RUTA POR IRLANDA DEL NORTE ✏️ Blogs de Reino Unido

Comienza un nuevo día. Rápidos, todos a recoger y a desayunar, que tenemos prisa. Hoy hay muchas cosas que ver...

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Desayuno tomado. No es gran cosa. Hay tostador de pan, algunos cereales y poco más. No es para ponerle un diez al desayuno del hotel, pero bueno.

Aprovechamos para hacer fotos en el parking donde tenemos los coches, que está junto al río, antes de ponernos en marcha. Hoy ha amanecido muy nublado y con frío. Las previsiones que tenemos no son muy halagüeñas, ya que pronostican lluvia y mucho viento.

Nuestro primer destino es Mussenden Temple. Se trata de un templo que fue construido en 1785 por Frederick Augustus Hervey, excéntrico conde de Bristol y obispo protestante de Derry, en recuerdo de su sobrina favorita Frideswide Mussenden. Sin embargo, las malas lenguas cuentan que lo construyó para tener encuentros íntimos con su cuñada, a la que tenía aún más afecto que a su sobrina... Que cada uno se quede con la explicación que más le convenza...
Son unos 50 km lo que tenemos que hacer, todo el rato por la A2. Llegamos sin complicaciones en unos 45 min.
La entrada es gratuita. Hay un aparcamiento muy cómodo y luego hay que dar un alegre paseo de unos 5 min hasta llegar al templete.
Cuando bajamos del coche nos volábamos. Vaya airazo. El lugar está sobre unos acantilados y pegaba el aire que daba gusto. Sin embargo las vistas merecen muchísimo la pena.
Justo al lado del templo está lo que queda de la antigua residencia del obispo, el castillo de Downhill, por el que se puede volver por su interior para regresar de nuevo al aparcamiento.



*** Imagen borrada de Tinypic ***


*** Imagen borrada de Tinypic ***

A mi, personalmente, Mussenden Temple me gustó bastante. Es un lugar que tiene un no se que. El mar embravecido y esos acantilados aguantando las embestidas, el aire que parece que te va a llevar; incluso las ovejas que corretean libremente por el paraje... Creo que es un sitio que merece la pena visitar.
Para los amantes de Juego de Tronos, en la playa que hay bajo el acantilado, se rodaron algunas escenas.

Nos volvemos a los coches. Amenaza lluvia y vamos helados. Nuestro siguiente destino es Dunluce Castle, que está a unos 25 km. Por el camino atravesamos la localidad de Coleraine y decidimos parar a tomar una café. Son las 11 de la mañana y es lo que apetece. Aparcamos en un aparcamiento que hay justo al atravesar el río que parte la ciudad en dos mitades y nos dirigimos por la calle Bridge St. hacia la plaza principal. Justo al inicio de la calle encontramos un cafe Rocca, que tiene una pinta muy elegante, con sofás, estanterías con libros,... Allá que entramos y disfrutamos nuestro delicioso capuccino acompañado de unos pastelitos que estaban bastante ricos.
Ya que habíamos parado en Coleraine decidimos dar un pequeño paseo por el centro de la ciudad. Vamos bien de tiempo y tampoco teníamos a nadie esperándonos.
Inciso. La verdad es que este tipo de viajes en lo que sólo vas a ver cosas de naturaleza, sin estar pendientes de horarios de entradas están bastante bien, ya que te permiten hacer paradas sin preocupaciones. En este viaje la única restricción que teníamos eran las horas de sol (aunque el astro rey no ha hecho su aparición casi en ningún momento).
Coleraine tampoco es que tenga mucho que ver, o por lo menos no lo vimos. Tiene una plaza central con una iglesia en el centro y no mucho más, y encima nos empieza a llover así que decidimos seguir ruta en el coche. Que me perdonen todos aquellos colerainenses que lean este diario...


