Madrugamos como todos los días y salimos en dirección a las cuevas de Powintaung, es un sitio espectacular, durante casi toda la mañana nos perdimos por los increíbles rincones de este lugar, contemplando los frescos de sus interiores y paseando por la zona. Este fue el primer lugar donde vimos monos...

Finalizada la visita y de camino a Ava paramos para comer
Ava es una zona preciosa, subimos a un bote para cruzar el río y...

cuando llegamos a la orilla, una plaga de niños y mayores vendiendo todo tipo de souvenirs, nos siguieron, sin parar, fue una tortura. Para que esto no pase hay dos cosas, pasar de ellos, no decirles palabra o hacer un trueque, nosotras llevábamos pintalabios y eso nos fue perfecto, ya que los souvenirs los cobran carísimos. Todo y así nos siguieron de principio a fin.
Una vez pasada la tortura, nos subimos a un carro de caballos,

primera parada

segunda parada, monasterio Maenuokkyaung pero una vez en la entrada, teníamos que pagar y no nos gustaron las maneras, optamos por pasear por la zona y creo que fue una decisión acertada, el paisaje es muy relajante.

tercera visita, no se puede subir a la torre, ya que las escaleras son de teca, pero no están en condiciones, el trayecto hasta este lugar es precioso.

Por último y antes de que cayera una buena tormenta, visitamos Me Nu Ok Kyaung. Este monasterio lo construyó la esposa del rey Bodawpaya.

Un detalle; casi todas las niñas y mujeres de la zona, se pintan la cara con Tanaka una especie de crema o mascarilla, que según dicen les protege del sol, les suaviza la piel y las hace más bonitas... En todo el país utilizan este preparado casero para untarse la cara.

Esta fue nuestra última visita a la zona, volvimos a cruzar de nuevo el río y nos pusimos en marcha hasta Mandalay.