Era nuestro último día en EEUU y queríamos aprovecharlo a tope. Nos levantamos bastante temprano porque a las 9h teníamos reservada desde un par de meses antes una excursión para avistar ballenas. Teníamos claro que era algo que se ve una vez en la vida, de modo que no íbamos a perdérnoslo por nada del mundo. La reserva la hice en Monterey Bay Whale Whatch, ubicada en el mismo Pier de Monterrey (84 Fishermans Wharff, Monterey), por 80 dólares dos personas, precio que me pareció más que justo. Hicimos el check out del motel y nos dirigimos al puerto, donde dejamos el coche en un parquing público cercano por 6 dólares toda la mañana, pues por ser una zona portuaria era casi imposible aparcar. Al llegar, puedes oír (y oler, jeje) a los leones marinos, que viven justo debajo del muelle. El día, como no, había amanecido con bastante niebla, pero conforme pasaba la mañana se iba levantando. En cuanto estuvimos todos en el barco, de tamaño considerable, nos empezaron a explicar por megáfono como vive la fauna del lugar. Mientras lo hacían, pelícanos gigantescos seguían la estela de nuestro barco aprovechando el movimiento de las hélices para cazar peces, hecho que me permitió hacerles algunas fotos.
La excursión dura bastante, unas 4 horas, pues el barco debe adentrarse mucho en el Pacífico para ver las ballenas. Al parecer, es la zona más profunda del planeta, con más de 4km de profundidad, por eso las ballenas van a cazar a esa zona. Cuando suben a respirar es cuando puedes verlas.
La excursión dura bastante, unas 4 horas, pues el barco debe adentrarse mucho en el Pacífico para ver las ballenas. Al parecer, es la zona más profunda del planeta, con más de 4km de profundidad, por eso las ballenas van a cazar a esa zona. Cuando suben a respirar es cuando puedes verlas.
La primera sorpresa fue ver pelícanos y albatros muy, muy cerca del barco. Esta ave tiene un tamaño espectacular, de casi dos metros con las alas desplegadas, que te deja boquiabierto. Pero más impresionados quedamos al ver un tiburón. A mi casi me da un pasmo, jeje. Era increíble verlo, parecía que no podía ser. Entre otras cosas el guía contaba que esa es la mejor zona del mundo “para ser comido”...uf...El tiburón no sacó la cabeza del agua en ningún momento, pero podías ver sus ojos negros...impresionante.



Y por fin llegó el momento. Oímos al guía dar indicaciones al capitán del barco para que se acercara a un punto concreto, donde de repente apareció una cola gigantesca sumergiéndose en el agua lentamente. Ver las ballenas en su estado natural es algo que no olvidas en la vida, de una belleza indescriptible. Estuvimos al menos un par de horas siguiéndolas tranquilamente, siempre guardando las medidas de seguridad y distancia pertinentes y intentando molestarlas lo menos posible. Antes de marchar hacia puerto, pudimos ver una madre con su cría. La pequeña saltaba y jugaba bajo la protección de su madre.

Como el tiempo empezaba a empeorar en alta mar, el capitán del barco decidió dar media vuelta y volver pero como ya llevábamos unas 3h de excursión nos dimos por satisfechos, por lo que volvimos realmente emocionados. Una vez fuera del barco, nos dimos una vuelta por el Pier de Monterey, que es lo más conocido y comimos en uno de sus restaurantes.

Ya entrada la tarde, nos acercamos a Santa Cruz, a unos 50 minutos en coche desde Monterey. Este lugar nos encantó. Había leído en el foro que no valía mucho la pena, pero desde luego para nosotros si. Aparcamos en zona azul y nos fuimos a dar una vuelta por la playa, donde hay un parque de atracciones bastante famoso que ameniza mucho la visita. El lugar esta lleno de tiendas y atracciones que dan al lugar un encanto especial, con un ambiente muy festivo. Además todo el mundo iba en monopatín, hecho que todavía daba más autenticidad al lugar. Después de comprar unas camisetas Santa Cruz en una de sus tiendas, nos sentamos en uno de sus miradores a observar el mar y despedirnos de este estupendo lugar.