Llegamos a Dunluce Castle en quince minutos (o veinte o vete tu a saber...). ¿Recordáis que dije que en Mussenden hacía aire? Perdonad pero os mentí. Aquello era una ligera brisilla que hacía a la orilla del mar. Con decir que una parte de Dunluce Castle estaba cerrada por problemas de viento. Su ... madre que huracán. Aquí si es verdad que nos volábamos y encima lloviznando. Pero bueno, ya que estamos aquí iremos a visitar la parte que está abierta y nos echaremos unas fotos con los pelos por la cara y sujetándonos los gorros.



Visto esto, pues nos dirigimos hacia la Giant's Causeway (lo pondré en castellano antiguo porque mi hermana se que me lee y no se va a enterar de la siguiente parada... Calzada del Gigante), que era uno de los platos fuertes de este viaje.

Aquí voy a contar lo que a mi me contaron antes de viajar y que sirve para ahorraros un dinerillo. Vamos a ver. La visita a la Calzada es gratuita. ¿Qué pasa entonces? Pues que hay un centro de visitantes con un aparcamiento en el que te dicen que te metas y así te cobran entrada por persona.
¿Qué hay que hacer para ahorrarse ese dinero? Pues está claro, no meterse en el centro de visitantes. Cuando llegas, a la izquierda hay un hotel con un pedazo de aparcamiento feo de grande. Te metes ahí y al fondo del aparcamiento hay una valla de madera que delimita un caminito que te lleva al punto de partida de la ruta que va hacia la Calzada. Fácil y sencillo, y sobre todo GRATIS. Creo que son 6 o 7 libras por cabeza, así que vosotros mismos.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Hecho el inciso picaresco, ahora explico un poco que es la Calzada, la leyenda que hay detrás de ella y nuestra visita.
La Calzada de los Gigantes es un área que contiene unas 40 000 columnas de basalto provenientes del enfriamiento relativamente rápido de la lava en un cráter o caldera volcánica, que ocurrió hace unos 60 millones de años (gracias Wikipedia).
La leyenda de su formación tiene que ver con el gigante Finn MacCool (deberíais acordaros de él y ya os dije que volveríamos a ver su nombre en este relato). Cuenta la leyenda que había dos gigantes, uno de Irlanda (ya sabeis, Finn) y otro de la parte de Escocia o por ahí cerca (Bennandoner), que se llevaban muy mal y continuamente se tiraban rocas. De tanto tirar rocas se formó un campo de piedras sobre el mar. El gigante escocés decidió pasar el camino de rocas y derrotar a su adversario, pues éste era más fuerte que el otro. La mujer del gigante irlandés (Oonagh) vio cómo venía el gigante escocés, así que decidió vestir a su marido de bebé. Al llegar el escocés y ver que el bebé era tan grande, pensó que su padre sería el triple de grande, así que huyó pisando muy fuerte las rocas, para que se hundieran en el mar y que el otro gigante no pudiera llegar a Staffa, su lugar de residencia.
Vuelvo a decir lo mismo que dije con lo del obispo de Derry y su sobrina y cuñada; que cada uno se quede con la explicación que más le guste o convenza.

Bueno, nos habíamos quedado en Dunluce Castle. Se tardan 10 minutos en llegar desde ahí hasta la Calzada. Pues en ese tramo empezó a llover a mares, a granizar bolas del tamaño de pelotas de golf,... un desastre de tiempo. Llegamos allí y nos indica una alegre muchacha irlandesa que nos metamos hacia la derecha, que está el parking del centro de visitantes... Ay ilusa. Se ve que no ha leído el párrafo anterior. Le digo que sí, que voy a dar la vuelta en la glorieta que hay un poquito más adelante, pero miento. Me meto en aparcamiento gratuito del hotel y busco la valla con el caminito.
Salimos de los coches, nos abrigamos y tapamos todo lo que podemos y un poquito más. Ha amainado la recia lluvia que ha caído hace 5 minutos pero a lo lejos, sobre el enfurecido mar, se ve que viene un tormentón de los que hacen época.
Desde el aparcamiento hasta la Calzada hay unos 10 minutos andando. Salen autobuses que suben y bajan continuamente, pero pensábamos que eran para los que previamente habían pagado en el centro de visitantes. Nos miramos todos, nos asentimos frunciendo un poco el ceño y decidimos tirar hacia los hexágonos de basalto.
No veas la que nos cayó. La del pulpo parecía de calamar al lado de eso. Granizos, vientos que nos arrastraban (a mi lo entiendo porque soy peso pluma, pero a Domo...) y hacían que los granizos nos dieran en las partes del cuerpo que no llevábamos cubiertas como si fueran disparos, pero ya estábamos a medio camino. Ya no había marcha atrás, seguimos aún poniéndonos empapados. Menos mal que al llegar cesó la tromba que nos estaba masacrando y tuvimos nuestros 15 minutos de tranquilidad para hacernos nuestras fotos y disfrutar de esta maravilla de la naturaleza.


