Ahora mismo mi cuerpo está hecho papilla...Estoy en el Aeropuerto de Incheon de Seul, dónde aún me quedan más de dos horas de espera hasta que salga el siguiente vuelo dirección Auckland.
El vuelo de Madrid a Frankfurt fue muy rápido y cómodo, pero el de Frankfurt a Seul ha sido casi un infierno. Diez horas entre Jorge y un torpedo, sin poder levantar un poquito las piernas. Mi idea era no dormir en ese vuelo pero cuando después de la cena han apagado las luces me he dado cuenta de que la única forma de pasar rápido por ese trago era dormir todo lo que pudiera.
Alpes
Cuando hemos aterrizado no podía ni ponerme las deportivas de lo hinchados que tenía los pies.
El aeropuerto de Seul es bastante impresionante, tan bonito como la T4 y aún más comodo. Hay espectáculos típicos coreanos y clases de escritura y manualidades, además de un buen WIFI.
Pero lo que más me han gustado son los baños (la cabra siempre tira al monte). Tienen dos inventos exportables:
- La tapa del water se recubre en cada uso con un papel trasparente tipo film.
- Hay un emisor de un sonido como el que se produce al tirar de la cadena, para disimular ventosidades varias, lo que ofrece más intimidad a las mujeres pudorosas.
Nos vamos rumbo a Nueva Zelanda.
Por fin llegamos a Nueva Zelanda tras dos vuelos eternos de Frankfurt a Seul y de Seul a Auckland. El vuelo hasta Auckland duró 11 largas horas, en las cuales Jorge y yo decidimos arriesgarnos con comida de avión típica coreana. Y vaya si era peligroso, ya que el
bibimbap no estaba demasiado bueno. Se trata de arroz cocido, con verduras, aceite de sesamo y salsa picante. En pleno vuelo mezclas todos los ingredientes e intentas comértelo y solo decir que Jorge fue incapaz de terminárselo.
Ya en Auckland teníamos que coger el último avión hasta Christchurch donde llegamos a las 14 horas del lunes día 15, despues de 4 aviones, dos días de viaje y unas 7 horas de sueño en el aire. Y llegaba la primera prueba: conducir por la izquierda. Teníamos alquilado un NISSAN PULSAR, coche que nunca llegará a España porque hace tiempo que dejó de fabricarse, pero que parece fue muy popular en esta parte del mundo.
No fue fácil llegar hasta el Bed&Breakfast ya que en Nueva Zelanda los conductores no son muy pacientes, y nos pusieron en algunas dificultades.
Nuestra noche en Christchurch la pasamos en
Eliza's Manor on Bealy, un B&B clásico, muy agradable y con mucha solera: escalera de madera, piano, alfombras gruesas y mucha historia.
La propietaria nos recomendó un paseo por Christchurch para intentar adaptarnos al horario neozelandés y así además relajarnos después del viaje. Seguimos su consejo y nos dio muy buen resultado, ya que aunque esa tarde fue muy dura y parecíamos dos zombis por la ciudad, no hemos tenido problemas con el jetlag.
De Christchurch poco puedo decir, salvo que es una ciudad tranquila donde todo está hecho a imagen y semejanza de una ciudad inglesa, entorno a un agradable río y con gran número de parques y jardines.
Visitamos el precioso jardín botánico y luego fuimos a restaurante
Dux de Lux, muy famoso entre los turistas y con una buena relación calidad-precio. Se trata de un restaurante vegetariano y de marisco donde comimos pizza napolitana, ensalada cesar de salmón y kumara frita (la kumara es un tuberculo propio de Nueva Zelanda que se prepara igual que las patatas pero tiene un sabor más dulce). La comida en Nueva Zelanda es bastante buena y a un precio muy razonable. Tienen una gran materia prima, y aunque los restaurantes en los que hemos estado son informales, presentan los platos de una manera muy cuidada. Ademas la cerveza está bastante rica, y aunque el vino tiene mucha fama es un poco más caro.
