![]() ![]() Senderismo por España. Mis rutas favoritas: emblemáticas, paseos y caminatas ✏️ Blogs de España
Recopilación de algunas de las rutas de senderismo que mi marido y yo hemos hecho por toda España a lo largo de un montón de años. Las hay de todo tipo, longitud y duración; y, casi siempre, asequibles para todas las personas acostumbradas a caminar por el campo.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (19 Votos) Índice del Diario: Senderismo por España. Mis rutas favoritas: emblemáticas, paseos y caminatas
01: Intención del diario.
02: Índice por Comunidades Autónomas y Provincias (I).
03: Índice por Comunidades Autónomas y provincias (II).
04: Rutas de senderismo por la Comunidad de Madrid.
05: Base Pico Urriellu (Naranjo de Bulnes) desde Pandébano, Asturias.
06: La Catedral del Senderismo y sus 6.000 escalones: La Vall de Laguar (Alicante).
07: Ruta del Cares (Asturias-León): una caminata emblemática y concurrida.
08: El Caminito del Rey (Málaga). Sus vertiginosas pasarelas y alrededores.
09: Ruta del Río Borosa. Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).
10: Ruta del Cañón del Río Lobos (Soria/Burgos).
11: Congost Mont-Rebei (Lleida) a pasarelas Montfalcó (Huesca). Una ruta de vértigo.
12: Nacimiento del río Cuervo (Serranía de Cuenca): espectacular y con nieve.
13: Nacimiento del río Mundo (Albacete): cascadas y Cueva de los Chorros.
14: Nacimiento del río Vinalopó. Sierra Mariola (Valencia).
15: Laguna Grande desde la Plataforma. Sierra de Gredos (Ávila).
16: Por la Cala Granadella, Xàvia/Jávea (Alicante).
17: Los Cahorros (Monachil). Senderismo en la provincia de Granada (1).
18: Vereda de la Estrella (Güejar-Sierra). Senderismo en provinicia de Granada (2).
19: El Parrizal de Beceite (Teruel). Pasarelas del río Matarraña.
20: Nacimiento del río Pitarque (Teruel): cascadas y cárcavas.
21: Barranco del Infierno (Tenerife).
22: Sendero del Pijaral o Bosque Encantado, Parque de Anaga (Tenerife).
23: Roques de García, Parque Nacional de las Cañadas del Teide (Tenerife)
24: Cascadas de Puente Ra. Sierra Cebollera. Villoslada de Cameros (La Rioja).
25: Sendero de los Estrechos, Montanejos (Castellón).
26: Estación teleférico El Cable-Puertos de Aliva-Fuente Dé (Cantabria).
27: Subida a Urkiolamendi y Larrano. Fuente Pol-Pol. Parque Natural Urkiola (Álava).
28: Cascadas de Lamiña (Cantabria). Ruta cerca de Ruente y su Fuentona.
29: Muniellos (Asturias): ruta circular. Un bosque inmenso y eterno a contrareloj.
30: Desfiladero del Río Purón (Burgos/Álava).
31: Casas de Irati-Embalse Koixta-Casas de Irati. Cascada del Cubo (Navarra).
32: Faro del Caballo desde el Mirador de la Virgen del Puerto, Santoña (Cantabria).
33: Valle de Lago a Lago del Valle. Parque Natural de Somiedo (Asturias).
34: Castañar y Chorreras de Calabazas, Las Villuercas (Cáceres).
35: Pico Sant Jeroni desde estación superior funicular de Monserrat (Barcelona).
36: Nacedero del río Urederra (Navarra) y sus pozas y cascadas azules.
37: Cola de Caballo por Senda de los Cazadores, P,N.Ordesa (Huesca).
38: Cascada del Molino Viejo y Barranco de la Hoz, Sierra de Albarracín (Teruel).
39: Ibones Azules desde el Balneario de Panticosa, Valle de Tena (Huesca).
40: Dando la vuelta al Islote de Lobos. Fuerteventura. (Canarias).
41: Lagos de Saliencia y Picos Albos desde La Farrapona. Somiedo (Asturias).
42: El sorprendente Estrecho de la Arboleja en Aledo, Sierra de Espuña (Murcia).
43: Ruta del Puente de los Papúos desde Jerte (Cáceres).
44: Los Pilones y la Garganta de los Infiernos, Valle del Jerte (Cáceres).
45: Ruta de las Cascadas de la Garganta de las Nogaledas, Valle del Jerte (Cáceres).
46: Senderismo en Parque Nacional de Garajonay, Isla de la Gomera (Canarias).
47: Cascadas y Molinos de Oneta, Villayón (Asturias).
48: Ruta de los Pantaneros, Puentes Colgantes y Charco Azul, Chulilla (Valencia).
49: Ibones de Anayet desde Corral de las Mulas, Valle de Tena (Huesca).
50: Faro de L'Albir, Serra Gelada, desde L'Alfaz del Pi (Alicante).
51: Forau d'Aiguallut y Coll de Toro, Benasque (Huesca).
52: Senda del Duero: tramo Pesquera de Duero a Peñafiel (Valladolid).
53: Ruta de los Volcanes. Isla de La Palma (Canarias).
54: Cascada Xorroxin (Erratzu). Sendero emblemático del Valle de Baztán (Navarra).
55: Sendero de Artikomendia, Isaba (Navarra). Cascada de Belabarze y Cueva del Ibón.
56: Ruta por el Hayedo de la Tejera Negra (Guadalajara). El otoño al poder.
57: Las Gorgas de Alba, Baños de Benasque (Huesca).
58: Chorro Grande de la Granja de San Ildefonso (Segovia).
59: Aguas Tuertas desde Guarriza (Huesca). Rutas por Pirineos de Aragón.
60: Salto de Poveda y Laguna de Taravilla (Guadalajara). La belleza del Alto Tajo.
61: Nacientes de Marcos y Cordero. El Cubo de la Galga. Isla de La Palma (Canarias).
62: De Sarvisé a Broto y Cascada de Sorrosal (Huesca).
63: Sendas por las Hoces del río Duratón (Segovia).
64: Rutas P.N. Aigüestortes y Lago San Maurcio. Acceso Bohí (Lleida).
65: Senda río Cabriel en Cofrentes (Valencia): el agua como espejo.
66: Senda de las Hoces del río Riaza (Segovia).
67: Pasarelas del río Mao, Ribeira Sacra (Orense).
68: Cárcavas Pontón de la Oliva y Cerro Negro, Alpedrete de la Sierra (Guadalajara).
69: Alto Tajo: Hundido de Armallones, Ocentejo (Guadalajara).
70: Rutas Alto Tajo: Santuario de la Virgen de la Hoz, Corduente (Guadalajara).
71: Chorreras del Cabriel, Enguísanos (Cuenca): una estampa de película.
72: Uña (Cuenca): Catedrales, El Escalerón y La Raya, 2 rutas espectaculares unidas.
73: Subida al Moncayo (Zaragoza) por la vía clásica.
74: Lagunas de Neila (Burgos).
75: Subida al Moncorbisón, Vielha, Valle de Arán (Lleida). Un panorama espectacular.