Ea, pues visto. Volvamos a nuestros vehículos antes de que los dioses se alíen otra vez contra nosotros y nos manden otro tormentón. Decir que el camino de ida es cuesta abajo... y como todo lo que sube, baja, pues todo lo que baja... Entonces Magdalena (nombre ficticio, pero todos sabéis a quién me estoy refiriendo...) se acercó al bus que comenté antes y le preguntó si era sólo para los que habían pasado previamente por centro de visitantes. Y para nuestra alegría, la respuesta fue que no, que el precio era de 1£ por pasajero... ¿Cuántos somos, 10? Pues ahí tiene usted y vamos rapidito que nos estamos quedando tiesos.
En cinco minutos estábamos todos de nuevo en nuestros coches, con nuestras galletas comidas en autobús, mojados de arriba a abajo, pero con la Calzada de los Gigantes tachada de nuestra lista de cosas imprescindibles que hay que ver antes de...

Bueno, venga, que son ya casi las dos de la tarde y tenemos que llegar a nuestro hotel, The Fullerton Arms, en Ballintoy. También reservado mediante www.booking.com; cuatro habitaciones con desayuno incluido 280£. Las camas están bastante bien y el baño también correcto. Le damos el aprobado sobradamente.
El trayecto son 10 km, por lo que llegamos en un pis pas. El hotel no tiene pérdida. Ballintoy es una calle (sí, una calle) y más o menos a la mitad, está el hotel, con su reglamentario pub. Para los amantes de Juego de Tronos, decir que ahí se alojó parte del set de rodaje de la serie porque rodaron en el puerto (Ballintoy Harbour), que nosotros visitaremos después de alojarnos y comer como Dios manda.
El pub fue lo que más me gustó. Chimenea encendida con sus sillones orejeros a los lados.
Evidentemente esos asientos nos los dejaron a los más maduros (que no viejos) del grupo... y bien que se agradeció.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Comimos tranquilamente, pues ya no quedaba mucho más por ver hoy. Se comió muy bien en el pub del hotel (también hay que decir que no había mucha más oferta en el lugar) y no fue especialmente caro (130£), con nuestros vinos, cervezas Harp, cafés...
Como era aún pronto decidimos llegarnos a ver el Ballintoy Harbour (hermana, el puerto), porque hay algún que otro friki de la serie en el grupo. Está a unos 5 minutos en coche. No había un alma por esas calles. Cuando llegamos nos íbamos a helar. ¡¡Qué FRÍO!! ¡¡Que AIRE!! Pero el ser casi de noche y con ese mar furioso, ese cielo amenazante... daba al lugar un encanto peculiar.


Son las 17:30h, ya ha anochecido pero tampoco hay ganas de meternos en hotel de momento. Decidimos llegarnos a Ballycastle, ciudad más grandecita que hay por el lugar y que está a unos 15 km. De camino acordamos que podemos cenar por allí si encontramos algo. En la guía que llevábamos ponía que hay una bonita playa de arena y un atractivo puerto... pero era noche cerrada y nos dirigimos para el centro. Poco ambiente, pobre alumbrado navideño, poco que ver... Como vemos un supermercado pues pensamos comprar para cenar en hotel y volvemos a coger coche de vuelta.

