![]() ![]() Una semana en Tenerife ✏️ Blogs de España
Unos días de obligación y otros de relax en la isla de TenerifeAutor: Ruth200es Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.3 (4 Votos) Índice del Diario: Una semana en Tenerife
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Etapas 4 a 6, total 8
Por la mañana, tras muchos problemas que poco a poco fueron solucionándose, firmó Pelayo la venta pasadas las 14 horas (o sea, cuatro horas después de la cita). No se creía todavía que hubiese firmado!! Nos fuimos a comer con Mosteiro y Conchi, su mujer, amigos de Pelayo. Escogieron paradójicamente el Restaurante asturiano DON PELAYO. El local es muy tradicional, con una carta clásica. Además tenían un menú del día por 15 euros con varios platos de primero y de segundo que nos tuvo muy buena pinta, al menos a priori, así que pedimos cuatro menús. Nada más sentarnos nos pusieron unos pinchitos de tortilla y a mayores Mosteiro pidió media ración de jamón, que estaba muy bueno. Yo pedí de primero fabes con almejas, correctas pero sin más; Pelayo pidió parrochas fritas, de las cuales algunas estaba buenas y otras mazadas; Conchi pidió fabada y al parecer estaba buena y Mosteiro no pidió nada de primero. De segundo Pelayo y Mosteiro pidieron rabo, muy rico, yo atún en salmorejo que no estaba nada bueno, y Conchi no recuerdo. De postre milhojas, buenas, tarta de Santiago, arroz con leche rico, y tarta de manzana. Además pedimos cafés y chupitos. La comida estaba correcta pero para mi gusto un poco lejos de las sidrerías asturianas. Tras una larga sobremesa marchamos, invitándonos Mosteiro a comer. Nos despedimos de ellos y caminamos hasta el piso. Por el camino pasamos por la Suzuki y Pelayo entró a saludar a los dueños de la tienda, con los que tenía una muy estrecha relación. Después quiso Pelayo ir a saludar al dueño del taller al que llevaba él la moto así que nos acercamos a las afueras La Laguna pero estaba cerrado. Yo aproveché entonces para para en el centro de La Laguna y comprar unos riquísimos pasteles de EL ADERNO. Cuando yo vivía en Tenerife sólo había un local, en Buenavista del Norte, pero se ve que les va bien y han ampliado. Ahora hay al menos en Santa Cruz y La Laguna, además de poder encontrarlos en algunas tiendas gourmet o pastelerías de Santa Cruz. Si queréis visitar la web es ésta: www.eladerno.com. Me acerqué a la calle Herradores y compré una bandeja variada de seis pasteles, entre ellos el famoso Volcán del Teide (pagué alrededor de 12 euros). Nos dio tiempo a descansar un poco en el piso, cuando llegamos. Después bajamos caminando hasta la animada zona de la Calle de la Noria y alrededores, pues allí había quedado Pelayo con sus amigos Iván, Yolanda y Amelia. Es una calle muy bonita, llena de chiringuitos para tomar algo o cenar, os la recomiendo vivamente. Cuando llegamos ya estaban sentados en la terraza de EL PORRÓN pidiendo varias raciones (la carta, por cierto, es muy simpática y original). Al poco de pedir para cenar nos sirvieron un poco de pan con aceite y una pasta de sobrasada riquísima, para ir abriendo boca. Habían pedido, casualmente, Parrochas de primero. Luego trajeron un Carpaccio de pulpo con mojo verde y Puntilla. Finalmente trajeron un Tomate relleno de gambas y carne, riquísimo. De postre pedimos lo que quedaba, Bienmesabe y Mousse de chocolate. La verdad es que me gustó todo mucho, repetiría sin pensarlo. Éramos cinco personas y con la comida, bebidas y postre salimos por 74 euros. Estuvimos de cháchara hasta tarde pero no quisieron ir a tomar nada después de cenar así que volvimos caminando hasta el piso, pues había caído un aguacero durante la cena pero ya había escampado. Etapas 4 a 6, total 8
Una vez quitado el agobio de la venta del piso, el sábado lo dedicamos por fin a relajarnos y a hacer un poco de turismo por la isla. Pero antes tomamos un buen desayuno, incluyendo un par de pasteles de El Aderno, qué buenos estaban y qué recuerdos más buenos me trajeron. Cogimos el coche y Pelayo me hizo una ruta: desde Santa Cruz tiramos hacia San Andrés, El Bailadero, Las Mercedes, La Laguna, La Esperanza, El Portillo, El Teide, Vilaflor, San Miguel, Granadilla, Chimiche, El Tajao, Radazul. En Taganaga hay unas vistas impresionantes desde El Bailadero (tuvimos suerte que el día estaba despejado), Pelayo me llevó a algún mirador desde donde se ven los valles y montañas, que