76: Bosque de Carlac, Bausen. Valle de Arán (Lleida).
77: Carril de los Galayos, Gredos (Ávila). Nogal del Barranco a Refugio Victory.
78: Lagos de Gerber desde el aparcamiento del Clot Gran (Lleida).
79: Prat del Cadí desde Estana (Lleida).
80: El espectacular Valle de Nuria (Girona): subida en tren y bajada andando.
81: Ruta de los siete lagos de Colomers (Lleida). Valle de Arán y P.N. Aigüestortes.
82: Camino de Hierro, La Fregeneda (Salamanca). Túneles, puentes y paisajes.
83: Subida al Peñón de Ifach, Calpe (Alicante).
84: El Cerro del Hierro, Parque Natural de la Sierra Norte (Sevilla).
85: Rutas por Alicante: Senda del Pantano de Relleu y su vertiginosa pasarela.
86: Subida al Castillo de Chirel, Cortes de Pallás (Valencia).
87: Portillón de Benasque (Huesca): Espectacular brecha entre España y Francia.
88: 2 Rutas desde Cerler (Huesca): 3 Cascadas; Rincón del Cielo y Pico Cogulla.
89: Ruta del agua, Aspe (Alicante). Paisajes semiáridos y acueductos históricos.
90: Ruta a las espectaculares Cascadas del Aljibe desde Roblelacasa (Guadalajara).
91: Ruta al Pico de la Mira desde la Plataforma de Gredos (Ávila).
92: Travesía por los acantilados de la Sierra Helada (Serra Gelada), Alicante.
93: Rutas desde Benasque (Huesca): Valle de Estós - Ibón de Escarpinosa.
94: Dos rutas desde Benasque: Ibón de Gorgutes y Tres Barrancos.
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Etapas 7 a 9, total 94
RUTA DEL CARES (o Senda del Cares), entre Poncebos (Asturias) y Caín (León).
Esta es la ruta más habitual, que supone 24 kilómetros de recorrido total (ida y vuelta desde Poncebos a Caín o viceversa), y entre 7 y 8 horas de marcha. Poco nuevo se puede decir de esta ruta a pie, una de las más conocidas de nuestro país, obligada para todo senderista que se precie y que incluso quieren hacer, y de hecho hacen, muchas personas que ni siquiera son aficionados a patear por el campo o la montaña. Por lo tanto no puede faltar en un diario de viaje por España, que incluye caminatas.
Esta ruta la hemos hecho mi marido y yo dos veces, con algunos años de intervalo, aunque en ambas ocasiones fue durante el mes de julio. Y es que, teniendo en cuenta las fechas de vacaciones que nos podemos permitir, nos gusta julio para visitar Asturias. Curiosamente, en la primera ocasión hizo un día de pleno sol y mucho calor, mientras que la vez siguiente amaneció un día bastante fresco y muy nublado, incluso amenazando lluvia. Para este pequeño relato me voy a centrar en esta última porque es de la que conservo fotos de cámara digital, aunque también he añadido dos o tres de nuestra primera excursión, con fotos escaneadas, de menor calidad, pero en las que se aprecia el tono marrón que adquiere la piedra cuando le da de lleno el sol frente al grisáceo de los días nublados.
De camino a Caín aparece esta especie de roca-puente. ![]() Además de este recorrido, teníamos planeado hacer alguna otra ruta por la zona, como la subida a la base del Pico Urriellu (Naranjo de Bulnes), cuyo relato lo tenéis en la etapa número 13 de este diario. Así que reservamos alojamiento para dos noches en el Hotel Arcea, Mirador de Cabrales, de dos estrellas, en Poncebos, junto inicio de la ruta, lo cual es una gran ventaja. Nos dieron una habitación amplia y correcta en relación con el precio que pagamos, que fue de 45 euros por noche sin desayuno.
Hay que tener muy presente que en Poncebos la carretera suele llenarse de vehículos que la gente aparca en la cuneta para hacer la ruta, y en verano la fila puede llegar a ser kilométrica, con lo cual el camino (ya largo de por sí) se alarga más todavía. Así que un consejo: madrugad para dejar el coche lo más cerca posible del inicio del sendero porque no es muy agradable unir, por ejemplo, un kilómetro más de subida al tramo más duro de la senda, que es, precisamente, el comienzo, unos dos kilómetros todo cuesta arriba. Pero vayamos por partes.
Poncebos.
![]() Un poquito de historia de esta ruta, que la tiene y es interesante. Esta mítica ruta se localiza en la Garganta del río Cares y está considerada una de las más bonitas de España por su paisaje, ya que transcurre por un sendero excavado en la roca caliza y elevado sobre el río (a diferentes niveles), en el que se cruzan túneles y puentes, con el Cares siempre presente más o menos cerca de nosotros.
![]() El antiguo sendero de comunicación entre Poncebos y Caín era sumamente peligroso y desaparecía en muchos tramos por lo que apenas se utilizaba. Entre 1915 y 1921 se abrió otro, excavado en la roca, para construir canalizaciones de agua y, sobre todo, para el mantenimiento de la Central Hidroeléctrica de Camarmeña-Poncebos. Se mejoró y amplió a mitad de siglo con la creación de puentes que salvaban abismos de hasta 60 metros. La complicada orografía del inaccesible cañón dificultó mucho la construcción del camino, obligó a utilizar dinamita y los obreros tuvieron que trabajar colgados de cuerdas en muy penosas condiciones. Once de ellos murieron en los numerosos accidentes laborales que se produjeron. Cuando hagamos la ruta, no vendría mal recordar las vidas que quedaron segadas aquí, para la construcción del camino que recorremos.
![]() La ruta auténtica es lineal (ida y vuelta por el mismo sitio) y va desde Puente Poncebos en Asturias hasta Posada de Valdeón en León, pasando antes por Caín, también en León. Sin embargo, como este itinerario sería demasiado largo para hacerlo en un solo día, lo normal es acortarlo, de modo que Caín se convierte en el punto habitual de fin o comienzo de la ruta, dependiendo del sentido en el que se haga. Desde Poncebos hasta Caín hay unos 12 kilómetros, que se pueden hacer en tres horas y media o cuatro horas, dependiendo del ritmo de la marcha. El camino es sencillo siempre teniendo en cuenta que se trata de una ruta en montaña y hay que llevar el calzado adecuado (unas botas ligeras serán suficientes en condiciones meteorológicas normales). El tramo más duro es el inicial, partiendo de Poncebos, ya que hay un trecho de unos dos kilómetros de subida bastante pronunciada; luego ya es casi llano hasta Caín. De vuelta, ese mismo tramo al final, ya de bajad,a se hace bastante largo pues se convierte en una especie de rompepiernas por las piedras y el cansancio acumulado durante la jornada.
