Después hicimos nuestro último paseo por las principales calles de Beijing, al lado de nuestro hotel que estaba en el límite de un Hutong y fuimos al hotel a refrescarnos un poco y a recoger las maletas ya que las dejamos en consigna. Cogimos un taxi hacia la estación ya que nuestro tren el T231 salía a las 21,15 h y viajábamos de noche. Compramos comida en el supermercado de la estación, muchas veces sin tener ni idea de que comprábamos y subimos al tren. La estación estaba hecha una guarrada, llena de porquería y con toda la gente por los suelos durmiendo o comiendo…. En fin, muy chino. La cabina del tren, sin embargo estaba muy limpia y pasó una china (la revisora que tampoco hablaba otra cosa que no fuera chino, bien) que nos pidió las tarjetas de embarque y se las llevó para avisarnos cuando debíamos bajar en nuestro destino: Luoyang. Noche perfecta a bordo.
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