5 días por Albi y alrededores ✏️ Blogs de Francia

1 Barcelona-Albí

Salimos de un pueblo cercano a Barcelona el 21 de agosto rumbo a Albi cuna de la "heregía" según la santa iglesia católica. Puesto que decidimos gastar lo menos posible en esta escapada de 5 días elegimos una ruta en coche de unas 5 horas aproximadamente. Había una alternativa de 7 horas pero nos pareció demasiado.
Nos llevamos comida en tapers para el mediodía y la cena para no tener que andar precocupándonos por la comida.
Llegamos a Albí sobre las 17h habiendo salido sobre las 11h y parando una horita para comer.
Nos alojamos en el hotel kyriad cuya reserva hicimos por medio de bookings. Nada más llegar al hotel y salir del coche sentimos como un bofetón de aire caliente y es que los 38 grados se hacían notar aun viniendo de los 35 de Barcelona.
Al entrar en la habitación tuvimos otro choque térmico y pasamos a los 18 grados que fue la temperatura que se le antojó adecuada a quien fuera que se le ocurrió graduar el termostato del aire acondicionado.
El hotel no tiene ascensor pero al ser un primer piso no nos importó. Descansamos hasta las 19h y luego fuimos a dar una vuelta por la ciudad que para más señas alberga unos 52.000 habitantes aproximadamente.
No había ni un alma, lo cual no nos asombró ya que era domingo y con la canícula mucha gente estaba esperando el ocaso para salir.
En 10 mn nos acercamos al casco antiguo y nos asomamos al puente viejo desde donde al otro lado se divisaba una inmensa edificación: la Catedral de Sainte Cécile, patrona de la música. Decidimos cruzarlo y empezar a subir por estrechas callejuelas sin saber muy bien a donde ibamos a parar. Todas las casas o casi todas estaban hechas con ladrillo y madera y las puertas también de madera evidenciaban la escasa altura de los hombres y mujeres que las habitaron en la antiguedad. Me percaté que el nombre de una de las calles estaba escrito en occitano bajo la placa del nombre actual en francés, si bien tal y como pudimos comprobas más tarde esto solo ocurría con escasas calles.
Tras más de una hora media callejeando el calor se hacía insoportable y decidimos que ya era hora de cenar. Nos decidimos por un café-restaurante en la Place du Bigan, le café Pontié. Allí comí una de las mejores pizzas de mi vida, nos bebimos dos jarras de agua y una cerveza ya que estábamos algo deshidratados.
La gente empezaba a afluir a la plaza con la puesta de sol y muchos de ellos se acercaban a cenar a la terraza del café con vistas a toda la plaza. Hacia las 22h volvimos al coche y vuelta al hotel.

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El segundo día decidimos ir a visitar el viaducto de Millau que distaba de unos cuantos km pero ya teníamos pensado ir ya que es el más alto del mundo y la verdad es que mereció la pena. Fuimos a la plaza de Ste. Cécile y elegimos une tarrazita en frente de la cathédral para tomarnos un café y una agua. Nos quedamos atónitos cuando vimos que la cuenta ascendía a 6 euros!! Y eso que desechamos la opción de desayunar en el hotel por 8 euros por persona. Luego en una esquina de la plaza justo al lado del café había una panadería con unas pastas expuestas que daban más hambre de la que ya teníamos si cabe. Nos compramos dos y nos fuimos a coger el cohe rumbo a Millau. Pasamos por unas carreteras locales con unos paisajes verdes y plagados de girasoles, nunca había visto tantos. Vacas de distintas razas y algunos caballos poblaban también esta bella estampa. Nos fijamos en que la gente tenía muy bien cuidados sus jardines por pequeños que fueran y así con las ventanas abiertas disfrutamos del trayecto hasta llegar al centro de Millau. Dimos una vuelta por el centro pero comparado con Albi la verdad es que nos decepcionó y decidimos poner rumbo al viaducto. La verdad es que lo tienen bien montado y han habilitado una area de servicio al lado con un mirador al que hay que subir para poder apreciarlo en toda su magnitud. Desde ahí hicimos unas cuantos fotos y se nos antojó pasar por él en coche, no sin antes pagar el tributo del peaje que ascendía a unos 8 euros si mal no recuerdo. Volvimos de nuevo para Albí por otra ruta distinta pero también por carreteras locales así que nos empapamos bien de los paisajes de la zona. Al llegar a Albí nos fuimos directos al hotel descansamos y cenamos comida que nos había sobrado del día anterior y que llevamos en nuestra neverita ambulante.
Mañana sería otro día...

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Y vamos a por el tercer día!
Cuando miro hacia atrás este días es uno de los mejores que pasamos en Albí y alrededores. Para empezar no madrugamos que para eso estábamos en vacaciones y la máxima para nosotros es la calma y el disfrute.
Salimos del hotel sobre las 10h y sobre las 10.45 llegamos a Cordes Sur Ciel. Al entrar en el pueblo nos dimos cuenta que para aparcar había que pagar y como nuestro plan inicial incluía la máxima del ahorro dimos marcha atrás y aparcamos en un parking que vimos unos metros antes de la entrada al pueblo. Por 3€ se puede dejar el coche todo el día. La única pega era todo subida hasta llegar a la entrada, pero no más de 15 mn que tampoco es para tanto. Nada más llegar nos encontramos con una pequeá plaza atestada de vida, sobretodo de turistas que como veía siendo la tónica era local. Decidimos ir a la oficina de turismo pero era pequeña y estaba atestada. Así que salimos y en la misma plazita cuyo nombre es de "place de la bouteillère" nos sentamos en la terrazita más grande a tomar un café. Disfrutamos del ambiente una media hora y nos percatamos de que un trenecito recogía gente cada media hora aproximadamente y volvía al origen. Viendo la inclinación de las callejuelas que llevaban a la parte más antigua del pueblo decidimos cogerlo y dicho y hecho en 20 mn estábamos arriba. El trayecto por persona eran 2,5€ y más barato para los niños si bien no recuerdo la cifra exacta. El trenecito te deja en una de las últimas puertas. Ahí empezamos a callejear y a admirar las casitas, todas preciosas, y en los cuales muchos artistas y artesanos habían instalado sus talleres y comercios. Un deleite de paseo que duró hasta volver de nuevo a la plaza bajando de nuevo por una de calle distinta de la que habíamos subido. Comimos sandwishes que habíamos comprado previamente sentados en un banco y nos fuimos de nuevo a buscar el coche. Fuimos en busca de pueblecitos similares pero ni sombra de la belleza de la que habíamos sido testigos en Cordes Sur Ciel, que como Albí fue uno de los refugios de los Cátaros en los tiempos de máxima efervescencia. Así pues os recomiendo su visita, no os arrepentireis.

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