acaban en el mar, admirando la vegetación y fauna de la zona. En esta zona hay volcanes extintos, antiguos asentamientos guanches, plantaciones de vid para vino, etc. Cerca de La Laguna paramos en el mirador de Jardina, desde donde se ven las fértiles tierras de la zona y sus poblaciones. Tras estas paradas iniciamos el ascenso al Parque Nacional del Teide, encontrándonos por el camino una simpática concentración de seiscientos. Este bien natural fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2007. Imagino que ya sabéis que el Teide es el pico más alto de España con 3.718 metros pero igual desconocéis que es el Parque Nacional más visitado de España y Europa, y el segundo del mundo, con tres millones de personas al año. Además es el tercer volcán más alto del mundo medido desde su base en el lecho oceánico, tras dos que hay en Hawai. El volcán sigue activo, habiendo sido la última erupción en 1798, pero sigue emitiendo fumarolas. Hay mucha fauna y flora autóctona, pero al parecer la más emblemática es la Violeta del Teide (Viola cheiranthifolia), única en el mundo, que aparece a partir de los 2.500 metros y que es bastante difícil de ver. Vimos el Observatorio de Izaña (se instaló aquí porque junto con Hawai, Chile y La Palma, Tenerife cuenta con el mejor cielo del mundo para observar las estrellas), La Tarta, el llano Ucanca, los Roques de García, Los azulejos (alteraciones hidrotermales), El Parador Nacional, El zapato de la Reina, etc. Tuvimos la suerte, como apenas había nubes, de ver La Gomera y El Hierro cuando ya bajamos por el otro lado del volcán. No cogimos el teleférico esta vez, pues ya habíamos subido en otras ocasiones, pero os lo recomiendo si tenéis tiempo. Hay que saber que no os deja arriba de todo, sino que hay que caminar hasta la cumbre durante unos 40 minutos (sacando previamente un permiso gratuito, recomendable hacerlo con toda la antelación posible). Comimos en el restaurante El Rocás, en El Tajao, que es un local que se encuentra al lado de una bonita playa de guijarros. Fue el restaurante que más me gustó de todos los que estuvimos esta vez. Al entrar hay un arcón con el pescado del día y entonces una amable mujer te pregunta qué quieres. Le vas señalando y ella lo mete en una bandeja para luego irlo llevando a la mesa ya cocinado en el orden que se le pida. Nosotros cogimos Lapas, Morena, minipulpos y una Vieja. Para mí todo era novedad, pues en Galicia no se comen estos productos. A continuación nos adjudicaron una mesa y nos trajeron los típicos mojos verde y rojo, muy buenos. Para beber pedimos un vino blanco muy rico, BRUMAS DAYOSA, de la DO Valle de Güimar, elaborado con variedad Listán blanco. De primero pedimos una ración de queso frito que sirven con tres salsas: miel de palma, mermelada de arándanos y mermelada de higos (excelentes). Luego ya empezaron a traer lo que habíamos escogido en la puerta: Lapas con mojo verde (la verdad es que las grandes son duras pero las pequeñas son muy sabrosas), Pulpitos fritos riquísimos, Morena (que hay que freírla mucho y muy bien, con un sabor totalmente nuevo para mí), y una Vieja a la plancha acompañada por las buenísimas papas arrugadas y mojos. Estaba todo excelente. De postre pedimos un par de Cremas de yogur con tocinillo del cielo (no son hechos por el restaurante, sino que pertenecen a la famosa casa Doña Laura, muy típicos en la isla), pues Pelayo tenía muchísimo antojo de este postre. Pagamos 59 euros por todo. El servicio fue muy rápido y agradable. Además del comedor interior tienen una terraza cubierta, pero hay que ir pronto para coger sitio. Me gustó mucho este sitio, repetiría siempre. Después de comer nos acercamos a Radazul, en donde Pelayo había quedado con sus amigos Marco y Ángela, que estaban con sus dos niñas, Paula y Ana. Pasamos con ellos una tarde muy agradable. Volvimos a Santa Cruz y nos preparamos para el cumpleaños de unos amigos moteros de Pelayo, Carlos y Lola, pues él hacía 50 años. Lo celebraban en un bar de su barrio, La Cuesta. Esa noche volvió a llover a rabiar. Estuvimos hasta tarde tomando copas con ellos y sus amigos. Etapas 4 a 6, total 8
