Viaje de 10 días por Uzbekistán (Tashkent, Samarcanda y Bujará) y el sur de Kazajistán (Almaty) utilizando transporte público. Presupuesto para dos personas: 1000 EUR (sin contar avión) con alojamiento en hoteles de buena calidad aunque sin llegar al lujo. Autor:GasparmurilloFecha creación:⭐ Puntos: 5 (12 Votos)
El cansancio va haciendo mella, pero aún quedan cosas que ver, tanto en el centro como en el extrarradio de Bujará. Las piernas comienzan a flaquear, así que hoy el día debe ser más relajado en teoría.
Ayer se quedó pendiente la visita a la mezquita más antigua de Bujará llamada Magoki-Attor y, que si creo recordar bien, data del siglo IX. Es una construcción que estuvo enterrada durante muchos años y que fue recuperada mediante sucesivas excavaciones. La sobria fachada denota una antigüedad solemne y su austero interior cobija el museo de las alfombras. Se trata de un edificio pequeño, pero de un valor histórico incalculable.
Después de aquí, nos dirigimos a otra mezquita llamada Hoya Zaynnidin, ésta algo más moderna y que combina artesonados de estrella en el exterior junto a columnas de madera tallada: un aperitivo de lo que veríamos luego en un complejo sufí a las afueras de la ciudad. El interior de la mezquita también merece bastante la pena, en especial su cúpula en relieve.
Continuamos por unas estrechas y céntricas calles, las cuales recuerdan a las medinas marroquíes hasta salir de nuevo a las murallas de la fortaleza, como el día anterior. Bordeamos la muralla para dirigirnos a otro antiguo fuerte que ha hecho las veces de prisión: el Zindan. No accedimos, pues tampoco aparentaba que hubiera gran cosa en su interior.
En sus cercanías acordamos con un taxista un buen precio para llegar hasta el Palacio del Emir (Sitorai Mokhi Khosa, en uzbeko), un complejo ecléctico de estancias palaciegas con jardines que combina elementos de todo tipo: barrocos, timúridas e incluso recuerda en ciertos momentos a la arquitectura hindú. Podría tratarse efectivamente de un pastiche de principios del siglo XX, pero sus jardines y sus salones merecen una visita.
Con el mismo taxista, negociamos igualmente otra visita alejada de la ciudad. Se trata de la necrópolis Bakhautdin Naqsband, una maraña de construcciones brindadas a la peregrinación y a la oración donde se acumulan tumbas, mezquitas, jardines... los artesonados de las terrazas de uno de los patios son sencillamente grandiosos. Una visita muy recomendable, a pesar de su lejanía. La solemnidad del sufismo puede palparse en este lugar que ha ido extendiéndose arquitectónicamente desde el siglo XVI y parece que lo seguirá haciendo, pues está considerado una especie de Meca para los sufistas de Asia central.
Tomamos el taxi de vuelta a Bujará y el amable conductor nos deja de nuevo en Chor Minor (el edificio de los cuatro minaretes) al que subimos por un puñado de soms que al cambio venían a ser menos de un euro.
La tarde hay que tomarla para relajarse y descansar. Aun así, disfrutamos de una magnífica puesta de sol en la plaza de la mezquita Kalon y, posteriormente, de una cena más que aceptable en el restaurante Old Bukhara, plagado de extranjeros, por cierto.
Uzbekistan Airways ofrece buenas y económicas opciones de vuelos domésticos como alternativas al tren y al taxi. Se trata esta etapa del último día completo en Uzbekistán.
El día anterior por la mañana ya éramos conscientes de que los billetes de tren a Tashkent estarían agotados, por lo que decidimos reservar un vuelo doméstico desde Bujará por un precio de unos 30 euros por persona con maletas facturadas incluidas. No estaba nada mal teniendo en cuenta que un taxi hasta Tashkent podría suponer el mismo precio (60 euros para dos personas) pero por un trayecto de 10 horas.
La elección del avión fue rápidamente consensuada. La mañana la dedicamos en Bujará a la compra de souvenirs por los bazares, salimos del hotel y nos dirigimos al aeropuerto, curiosamente mucho más cercano que la estación de tren. Se trata de un aeródromo minúsculo, pero sometido a extraordinarias medidas de seguridad. No sé cuántas inspecciones de equipaje y documentación hubo que pasar para tratarse de un vuelo doméstico: muchas, 5 o 6, incluido cacheo. La policía presta mucha atención a cargadores, cables, ordenadores... la medicación no la examinan, pero cualquier aparato electrónico resulta sospechoso. Aunque todo hay que decirlo, todo este tedioso proceso se compensó con la conducta amable y profesional de los oficiales. Volamos a Tashkent en otro A-320, vuelo completo, pero de excelente calidad y operado de nuevo por Uzbekistan Airways. En 50 minutos aterrizamos en la capital uzbeka.