![]() Por todo lo dicho, la dificultad del recorrido hay que considerarla moderada, más que nada por su distancia y duración total (24 kilómetros y entre 7 y 8 horas de caminata). Además del calzado apropiado, no hay que olvidarse de llevar gorra, protector solar y agua; la comida es opcional porque hay bares y restaurantes en Caín con lo cual podemos ahorrarnos ese peso. También habrá que llevar un chubasquero y prendas de abrigo en invierno o dependiendo de la previsión meteorológica que siempre es preciso consultar: en fin, lo normal en cualquier caminata de esta longitud. Manteniendo las debidas precauciones, no es una ruta peligrosa, siempre teniendo presente que se camina a gran altura por un sendero que mide de ancho entre metro y medio y dos metros sin protecciones laterales y se pasa por puentes y túneles, con lo que hay que tener mucho cuidado sobre todo con los niños pequeños. Respecto al tema del vértigo, no me atrevo a afirmar nada puesto que es una cuestión sumamente delicada y muy personal; además, he leído y oído argumentos para todos los gustos sobre esta ruta. Yo diría que no es excluyente, pero, repito, no me atrevo a asegurarlo por si acaso.
![]() Hay personas que llevan dos coches, se dividen en dos grupos, uno que sale de Poncebos y otro de las proximidades de Caín adonde pueden llegar los vehículos, y se intercambian las llaves a mitad del recorrido, para hacer solamente la ida, evitando la vuelta; o quien sale de Caín camina lo que le apetece y vuelve, evitando el tramo más duro. También hay servicios de vehículos todo terreno (lo siento, no me gustan los todo-terreno irrumpiendo en la naturaleza) y taxis para devolver a los turistas a su lugar de origen, aunque desconozco el precio. Eso ya es decisión de cada cual, aunque tomándolo con calma y disfrutando sin más de la caminata, en condiciones físicas normales se puede hacer el recorrido completo en una jornada sin mayores dificultades, parando a comer normalmente en Caín ya que Poncebos es el punto más habitual de inicio de la ruta (también puede hacerse al revés). Pero, repito, esto ya tiene que juzgarlo cada cual dependiendo de sus propias fuerzas y de otras circunstancias, por ejemplo si se va con niños pequeños.
![]() Nuestro recorrido. El día amaneció muy nublado, pero no hacía frío (estábamos en verano), así que no hizo falta llevar ropa de abrigo ni chubasquero porque las previsiones meteorológicas eran optimistas y el cielo iría abriendo con el paso de las horas. En realidad, fue una suerte que estuviese nublado. Habíamos hecho la ruta anteriormente un día con sol y calor, y, comparando después, aquél día resultó bastante más duro que éste. Aunque era temprano, ya había bastantes coches aparcados en la cuneta de la carretera, pero pese a estar en julio, al ser día laborable tampoco el sendero iba atiborrado, como suele ocurrir los sábados y festivos.
Tradicionalmente la senda se inicia en Poncebos.
![]() El primer tramo (dos kilómetros más o menos) es todo hacia arriba (300 metros de desnivel) y se hace duro para que mentir. Quizás sea porque la dificultad arranca desde el mismo inicio, sin dar tiempo a que el cuerpo se adapte. Lo bueno es que sabes que superado ese trecho el camino se convertirá después en un fantástico paseo (aunque sea un paseo muy largo) para disfrutar. Los paisajes son espectaculares y eso compensa todo el esfuerzo.
![]() ![]() ![]() Conforme se gana altura, el río va quedando casi enterrado en el fondo del desfiladero, donde se vislumbar una serpenteante línea azul que va formando cascaditas en su rápido descenso entre las piedras. Las picudas moles calizas de color gris claro moteadas de manchas verdes enmarcan parajes de vértigo y pequeños reguerillos de figuras humanas avanzan como procesiones de hormigas en la lejanía, acompañando el sendero que camina afín con la roca, embebido en ella. Es el momento perfecto para pararse a hacer fotos, la mejor excusa para descansar y contemplar el paisaje.
![]() ![]() En los Collaos se acaba la subida. En adelante ya todo será un sendero llano que se distingue a simple vista, caracoleando entre la pared rocosa. Impresionantes las vistas que dejamos por detrás y las que nos aguardan por delante, con el sol luchando por ganarle la partida a las nubes en el horizonte.
![]() En la zona de Cullembru, las vistas del desfiladero hacia Caín son magníficas. Poco después pasamos el límite entre las provincias de Asturias y León.
![]() ![]() ![]() Luego aparecen los puentes: Bolín y el de los Rebecos, éste es realmente vertiginoso y espectacular. Si se tiene vértigo, hay que pasarlo deprisa sin mirar abajo, aunque lo mejor es detenerse en medio y posar para la más típica de las fotografías de la ruta. Por cierto, que hay un letrero con el número máximo de personas que soporta el puente (que no recuerdo). Así que cada uno que espere su turno.
Puente Bolín.
![]() Puente de los Rebecos.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Los túneles ya se encuentran en un nivel cercano al agua y suponen un punto culminante en el recorrido, teniendo en cuenta que aquí se estrecha mucho el desfiladero y se percibe la sensación de ir caminando en el vacío, sobre el agua. Estos túneles no dan claustrofobia porque tienen muchas “ventanas” al exterior, con lo que no es necesario llevar linterna. Eso sí, casi nadie se libra de pisar un charco o recibir alguna buena salpicadura de agua. Pero eso forma parte de la aventura y en verano hasta se agradece.
![]() ![]() Ya llegando a Caín, tras pasar por su presa, se desciende al nivel del río y el valle se abre hasta alcanzar el caserío. Se puede comer de bocata junto al río o apuntarse a uno de los menús asequibles que ofrecen en alguno de sus sencillos restaurantes. Nosotros llevábamos bocadillos, pero al ver los potajes caseros que estaban sirviendo preferimos dejar el embutido para merendar y sentarnos tranquilamente en una mesa a la sombra, disfrutando de la comida y del entorno. Por supuesto, en julio hay que llegar temprano para encontrar sitio porque ni decir tiene que son establecimientos pequeños y suelen estar muy concurridos. No sé cómo ocurrió, pero se me borraron las fotos que hice en Caín, así que no puedo poner ninguna, lo siento.
![]() ![]() ![]() Después de dar una pequeña vuelta para bajar la comida, emprendimos el regreso pues aún quedaban unas cuantas horas de marcha. Ya por la tarde hay menos gente en el sendero y las cabras se sitúan en lugares estratégicos, normalmente a la salida de algún túnel, con la intención de recibir algún pequeño obsequio de los turistas. Algunas son especialmente atrevidas y posan con todo su descaro para salir impecables en la foto. A cambio piden su recompensa y no dudan en tomarla de tu mano si es preciso. Les encantan las galletas, aunque hay que tener cuidado porque algunas se entusiasman y tampoco conviene darles demasiadas chucherías, que luego se vuelven comodonas y los inviernos son largos por aquí. Y también hay que tener cuidado porque una cosa es que ellas se ofrezcan y otra muy distinta acosarlas y molestarlas, algo que nunca debe hacerse porque incluso puede resultar peligroso (las he visto dar buenos topetazos a excursionistas imprudentes si se sienten amenazadas)
![]() ![]() ![]() El retorno se hace un poco largo, sobre todo al final, pero el paisaje parece cambiar por la tarde y hay tiempo para parar y hacer nuevas fotos con diferente luz y otra perspectiva, mirando hacia adelante o hacia atrás.