Hoy nos levantamos tarde y volvimos a coger el coche tras desayunar los pastelitos que quedaban de El Aderno. Esta vez la ruta fue desde Santa Cruz hasta Arafo, Los Loros, El Portillo, Parque Nacional del Teide, Lavas Negras, Chío, Santiago del Teide, Alto de Erjos, El Tanque, Garachico, Idcod de los Vinos, La Guancha, Los Realejos, Santa Úrsula, La Quinta y Puerto de la Cruz. Como Pelayo corrió una época en rallyes por la isla, quiso enseñarme estos días alguno de los tramos más emblemáticos de la isla. Volvimos a pasar por El Teide, en donde esta vez paramos a hacer unas fotos en el Zapato de la Reina, desde donde hay unas bonitas vistas del volcán. El viaje en coche por Lavas Negras es impresionante, parece que íbamos al fin del mundo. A continuación fuimos bajando por todas las localidades que ya reseñé más arriba hasta Garachico, que es un pueblo que me encanta. Sin embargo no encontramos sitio para aparcar, qué rabia!! En estos momentos se echa de menos la moto. Comimos en un restaurante que hay en La Guancha que le gustaba a Pelayo, El Pinalete. Resulta que el pueblo estaba en fiestas y había un montón de preciosos coches antiguos aparcados por la avenida principal. El local es modesto, sin grandes lujos. Eso sí, fue la primera vez que vi en una carta todos los alérgenos que llevan los platos especificado punto por punto. Mientras esperábamos la comida nos pusieron unas típicas cortezas de cerdo con gofio, acompañadas por una salsa ali oli. Pedimos vino tinto de la casa para beber, no estaba malo, y una botella de agua. De primero tomamos queso frito con mojos, rico y abundante, y Croquetas de XXX (no nos gustaron demasiado, pues apenas tenían sabor). Además Conejo en salmorejo, muy rico, acompañado por papas arrugadas y para finalizar Solomillo con papas fritas. Nos lo sirvieron con salsa de champiñones y menos mal que la pedimos aparte, pues era la típica de sobre, no nos gustó nada. Nos hubiera estropeado la rica carne. Café solo y un “Leche y leche” para mí (café con leche y leche condensada en la base). Pagamos 28 euros entre los dos, lo cual me pareció muy buen precio. Después seguimos hasta el Puerto de la Cruz, otra localidad que me encanta de Tenerife, pero fuimos directos a casa de Jorge y Mati, amigos de Pelayo que viven en las afueras. Tomamos una cerveza con ellos y luego bajamos al Puerto a tomar algo en un bar que tiene minigolf para que sus hijos, Marta y Javi jugasen un rato. Allí pedimos batidos, smoothies y un mojito mientras los niños jugaban. Luego compramos unos dulces en una de las pastelerías de El Aderno, que estaba justo al lado: rosquetes, merengues, galletas con especias y una trucha rellena de batata (empanadilla dulce). Todo estaba riquísimo y bien de precio (pagué 13 euros en total). Este local es muy bonito y además cuenta con cafetería y terraza en donde podréis disfrutar de sus ricos dulces. A continuación paseamos un rato, admirando las vistas del Puerto de la Cruz, Lago Martiánez y sus playas de arena negra. Volvimos al coche y nos despedimos de ellos, pues habíamos quedado para cenar con mis antiguos compañeros de prácticas en la Arepera Canaima, donde al parecer cocinan muy bien y hacen unas arepas un pelín diferentes. Cuando llegamos resulta que estaba cerrada así que estuvimos barajando otros locales, pero ninguno abría los domingos. Nos dimos cuenta de que es difícil encontrar en Tenerife un sitio para cenar los domingos…Y lo peor de todo es que me quedé con el antojo de arepas… Al final acabamos en un local de Santa Cruz llamado Kulto al pincho, que fue de lo poco que encontramos abierto. El sitio era lo de menos, pues hacía muchos años que no los veía y que algunos, a pesar de vivir en la isla, tampoco habían vuelto a coincidir. Vinieron Sergio, Cayali, Nati, Esther y Dania. El local no tenía demasiadas cosas a esas horas del domingo, pero hizo lo que pudo. Nos sacó para picar queso, jamón, unos huevos estrellados y unos montaditos. Probé el vino blanco de EL LOMO (Listán blanco, Vijariego, Gual, Verdillo y otras más) de la DO Tacoronte-Acentejo. Pasamos una muy buena velada, poniéndonos al día. Tras la cena unos cuantos marcharon, pues madrugaban al día siguiente, pero Dania, Nati, Pelayo y yo buscamos un sitio para tomar una copa, lo que fue inútil. El único sitio que encontramos abierto sobre las 12-1 de la noche fue un kebab (Sultan Kebab II, en la Avenida Francisco La Roche 21), en donde nos invitaron amablemente a sentarnos. Tomamos unas cervezas y refrescos hasta tarde y luego volvimos para el piso. Pagamos 7 euros por cuatro consumiciones, una ganga. Etapas 4 a 6, total 8
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