Era nuestro tercer día en Maasai Mara, llevábamos allí dos días y nos parecían al menos dos semanas por la cantidad de animales y paisajes que habíamos visto y la cantidad de emociones que habíamos vivido
Hoy nos levantamos con la emoción del cruce, pero antes, Jorge nos reservaba una sorpresa… íbamos a ver al guepardo. Sus masais le informaron que la noche antes una guepardo hembra preñada había intentado cazar sin éxito y tendría que volver a intentarlo. Nos acercamos a la zona donde la habían visto y estuvimos esperando a verla cazar aproximadamente una hora, pero las hierbas de Masai Mara estaban muy altas, excelente escondrijo para ella. El caso es que al encontrarla ya había cazado y nos encontramos esto
Impresionante espectáculo que disfrutamos en el silencio de la sabana, sólo se escuchaban sus enormes jadeos, estaba agotada y, por momentos, tenía que parar de comer para descansar. Al escuchar esos jadeos nos hicimos una idea del esfuerzo que le habría supuesto la carrera, además la presa era una gacela de Thomson macho con sus cuernos bien grandes, un animal muy rápido.
En todo momento se le veía alerta, los guepardos pierden sus presas muchas veces a manos de leonas, hienas u otros depredadores… después de un rato, la dejamos sola disfrutando de su presa, bien merecido se lo tenía.
Después de ver al guepardo, nos encontramos a nuestro paso con dos impresionantes leones macho descansando entre unos matorrales. Leones melenas negras ¡Qué fuerza!
A éste se le veía la cara con heridas recientes, nos contaban que la vida de la sabana es dura, también para el rey, el león macho, tienen que estar peleando no sólo con las presas, sino también con los de su propia especie, bien para mantener su puesto, si es el macho dominante de la manada o para quitar el puesto a otro si eres león adulto nómada a la búsqueda de tu propia manada.
Nos quedamos muy satisfechos después de ver a esta pareja, porque hay un dicho masai que dice que si no has visto a un león macho melena negra no has visto África ¡Ya hemos visto África!
Después vimos a una manada de elefantes.
Y un antílope de agua macho.
Después nos fuimos hacia El Cruce, pero esta parte se merece un capítulo aparte en la siguiente etapa.
Fuimos al encuentro de un leopardo que había cazado un ñu y lo había subido a un árbol, como es habitual en estos felinos.
Vimos al ñu, pero no al leopardo, el bien llamado fantasma de la sabana, tras una exploración más exhaustiva, conseguimos verlo gracias a la punta blanca de su cola, perfectamente camuflado entre la vegetación.
En un árbol cercano vino a posarse un águila volatinera.
Ya de noche de vuelta al campamento, nos encontramos con un grupo de hienas. Una cría curiosa, intentaba acercarse a nosotros y su madre se lo impedía a duras penas.
Así terminaba nuestra estancia en Maasai Mara, en la cena de este último día, los masais nos hicieron su característico baile, en el que nosotros también participamos saltando todo lo alto que pudimos.
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