Tras un vuelo un poco incómodo, no tanto por las típicas turbulencias de Centroeuropa sino por la poca cortesía de las azafatas de Smartwings, que parecía que les descontaban sueldo por hablar en inglés, en vez de checo, y parecía que se les iba un año de vida por venir a atenderte para darte una almohada o más azúcar, sin hacer aun la digestion de la comilona que nos ofrecieron en el avión, llegamos al fin a Ruzyne.
Cabe decir por aqui, que esta compañia ofrece puntualidad, seriedad, y un nivel de confort en sus aeronaves que en ocasiones no se encuentra uno en vuelos low cost, un puntito para Smartwings y desde aqui mi saludo al señor Stvens que nos llevo hacia la Rep. Checa con humor y haciendo las veces de Cicerone, muy hablador este piloto, que iba casi todo el camino presentandonos y dando explicaciones de las ciudades que se veian desde el aire, desde Valencia, Bcn, Niza etc...
Íbamos con el miedo de que nos habían pronosticado lluvias para los días de estancia, pero desde el avión se veía una tarde estupenda Praga nos daba la bienvenida con la promesa de una tarde soleada.
Salimos del avión en plena pista, (eso hacía tiempo que no lo veía…) al bus y a esperar las maletas, una hora que tardaron en salir!, y el pobre señor del transporte al hotel, ahí clavado y sonriente…con su cartelito.
Salimos de la terminal 2 y, ála a llover a cántaros, pero llegando al Hotel en Mala Strana aflojó un poco, el Roma Hotel, reformadito, cómodo, amplias habitaciones, el baño muy amplio y cómodo también, y desayunos de escándalo! ademas tienen un servicio de masajes Thailandeses y reflexologia para pies torturados por el mítico empedrado Praguense.
Tras el aguacero de bienvenida, salió de nuevo el sol, dejamos las maletas rápidamente y como no, fuimos directamente en dirección al Reloj, llegamos justo a tres minutos de las campanadas, y sorprendentemente apenas había gente, cogimos un estupendo sitio justo al frente, y por fin lo veíamos funcionar!!!
La verdad es que no es que llegara a desilusionarme, pero esperaba mas, más grande, las figuras más altas, la muerte, los apóstoles algo así como de mayor tamaño. Las esferas del reloj, no sé… me pareció pequeño, y me pareció una incuria imperdonable por parte de las autoridades competentes, que le estén faltando figuras y se dejen los huecos vacíos tanto tiempo…la verdad para un monumento tan insigne de la ciudad, no deberían…Pero vamos que en spain “semos peores”
Paseíto de rigor por la Ciudad Vieja el puente Carlos, que madre mía, si que es cierto que acabas hasta los pelos del puente, se le acaba a una haciendo largo jajaja! Pues mil y una veces que lo cruzamos! Siempre esta casi lleno de gente, pero por las tardes hay menos demanda para sobar al perro del santo, a la mujer y a todos los que salen por el grabado, donde nunca hay cola es en la cruz de cinco puntas, o cruz arzobispal, (símbolo que me llamó la atención por ser la cruz trebolada, un simbolo claramente pagano) Estando este antes discreto lugar del puente, subido ahora de categoría por una especie de tríptico de forja y latón dorado… que reclama así, un poco mas de atención, aunque los guías se empeñan en que hay que tocar el perro...
Dimos una vuelta de reconocimiento por Mala Strana, y de los soportales tan animados del lateral de la iglesia de San Nicolás, cabe destacar que hay un portalón a la izquierda, donde un bar anuncia la estupenda Pilsner Urquell, y ofrece una escalera de bajada en principio poco atractiva, pero que poco después resulta encantadora, pues nos regalan durante nuestro alto en el camino, alegre música celta y percusión medieval, ideal mientras damos buena cuenta de la Pilsner fresquita! la camarera chapurreaba el español divertida, y decia que eramos buenos bebedores de cerveza
Ya de camino al hotel de noche ya, y con un fresco importante, unos 12º… en la calle Karmelitská abajo casi ya en Ujezd, encontramos el estupendo restaurante Carmelita; velas, comida excelente, servicio y precios bastante asequibles, por no decir sorprendentes!
Llegamos al Hotel, y a la cama en modo piloto automático y como era de esperar fue tocar la cama y caer fulminados.