-- A las 8:30 horas estaba programado el despertador, pero una hora antes, las ganas de pisar la verdadera Islandia nos adelantó la mañana y nos pusimos manos a la obra.
-- A las 9 a.m habíamos quedado con el personal del rent a car para entregarnos el 4x4 reservado. Los dioses continuaban poniéndonos trabas, a las 9:15 no había aparecido nadie por allí. Desde el hotel, el personal muy amablemente realizó la llamada por nosotros, y en 2 minutos compareció un joven con una furgoneta nos llevó hasta el rent a car.
-- Arrancamos con nuestro
Ford Escape 4x4 V6 gasolina y tras recoger del hotel nuestro equipaje, al fin ponemos rumbo a Reikjavik.
-- Primeras sensaciones de Islandia, amplitud, llanura y vastos paisajes; y eso que aún ni habíamos llegado a la capital.
-- A la llegada, el objetivo es recoger nuestro equipamiento de camping. Material para dormir en el coche y un wifi portátil con 4gb para futuras consultas durante nuestros 12 días de ruta.
-- Tras la recogida, y dejando la visita a
Reikjiavik para el último día por culpa de huelga de controladores franceses, comenzamos con nuestra ruta.
-- Primer objetivo,
Parque Nacional de Thingvellir. Durante el trayecto, nos reafirmamos en la amplitud paisajística de la que goza Islandia. Espectaculares vistas en los que puedes estar parando cada minuto para tomar una buena instantánea (cosa que no puedes aguantar al menos el primer día jeje).
-- La lluvia, llovizna, lluvia, llovizna nos acompaña todo el trayecto, y a la llegada, nos calzamos las cámaras de fotos, chaqueta (corta vientos-impermeable sobre todo, la temperatura no bajaba de los 12 grados)
-- Comienza la fiesta, tras el paso previo por un mirador como introducción, impresionantes vistas desde
el 1er parlamento a nivel mundial, creado por los Vikingos, allá sobre el siglo X.
-- Nos adentramos hacia
la famosa falla que separa deja visible la separación de las placas tectónicas americana y euroasiática. Interminable a la vista del ojo humano, cuando más te adentras más te absorbe y más quieres caminar.
-- A la vuelta, parada obligatoria por la
cascada Oxarafoss, el preludio de lo que nos espera más adelante. Nos llamó la atención el bicolor que presenta la vegetación islandesa, verde/negro. El agua de la cascada, a su curso por el río era completamente negra (influida por el color de las piedras del fondo).
-- Siguiente paso,
Geysir. A la aproximación del aparcamiento ya se aprecian las fumarolas; parece como si de un incendio recién extinguido se tratase. Avanzamos por el camino marcado, vas viendo p
equeños "geysir", hasta que de repente vemos unas 15 personas bordeando lo que parece un jacuzzi natural. Y apenas 30 segundos desde nuestra llegada,
Sotrokkur nos da la bienvenida con
una proyección de unos 10 metros de altura. Asustados con el sonido de la explosión nos sobresaltamos y damos un paso atrás. Pero ese "miedo" duraría poco, enseguida nos acercamos al otro extremo y procedemos a la obligatoria captura de imágenes y vídeos, para tras ello, disfrutar de las explosiones dejando de lado los dispositivos electrónicos. La gran suerte fue que llegamos casi a las 22h y las pocas visitas que había estaban repartidas a lo largo de todo el recorrido de fumarolas.
-- Tras ello nos dirigimos a
Gullfoss, sospechábamos tras lecturas y búsqueda de información, lo que nos encontraríamos allí. Y no nos defraudó. Desde el parking ya podíamos escuchar
el "rugido" de Gullfoss. Accedemos por la pasarela instalada, y zas; impresionante y caudalosa cascada, cubierta con una cortina de agua, propiciada por la brusca caída del agua que lleva. La visitamos desde las 4 perspectivas que ofrece, y a cada cual mejor, los objetivos no paraban de captar, y nuestra vista tras ellos, más aún. Incansable visita, observando la violencia con la que arroja su caudal.
-- Después del duro día que llevamos, pues tuvimos otra pequeña inclemencia en nuestro accidentado viaje ( desde Reikjavik a Geysir, media vuelta hasta el pueblo de Sellfos- que nos cascada, pues está en el Norte- para repostar y comprar alimentos, porque nos pillaba el toro y corríamos el riesgo de no disponer de víveres para pasar la noche), decidimos hacernos un suculento
menú en el aparcamiento de Gullfoss, con nuestro camping gas, nuestra sopa caliente, una hamburguesa y una buena copita (o mejor dicho vaso de plástico jeje) de vino Rioja, decidimos adelantar camino para la ruta del día siguiente, y
regresamos hasta el aparcamiento de Geysir para dormir en nuestra vivienda con ruedas. Acomodamiento de los 1001 trastos que llevábamos con nosotros, y pelea constante con los millones de mosquitos que vuelan por Islandia, y al fin pudimos estirar nuestra cansada espalda y dormir, ya eran las 2 de la mañana .... vaya 2 días de sueño atrasado.