Hoy empezamos con la utilización del eficiente sistema de tren alemán y nos vamos a pasar el día en
Weimar. Cogemos un tren de ida sobre las 9:30 y uno de vuelta sobre las 19. El día era espléndido, tanto que creo que cogimos hasta colorcito (que ya nos vale viajando desde la Costa del Sol
).
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Para los que no conozcáis mucho (o nada) acerca de la ciudad, debéis saber que es allí donde se proclamó la Primera República de la democracia alemana (República de Weimar) y donde se fundó la Escuela de Diseño Bauhaus, además de ser la ciudad de residencia durante muchos años de dos literatos alemanes de fama mundial, Schiller y Goethe. Su conjunto de edificios de esta época (Clasicismo de Weimar) está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, así como algunos de la Bauhaus.
Lo primero que hacemos al llegar a la estación es tomarnos un café (el trayecto en el tren nos ha dado sueño de más
). Un apunte para los que no hayáis viajado nunca por esta zona: debéis saber que en las estaciones y otros sitios públicos el baño suele ser de pago.
Enfilamos rumbo al centro por la Carl-August-Allee y la Karl-Liebneck-Strasse, pasando junto al Museo Nuevo (
Neues Museum), de arte contemporáneo.
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Nos acercamos a la Iglesia y Cementerio de Jacob (Jakobkirche), y subimos a la torre por el módico precio de un euro que había que dejar en una especie de hucha que nadie vigilaba. Así veríamos la ciudad desde arriba. Aquí aún se notaba que era al principio del viaje; al final ya las subidas a según qué sitios nos las pensábamos más 8) . Esta iglesia recuerdo que me llamó la atención por tener la parte superior de la torre negro, o casi, y el interior blanco blanco blanco, en fin, cosas mías. En el pequeño cementerio está enterrado el pintor Lucas Cranach el Viejo.
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Llegamos a la Hederplatz, tomando contacto con las primeras casas típicas. La iglesia de San Pedro y San Pablo (o Herderkirche, conocida así porque el filósofo y teólogo Herder predicó en ella) está en restauración, una profunda restauración, con el altar, el púlpito y resto de adornos cubiertos con plásticos, y el suelo totalmente levantado. Nos comentaron que estarían así unos 3 años, así que es de suponer que para el 2015 estará lista.
Tienen unos folletos en español que describen tanto la Iglesia como el cuadro. Actualmente hay una exposición con algunas fotos de todo lo que está cubierto y han colgado una fotografía bastante grande (no sé si tamaño real) del retablo de "los" Cranach que preside la iglesia. Y sí, son "los" Cranach porque lo inició Lucas Cranach el Viejo y lo terminó su hijo Lucas Cranach el Joven.
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Nuestro objetivo era llegar a la
Biblioteca de la Duquesa Ana Amalia, objetivo que nos costó un poco más de la cuenta, porque nos liamos un poco (yo creo que es que vimos el río y lo que nos apetecía era cruzarlo que hacía fresquito por allí). Total, que fuimos en sentido contrario, hasta que llegamos al
Archivo Goethe-Schiller y retrocedimos por el
Park an der Ilm hasta llegar a la Plaza de la Democracia. Nos enteramos demasiado tarde que las entradas para visitar la
Sala Rococó se agotan pronto
. En su
página dicen que se pueden reservar y que sólo ponen en ventanilla cien cada día.
En la
Plaza de la Democracia (Platz der Demokratie), además de la Biblioteca, se encuentra el Centro de Estudios Superiores de Música Franz Liszt (
Fürstenhaus) y se pueden tomar unas bonitas fotos del
Palacio Residencial
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Superado el "disgusto" de la biblioteca (mira qué me gustan, pues ya se me han escapado más de una por cosas de ese estilo
) vamos hacia el
Markt y, como su nombre sugiere, había mercado
Además del precioso
Ayuntamiento neogótico, aquí están la
Casa de Cranach (hoy día un teatro) y la
Town House, sede de la Oficina de Turismo
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Paramos a reponer fuerzas en un restaurante "vacío" de la Frauenplan. Lo de "vacío" es porque la terraza al sol estaba a reventar de gente, y en el interior no había nadie. Nos vino estupendamente, porque queríamos un poco de sombra
Probamos unas especialidades locales: una salchicha con puré de patata y col, y una especie de rollo de carne relleno de algo (creo que panceta) de la zona de Turingia, junto con los "dumplings", esas bolas de patata/pan que aparecerán de vez en cuando. Vamos, todo "light"...
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Con fuerzas renovadas, nos dirigimos al Cementerio Histórico, donde se encuentran el Panteón del Príncipe y la Iglesia Ortodoxa Rusa. En ésta, mausoleo de una Gran Duquesa, y para la que trajeron tierra de Rusia, estaban realizando algún oficio religioso, ya que se sigue utilizando. En el Panteón del Príncipe pueden verse los ataúdes de Schiller y Goethe.
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Volvemos sobre nuestros pasos para llegar al Museo de la Bauhaus, pasando por el Museo Nacional y Residencia de
Goethe, y el Museo Nacional y Residencia de
Schiller, para llegar a la
TheatherPlatz con una estatua de... ¡los omnipresentes Schiller y Goethe!. Por el camino vimos varios artistas callejeros que lo hacían francamente bien (había una chica de unos 13-14 años con un violín que
)
En la plaza, además del Museo, está el
Teatro Nacional Alemán de la ciudad, donde se firmó la constitución de la primera república de la democracia alemana.
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El
Museo de la Bauhaus es bastante pequeño. Hay una sala en la que proyectan un vídeo en alemán, subtitulado en inglés, sobre la historia de la Escuela, muy interesante. Lo malo es si venís con calor y os sentáis allí en la oscuridad, que empieza el sueño (reconozco que aún habiéndolo visto dos veces, hay un par de minutos que no conseguí ver
)
Y de vuelta a Leipzig. Un chapuzón en la piscina y a cenar a un asiático en la estación que es lo que nos queda más a mano.
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