Una vez más, procedemos de igual forma: taxi hasta el hotel, check-in, cena en el magnífico lugar del pollo y último paseo por Tashkent. Se había quedado pendiente la visita a la mezquita Minor, un impresionante santuario blanco de época moderna, pero que guarda una estética diáfana y acertada con el entorno. La noche cae y es hora de volver al hotel en metro.
Salida de Uzbekistán con rumbo de nuevo a Kazajistán y de nuevo las draconianas medidas de seguridad en el aeropuerto. Aunque antes de ir al aeropuerto, me permití el lujo de visitar la estación de metro que más ansiaba conocer: Kosmonavtlar o, en español, la estación de los astronautas. Efectivamente, se trata de la parada de metro más extravagante que he conocido. Con un diseño futurista, las imágenes de Gagarin y otros astronautas se exhiben flotando dentro de círculos en relieve por todas las paredes de la estación, inmortales testigos de los proyectos cósmicos de la URSS.
El vuelo de Tashkent a Almaty con Uzbekistan Airways resulta igualmente cómodo y con unas vistas sensacionales de las montañas de Kirgyzstán. Incluso desde el aire se puede apreciar su capital, Bishkek. Con la miel en los labios me quedé porque no había tiempo para extender la ruta por esta pequeña república centroasiática.
La llegada a Almaty se produce sin sobresaltos, cenamos en el centro y pronto estamos de vuelta en el hotel debido al cansancio y también dicho sea de paso, parece que Uzbekistán me ha regalado de despedida algunos problemas gastrointestinales, por lo cual, no andaba la cosa para florituras en Almaty.
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Que gran viaje!!!, estoy planificando este viaje, de Estambul a Xian, tengo 58años y espero realizarlo el año que viene. Quisera tus consejos y comentarios respecto de la real dificultad para hacerlo por libre. También si puedes indicarme la experiencia y datos para entrar a China por tierra.
Muchos Saludos!!
Buenos días, estoy a tu disposición en lo que quieras saber. Por donde vas a ir?, por el sur (Irán, turkmenistán, Uzbekistán y Kirguistán, como fuí yo) o más al norte por el Caucaso, Kazajistán y Kirguistán, o una combinación de ambos: Caucaso, Turkmenistan (cruzando el Caspio en ferry), Uzbekistán, Kazastan y Kirguistán.
Saludos, Miguel
En lo que respecta a entrar en China depende de por donde pretendas ingresar, si es por el Togurat Pass según mis noticias no es posible hacerlo por tu cuenta, por lo que tendrías que contratar en Naryn (Kirguistan) a alguien que te pase, el coste sería de unos 500 dólares según he leido (muy caro, pero no hay alternativa). El contrato lo podrías hacer allí drectamente o contactando con el CBT de Naryn.
Si pretendes pasar por el Irkesntam Pass, si es posible hacerlo por tu cuenta, en mi viaje entré por él. Existen varias formas de hacerlo:
- En 2018 (fecha de mi viaje) parece que... Leer más ...
Waauuuuu… que tremenda experiencia, bastante compleja la verdad; tengo que procesarla bien, con algún mapa en mano para ir ubicando cada punto que señalas en tu relato; me preocupa tanto azar, que para mi que he recorrido medio mundo no hay problema, pero quizá para mi esposa, que talvez me acompañe en este tramo final del viaje sea complejo, no por su disposición, si no por el riesgo al ser mujer, crees que puede ser así?
Mi idea original es pasar por Iran de todos modos, y de ahí subir por los Tan hasta China, sin pasar por Afganistan por ahora.
Según mi experiencia, con dinero generalmente no hay ningún problema. Si quieres evitarlos en el pase fronterizo puedes contratar en Osh a alguien que te pase a China.
En Caravanistán hay abundante información sobre Asia Central: pase de fronteras, visado, consejos cambio de divisas, etc.
Según observé durante el viaje no hay problemas para las mujeres, incluso vi viajeras solas. Incluyendo Irán, donde con tal de ir tapadas no hay ningún inconveniente
¡Que suerte de que tengas compañía para el viaje¡. Nadie quiso ir conmigo, ya que consideraban que era un loco y un imprudente al no... Leer más ...