Nos levantamos muy temprano y desayunamos en el hotel. Estaba incluido y era bufé, pero de los que menos me gustaron. Había pocas cosas y poco espacio. Bajamos otra vez al pueblo a tomar nuestro café con leche y a comprar en el supermercado para gastar las últimas rupias. Yo gasté todo comprando cosas de allí, como chocolatinas, patatas, fideos orientales, traje un montón de cosas de las tiendecitas que íbamos encontrando.
También me compré un libro en una pequeña librería que el propietario abrió para nosotras. Mucha gente intercambia libros en distintos idiomas allí.
Me hubiera gustado ya de estar en Padangbai ver la playa de Bias Tugel, que tiene buena pinta y me había quedado con ganas de nadar más, pero el día anterior llegamos tarde ya para la luz que hay y por la mañana teníamos que ir pronto para el aeropuerto. Además, nunca sabes cuándo va a haber medusas.
En el hotel, recogimos todo y tomamos otro zumo. Nos recogió el chico que nos llevaba al aeropuerto, que fue en la llama a pesar del tráfico y llegamos en seguida. Comimos allí, que por cierto, los mejores pan bao que he comido, en el aeropuerto de Denpasar. Pasamos los controles en seguida y el avión salió en hora también, a las 19:10.
Nos dieron un snack y la cena, y cuando estábamos llegando creo que nos quisieron dar la cena otra vez, pero yo ya les dije que no. Llegamos a Doha sobre las 23:00, bastante antes de la hora.
Descubrimos que en ese aeropuerto kilométrico hay unas salas que se llaman quiet lounges donde se puede dormir, hay como unas hamacas y el suelo tiene moqueta, es bastante cómodo, con los antifaces se duerme y no hay mucho ruido.