Nos levantamos increíblemente frescos, nadie diría que el día anterior nos habíamos metido una paliza de casi 19h en total desde casi la otra punta del mundo. Nuestra primera visita iba a ser en un Lori’s Dinner, era algo que teníamos claro, básicamente por su fama, su decoración años 50 y sus increíbles desayunos. Buscamos el más cercano al hotel, estaba solo a un par o tres de calles (336 Mason Street. San Francisco, CA 94102) y nos metimos sin dudarlo. Desayunamos como reyes, por unos 28 dólares, propina incluida. No es económico que digamos, pero os aseguro que al menos un día vale la pena. Os recomiendo que os descarguéis cupones de la página oficial de la ciudad,
www.sftravelcoupons.com/. Nosotros llevamos unos cuantos y nos fueron muy útiles. Además, te los aceptan sin problemas porque allí es muy común usarlos y con ellos te ahorras por ejemplo, el coste de la propina. Los cupones sirven para todo, desde comidas hasta descuentos en tiendas.
El interior de Lori's Dinner, años 50 total
Cuando vas a pagar es muy normal que en algunos establecimientos te impriman el ticket con el precio de lo consumido en un línea y con una segunda y terceras líneas vacías. Sirven para que en la segunda escribas el tanto por ciento de propina que quieres dejar (tip) y lo sumes al final. Parece una obviedad, pero la primera vez que lo vimos no sabíamos muy bien qué teníamos que hacer.
Después de desayunar nos fuimos caminando a explorar Chinatown. Ya habíamos pasado en nuestro anterior viaje pero esta vez la podíamos disfrutar sin prisas. Este barrio es carismático, toda la comunidad china vive allí y se respira en general un buen ambiente. Las calles están decoradas con farolillos y los edificios son réplicas exactas de los que tienen en su país de origen. Por supuesto esta llenísimo de tiendas en las que comprar ropa y demás cosas a un precio más que interesante.
Puerta de acceso a Chinatown
Decoración típica en las calles del barrio chino
Sus bancos son así
Cruzando Chinatown hacia el norte se llega al barrio italiano, North Beach, que tiene un encanto especial particularmente de noche, para cenar. Allí pasaréis por Whashington Square, donde justo debajo del monumento a Benjamin Franklin se encuentra enterrada una cápsula del tiempo que esta previsto se abra en unos años. Después de pasear un rato por él, continuamos nuestra ruta hacia Fisherman’s Wharff, donde teníamos claro que íbamos a alquilar una bici para ir hasta el Golden Gate y Sausalito. La vez anterior cruzamos el puente en coche y os aseguro que no tiene nada que ver. En cuanto llegamos a Fisherman’s Wharff buscamos la tienda de alquiler, llamada Bay Cite Bike, aunque hay otras muy conocidas también, como Blazing Saddles. El trato excelente y muy profesionales, desde mi punto de vista. Alquilamos un par de bicis por 80 dólares los dos, (unos 50 euros) con casco incluido. Te retienen los 80 dólares hasta la vuelta a modo de fianza y te piden el dni o pasaporte. Nosotros escogimos disponer de las bicis unas 6h, pero las puedes alquilar por 1h a 32 dólares. Con ellas te dan un mapa para que sepas por donde debes dirigirte al puente y a Sausalito. Con el precio viene incluida la vuelta en ferry desde Sausalito, aunque tened en cuenta que si queréis esa opción lo primero que tendréis que hacer al llegar al pueblo es hacer cola para coger los tickets, sino os quedaréis sin plaza en el barco y os tocará esperar más tiempo (nos lo explicó la chica de la tienda de bicis). Otro consejo, si vais a alquilar bici comprad agua en abundancia. Las bicis vienen equipadas con fundas y demás soportes para llevar agua pero obviamente esta la tienes que comprar tú (en la misma tienda de alquiler venden). Lo digo porque cuando haces la primera subida te acuerdas de porqué no compraste agua en esa parada que habías visto antes, jiji...
Vistas de la playa en bici
Ya llegamos al Golden Gate!
Vistas de Alcatraz desde el puente...
Una vez listos y después de practicar un poquito por los alrededores (hacía 10 años que no me subía a una bici), nos dirigimos hacia el Golden Gate. El terreno es llano casi en su totalidad, excepto alguna subida al principio de la ruta. Tened en cuenta que la distancia entre Fisherman’s Wharff y Sausalito es de unos 14 km (8,6 millas) de modo que es una buena excursión. Tardaréis sobre una hora y cuarto en completar la ida, teniendo en cuenta las paradas que se hacen en el puente para hacer fotos y demás. El puente dispone de un carril para turismos y otro bien separado y vallado para peatones y bicis, en el que por cierto no hay que pagar ninguna tarifa de peaje (es solo para los coches y camiones). Desde allí disfrutaréis de unas vistas increíbles a la ciudad o a Alcatraz, a lo largo de sus casi 3 km de longitud. También encontraréis distintos miradores, como Hendrik Point, Horseshoe o el más famoso, Vista Point, con vistas al Pacífico.
En cuanto cruzas el puente llegas a una carretera de curvas con bajada incluida, muy cómoda para llegar a Sausalito y no tanto para la vuelta, jeje! En cuanto llegamos nos dirigimos a un parquing de bicis (hay muchísimos) y sin pensarlo nos acercamos a Hamburguers, la tienda de hamurguesas tan famosa que ya comenté en mi anterior viaje y que, por supuesto, no nos íbamos a perder. Después de 1h de interminable cola en la calle, compramos dos hamburguesas GIGANTES con queso, un par de bebidas y patatas fritas por solo 20 dólares. Sin duda son las mejores que vais a probar y de hecho fueron las mejores de todo el viaje con diferencia.
De nuevo en Sausalito
Vistas a la bahía
En cuanto comimos sentados delante de la bahía de Sausalito, que tiene un encanto especial, cogimos de nuevo las bicis y nos fuimos a buscar las casas flotantes. Puedes dejar la bici al principio del muelle y caminar por los distintos canales que tienen habilitados sus habitantes. No os perdáis las casitas que hay por allí, son una auténtica pasada.
Ya de vuelta, decidimos no coger el ferry y volver por el mismo camino. Aunque al salir del pueblo hay una subida monstruosa, se pasa rápido y después puedes disfrutar de nuevo del Golden Gate. Al cruzarlo, nos acercamos a Baker Point, una zona de playa muy bonita ideal para las puestas de sol. Como todavía era temprano, nos acercamos al Palacio de Finas Artes, donde entre otras películas se gravó una escena de La Roca.
Palacio de las Finas Artes
Ya en Fisherman’s Wharff de nuevo, devolvimos las bicis (te desbloquean la fianza al momento) y nos fuimos a pasear por el puerto. Allí compramos el famoso Clam Chowder, una especie de pan abierto por la mitad relleno de sopa de cangrejo y nos metimos en el Museo de Mecánica, lleno de máquinas de videojuegos antiguas y otras atracciones. Justo detrás encontraréis el Submarino Pampanito, que colaboró en Pearl Harbor, convertido en buque museo el cual podéis visitar por unos 7 dólares.
Submarino Pampanito
Leones marinos en Fisherman's Wharff
Detalle de la zona de compras...
Una merienda bien merecida
Después de dar un largo paseo por la zona, visitando tiendas de ropa y demás, nos dirigimos al hotel a descansar y a preparar la ruta del siguiente día.