Salimos más tarde que temprano, calle Preslova abajo, para girar por Vltavská, hasta llegar a la estación de tren de Smichnov, la zona no tiene el encanto praguense, pero se entiende que es un suburbio de las afueras, y ya que estamos pues se puede aprovechar para comprar Becherovka o alguna otra cosilla que se tercie a precios realmente reducidos, en la parte derecha de calle Nadrazní, hay un sinfín de oulets, (cutrecillos o mediocres, que nadie espere encontrarse allí una Barceloneta, o uno como el de las Rozas jejeje) para quien se aventure a tratar de comprar sin mediar palabra con el dependiente, o a través de señales, …a no ser que se hable checo claro!
Pero como no es mi caso, una vez más, el socorrido lenguaje de signos, (menos mal que leí el libro los Simios y el Lenguaje, y estaba totalmente preparada

Y ya que ha salido, mencionaremos que el becherovka, es un delicioso licor, de agradable sabor, que se toma frio, muy frío, solo, o en combinados y cócteles , se dice de ella que es fuerte y con alta graduación, pero se enmascara debido al regusto dulce y el color dorado que presenta, engañando así un poco a la mente, en contraposición con el vodka o el tequila, tan blancos y frios…y como te pille desprevenido te da un pelotazo de impresión jajaja!
Tras este inciso, seguimos con la excursión al Castillo de Karlstejn. Al fin en la estación de Smichov, pedimos los tickets en inglés, me dio a mi la impresión que la mujer no pillo mucho, solo lo de "Karlstejn" y le enseñamos el folleto del castillo, rápidamente nos comentó en CHECO, pero con señales de mímica, que necesitábamos 4 pasajes, dos de ida y dos de vuelta, y nos dio la vuelta válida hasta el medio día del día siguiente. Por cierto que fueron sólo 120 coronas ida y vuelta las dos personas (...esto...ejem, precio medio de una excursion a Karlstejn con touroperador o guia privado: entre 40 y 80 euros pax.)
Apuntó cuatro palitos en el papel, y lo recalcó mucho, y también remachó el gesto de enseñarnos cuatro deditos…y nos despidió.
Minutos mas tarde una chica de información de los túneles de metro, tras hablar una parrafada de checo con un seguridad, nos dijo “Downstairs” y de nuevo la mímica (esta vez, modo controlador de pista de aterrizaje), pero tremendamente efectivo, bajamos las escaleras y salimos al ANDEN 4! Claro si estaba clarísimo. Juas…juas…
Llegamos al anden, silencioso y desierto, (véase prueba gráfica numero uno) pero al menos los paneles decían Ceske Budejovice y sabíamos que Karlstejn esta en esa dirección, un respiro de tranquilidad y a esperar.
Paró un tren y se bajo de repente una nube de personas que por lo visto iban al mismo sitio que nosotros, mejor, así vamos mas tranquilos…y una señora que se sienta a mi lado ve el folleto del castillo en mis manos y comienza a hablarme en checo,…claro en que si no? Y a tratar de explicarme algo, no paraba de hablar, y gesticular, y se empeñaba en que le dijera que si a algo… la pobre no hablaba inglés y nosotros ni papa de checo, así que se levantó del asiento contrariada, y pocos minutos después aparecía de nuevo con una jovencita de la mano, yo no me lo podía creer!!! Había ido por la estación buscando alguien que hablase inglés! Y nos traía a la joven, (gracias al cielo) para que nos contase que teníamos que hacer transbordo por que si no…mal nos pintaba. Y tanto! Pues gracias a la ayuda y el tesón de esa señora llegamos sin problemas.
De verdad que nosotros íbamos pensando que los checos eran ariscos y desagradables. No hay tópico sin evidencia que lo desmonte!
Una vez en ya el tren te validan el ticket y tras unas cuantas paradas, en la estación de Revnice, vimos que casi todo el mundo se bajaba, bien...pues ese era el transbordo, salimos del tren y cruzamos al anden de enfrente, siempre guiados desde lejos de la señora, que hasta que no nos vio sentados en el lugar correcto no nos dejó… y en intervalos de 20 minutos, pasaba el tren que verdaderamente nos lleva al encantador pueblecito de Karlstejn.
Allí desde el primer momento hay cada 50 metros, indicadores hacia el Hrad,(Castillo) y el camino es una carretera perfectamente asfaltada sin apenas tránsito, en la cual hay que desviarse a la izquierda cruzando un puente, y que en menos de 2 km, viene a dar justo al pueblito en cuestión. La subida al castillo se hace corta, y sin querer aceleras el paso en cuanto divisas las torres azules.
La entrada del tour corto, como en Praha, 250 coronas la corta y 500 la larga, y señores esa visita si que merece la pena, el castillo esta estupendamente conservado, cuidado, y muy custodiado si te pillan haciendo una foto dentro te la lían pero bien! Jejeje, una francesa que se pensó mas lista que nadie, se aventuró y me dio a mí, vergüenza ajena del pitote que le lió la chica. Otra cosa que me llamó la atención es que antes de entrar, oí un fragmento de conversación en la cafetería de la puerta, de unos chicos que bromeaban acerca de que la visita tenia nosequé que ver con la película “Los Otros”…Pues bien…Jajaja! Es que cuando entras a una habitación la guía cierra la puerta con llave, lleva todo el rato un gran manojo de llaves antiguas y durante toda la visita lo va haciendo, abre una puerta, pasamos todos y luego la cierra con llave!!! De modo que nos iba encerrando con ella a cada habitación que mostraba. Me dio un poco de mal rollo, pero bueno…
La visita en si curiosa, agradable y no se hace pesada, a mi se me hizo un poco incomoda por el frío que estaba pasando, ya que dentro del castillo hace un fresco importante. Y en manguita corta pues, se sufre un poco, pero una vez fuera el sol y las vistas eran el premio.
Comenzamos la bajada, con la sensación como de que no te quieres ir, y el acuerdo tácito entre ambos, de que había que volver…algún día. Llegamos de nuevo a la carretera decidiendo donde parábamos a comer de entre la amplia oferta existente en el pueblo. Y el elegido fue una agradable terraza con vistas al castillo, que hace curva y tiene un puesto de esos pastelillos enrollados rellenos de Nutella con sabor a canela justo al lado, lo siento pero no recuerdo el nombre…
Y después de otra estupenda comida, el sol se despidió y unas nubes oscuras nos hicieron darnos prisas con las compras, ya que no llevábamos paraguas, y el camino de vuelta a la estación se presentaba borrascoso, allí pudimos comprar marionetas monísimas por 500 coronas y matriuscas de seis piezas por 150 Kc, impensable en Praha1! Unas fotos más y ligerito para la estación.