Llegamos de nuevo a Ballintoy justo cuando empieza a nevar. Vaya tela. La noche se presentaba de lo mas desangelada, para los que tuvieran que salir... Para mi puede que haya sido una de las mejores noches en mucho tiempo. Después de la cena-picnic en la habitación de Magdalena, nos volvemos a bajar al pub Domo y yo. Allí, sentados frente a la chimenea cada uno en su sillón orejero, echando palos como si no hubiera un mañana, oyendo el viento huracanado que hacía fuera, viendo como cae nieve y granizo sin parar, y con nuestra Harp, o nuestra sidra típica del lugar, o de nuevo otra Harp, o un gin tonic... Hasta incluso la dueña/camarera del lugar quiso echarse una foto con nosotros. Esa tarde noche es de esos momentos que siempre son los que se recuerdan cuando se empieza a hablar de viajes o de buenos ratos.



Después de dos horas, quizás tres, allí sentados tan requetebién, decidimos dar por finalizada la jornada y nos retiramos a nuestras habitaciones. Mañana será otro día....

---

Vaya nochecita... Toda la noche con una ventolera en la calle impresionante. Entre eso y el sonido de las gotas de lluvia o los granizos en el cristal de la ventana... ha sido una gozada. Es lo típico de estar calentito metido en tu cama, sabiendo que no tienes que salir y oir esos sonidos. A mi me encanta.
Bueno, vamos al lío que se me va el santo al cielo.
Todos a nuestra hora sentados en mesa del pub para desayunar. Había dos o tres tipos de desayuno para elegir y ahora no me acuerdo. Yo cogí uno que llevaba huevos fritos con salchichas y bacon y un tomate asado. También había tostadas y cereales. Se dejaba comer.

Esta es la ruta del día:

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Lo primero que hicimos fue volver al puerto para verlo de día. El mar estaba espectacular. Y el viento aún más fuerte que ayer.


Desde el puerto nos dirigimos ahora hacia Carrick-a-Rede, que es un puente colgante que hay a cinco minutos de Ballintoy. Este puente sirve de acceso a una pequeña isla que hay cerca de la costa. El acceso es mediante una cuesta muy empinada que llega al parking. Una vez allí un muchacho nos dijo que no se podía ir hasta el puente porque estaba cerrado a causa del viento. Además, nos aconsejó no esperar mucho allí por si luego no podíamos subir la cuesta que habíamos bajado, ya que hacía bastante frío y no era la primera vez que se formaban placas de hielo y se quedaban los coches atascados. Total, que nos marchamos sin ver el puente y ponemos rumbo hacia Dark Hedges, un camino que está delimitado a ambos lados por hayas gigantes. Sí, también ha sido escenario de Juego de Tronos.
Estamos sólo a 15 km, pero justo al salir de Carrick-a-Rede empezamos a ver la carretera nevada. Ups, eso ya gusta menos, porque tenemos que ir bastante despacio y se hacen muy largos los trayectos.
Llegamos, nos hacemos fotos de rigor e improvisamos pequeña asamblea.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

