Derechitos a entrar en nuestro primer château: Chenonceau. La entrada para dos adultos y una niña (el pequeño no paga) nos salió a 40 euros con algo. Construído sobre el río Cher en el siglo XVI se derribó la fortaleza y el molino originales conservando solo la torre del homenaje restaurada al gusto renacentista.
Llamado el Castillo de las Señoras en su historia destacan nombres como: Diana de Poitiers, la favorita del rey Enrique II a la que donó el castillo y quien diseñó los jardines. Pero tras la muerte del rey, su mujer Catalina de Médicis alejó a Diana y engrandeció el castillo construyendo la preciosa galería de dos pisos sobre el río y sus personales jardines.
Más tarde Luisa de Lorena lo ocupó viviendo el luto de su marido Enrique III.
Otras damas fueron Louise Dupin, Marguerite Pelouze, y Simone Menier; esta última fue enfermera durante la segunda guerra mundial y se ocupó de la atención en el hospital instalado en la galería del castillo. Señalar que el río Cher era la línea que separaba la Francia ocupada, y esta galería fue acceso de paso de mucha gente a la zona libre. Desde luego una historia apasionante.
Nosotros comenzamos la visita por los jardines: el laberinto, el jardín de Diana de Poitiers y el de Catalina.
Dentro del castillo puedes visitar: la sala de la guardia, la capilla, el aposento de Diana, el gabinete verde, la bibilioteca, la galería, las cocinas, el salón Francisco I, el salón Luis XIV, arriba el aposento de las 5 reinas, el de Catalina de Medicis, el gabinete de las Estampes, la galería Médicis, el aposento de Cesar de Vendôme y el de Gabriella de Estrées (favorita de Enrique IV), aposento de Luisa de Lorena (impresiona por su oscura decoración de luto, al contrario que ella llamada la Reina Blanca por el luto de blanco).
Saliendo vimos la galería de los carruajes, la granja del siglo XVI y el vergel de las flores.
Comimos en el área de picnic al lado del aparcamiento.
Sencillamente el mejor, nos ha encantado este castillo. Imprescindible, y si no ved.






Nos vamos a Loches, entramos a la ciudad medieval por la Porte Royale y recorremos las callecitas, que al principio me recuerdan a la entrada a Saint Michel. Pasamos delante del Logis Royal y continuamos hasta el Donjon del que hace la visita mi marido solo: la torre del homenaje está hueca y solo tiene unas escaleras para llevarte a la parte superior donde tiene muy buenas vistas. Después visitamos la iglesia de St Ours (el tiempo entre una boda y un bautizo) y mi marido entró en el Castillo Real, del que dice que no merece la pena puesto que lo utilizan como sala de exposiciones.


Cuando terminamos nos vamos a Montresor, un pueblito con encanto, donde en una placa está escrita la leyenda. La foto del castillo se saca desde la orilla opuesta del río dando un paseíto y cruzando por un puente.

