Nos hemos levantado tarde después de la larga velada de anoche.
Sigue nublado. Desde nuestro alojamiento, Fabula Lake House, tenemos vistas al lago, muy tranquilo y relajante. Desayuno en un rinconcito, al lado de un ventanal mirando al lago.
Tras evaluar varias opciones para el día, finalmente decidimos tomarnos un día relajado. Me convencieron para descartar la subida al refugio López o a la Laguna Negra, porque se había hecho tarde y el día no estaba nada bueno. También nos ofrecieron una excursión privada en un pequeño barquito por el Brazo Tristeza, que compartiríamos con los otros 3 huéspedes de la casa; tenía muy buena pinta, pero al final no se pudo confirmar.
Otro día nublado y fresco en este verano patagónico.........esto no es lo normal, aunque a nosotros no nos preocupa demasiado........encantados de no sudar.
La península de San Pedro es un lugar absolutamente tranquilo, una península llena de árboles, sobre el lago Nahuel Huapi, con varias playas y algunas casas de personas que prefieren vivir alejadas del bullicio de Bariloche, pero cerca de la ciudad.
Salíamos de la península para dirigirnos a Colonia Suiza, pasando por el lago Moreno.
Colonia Suiza es un pequeño pueblo, nacido a partir de un asentamiento de colonos suizos. Hoy muestra un aspecto animado, con todo tipo de entretenimientos para turistas que buscan dedicar un día tranquilo a pequeños paseos, comidas y compras. Los pobladores intentan atraer la atención anunciando sus productos con letreros de madera.
Habíamos empezado a caminar desde Colonia Suiza para subir el Cerro Goye cuando nos dimos cuenta que la cámara de fotos se nos había quedado en el asiento del coche, a la vista. Esto ya no es la Patagonia tranquila que conocemos. Así que, volamos para abajo. Después no nos quedaron ganas de repetir la subida y continuar hasta la cima.
Continuando por carretera de ripio, enlazamos con el Circuito Chico en Arroyo López.
En Angostura, el punto de desagüe del lago Moreno sobre el Nahuel Huapi, se forma la Bahía López. Un gran hotel afea el entorno. Y es que esto no tiene nada que ver con aquellas tierras salvajes de la Patagonia profunda y remota.
La gente se acerca a la playa, bien abrigaditos, eso sí. Nosotros nos dedicamos a recorrer un corto sendero que llega a un mirador sobre el Brazo Tristeza. La verdad es que da cierta impresión de soledad y melancolía. Aunque mucho mejores eran las vistas sobre el Brazo Tristeza que contemplamos ayer desde lo alto del cerro Llao-llao.
En una hora estábamos de vuelta. Próxima parada en Playa Los Troncos (hay un cartel de madera en la carretera que indica Bahía Los Troncos, con estacionamiento al lado). Hay apenas unos 200-300 m para llegar a la playa, por un sendero en el que vimos varios arrayanes. También nos sorprendió encontrarnos varios ejemplares de pitrantos, árboles tan escasos, que quizás pasen desapercibidos para la mayoría, pero que nosotros conocimos su historia en el Bosque de las Sombras de Lago Puelo.
Ya nos hemos dado cuenta que los arrayanes suelen estar cerca del agua, ríos o lagos.
Me gustó mucho esta bahía, con el Cerro Capilla enfrente y el Cerro López y Pico del Turista a la izquierda, que superan los 2000 m de altura, mientras que el lago Nahuel Huapi se ubica a 800 m de altitud. Con un poco de sol, habría sido mucho mejor.
Siguiendo un senderito, llegamos al Lago Escondido, pequeña laguna oculta entre la vegetación. Nos gustó menos.
Los anuncios del Puente Romano en el circuito turístico nos mantenían bastante intrigados. ¡A ver si resulta que llegaron los romanos a América antes que Colón! Al visitarlo, nos enteramos que se trata de un puente construido en 1937, imitando el estilo de los puentes romanos. Muy diferente de los típicos puentes patagónicos de madera. Llegamos por un sendero de 400 m entre bosque......cañas colihues, arrayanes, y, sobre todo, coigües, que nunca dejan de sorprender por su enorme tamaño.
Un ejemplo de los recrecimientos que causan los hongos llao-llao en los troncos de los árboles
Llovía cuando llegamos a la playa de Villa Traful. Un lugar que me pareció encantador, pero que la lluvia no nos permitió disfrutar. Con arrayanes en flor en sus orillas y montañas enfrente, fue una lástima no haber tenido la oportunidad de conocerlo en mejores condiciones.
Un poco más adelante llegamos a un mirador sobre la Bahía Traful, que tampoco podemos disfrutar........sigue lloviendo.
Terminamos rindiéndonos ante la incesante lluvia. La mejor idea fue buscar una terracita cubierta con vistas al lago, para tomar un chocolate caliente con tarta, el Chiao.
Y así, tan a gusto, veíamos llover en este verano austral.
Walter prepara la cena para todos en el Fabula Lake, familia y visitantes. Se nota que es italiano, la pasta le sale deliciosa.
Además de la alemana que está dando la vuelta al mundo durante un año, los estadounidenses y nosotros, se suma una familia chilena que acaba de llegar. La alemana me da mucha envidia, mañana se va rumbo a Chiloé, después a Isla de Pascua, Tahití.......para continuar por varios países de Asia.