![]() ![]() ![]() ![]() Etapas 7 a 9, total 94
Os relato nuestra visita al Caminito del Rey tal y como la vivimos durante nuestra visita en septiembre de 2015, meses después de volver a reabrirse el camino después de su rehabilitación. Así la escribí entonces, así la vivimos y así la he dejado. Posteriormente, las normas para la visita cambiaron, por lo cual la forma en que hicimos el itinerario no podría realizarse actualmente.
La reapertura del llamado “Caminito del Rey” ha sido una de las noticias turísticas del año y las fotos de las vertiginosas pasarelas agarradas a la montaña son de las que llaman la atención de cualquier aficionado al senderismo. Y como ese es nuestro caso, enseguida nos pusimos a investigar sobre sus orígenes y cómo poder visitarlo. Por cierto que antes de seguir quiero dar las gracias al dover157 por su estupendo “tip” en el foro sobre el caminito y también por sus consejos para visitar la zona que tanto nos han ayudado.
Leí que el camino primitivo surgió a principios del siglo XX para hacer posible la circulación de operarios y el transporte de materiales entre los saltos de agua de El Chorro y de Gaitanejo durante la construcción de la presa del Conde de Guadalhorce, que fue inaugurada por el Alfonso XIII el 21 de mayo de 1921. El rey utilizó dicha pasarela en su visita a las obras y por ese motivo recibió, en adelante, esa denominación. El camino fue utilizado por los lugareños como una vía habitual de paso, bien a pie, en caballería o bicicleta, y tanto de día como de noche, ya que contaba incluso con iluminación. Con el tiempo, fue cayendo en desuso tanto por las mejoras en las vías de acceso como a la falta de mantenimiento que lo llevó a un estado lamentable de conservación. Varios accidentes mortales llevaron a considerarlo uno de los senderos más peligrosos del mundo. Permaneció cerrado durante casi quince años; pero ni la prohibición de paso, ni las fuertes multas, ni la voladura de los tramos inicial y final consiguieron disuadir a los más osados, como se puede comprobar en internet en fotos y grabaciones que ponen los pelos de punta. La Diputación de Málaga, los ayuntamientos de Ardales, Alora y Antequera (por cuyos términos municipales transcurre), la Junta de Andalucía y varios Ministerios se pusieron de acuerdo para recuperar este emblemático paso. Después de tres años para elaborar el proyecto y uno más de ejecución, el nuevo caminito se abrió en abril de 2015. La visita se realiza exclusivamente con reserva previa, efectuada a través de la “web del caminito”, ya que existe un cupo diario de 800 visitantes, en turnos de 50 personas como máximo cada media hora. Al hacer la reserva hay que elegir el punto de acceso, bien por Ardales (norte) o bien por Alora, El Chorro, (sur). Para elegir uno u otro conviene leer atentamente las indicaciones de la página web, ya que los dos tienen ventajas e inconvenientes. Nosotros nos decidimos por el acceso desde Ardales ya que casi todo el camino es en bajada, por lo cual resulta más cómodo. Además, queda para el final la que puede considerarse como “guinda del pastel” (el puente colgante) y, si se da la circunstancia de que corten el paso por dicho puente a causa del viento (más de 35 km/hora), se habrá hecho la mayor parte del camino. De todas formas, esto es muy relativo y supongo que el recorrido se disfruta igual en cualquier sentido. Tal vez desde Alora es más fácil llegar si no se dispone de coche, ya que hay incluso estación de ferrocarril (El Chorro-Caminito). Otros detalles a tener en cuenta son: - Está cerrado todos los lunes y los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero. - Horarios: invierno: 1 de noviembre a 31 de marzo, de 10:00 a 14:00; verano: 1 de abril a 31 de octubre: de 10:00 a 17:00 - Cuidado con la climatología: lo pueden cerrar completo o a tramos si hace muy mal tiempo, un calor excesivo o si el viento supera los 35 Km. por hora. - No pueden entrar niños menores de 8 años - No se puede llevar mascotas - Al punto de control hay que llevar la reserva y el D.N.I. (lo piden y lo miran). - Te facilitan casco y redecilla para el pelo. - La entrada es gratuita de momento; el año que viene parece que el sistema cambiará y que podría costar en torno a 6 euros. - El recorrido, en principio, es lineal, pero hay un autobús en los puntos de acceso que devuelve al punto de partida. Cuesta 1,55 euros y sale cada hora, o cada media hora en momentos de mucha demanda. - La longitud de la ruta es de 7,7 Km, con 4,8 Km. de accesos y 2,9 Km. de pasarelas en dos tramos; normalmente se puede tardar entre tres horas y media y cuatro horas (una hora más si se accede por Alora). Si se quiere hacer ida y vuelta por el caminito, volviendo al punto de salida, puede llevar unas 6 horas. - Hay que entrar en grupo con un monitor, pero luego el recorrido es libre. - Está prohibido llevar paraguas, mochilas grandes y chanclas. Los pases correspondientes a abril, mayo y junio se agotaron enseguida. En abril, pude reservar para el 3 de septiembre, que era jueves, en el turno de las 11 de la mañana. Si es posible, mejor evitar los fines de semana. Ya en el camino, pude escuchar a gente que comentaba que aunque estén agotadas las reservas para una fecha concreta, se puede encontrar un hueco en grupos organizados o en los restaurantes de la zona, comiendo en su establecimiento. Repito que no lo sé con certeza, simplemente lo escuche según íbamos andando. ARDALES. Para estar cerca del punto de partida, la noche anterior nos alojamos en Ardales, en el Hostal-Restaurante El Cruce: habitación doble, sencilla pero cómoda, con ventilador de techo, aire acondicionado, productos de aseo e incluso piscina. Por 42 euros con desayuno incluido poco más se puede pedir. Por la tarde, dimos una vuelta por el pueblo, típico andaluz con casas blancas y cuestas de sube y baja… y ¡qué cuestas! Llegamos hasta la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, que forma una curiosa estampa pegada a la roca de la Peña, en lo alto de la cual se conservan las ruinas de una fortificación medieval.
![]() Después fuimos a inspeccionar la zona de acceso al caminito, que se encuentra a unos 10 kilómetros del propio pueblo, en un lugar conocido como Parque de Ardales, por la carretera MA-444. Estaba todo muy tranquilo, con poca gente, porque las pasarelas (la principal atracción) se cierran a las 17:00 horas en verano. Nada más llegar vimos una caseta de información, también cerrada; allí mismo hay un aparcamiento que cuesta 2 euros. Seguimos hasta el restaurante El Kiosko, aparcamos allí y dimos una vuelta por el bonito entorno del embalse del Conde de Guadalhorce, con la romántica vista de la Casa del Conde. Nos llamó la atención lo cuidado que está todo, con sus barandillas de forja y sus elegantes farolas. También vimos el llamado “Sillón del Rey”, un conjunto de piedra, de dos bancos, una mesa y una silla, donde Alfonso XIII firmó el final de las obras de la presa.