La ruta de hoy era ir bordeando la costa, desde Cushendall hasta Carrickfergus, y desde allí llegar a Belfast, intentando estar allí sobre las 15h para que nos de tiempo a dar una vuelta. Al ver como están las carreteras de nieve hay partidarios de dirigirnos directamente hasta la capital por el centro de la isla y otros pensamos que yendo despacito podemos intentar llegar a la costa y cumplir planning que nos había hecho nuestra amiga Puri (seguimos acordándonos de ti a pesar de tu ausencia).
Al final gana la mayoría valiente y empezamos trayecto hacia Cushendall, que está a 40 km. Durante el trayecto nos cayó bastante nieve y eso unido a que la carretera era medio montañosa (estamos en la zona de los glens o valles de Antrim), hizo que tardáramos más de una hora en llegar. Ni un camión quitanieves ni nada por el estilo en todo el recorrido, salvo en los cinco últimos kilómetros en los que iba un tractor quitando nieve delante nuestra.
Bueno, estamos en Cushendall, pequeño pueblecito considerado la capital de los valles, y ha dejado de nevar. Aparcamos y decidimos buscar algún lugar calentito para tomar el café de media mañana. Encontramos cabina de teléfonos típica inglesa y empezamos a hacernos unas fotos por turnos, cuando de repente... ZAS... bolazo de nieve que nos tiran un grupo de mozalbetes del lugar que no se por qué no estaban en la escuela. A ese primer bolazo le siguen otros más, por lo que no nos queda más remedio que responder de la misma forma. No es una gran batalla, sólo una escaramuza, por lo que el parte de heridos y afectados es mínimo. Tras un saludo nos despedimos de nuestros contrincantes.
Encontramos el café Revive casi sin querer. Local pequeñito, con unas tres o cuatro mesitas, pero acertamos de pleno. Cafés de todo tipo, chocolate caliente, mucha variedad de tartas y pastelitos... y la dueña superamable.
Tras este momento reparador, volvimos sobre nuestros pasos y volvimos a la entrada del pueblo donde se encuentra una iglesia y aprovechamos para jugar ahora con la nieve entre nosotros, ya que no estamos acostumbrados a ese elemento.



Bueno, sigamos la ruta, que nos quedan unos 60 km hasta Carrickfergus y su imponente castillo normando. La carretera que bordea la costa es muy bonita. Es cierto que la nieve hasta la misma playa hacía mucho por embellecer la estampa, pero aún sin ella tienen que ser parajes dignos de ver. Había zonas con carretera en peores condiciones, otras mejores, algunas más nevadas,... pero se circulaba bastante bien.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Hasta que llega el problema. Imaginad típica imagen de dibujos animados: a la izquierda carretera perfecta sin una chispa de nieve que sigue bordeando la costa y a la derecha carretera totalmente nevada que empieza a subir hacia una montaña... ¿El GPS cual quiere que coja? Exacto, la de la derecha. ¿Y cual cojo yo? Exacto, la que me dice el GPS. ¡¡¡ERRORRRRRR!!! Dios mío de mi vida, que cantidad de nieve en la carretera, pero la maquinita dice que siga, pues yo sigo despacito. Después de unos 8 o 10 km, ante una cuestecilla que se nos presenta, el coche dice que por ahí ya no sube Puf, decidimos volver y coger de nuevo la carretera de la costa. Venga, a dar la vuelta y a subir ese pequeño repecho que tenemos por delante... Ups, primer patinazo y mi coche se queda ahí, por lo que toca dejarse caer hasta abajo e intentarlo de nuevo. A duras penas conseguimos salir del agujero y encontramos de nuevo el ansiado camino que rechacé veinte minutos antes. Venga, GPS apagado y carretera palante hasta Carrickfergus ya sin incidencias.
Llegamos a la puerta del castillo sobre las 14h. Tenemos algo de retraso (me refiero a que hemos llegado una chispa más tarde de lo previsto), pero bueno, no hay problema. Sale el sol en Carrickfergus, cosa que es de agradecer. Damos vuelta alrededor del castillo y decidimos comer para luego seguir hacia Belfast, así que nos metemos en The Central Bar que tiene un bonito comedor en su segunda planta. Una sopa calentita y una carne bastante rica. Ea, ya está el tío de nuevo preparado para lo que venga por delante.


