Cantabria: 4 días, 10 pueblos ✏️ Blogs de España

En llegar a Santander desde Santillana del Mar se tardan unos 30 minutos, sin embargo, un nuevo corte por obras en la autovía hizo que la llegada a nuestro punto de partida y a la vez de regreso, se retrasase a las 11:00 h. El GPS nos marcó el hotel NH, el cual no recomendaría por la estrechez de su cama de matrimonio (menos mal que fue solo por una noche). Está, eso sí, excelentemente situado, en el barrio de Puerto Chico, aunque por los alrededores es complicadísimo aparcar porque la mayoría de las calles son zona azul. El hotel dispone de parking pero por 13 € diarios. Por suerte, al ser sábado, a partir de las 14:00 h. la zona azul es gratuita, así que abonamos el rato que quedaba hasta las 14:00 h. y lo dejamos estacionado hasta el domingo por la mañana.
Qué decir de Santander... para los que somos de playa no nos impresionó mucho como supongo que el mirador de la ermita de San Miguel no impresionará a las personas acostumbradas a ver montañas todos los días. Tras instalarnos, tomamos el autobús que nos llevó hasta la playa del Sardinero a dar un bonito paseo por el balcón y contemplar las playas desde arriba. Vimos también por fuera la majestuosidad del Casino de Santander y la playa de la Concha. A recomendación de la recepcionista del hotel, no nos quedamos en esa zona a comer ya que al ser la más turística los precios suelen ser desorbitados, de modo que cogimos nuevamente el bus para llegar a nuestra zona y buscar un bar donde comer. Escogimos el Umma que nos gustó mucho. Tras la comilona reposamos un poco en el hotel y a las 17:30 salimos en busca del bus para visitar el palacio de la Magdalena. La Magdalena es una pequeña península que sobresale entre la playa del Sardinero y la Ensanada de la Concha. En lo alto de la montaña luce el palacio de la Magdalena, antigua residencia veraniega de los Reyes de España a principios del siglo XX. Abajo hay un parque con una cafetería donde juegan alegremente los niños. Como aun no tenemos hijos, subimos sin detenernos andando por un camino que recorre un pequeño bosque de pinos hasta llegar a la parte superior. Cabe destacar que hay un trenecito por 3 € que te sube hasta el mismo palacio. Por desgracia, como le ha pasado a mucha gente, el palacio estaba cerrado. El horario de visitas es muy restringido, solo sábados de 10:00 a 13:00 y de 16:00 a 17:00 y domingos por la mañana. Además, celebra bodas, congresos, cursos de verano... y en ocasiones cancelan repentinamente horarios de visita. El precio es de 3 €, niños de hasta 10 años gratis, y por las fotos vistas del interior merece la pena visitarlo. Nos quedamos con las ganas aunque pese a que esté cerrado vale la pena subir para contemplar las vistas del Cantábrico y ver como las olas cortan en sus acantilados. Aunténticamente se trata de una montaña metida dentro del mar. A eso sí que no estamos acostumbrados y nos impresionó. Visitar por dentro el Palacio de la Magdalena es la asignatura pendiente de este viaje. De paseo hacia abajo hay un mini-zoo con leones marinos y pingüinos que dan bastante pena por estar allí encerrados.
Salimos de la península de la Magdalena y tomamos un bus en dirección a la zona del Ayuntamiento y la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, zona de tiendas y bares. Vimos ambos edificios por el exterior y dimos un paseo. Es una zona agradable. Como se hacía tarde decidimos cenar directamente en la zona del Cañadío sin ir al hotel. Escogimos un bar cuya terraza daba al paseo de la Pereda, "Hijas de Florencio", donde degustamos las típicas rabas de calamar. Salimos contentos de ese lugar aunque hay que ir bien pronto si se quiere cenar porque estaba a reventar de gente. Volvimos paseando al hotel.
Como valoración, diré que la ciudad de Santander es una ciudad bonita pero apreciada más por la gente que no tiene el privilegio de vivir a pocos kilómetros de la playa. Veníamos de 3 días de alojamientos rurales con habitaciones muy acogedoras y digamos que si tuviésemos que omitir uno de los lugares visitados durante esos 4 días sería Santander. No obstante, nunca nos hubiésemos perdonado ir a Cantabria y no visitar su capital, eso sí, no para estar más de 1 día.

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