![]() Cuando volvimos al coche, nos fijamos en que estábamos equivocados y el punto de información no es el lugar donde hay que presentarse a la hora de la reserva, sino en el punto de control, que está muy cerca de la entrada a las pasarelas, a las que se llega por un sendero, que se toma a través de:
- un túnel grande que está junto al restaurante El Kiosko (2,7 kilómetros hasta el punto de control) - un túnel pequeño que está muy cerca de la caseta de información (1,5 kilómetros, una media hora, hasta el punto de control). Tiene 200 metros de longitud, es peatonal y tiene una iluminación muy tenue, que apenas dejar ver el suelo, si bien se ve el final ya que es completamente recto. Si no se tiene claustrofobia, la elección está clara. Como todavía no se había hecho de noche, nos desviamos a la izquierda, por la carretera que lleva a El Chorro y Antequera (en realidad, todos los caminos conducen a Antequera desde allí); luego, tomamos la que sale a la derecha y que va al Mirador del Tajo de la Encantada (está indicado), en la llamada “Mesa de Villaverde”. Pasamos cerca de las ruinas de la antigua ciudad de Bobastro. Debe ser interesante, pero como había muy poca luz, no nos detuvimos. Al final de esta carretera, que no tiene salida, está el mirador y se tiene vista bastante espectacular del tajo, del embalse de la Encantada, la barriada de El Chorro y la montaña Huma. Estaba a punto de anochecer, pero aún pudimos captar una foto aparente de la zona. Volvimos a Ardales y cenamos de tapas en la terraza del Bar-Restaurante Juan Vera, en la plaza del Ayuntamiento. Un lugar muy agradable.
EL CAMINITO DEL REY. Al día siguiente, después desayunar, encargamos unos bocatas en el propio Hostal y salimos hacia el Caminito. Como ya he mencionado antes, hay un aparcamiento que cuesta 2 euros junto a la caseta de información, pero aún era temprano y encontramos sitio en la cuneta, justo enfrente del túnel peatonal. También se puede ir más adelante e intentar aparcar en las inmediaciones del Restaurante El Kiosko.
Cruzamos el túnel peatonal, escavado a mano, que mide unos 200 metros de longitud. Tiene luces en el techo, pero son muy tenues y apenas se distingue el suelo. Es totalmente recto y se ve la salida al fondo. Quizás haya personas a las que les dé claustrofobia. Sin embargo, es más “aventurero” entrar por aquí y, además, se acorta bastante respecto del túnel grande que está junto al restaurante El Kiosko. En una media hora hicimos el cómodo sendero/pista que va hasta el punto de control, teniendo a nuestra izquierda el embalse del Gaitanejo, el color verde de sus aguas contrastando con el azul turquesa del embalse de Guadalhorce. Pese a estar en septiembre y notarse ya los tonos marrones y ocres, el paisaje era realmente bonito. Hay una losa de mármol que recuerda la altura que llegó a alcanzar el río hace varias décadas y que solo de pensarlo produce cierto escalofrío.
![]() Mapa del Caminito que encontramos junto a la Caseta del punto de Control:
Llegamos al punto de control poco antes de las 10 y media, había un grupo de personas esperando y apenas pasaron cinco minutos cuando empezaron a llamar para las reservas. Piden el DNI y miran la fotografía. Te dan el casco y una redecilla para el pelo. Teníamos reserva para las 11:00, pero nos dejaron pasar con el grupo anterior. Un monitor nos dio las consabidas instrucciones, entre ellas que no estaba permitido hacer el camino de ida y vuelta por las pasarelas, lo cual es muy relativo porque nadie te controla a la salida con lo cual no se sabe por dónde has entrado, además, en la web del caminito pone que sí es posible hacerlo. En adelante, el recorrido es totalmente libre y puedes estar en la zona de las pasarelas hasta las 17:00, hora de su cierre.
![]() Entonces empezó el espectáculo y la aventura. Naturalmente, la máquina de fotos empezó a echar humo y ya no paró. Es imposible no detenerse para mirar alrededor, adelante, atrás, arriba y abajo. Las vistas son impresionantes, sobre todo en las zonas de desfiladero, donde también se puede ver el recorrido del tren, con sus túneles y puentes en el margen contrario del río. Lo malo para las fotos era que nos daba todo el sol de cara en el sentido de nuestra marcha, pero se fue solucionando con el paso de los minutos.
![]() Salvo en algunos tramos, las pasarelas con tablones de madera son anchas y cómodas, tienen barandillas con rejilla y también hay cable adosado en la roca. Con las precauciones que dicta el sentido común, el recorrido es perfectamente seguro y apto para toda persona acostumbrada a caminar por el campo. El único problema puede surgir en personas que padezcan vértigo (esto es muy particular, naturalmente), ya que las pasarelas van a una altura muy considerable y con pasos estrechos en los desfiladeros, pero a nosotros eso la verdad es que no nos afectó. La construcción da confianza y nos permitía mirar al vacío sin problemas. Repito que esto es muy particular.
![]() ![]() ![]() Después del tramo de pasarelas del Desfiladero de Gaitanejo, el paisaje se abre, siguiendo por un sendero casi llano. Las vistas son preciosas y apetece detenerse a descansar y a tomar un refrigerio. Hay varios sitios apropiados, incluso con bancos, nosotros encontramos uno donde nos sentamos cómodamente para tomar un bocatín. Por cierto, que nos indignó ver a algunos adolescentes (pocos, es cierto) dejando restos de comida y alguna bolsa de basura sin que sus padres les dijeran nada. Una pena, realmente.
![]() ![]() El segundo tramo de pasarelas, por el desfiladero de los Gaitanes, nos pareció el más espectacular, ya que además de su trazado tiene algunos puntos “calientes” como el balcón con suelo de cristal, el puente colgante, la tirolina maldita, los fósiles… Según fuimos entrando en el desfiladero, las sensaciones fueron creciendo. El balcón con el suelo de cristal está situado fuera de la pasarela, en una curva, a modo de mirador espectacular. No es necesario pisarlo si no se quiere, pues como he dicho sobresale hacia fuera, pero es uno de esos lugares de foto obligada. Admite un máximo de personas, que no recuerdo, pero que está señalado en un cartel. El suelo no es completamente transparente, ya que tiene unos puntitos negros que atenúan bastante la visión y, además, hay unas rocas debajo que rompen un tanto la impresión de caída libre. Yo lo pisé, miré hacia abajo e tomé fotos tranquilamente. También lo he hecho en otros miradores de este estilo (el año pasado en el Cabo Guirao, en Madeira). Tengo la suerte de que no me da vértigo si me siento segura en el sitio. De todas formas, la verdad es que no lo vi especialmente problemático. En fin, esto es muy personal.
Al fondo se ve lo que sobresale el balcón con el suelo de cristal y el atasco de gente para la foto. Por allí estoy yo también.
Vista desde el balcón con suelo de cristal.