Hacemos los escasos 25 km que nos separan desde Carrickfergus de la capital norirlandesa ya por carretera sin complicaciones, plagada de rotondas. Se nota que llegamos a una ciudad y dejamos atrás el mundo rural. El tráfico se vuelve más difícil pero ya nada nos impide llegar con facilidad a nuestro hotel del día.
Es el Holiday Inn Express Belfast City Queens Quarter (en adelante "el hotel", porque me niego a escribir de nuevo toda esa ristra). Es un tres estrellas, con habitaciones correctas, camas cómodas y baño bastante bien. Tres habitaciones reservadas a través de www.booking.com por 357£, con desayuno incluido. Se aparca bastante fácil en la misma puerta de "el hotel".
Hacemos check in rapidito, que no tenemos mucho tiempo. Ya sabemos que anochece rápido y queremos dar vuelta por el centro.
Bajamos a las 17h y, oh sorpresa, mira como nieva. No nos da miedo ya nada así que empezamos nuestro paseo. Llegamos a Donegal Sq. en unos 20 min. La plaza está muy bonita y muy animada, porque hay un mercado navideño. La mayoría de calles importantes de Belfast parten de Donegal Square. Es en el centro donde se encuentra la enorme mole del Belfast City Hall, realizado en 1906. En cada esquina tiene una torre y la cúpula central de cobre llega hasta los 53 metros de altura.


Ponemos rumbo hacia St. Anne's Cathedral, con un frío que espanta. La vemos rapidito y decidimos buscar algún pub o cafetería en la zona de The Entries, que son una serie de callejones en los que hay pubs desde que Belfast es Belfast. Sin embargo nos fue imposible entrar a ninguno porque estaban hasta la bola. Que diferencia la tranquilidad del pub de anoche con estos en los que no podemos casi ni entrar.
Bueno, estamos al lado del centro comercial de Victoria Square; algo habrá para tomarnos algo. Pues tampoco. Nos metimos en una cafetería y nos sentamos en una mesa. Estábamos tan perros que por no movernos a ir a pedir, no nos tomamos nada. Estuvimos allí un cuarto de hora sentados, tan a gusto, calentitos, contando cuatro historietas, fuimos al baño, y cuando nos hartamos pues nos levantamos y nos fuimos.


Al final tuvimos que trasponer hasta las inmediaciones de St. George's Market para tomarnos unos vinos en un pub que encontramos más tranquilito. Se nota que es friday night y hay bastante ambiente por las calles, aunque nosotros ya estamos pensando en ir recogiéndonos. Hace tela de frío y aparece un nuevo problema. La nieve que había caído antes se está helando y el andar por las aceras se complica cada vez más. Resbala muchísimo. Compramos unas pizzas para cena de los niños y nos vamos para "el hotel"... Aprovecho para sacar las tarjetas de embarque del vuelo que tenemos mañana de vuelta a Málaga en un ordenador que hay gratuito en el hall del hotel, y otra vez Ryanair nos pone a cada uno en una esquina del avión. Qué cachondos.

Bueno, ducha rápida, pijama puesto y no llego a tocar siquiera la almohada. Seguro que soñé con carreteras nevadas. Hasta mañana, corazones.

---

Ya estamos aquí otra vez, que tengo el relato a medio terminar.

Último día de nuestra estancia en Irlanda del Norte. El vuelo es a las 16:45 por lo que tenemos toda la mañana para andurrear un poco más por la capital.
En principio el plan del día es ver los murales reivindicativos de ambas partes del conflicto. Primero los católicos irlandeses; después los unionistas.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Nos levantamos para desayunar y ya estamos todos en el comedor del hotel a las 8:15. Desayuno típico de hotel: huevos revueltos, salchichas, bacon, beans,... y tostadas, cereales y alguna fruta.
La noche ha sido fría y con nieve. Los coches amanecen con una capa de nieve helada que cuesta quitar.
Aprovechamos que estamos al lado de la Queen's University para hacer una visita por sus exteriores. Es esta la más prestigiosa universidad de Irlanda del Norte. El edificio principal de estilo Tudor data de 1849 y guarda mucha semejanza con el Magdalene College de Oxford.


Ahora si nos dirigimos a los murales políticos que hay en la zona oeste de Belfast. Durante la época del conflicto este arte popular jugó un papel muy importante en la divulgación de la propaganda ideológica de las dos comunidades más intransigentes de Belfast: por un lado la protestante de Shankill Road y por el otro la católica de Falls Road. En ambas zonas cualquier pared era bueno para convertirse en un entusiasta mural que expresaban las afiliaciones políticas y paramilitares de cada bando. Del mismo modo, los bordillos de algunas calles eran pintados de rojo, azul y blanco (los colores británicos) o de verde, blanco y naranja (los de Irlanda).
Pasamos primero por la zona independentista, Fall Road. Aquí hay murales de todo tipo y toda reivindicación, desde Cuba, Palestina, pasando por Cataluña o País Vasco. Sí nos llamó la atención la zona con grandes cancelas que servían para cortar las calles durante los toques de queda. Época chunga tuvo que ser esa.



