Forrada de ropa iba. Preparada con capas y más capas, para las temperaturas bajo cero que veía en las predicciones. Bueno, pues al final he ido igual que en España en invierno normal: vaqueros (y no son gordos), jersey fino y plumas. Ni gorro, ni guantes (excepto un día que llovía, que menudo frío)… ni nada.
Sol en San Petersburgo los 5 días, y uno y medio de lluvia fea (nos granizó, nevó, llovió y luego salió el sol, todo ello en un intervalo de 15 minutos) en Moscú. Y más frío.
En los lugares cerrados, eso sí, hace más calor que en el ecuador. Los termostatos brillan por su ausencia: ponen la calefacción a tope y abren las ventanas para refrescar. No lo entiendo.