Frente por frente del desfiladero hay un tramo sumamente especial, con una curva en forma de “U”. Además de lo espectacular del lugar, puede verse con todo detalle los restos del antiguo caminito, que va justamente por debajo de las nuevas pasarelas. Resulta realmente impresionante descubrir su precariedad con agujeros y tramos desprendidos.
Antes de llegar al puente colgante, está la llamada tirolina maldita, que al romperse segó la vida de tres jóvenes en el año 2000. Hay una placa que los recuerda.
En el puente colgante pueden estar como máximo 10 personas. Suele haber un vigilante allí, para evitar atascos y accidentes, ya que (como el balcón de suelo transpartente) es uno de los puntos “de foto”. Está situado junto al antiguo, pues, dado su deterioro, se consideró más seguro hacer un trazado nuevo en vez de rehabilitar el antiguo. El puente tiene el suelo de rejilla y se mueve con el viento. Para evitar riesgos, lo cierran si el viento sopla a más de 35 Km. por hora. Pasado el puente, la parte final que conduce a la barriada de El Chorro es también espectacular. Sobre todo la vista de las pasarelas y del desfiladero desde un pequeño mirador natural que hay pasados los cables de la luz.
Un poco más adelante está ya el punto de control del acceso por Alora, donde termina (o comienza) el recorrido. Dejamos allí los cascos sin que nos pidieran la reserva. Aunque dijeron que no se podía retroceder por las pasarelas, la verdad es que no hay nada que impida dar la vuelta y salir por se ha entrado si se desea. Nosotros preferimos terminar nuestra visita allí, además vimos el autobús que estaba a punto de salir. Cuesta 1,55 euros por persona y nos devolvió al acceso de Ardales, donde habíamos dejado el coche.
Llegamos poco después de las dos y la verdad es que no nos apetecía terminar los bocatas que habíamos llevado (que conste que hay bastante sitio para pic-nic cerca del embalse) y como teníamos justamente enfrente el Restaurante El Mirador, con unas vistas excelentes haciendo honor a su nombre, nos aposentamos en la terraza, a la sombra, disfrutando de una agradable brisita. Tomamos gazpachos, corzo a la cazadora y bacalao gratinado con ali-oli. Estaba bueno y las raciones eran abundantes, con refrescos, cerveza y cafés fueron 48 euros. Algo caro, quizás; pero estuvimos muy a gusto y nos sirvieron rápido y bien. Seguramente en los alrededores hay ofertas con mejor calidad/precio, pero no teníamos tiempo de ir a algún pueblo y aquél estaba muy a mano; en fin, y ya se sabe que el “llegar y besar el santo” también hay que pagarlo. Como queríamos dar un último paseo por la zona después de comer, volvimos a cruzar el puente peatonal, salimos al sendero que lleva al embalse del Gaitanejo, pero en vez de bajar por la pista que lleva al Caminito, tomamos un sendero por la derecha. Caminamos en sentido ascendente un buen rato, cada vez con mejores vistas y con una atractiva cima enfrente de nosotros; supongo que se trataba del Pico del Convento, pero no lo sé con certeza. No nos hubiera importado seguir hasta allí, pero no había ningún panel informativo de adonde llevaba el sendero ni cuánto tiempo duraba la caminata. El sol apretaba y hacía calor, así que nos dimos la vuelta.
De nuevo en el cruce, seguimos por la pista que ascendía hacia una barrera que impide el paso de vehículos. Había un panel informativo algo confuso y un cartel que ponía “mirador, 400 metros”. Había una especie de cresta justo enfrente y fuimos a cotillear. Nos encontramos con unas vistas realmente muy bonitas de los embalses, que también te aclaran un tanto su situación y cuál es cuál, ya que al principio y desde abajo puede resultar un tanto lioso. Por cierto, que espero no haber metido la pata al citar el nombre de los embalses.
Más adelante, seguimos la pista y llegamos al mirador propiamente dicho, aunque casi nos gustaron más las vistas anteriores, desde la loma. Luego bajamos por un sendero que lleva hasta el borde del embalse y de allí a la carretera, donde habíamos dejado el coche.
No queríamos marcharnos de la zona sin contemplar las vistas del Desfiladero de los Gaitanes con el puente y el caminito. Así que tomamos la misma carretera que la tarde anterior, hacia El Chorro, pero siguiendo de frente, y dejando a nuestra derecha esta vez la que lleva hasta el mirador del Tajo de la Encantada. Llegamos hasta el embalse de la Encantada y dejamos el coche a la altura de un restaurante que se llama “Venta del Pilar”, ( enfrente hay unos paneles informativos con buenas vistas hacia el lado contrario) y bajamos a hacer unas fotos al impresionante tajo, el puente (los puentes en realidad, el antiguo inutilizable, el puente colgante nuevo y el verde que es el del ferrocarril) y las pasarelas del caminito.
Desde allí emprendimos viaje hacia Antequera, por la empinadísima carretera que asciende sobre la barriada de El Chorro. Pero esa es otra historia.
Os aconsejo que os decidáis a hacer este recorrido porque es realmente espectacular y muy asequible a cualquier persona algo acostumbrada a caminar por el campo unas horitas. Además, han arreglado las carreteras y se llega muy bien hasta allí. Y, por si fuera poco, los alrededores también son muy bonitos. Lo que he echado en falta ha sido una mejor información sobre los senderos. En cualquier caso, merece mucho la pena ver estos panoramas. Etapas 7 a 9, total 94
SENDA DEL RÍO BOROSA (ruta a pie).
Este día lo habíamos reservado completo para hacer la ruta del Río Borosa, la más emblemática de la Sierra de Cazorla y una de las que se consideran imprescindible de realizar al menos una vez por parte de los amantes del senderismo en España. Poco a poco, vamos cumpliendo nuestros objetivos y a esta ruta le teníamos ganas desde hacía algún tiempo. Su inicio se encuentra en la llamada Torre del Vinagre, el Centro de Visitantes del Parque, que está ubicado a unos 10 kilómetros de Arroyo Frío siguiendo por la carretera A-319 en dirección al Pantano del Tranco y Hornos de Segura.
Pongo una foto del mapa completo de la zona que nos dieron en el Hotel Balneario de Arroyo Frío. Está muy bien indicado todo lo más importante.
![]() Nos levantamos temprano, aunque tampoco demasiado, la verdad. Los días tan largos y el buen tiempo previsto nos dieron la oportunidad de demorarnos un ratito. Fuimos a desayunar a una churrería de Arroyo Frío, pero nos encontramos con que no tenían churros porque era lunes: ¡nuestro gozo en un pozo! Después de conformarnos con unos cafés con leche y madalenas, emprendimos la ruta por la carretera, en la que nos topamos con varios ciervos jóvenes, algunos cruzando de modo imprudente la calzada, ¡pobrecillos! Hay que ir con mucha precaución porque la fauna (ciervos, corzos, jabalís, zorros…) puede aparecer de improviso.
Tan ricamente por la carretera. ¡Id con cuidado!
