Por el valle del Baztan ✏️ Blogs de España

Salimos de Valencia sobre las 12h, parando a comer en Zaragoza y llegando al valle del Baztán alrededor de las 17.30h.
Nuestro ‘Hotel con Encanto’ se llama Señorío de Ursua y se encuentra en Ordoki, a muy pocos minutos en coche de Elizondo, la capital de este valle. El hotel es una preciosa antigua casa señorial donde ahora se han instalado 16 habitaciones detenidas en el tiempo. La casa está rodeada de prados y bosques por lo que mires donde mires vas a quedarte encandilado. El jardín que rodea la casa tiene banquitos de piedra con mesas para poder descansar y en la parte trasera del jardín podemos encontrar mesas y bancos de madera donde sentarnos a leer o tomar un zumo. Dentro del hotel encontramos diversas salas con muebles de época, biblioteca, salón, comedor y varias escaleras de madera.

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Una vez deshacemos nuestras maletas e investigamos el hotel, nos dirigimos a descubrir un poco la zona, empezando por Arizcún. Este pequeño pueblo tiene casas con fachadas muy cuidadas y flores en cada balcón, y peregrinos del Camino de Santiago y habitantes del pueblo comparten las calles. De ahí nos vamos a Elizondo donde se encuentran la mayor parte de los habitantes y los servicios comunitarios. Aparcamos al lado de la iglesia, con dos imponentes torres a los alados, y nos dirigimos directamente a la pastelería Malkorra, ya que como muchos otros viajeros hemos leído el libro “El guardián invisible” y queremos probar los dulces de los que tanto se habla en este libro. Nos sentamos a tomar café y pedimos un Txantxingorri y un Urrakin Egiña (trozo de chocolate con leche con avellanas). Una vez llenos nuestros estómagos comenzamos a pasear por las calles empedradas de este bonito pueblo. Cruzamos el río por varios puentes, todos con vistas maravillosas, pasamos por la puerta del restaurante Santxotena, paseamos por la plaza del pueblo donde vemos una mezcla de edificios antiguos y nuevos y decidimos cenar tapas aquí. Croquetas, txistorra y queso. Volvemos al hotel y disfrutamos del silencio de la zona.

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Despertamos y desayunamos unos deliciosos cruasanes y zumo natural en nuestro hotel mientras planeamos el día. Hoy iremos a las cuevas de Urdax y Zugarramurdi, en la frontera con Francia. Una vez llegamos a las cuevas de Urdax, aparcamos allí el coche pero no entramos a las cuevas todavía, sino que nos dirigimos hacia Zugarramurdi por un precioso camino de 2,5 kilómetros donde es necesario buscar una señal de un caballito azul para guiarte y que atraviesa bosques, granjas y prados hasta llegar al siguiente pueblo. Tardamos 1hora y media ya que era un día muy caluroso e íbamos lentos, pero mereció la pena.



Una vez llegamos a Zugarramurdi, cruzamos el pueblo para dirigirnos hacia las cuevas. Es inevitable no pensar en el misterio que rodea esta zona ya que fue aquí donde, en el periodo de la Inquisición, se juzgaron a muchas personas por practicar la brujería. Las cuevas son especialmente famosas porque supuestamente aquí es donde se reunían las brujas para hacer maldiciones y pociones mágicas; en realidad eran mujeres sabias y con interés por la naturaleza que habían aprendido a curar con plantas medicinales o que se reunían aquí para hablar y compartir conocimientos. La entrada a las cuevas cuesta 4 euros y es un recorrido donde subes y bajas montaña, cruzas un río y encuentras miradores con vistas hacia este valle. Al final está la cueva, una especie de amplio túnel que fue horadado por una corriente de agua y donde puede sentirse la magia de las brujas. Se pueden encontrar pequeñas cavidades a lo largo del camino, como las Cuevas Pequeñas donde se puede cruzar un estrecho recorrido por dentro.



Una vez vistas las cuevas, hacemos el camino de vuelta hacia las cuevas de Urdax. Esta vez hace más calor (son casi las 14h) pero ya sabemos el recorrido por lo que no nos perdemos y vamos más directos. Recomendamos evitar días excesivamente calurosos y horas críticas. En nuestro caso fue inevitable ya que no disponíamos de otro momento. Al llegar, comemos en un restaurante situado al lado de estas cuevas donde probamos un plato típico de la zona: Axoa de ternera. Delicioso. Bebemos mucha agua y descansamos hasta las 16h que entramos a las cuevas de Urdax. Es una visita guiada y entre el guía y la voz del río que cruza estas cuevas, te cuentan las curiosidades de esta cueva, como que aquí residen las Lamias (un ser mitológico con cuerpo de mujer y pies de pato). La visita dura 45 minutos y cuesta 5 euros. La cueva está llena de estalactitas y estalagmitas de cal. Al acabar nos dirigimos al pueblo de Urdax, donde hay gente bañándose en el río y de ahí nos vamos al hotel a descansar

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El tercer día en el espectacular valle del Baztán decidimos emplearlo en visitar a primera hora de la mañana el Parque Natural del Señorío de Beritz, donde paseamos con calma por los caminos que recorren el bosque. En este parque hay excursiones de 1 hora hasta recorridos de 6-7 horas, donde podrás encontrar bicicletas, caballos y caminantes en cualquier tramo. Ideal para desconectar y disfrutar de la naturaleza.


A media mañana nos dirigimos al Infernuko Erreko, una senda de 1 kilómetro que parte desde el restaurante Etxebertzeko Borda. Para llegar hasta aquí es inevitable coger carreteras con curvas y animales paseando en plena carretera, pero merece la pena. Aquí dejamos el coche, reservamos en el restaurante y comenzamos la senda que conduce por medio de un boscoso desfiladero hasta llegar a un pequeño molino donde molturaban antiguamente el maíz los vecinos de la zona. El camino es naturaleza pura, con subidas y bajas y zonas estrechas, y el sonido del agua te acompaña en todo momento. El molino es una caseta que cuelga encima del río y que se camufla entre los árboles. Un espectáculo. Volvemos y nos sentamos en el Etxebertzeko Borda, donde pedimos truchas aprovechando que el restaurante tiene una pequeña piscifactoría. También pedimos revuelto de hongos y de postre una cuajada y una tarta de queso. Nos sale a 50 euros la comida y a pesar de ser un poco subido de precio, merece la pena por el lugar en el que estamos, el paisaje que disfrutamos y el sabor de las truchas criadas allí. Al acabar aprovechamos para volver a realizar un tramo de la senda y meter los pies en el agua y descansar.




Volvemos al hotel a descansar y leer bajo los árboles, y una vez recargadas las pilas nos dirigimos a Amaiur/Maya, un pueblo cercano que recibe al visitante con un arco en la entrada. Paseamos por el pequeño pueblo que consta de una calle principal y pequeñas callecitas a los lados. Las fachadas de las casas son típicas de la zona y encontramos una fuente con vaso de hierro, lavapiés y toalla incluidos, y una gran figura de un clásico peregrino del camino de Santiago. También nos acercamos a la iglesia, un imponente edificio con dos torres a los lados y muy cerca vemos el molino del pueblo. Como ya se acerca la hora de la cena decidimos quedarnos en el molino y probar los famosos ‘talos’ hechos con harina del propio molino. Nos pedimos tres para probar; queso con txistorra, queso con bacon y queso con chocolate. Están deliciosos y se aprecia el sabor artesanal de la masa. El molino tiene unas pocas mesas para sentarse en el exterior y disfrutamos de una fresca noche a la luz de una luna llena. Una vez con el estómago lleno nos volvemos al hotel.

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