En el número 53 de Falls Road se encuentra la sede del Sinn Fein, el partido que era considerado el brazo político del IRA.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Tras andurrear la zona y charlar un poco de política internacional, criticando siempre a los poderosos y poniéndonos de lado de los "débiles", nos volvemos a los coches para dirigirnos a la zona unionista, en Shankill Road. Ambas zonas están relativamente cercanas, por lo que las refriegas durante los años difíciles tuvieron que ser constantes.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Todavía son las 10:45 por lo que decidimos irnos ahora hacia Titanic Quarter. El famosísimo trasatlántico que chocó contra un iceberg en su viaje inaugural en 1912 se construyó en los muelles de Beltast y ahora a esta zona se la conoce como Titanic Quarter. Los muelles se han remodelado dando lugar a zonas de tiendas, restaurantes, hoteles,... Llegamos rápido (el conducir por la izquierda ya es algo chupado para nosotros). Aprovechamos la llegada a la zona del museo para tomarnos un buen café calentito y quitarnos ese frío que llevábamos desde que salimos del hotel.


Antes de dirigirnos al aeropuerto queríamos ver el Castillo de Belfast, que se encuentra a unos 6-7 km de la ciudad, por la carretera que se dirige a Carrickfergus. Para llegar al castillo, que se encuentra en una colina, hay que subir (lógicamente) por una cuestecilla. Lo que vimos al llegar allí no fue normal. Coches y más coches atascados, patinando en una placa de hielo gigante que había en esa calle. Imposible llegar al castillo . No parecía lógico que uno de los puntos turísticos de la zona tenga el acceso cerrado por la nieve...
En fin, pues nada. Al mal tiempo buena cara. Decidimos tirar ya para el aeropuerto y comer allí para evitar más sobresaltos de última hora.
El camino hacia el aeropuerto fue otra odisea. Desde el castillo, el GPS nos marcaba una carretera que fue la que seguimos. Esa carretera subía y subía hacia una montaña, y al igual que ayer, cuanto más subíamos más nieve nos encontrábamos. Cuando hablo de nieve me refiero a medio metro de nieve a cada lado de la calzada, que se encontraba relativamente limpia (gracias a esas buenas gentes de conservación de carreteras).

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Antes de llegar al aeropuerto aprovechamos para repostar, ya que debíamos devolver el coche con depósito lleno. Llegamos a aeropuerto y vemos de nuevo la barrera de la primera noche (la que había que meter código para abrir) y nos echamos unas risas. Entregamos los coches, los revisan de cabo a rabo y nos dan el ok, así que nos dirigimos hacia la terminal.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Una vez pasado el control de seguridad entramos en la zona de restaurantes y tiendas del aeropuerto. Comemos cada uno una cosa. Y aprovechamos las mesas de zona común existentes para estar todos juntos. Nos quedan casi dos horas de espera que dedicamos a ver fotos, hacer compras de los cuatro regalillos típicos que se hacen en estos viajes,... incluso alguno aprovecha y cierra un poco los ojillos (creo que sólo era para concentrase en sus pensamientos).
Embarcamos en nuestro avión, de nuevo cada uno en una punta, y nos disponemos lo mejor que podemos para las tres horas de vuelo que tenemos por delante. Si os soy sinceros, yo no me acuerdo de nada del vuelo... cerré un momento los ojos y cuando los volví a abrir estábamos aterrizando en Málaga. Me encantan esos vuelos tan rápidos...
Son las 20:45h, hora prevista de llegada y hora en la que el avión aterriza en el aeropuerto andaluz.

---