![]() La vegetación es impresionante: ![]() A la altura de la Torre del Vinagre, pero al otro lado de la carretera, se encuentra el desvío que conduce hasta la piscifactoría, donde hay un par de aparcamientos, desde los cuales se inicia la ruta. El panel informativo que hay en la salida corresponde a la caminata que llega únicamente a la Cascada de los Órganos, pero nosotros queríamos hacer la ruta completa que lleva al nacimiento del río Borosa y a la laguna de Valdeazores. El panel informativo que corresponde a la opción larga, aunque en el plano solo aparece hasta la Cascada de los Órganos (del que pongo una foto, aunque se ve bastante mal) está más adelante. Un poco lioso lo de los paneles informativos.
![]() ![]() Aquí está la ruta real que hicimos, sacada del mapa que nos dieron en el Hotel Balneario: desde la piscifactoría hasta la Laguna de Valdeazores.
![]() Los datos básicos de la ruta que hicimos son los siguientes: -Longitud: 25 kilómetros en total (12,5 km de ida y otros tantos de vuelta, ya que el recorrido es lineal). -Desnivel: 629 metros -Duración: 9 horas (en nuestro caso, incluimos tiempo para fotos y tomar un bocata) -Dificultad: baja durante los primeros 5 kilómetros, pero se endurece mucho una vez pasada la hidroeléctrica y hasta llegar a los túneles por la pendiente y por las piedras. Después, suaviza otra vez hasta la laguna de Valdeazores. Lo iré contando conforme avance con el relato. En cualquier caso hay que tener presente que se trata de una ruta lineal, con lo cual es posible darse la vuelta en cualquier momento. Y también es cierto que la parte más bonita es la del inicio, por lo tanto, la más fácil. Así cada cual puede adaptarla a sus gustos y a su nivel.
Opción ruta corta. Ideal para ir con niños pequeños.
![]() A las once de la mañana, dejamos el coche en el primer aparcamiento (no sé por qué no seguimos hasta el segundo, donde había sitio de sobra; menos mal que apenas fueron 75 metros más), enseguida alcanzamos la piscifactoría y empezamos a surcar la pista, una vez pasada una barrera metálica para coches. Por aquí solo pueden pasar vehículos autorizados, bien de servicios del parque o para las excursiones que organizan empresas de turismo activo, que llevan a la gente en 4X4. Supongo que pasan a primera hora de la mañana porque en todo el día no nos cruzamos con ningún todoterreno.
![]() ![]() ![]() Los primeros kilómetros son una delicia, caminando por la pista paralela al río mientras se contempla su alegre discurrir y las pequeñas cascaditas que va formando. La pendiente es muy suave, casi inapreciable.
![]() ![]() ![]() Después, llegamos a una zona donde cruzamos varios puentes, pasando de una orilla o otra del río. Al lado de uno ellos, el de los Caracolillos, hay un mirador sobre el llamado Pliegue del Río Borosa, cuya pared de roca muestra una curiosa estructura de capas (estratos) de forma semicircular. En tiempos del Jurásico y del Cretácico, en este lugar no había bosques, sino un extenso mar (Thetis) en cuyo fondo se fueron acumulando conchas y caparazones de la fauna muerta, estableciéndose un sedimento rocoso que se deformó miles de años después por los movimientos geológicos que en la Era Terciaria configuraron el mundo y los continentes como los conocemos ahora. Es un punto curioso, está señalizado con un panel informativo y viene bien para hacer una pequeña pausa y deleitarse con el panorama.
![]() ![]() Pliegue del río Borosa. ![]() Más adelante, nos encontramos con el indicador que conduce a la Cerrada de Elías. Es posible continuar la pista sin pasar por la Cerrada, pero nos estaríamos perdiendo una de las zonas más bonitas de esta ruta. Así que ni dudarlo: enfilando hacia la derecha. Una pasarela de madera con barandillas permite recorrer cómodamente el desfiladero, de apenas 2 metros en su tramo más estrecho, por cuyo fondo corre el río formando bellas cascaditas.
![]() Llegando al desvío de la pista hacia el sendero de la Cerrada de Elías.
![]() ![]() ![]() La Cerrada de Elías es corta, pero bastante espectacular. En días de mucha afluencia de gente (no fue nuestro caso) pueden producirse “atascos” porque es donde todo el mundo se detiene para hacer fotos. Si la cosa se pone difícil, se puede dejar el tema fotográfico para la vuelta, cuando los ánimos se hayan enfriado un poco.
Cerrada de Elías.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Tras un corto tramo de sendero por el bosque, volvimos a tomar la pista, que sigue paralela al río, si bien poco a poco va picando hacia arriba. Existen varios puntos destacados para tomar fotos hasta llegar a la central hidroeléctrica, donde termina la primera parte del recorrido. Aquí empieza lo realmente duro y mucha gente se da la vuelta, sobre todo si van con niños pequeños. No es una mala decisión porque habrán visto, sin duda, lo más bonito de la ruta. Pero lo que sigue tampoco está nada mal, así que nada de desanimarse salvo por causas justificadas
![]() ![]() Allí, a los picos del fondo, había que llegar. ![]() ![]() Y esto es lo que encontramos por el camino.
![]() ![]() Pasado el puente que lleva al edificio de la central hidroeléctrica la pista desaparece y empieza un sendero pedregoso y muy empinado, al principio del cual un indicador nos avisa de que estamos a cuatro kilómetros del nacimiento del río Borosa y a cuatro kilómetros de la laguna de Valdeazores, ya que en Aguas Negras se separan los caminos que van a cada destino. Eran las 13:11 y llevábamos unas dos horas y cuarto de caminata.
La central hidroeléctrica y alrededores.
![]() Después de descansar unos minutitos y tomar un pequeño refrigerio, nos dispusimos a afrontar el tramo más complicado de la ruta. Unos carteles señalan que se debe extremar la precaución en el desfiladero por la posibilidad de desprendimientos de rocas y piedras. Supongo que esto habrá que tenerlo muy en cuenta cuando sople mucho el viento.
El desfiladero.
![]() ![]() La verdad es que, después de la comodidad de la pista, el ascenso por aquel terreno pedregoso y cuesto se nos hizo bastante duro, considerando, además, que nos pilló entre las dos y las tres de la tarde, con bastante calor y con un sol que pegaba de lo lindo en un trayecto sin apenas sombras.
![]() Sin embargo, el paisaje compensaba el esfuerzo, con la Piedra de los Hornos (1.114 metros) a nuestra derecha y el Picón del Haza (1.504 metros) a nuestra izquierda, en aquel momento, porque luego había que girar con el consiguiente cambio de ubicación. Sobre el impresionante espolón rocoso, revoloteaban incansables los buitres.
![]() Pasamos por la zona de las “cuevas”, recovecos abiertos en las rocas por donde cae el agua formando preciosas cascadas en época de lluvias. Lamentablemente no era el caso y aunque el río corría alegre, los saltos de agua principales estaban secos.
![]() ![]() ![]() ![]() Al cabo de unos cuarenta minutos llegamos a las inmediaciones de la Cascada de los Órganos, donde había una excursión de adolescentes, que se estaban bañando con el lógico griterío. Caía agua, aunque ni mucho menos se parecía a lo que habíamos visto en algunas fotos. La cascada estaba bonita, pero no nos llegó a impresionar. Como había que desviarse un poco para llegar a la poza, dado el calor y el gentío, decidimos continuar y dejar las fotos para la vuelta. La foto que pongo es del regreso, pasadas las seis de la tarde.
