El Chaltén, el pueblo más joven de la Patagonia. Y, su juventud se siente en su atmósfera.
Fue fundado en 1985 para fortalecer la posición de Argentina en el conflicto fronterizo con Chile en cuanto a la delimitación de ambos países. Chile intentaba tomar dominio sobre el lago del Desierto y el valle de Las Vueltas, y El Chaltén nació para afirmar la posición argentina.
Aún hoy en día no se han definido completamente las fronteras. Si miras un mapa de detalle de la zona, ves que hay una zona difusa en la que no figura pintada ninguna línea fronteriza, en la zona por detrás del Fitz Roy, zona muy inaccesible.
El sol empezaba a iluminar las montañas al amanecer. Podíamos apreciarlo desde las ventanas de la hostería.
La capilla de los Austríacos se sitúa en un extremo del pueblo. Fue construida en 1995 en recuerdo a los escaladores muertos en el intento por alcanzar estas difíciles cimas, en especial en homenaje a Toni Egger, montañero austríaco que perdió la vida escalando el Cerro Torre. Las paredes de la capilla guardan inscripciones de los nombres de todos los alpinistas muertos en estas montañas.
Hoy no nos tenemos que poner el gorro para el frío, ni el de lluvia, ni siquiera el de turistas disciplinados. Hoy se impone el gorro de sol. Porque, tras haber pasado por el resto de estaciones en pocos días en la Patagonia, hoy, por fin, nos corresponde el honor de recibir a la estación que faltaba: el verano.
Un día soleado, completamente despejado, luminoso, ni pizca de viento….días así no hay muchos en la Patagonia, y hoy coincide uno de esos pocos. Vamos a aprovecharlo al máximo.
Antes de empezar a pasear por tan hermosas montañas, debemos cumplir una misión: pasar a saludar a uno de los guardaparques.
Casualidades de la vida. 2 meses antes conocimos a su tía, compartiendo mesa en una casa rural de una pequeña aldea de la Ribeira Sacra. Un día muy emotivo, porque había ocurrido el encuentro de esta argentina con su prima, único familiar que le queda en España. Después de 50 años sin verse, y después de haber perdido el contacto durante años, y tras muchas llamadas telefónicas intentando localizarla, por fin, el deseado reencuentro. Y, conversando en la mesa, comentando nuestro próximo viaje a Argentina….resulta que su sobrino es guardaparques en El Chaltén, y no podíamos pasar por allí sin acercarnos a saludarlo.
Y, continuando las casualidades, resulta que Alejandro estaba en la caseta de los guardaparques, y pudimos conocerlo.
Claro que flipaba! Nos ofreció toda su hospitalidad.
Y tras tan curiosa anécdota, para las montañas nos vamos.
Un circuito larguísimo, por las lagunas de El Chaltén……….en camiseta de tirantes.
Con el gorro de sol, sintiendo la completa libertad de caminar por las montañas.
Desde el mismo pueblo, salen varios senderos señalizados que se adentran en las montañas. Empezamos en dirección a mirador del Cerro Torre, a donde llegamos en poco más de media hora.
El cerro Torre se considera la montaña más difícil de escalar en el mundo, una aguja prácticamente vertical.
La senda continúa, cruzando bosques, ríos, con vistas frontales al Cerro Torre y demás. Los pajarillos alegres, el sol resplandeciente….energía a tope.
En 2 horas y media llegamos a la Laguna Torre, ¡qué espectáculo!. Sobran las palabras.
Todavía se puede continuar más allá de la laguna, pero nosotros regresamos a una bifurcación por la que nos desviamos hacia las lagunas Madre e Hija. Una senda poco transitada, entre bosques de lengas y ñires, los cuales, a estas alturas, ya distinguimos perfectamente.
Las lagunas Madre e Hija están separadas por una franja de tierra, rodeadas de bosques, y con las montañas de fondo.
Continuamos hacia el campamento Poincenot, zona de acampada, cerquita del pie del Fitz Roy.
Desde aquí, emprendemos la empinada subida hacia la laguna de los Tres, salvando un desnivel de 450 m en 2 km.
Ponemos el turbo para llegar arriba porque quedan pocas horas de luz. A pesar de llevar encima casi 25 km de caminata, subo en 40 minutos, con unas condiciones meteorológicas espléndidas, y muchas ganas de alcanzar la laguna.
Llegas arriba, te encuentras con el Fitz Roy de frente, la laguna a sus pies, todavía helada…una belleza inenarrable……que no importa nada el cansancio que lleves encima.
No basta con llegar al mirador sobre la laguna. Hay que descender y llegar hasta su borde, seguir caminando…….y encontrarte con un nuevo espectáculo, tanto o más grandioso, que es la Laguna Sucia, encajonada entre montañas, escondida, como si quisiera preservar su intimidad, y mostrar su belleza sólo a unos pocos. Y con el Fitz Roy que casi lo puedes tocar……
Volvamos a la Laguna de los Tres. No es buen momento para fotos, con toda la fuerza del sol justo de frente. Pero, sin duda, es el mejor momento para presenciar aquella barbaridad. Un momento, quizás único en la vida.
Me tenía que quedar allí cuando ya apenas quedaba nadie, esperando que el sol se ocultase tras las agujas del Fitz Roy y el Poincenot, para poder llevarme unas fotos, aunque ya en sombra.
El Monte Fitz Roy es una montaña mítica para muchos escaladores del mundo, una de las más difíciles de escalar.
Los tehuelches la llamaban Chaltén, que, en su lengua, significa “montaña de humo”. El “humo” que casi siempre corona su cima hizo pensar, durante mucho tiempo, que era un volcán. En realidad, se trataba de nubes. Ver la montaña sin corona, como hoy, es bastante excepcional.
Todavía nos quedan unos cuantos km de regreso. Pronto va a oscurecer. O sea que, volvemos a poner el turbo, y para abajo.
La sombra de las montañas va avanzando
Desde el campamento Poincenot continuamos hacia El Pilar. Pasamos por el glaciar Piedras Blancas, colgante en la montaña, con su laguna abajo…. ¡qué maravilla!
Casi oscureciendo, llegamos a la hostería El Pilar, donde los alojamos las siguientes noches. Había encargado que nos transportasen el equipaje desde El Chaltén hasta allí, a 17 km.
38 km de caminata, en camiseta de tirantes, ¡qué paliza! ¡qué animalitos somos!
Cena….ummmmmm! ¡qué bien se come en Argentina!
Nuestra ruta para GPS: es.wikiloc.com/ ...id=3758766