un buen chapuzón. Había gente bañándose y tomando el sol así que ¡¡acordaros del bikini!! Nosotros hemos estado a punto de ponérnoslo.
También hay un paseo hasta un saliente, donde se ve una panorámica del pueblo muy bonita.
El problema es que no admitían perros, así que nos hemos ido por otro que lleva hasta el cementerio, donde había una cuesta un poco más empinada pero que hemos podido ir con Yuca.
Hemos comido una pizza al taglio y una foccacia y hemos ido a nuestro próximo destino.
PISA
Una hora separa Pisa de las Cinco Tierras. Hemos ido directamente al camping “Torre Pendente”, donde vamos a pasar esta noche. El camping está bien, con los servicios bastante decentes y tiene también un restaurante, una tienda y piscina. Nos ha costado la noche más de 30 euros, pero estando a 10 minutos de la Torre inclinada que se puede pedir.
Después de instalarnos en la parcela, hemos cogido las bicis y nos hemos ido hasta la plaza de los Milagros, donde se reúnen todos los edificios emblemáticos de esta ciudad: baptisterio, catedral, torre y cementerio.
Del camping partía un carril bici que se acaba a 200 metros, o sea, que nuestro gozo en un pozo. Hemos tenido que ir por la acera, bajar un túnel y a la subida ya hemos tenido que bajar de las bicis porque habia mucha gente y no había fácil acceso. Pero ya estábamos en todo el meollo así que tampoco nos ha importado.
Qué deciros de Pisa, nada más cruzar la puerta de las murallas te encuentras con esta maravilla y claro, hemos alucinado.
La entrada a la iglesia es gratuita, pero cuando hemos ido estaban en misa y nos han dejado entrar pero quedándonos en la puerta, y tampoco se podía grabar ni hacer fotos. Cerraban al poco, así que nos hemos quedado sin reportaje.
La entrada al baptisterio cuesta 5 euros, y subir a la torre 15.
Hay una explanada de hierba que rodea los monumentos y que le ha encantado a nuestra perra. Había mucha gente allí sentada.
Luego nos hemos dado una vuelta con las bicis por el pueblo, y hemos visto la plaza de los Caballeros, y una calle donde había muchas terrazas y tiendas para tomar algo.
Luego hemos vuelto al camping a preparar la cena, hemos dejado a Yuca descansando y nos hemos vuelto con las bicis para hacer las fotos nocturnas.
¡¡¡Impresionante!!!
Hoy salimos del camping para ir a ver Lucca, que lo tenemos a media hora de distancia. Hemos llegado a las 10:00 y hemos estado hasta las 16:00.
Lucca es la ciudad de las bicicletas, hemos ido con las nuestras y la verdad, de maravilla. Yuca iba en el carro enganchada a la bici y ha causado sensación. ¡¡¡Le han hecho un montón de fotos!!!
No hemos encontrado la oficina de turismo, así que me he quedado sin mapa. Hemos ido a la aventura y al final hemos tenido que preguntar por la plaza del Anfiteatro, porque no la encontrábamos. Eso sí, de premio nos hemos tomado un helado allí sentados.
Las murallas son excelentes para ir paseando o en bici, tienen una longitud de unos tres kilómetros y son muy anchas de aproximadamente 12 metros, con muchas zonas verdes.
Palacios, iglesias, todo ello nos espera para descubrirlo. La ventaja de hacerlo con bici es que ves mucho más que andando.
Hemos comido en un restaurante que por 13,50 nos han puesto unos tortellini con salsa de carne, un escalope a la milanesa y unas patatas con romero para mí y una lasaña, escalope y judías verdes para mi marido, incluyendo el cubierto (es habitual que se cobre aparte, suele rondar los 2 euros). La bebida aparte. ¡¡Hemos salido redondos!!
La zona azul vale 1 euro la hora, pero hemos podido dejar la furgoneta al lado de la Puerta Elisa, que es la puerta principal de la muralla.
Y después ya nos hemos ido hacia el primer apartamento de nuestras vacaciones. Lo hemos encargado con la página de alojamientos Airbnb. Es la primera vez que lo hacíamos y ha funcionado de maravilla. Los dueños muy amables y atentos, el apartamento genial y el precio 6 noches por 344 euros.
Cerca del apartamento tenemos un supermercado, y nos hemos ido a comprar unas cervezas del país y una botella de vino de Chianti. ¡¡¡A relajarnos un poco!!!
Una anécdota que nos ha pasado es que cuando hemos entrado en las autopistas de Italia, no te expiden el ticket automático como en España, sino que tienes que pretar un pulsador rojo enorme (como las setas de emergencia que encuentras en las máquinas) y claro, esperando, esperando y que aquello no sacaba nada. Hasta que un chico que estaba en la fila de al lado nos ha hecho gestos para que pulsáramos el botón. ¡¡¡Vaya pitadas nos han ofrecido los de atrás!!!