![]() ![]() Desde allí nos aguardaba el último tramo de la subida, que no parecía muy largo, pero entre la acusada pendiente, las piedras del suelo y el sol implacable, tampoco nos hacía demasiada ilusión, la verdad. Pero había que continuar...
![]() ![]() Paramos a tomar aire bajo la hojarasca del único árbol disponible en un buen radio mientras contemplábamos el imponente vuelo de los buitres sobre nuestras cabezas y, después, abordamos el último trecho hasta la boca de los túneles, unos diez minutos aproximadamente. No se llega a coronar el espolón, pero el panorama se presentaba espléndido. Llevábamos unos cincuenta minutos desde la central hidroeléctrica.
![]() ![]() En esta ruta hay que pasar dos túneles, que van por el interior de la montaña y la recorren longitudinalmente. Desde abajo, vi unos agujeros abiertos en la roca, que no supe lo que eran hasta que, dentro del túnel, me di cuenta de que se trataba de los “balcones” del túnel. Estos túneles se construyeron para traer el agua mediante una acequia desde el embalse que hay más arriba (Aguas Negras) hasta la central eléctrica. Cuando pasamos por allí había mucha luz por la hora y la claridad del día, pero incluso así necesitamos encender las linternas. El piso, paralelo a la acequia, es estrecho y estaba completamente seco. En otra época del año quizás se encuentre embarrado e incluso con agua, con lo cual el paso puede ser algo más complicado. Así pues, aviso importante: hay que llevar una linterna. Al salir del primer túnel, pasamos justo por encima de la Cascada de los Órganos.
El túnel largo corre longitudinalmente a esa montaña.
![]() Entrada al primer túnel. ![]() ![]() En el interior del primer túnel. ![]() A partir de aquí, el terreno se niveló y la caminata se hizo más sencilla, si bien ya con más de tres horas y media de recorrido y con aquel solazo, empezábamos a estar algo cansados y, sobre todo, necesitábamos reponer fuerzas, ya que se nos había hecho un poco tarde intentando encontrar un sitio adecuado para sentarnos a la sombra. Atravesamos el segundo túnel, más corto que el primero y sin ninguna dificultad especial, y a unos centenares de metros nos encontramos con la laguna de Aguas Negras, donde se encuentra la presa. Frente al agua, aprovechando una sombra, hicimos una corta “parada y fonda” para tomar nuestros bocatas, que ya iba siendo hora.
Segundo túnel.
![]() Presa y laguna de Aguas Negras. ![]() ![]() ![]() En este punto, salen dos caminos: uno hacia la izquierda, que va hasta el nacimiento del río Borosa, y otro, a la derecha, sobre la presa, que se dirige a la laguna de Valdeazores. ¡Ojo que no hay indicador como tal, sólo unas letras con una flecha a la izquierda, donde se lee “al nacimiento”. Después de comer, decidimos ir primero al nacimiento del río, que es una ruta más corta. Aconsejo hacerlo así porque lo hecho, hecho queda y se agradece según las piernas van sumando kilómetros y, por lo tanto, cansancio; no sea que luego, a la vuelta, no apetezca ir más allá. ![]() Apenas son trecientos metros y merece la pena echar un vistazo. El lugar es bonito, aunque el río no llevaba agua suficiente como para convertirlo en espectacular.
![]() ![]() Volvimos hasta la presa, la cruzamos y, dejando el agua a nuestra izquierda, seguimos la pista que lleva hasta la Laguna de Valdeazores. Es un tramo de un kilómetro, aproximadamente, que pica ligeramente hacia arriba pero agradable de recorrer, en un entorno de bosque bastante espeso de pino, bojes, tejos y acebos, con una buena variedad de especies lacustres en las orillas de las lagunas. Sin embargo, se nos hizo algo pesado porque ya llevábamos bastantes kilómetros a cuestas y… lo que quedaba: todo el regreso por el mismo camino que habíamos traído. Eso es lo peor de las rutas lineales, la vuelta por el mismo sitio. Menos mal que sería cuesta abajo.
![]() Desde que habíamos atravesado los túneles no nos encontramos con nadie. Al parecer la gente (no demasiado numerosa porque aunque era San Isidro, en Andalucía era un simple lunes laborable) se había quedado más abajo. En un momento dado, apareció un zorro, que se quedó observándonos tan pancho durante un ratito, como diciendo: ¿qué harán estos dos por aquí? Continuamos hasta alcanzar la laguna ya más por la honrilla de hacer la ruta completa que por otra cosa, la verdad.
![]() Dimos una vuelta por los alrededores de la laguna de Valdeazores, contemplando sus tranquilas aguas verdes, tomamos las correspondientes fotos y afrontamos el regreso. Eran las cuatro de la tarde, habíamos hecho 12,5 kilómetros en unas cinco horas (incluyendo paradas) y nos quedaban otros tantos por recorrer. ¡Ufff!
![]() Por cierto, se me había olvidado escribir que en todo el recorrido hay numerosas fuentes, donde abastecerse de agua, y un agua excelente (y yo no bebo en cualquier sitio, lo confieso). Además, las fuentes son de lo más vistosas, como se puede ver en la siguiente foto, en la que he puesto una recopilación de las que más me gustaron.
![]() Por la tarde el paisaje estaba diferente y como es realmente bonito compensó un poco el “dejá vue”. Por fortuna, cuesta abajo y con menos sol y calor, la parte pedregosa y de mayor pendiente se hizo menos dura. Y eso se notó, porque la vuelta la hicimos en apenas cuatro horas, si bien al final estábamos muy, muy cansados: parecía que la valla metálica de la piscifactoría había desaparecido del mapa. Pero no, estaba en su sitio y poco antes de las ocho de la tarde nos encontrábamos de nuevo en el coche, dispuestos a volver a nuestro hotel en Arroyo Frío para tomar una buena ducha, seguida de una estupenda cena en el restaurante El Mesón.
Antes de irnos, nos encontramos con esta sorpresa: lástima que ya estuviera un poco oscuro.
![]() En resumen: una ruta senderista muy bonita, realmente interesante y recomendable cien por cien.
![]() ![]() ![]() ![]() Otro asunto importante es la época del año para realizar esta caminata. Si se puede elegir, la ruta debe estar espectacular a principios de la primavera y durante un otoño lluvioso. Dada su longitud, no aconsejo hacerla completa en verano ya que el tramo duro puede convertirse un auténtico suplicio. La zona inicial, paralela al río, no presenta problemas porque hay sombras y agua, pero a partir de la Central Hidroeléctrica la cosa cambia completamente. Entre que las cascadas probablemente bajen secas, el desnivel, las piedras del terreno y el sol inclemente en un espacio casi sin sombras, la verdad es que no se si merecería la pena el esfuerzo de alcanzar las lagunas.
![]() Etapas 7 a 9, total 94
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