Comenzamos un caluroso día visitando los jardines de Villandry (6,5 euros adultos), y aún así aunque es pronto ya pesa el sol, así que buscamos los caminos por la sombra. Es un precioso conjunto en tres niveles en los que podemos ver: laberinto, la huerta, el jardín del Sol, el jardín del agua y el jardín del amor. Desde el mirador se obtiene una perspectiva preciosa de las formas y corazones. Probablemente con una nubecilla o menos temperatura lo habríamos disfrutado muchísimo más.
Paramos a hacer la foto en Langeais, que tiene todo el aspecto de un auténtico castillo medieval, y poco más. El puente de entrada a la población es muy chulo.
Antes de ir a Azzai le Rideau decidimos ir a Ussé pensando que nos pillaría más cerquita, pero tardamos un poco más de lo que parecía, además no se puede ver casi nada sin pagar la entrada por un muro que hay, así que solo lo que se ve desde el parking de arena. Nos lo podíamos haber ahorrado, la verdad.
Ahora sí, llegamos a Azzai le Rideau, debo confesar que estaba deseando ir allí, “la joya del Loira”, que en realidad se convirtió en la mayor decepción del Loira. Están de reformas de restauración y hacen un descuento de 2 euros, así que nos costó 6,50 cada uno). Pero teniendo en cuenta que están los andamios y tapado casi todo el contorno del castillo no merece la pena, no hay lado por el que hacer la foto y no se ve el famoso reflejo en el agua, porque ésta está contantemente removida. Por dentro tampoco me llamó la atención ni se ven tantas dependencias. Sinceramente, deberían cerrarlo al público porque cobrar por eso es una estafa.
El pueblito tiene encanto, especialmente la zona donde dejas el coche cerca del río, el puentecito y el molino.
Vamos a Chinon y mi marido visitó el castillo donde tuvieron lugar los encuentros entre Juana de Arco y Carlos VII en los que la intentaron engañar. Está bastante reconstruído y tiene unas vistas espectaculares sobre la ciudad y el río Cher.