Nuestro primer día en Nueva Zelanda resultó duro y poco excitante, físicamente estábamos destrozados, pero con la ilusión de que el día siguiente nos trajera todo lo esperábamos de este viaje.
Nos levantamos muy temprano despues de dormir más de 10 horas y con el jetlag totalmente superado. Y nos esperaba un espectacular desayuno: para Jorge el típico desayuno inglés con huevos revueltos, beicon, champiñón etc. y yo tostadas francesas con plantano y sirope de arce...glorioso (como buenos hobbits nos gusta comer y hacer varios desayunos. Y es posible que a pesar de que hemos hecho mucho deporte volvamos con varios kilos de más ,ya que la comida aquí está riquísima y las raciones son tremendas. Aún no nos hemos equivocado con ningún restaurante siguiendo tantos los consejos de los propietarios de los B&B como los de nuestro catón: La Lonely).
Con el estomago lleno salimos a descubrir la Isla Sur, más indomita y despoblada que la norte. Me tocó coger el coche por la carretera 77 que nos llevaba por el interior de la isla hacia Geraldine, mucho más espectacular en cuanto a paisaje que la SH1 más directa. Resultó una buena adaptación a la conducción en Nueva Zelanda ya que la carretera eran largas rectas con muy poco tráfico, aunque tengo que confesar que meter las marchas con la izquierda no es lo mío.
Pasamos cerca del Monte Hutt, una zona muy bonita pero menos impresionante que todo lo que hemos visto después.
A mediodía llegamos al Lago Tekapo (chicos sin asustarse por el nombre), un impresionante lago de agua de glaciar, de color azul turquesa rodeado de montañas. Allí decidimos hacer nuestra primera ruta, la subida al observatorio astronómico del Mt John, recorriendo primero la orilla del lago. La ruta aunque corta fue un poco dura por dos motivos: un sol abrasador y un par de pendientes espectaculares.
Durante la subida vimos una pareja de novios orientales haciéndose fotos con varios acompañantes, adjunto foto porque yo estoy segura de que se trataba del actor japonés que interpreta Hiro Nakamura en la serie heroes. Dice Jorge que la foto es tan mala que da lugar a cualquier interpretación.
Ya en la cima nos tomamos algo fresco en el
ASTRO CAFE, donde Jorge se bebió la segunda GINGER BEER del viaje, os diré que ya ha perdido la cuenta de todas las que ha tomado.
La bajada de nuevo al lago Tekapo la realizamos por un bosquecillo sombrío mucho más agradecido, pero ya era tarde, estabamos rojo salmonete cual dos guiris en Torrevieja. 2 horas tardamos en recorrer la ruta para un total de 9 kilómetros, con una buena subida de inicio. Para lo que las indicaciones del parque decía que se tardaban de 3 a 3,5 horas. Jorge y yo hemos bajado todas las indicaciones sobre la duración de las rutas, pero es que creemos que lo calculan para abuelos.
Por cierto por toda Nueva Zelanda los tracks, los senderos y otras actividades están perfectamente señalizados, con baños cada cierto tiempo y caminos elevados de madera en las zonas de naturaleza más sensible... cuidan muy bien a los turistas y hacen lo que pueden para que no afecte demasiado a la naturaleza.
Tras nuestro primer track en New Zealand fuimos al B&B,
Tekapo Heights, muy nuevo y muy bien puesto, desde cuyo salón había unas vistas tremendas del lago Tekapo.
Antes de cenar decicimos probar los famosos HOT POOLs que aquí son muy frecuentes, se trata de piscinas al aire libre con el agua muy caliente. Estuvimos en
Alpine Springs que tiene tres piscinas cada una de ellas con el agua entre 30 y 40 ºC, con maravillosas vistas al lago.
Despues del baño y de la bajada de tensión correspondiente, por recomendación del propietario del B&B fuimos a cenar a Pepe's donde comimos pasta y una pizza de pollo con albaricoque, riquísma combinación muy apreciada en estas latitudes.
Y a domir que nos esperaba la jornada más larga del viaje.