Madrugamos y cogimos un taxi hasta la calle 26St. con 87St. según la guía Loney Planet hay una empresa de alquiler de biscis que se llama Mr. Jerry, nosotras optamos por alquilarlas justo enfrente, es un restaurante que se llama Mann por 1.000 Kiats.
...Y nos lanzamos a descubrir la ciudad, creo que ha sido una de las mejores experiencias que hemos vivido y que nos ha permitido en poco tiempo descubrir rincones increíbles de esta ciudad.
salimos desde la Torre del reloj y nos dejamos llevar...
Seguimos hasta Mahamuni Paya
Continuamos hasta Shwe In Bin Kyaung, un monasterio de teca, tan pronto llegamos allí un individuo en moto, nos llevó a al patio central, enseguida apareció un monje de una edad difícil de determinar ya que los birmanos parecen muy jóvenes, pero debía rondar los 35 y se ofreció para enseñarnos el monasterio, incluidas las zonas interiores donde viven los monjes, salones de estudio, zonas de meditación y nos paseó por unas cuantas plantas.
Personalmente pensé que eso no tenía mucha lógica, tres mujeres, yo con pantalón corto, pero tuve la prudencia de enrollarme un pañuelo en la cintura, al ver que aquella visita se alargaba un poco, decidimos irnos lo más rápido posible. ( la historia no termina aquí...)
cogimos las bicis y seguimos nuestra aventura por la infinidad de calles que bordean el río.
durante un buen rato las tres tuvimos una sensación muy rara... nos sentíamos observadas, pero no le dimos importancia, hacía mucho calor y estábamos cansadas de pedalear.
Eran las alrededor de las 17:00h. y era la hora de dirigirnos a Mandalay Hill, para subir a la colina y poder contemplar otra perspectiva de la ciudad.
Llegamos a la base de la colina y había unos cuantos taxis, por lo que decidimos coger un taxi con las bicis incluidas, los taxis locales son muy peculiares. Negociamos un itinerario, ya que debíamos devolver las bicis, de nuevo 1.000 kyats por pasajero.
Una vez llegas al edificio principal, hay una escalera mecánica, lo que me extrañó es que nosotras no pagamos, claro que cuando llegamos no había nadie, pero a la media hora empezó a llegar gente y se les cobraba entrada, a mi me habían dicho que hay sitios en los que te puedes negar a pagar por entrar y si te pones serio pasas igualmente, lo hicimos en un par de ocasiones.
El mirador es espectacular
Llevábamos una hora más o menos haciendo fotos cuando a una de nosotras se le acerca un monje, joven, atractivo y empezó a entablar una conversación "absurda", pero de buen rollo!
enseguida apareció otro, también atractivo y entonces comprendí el rollo que se llevaba esta tropa, cuando apareció nuestro amigo del monasterio, por supuesto mascando betel. Nos habían seguido.
Entonces las tres nos empezamos a preocupar, les saludamos, cogimos los bártulos, nos largamos corriendo al taxi, devolvimos las bicis y cenamos en Sky bar un restaurante que hacen comida Italiana y está muy cerca del restaurante en el que alquilamos las bicis.
regresamos al hotel en otro taxi y no hubo más sorpresas...