![]() ![]() Normandía 2025 (y Bretaña, París,Disney) ✏️ Blogs de Francia
Una escapada familiar inolvidable de 6 díasAutor: PacoDorado Fecha creación: ⭐ Puntos: 0 (0 Votos) Índice del Diario: Normandía 2025 (y Bretaña, París,Disney)
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Este ha sido un viaje que ha atendido "oficialmente" al consenso familiar de ver la Normandía "bonita", la mainstream, la de las fachadas entramadas, la de la idílica campiña y los paisajes costeros, pero he conseguido incluir creo que con éxito un fondo histórico, cultural o sencillamente más profundo o trascendente al visitar Giverny y su mirada al impresionismo, el fascinante tapiz de Bayeux o la sobrecogedora experiencia de pasear por los escenarios del Día D. Y digo "oficialmente" porque pese a inculcar a mis hijos (14-17-20 años) cierta curiosidad histórica, o artística, todavía no veo resultados claros y basar un viaje en tales intereses no hubiera pasado de ser una gran frikada. Son los tiempos que corren, al parecer. Pero como digo, el cocktail ha sido perfecto, el ritmo y lo variado del viaje lo han hecho sinceramente inolvidable. Hemos recorrido todo el abanico de intereses, desde las hipnóticas líneas urbanas de Niemeyer en Le Havre hasta fotografiarnos con el tigre de Winnie the Pooh en Disney, desde convertirnos por un día en paseantes medievales en el fascinante Mont Saint Michel hasta dejarnos atrapar por la historia milenaria que cuenta el Tapiz de Bayeux, revivir el Día D en Puente Pegasus, Omaha Beach y Pointe du Hoc, donde el pasado todavía resuena poderosamente, o cenar galettes brindando con Chardonnay en Saint Malo, para acabar deambulando por los Campos Elíseos y el infinito Campo de Marte un lunes que era de todo, menos lunes . Ficha técnica: Vuelos Sevilla Beauvais, Beauvais Sevilla, con Ryanair Coche de alquiler con Goldcar, 1410 kms. 5 noches, 6 días completos 4 reservas con Booking (Le Havre, Pont-Farcy, Saint Malo, Ruan) 1 reserva con IBIS (Pontault Combault) Visitas a Casa de Claude Monet, Tapiz de Bayeux y Disneyland París. Ruta: Disneyland Paris, Vernon, Giverny, Etretat, Le Havre, Honfleur, Deauville, Puente Pegasus, Bayeux, Omaha Beach, Pointe du Hoc, Dinan, Saint Malo, Saint Suliac, Ruan, Paris.
Día 1. Llegada puntual a Beauvais (09:15) y recogida del vehículo de Goldcar (Peugeot 308 automático); a las 11 llegada a Disneyland, una "deuda pendiente" con el junior de la familia, que nunca había ido. Agotados por el madrugón (el vuelo fue a las 06:40) y por la intensidad y las emociones de Disney, cerramos la jornada en el IBIS Pontault Combault, más que correcto y muy bien de precio.
Día 2. Desayunamos y comimos en Vernon, que ya nos anticipaba el encanto de Normandía con su viejo molino en el Sena y sus calles medievales. Sobre la marcha compré entradas para visitar a las 16:00 la casa y jardines de Monet, una experiencia interesantísima para todo tipo de sensibilidades, no hay que ser un experto en arte ni en impresionismo ni mucho menos (como es el caso). A destacar un paseo por las bonitas calles de Giverny, la historia del Hôtel Baudy y cómo no el Estanque de las Ninfeas. Partimos hacia Étretat. Al llegar, su luz y la blancura de sus acantilados nos deslumbraron, como si quisieran mostrarnos su mejor cara. Aquella amplitud nos dejó sin aliento…literalmente, al subir sus pendientes hasta la Capilla de Notre‑Dame‑de‑la‑Garde, y nos rendimos ante las impresionantes vistas. Por último, llegamos Le Havre (Premiere Classe Le Havre Centre Les Docks) , sorprendidos por lo desiertas que quedan las calles de este país incluso en verano, a horas que para nosotros son muy tempranas. Día 3. En escapada temprana mi mujer y yo quisimos llevarnos una idea general de Le Havre, antes de iniciar una ruta que nos llevaría a Honfleur, Deauville (ambas sencillamente divinas), Puente Pegasus, Bayeux, Omaha Beach y Pointe du Hoc. Aún sin entender de arquitectura, la racionalidad estética de Perret y Niemeyer —esa modernidad contenida y funcional— nos envolvió y nos encantó, y se percibe cómo se puso el contador a 0 en su diseño después de la Segunda Guerra Mundial, con sus líneas limpias y sobrias. A veces, la belleza se impone sin necesidad de ser comprendida. Su biblioteca, bajo Le Volcan, es digna de visitar. Esa mañana descubrimos las Boulangeries Feuillette (presentes en toda Francia), una espectáculo de sabores y colores y un paraíso para los amantes del pan auténtico, del café y de la repostería, interminable su vitrina , se te antoja todo. Pasear por la marinera Honfleur y la aristócrata Deauville es ya, en sí mismo, una razón para incluirlas en cualquier ruta por esta tierra normanda y atlántica: calles impecables, fachadas cuidadas con mimo, y ese orden sereno que despierta una envidia casi poética, la de quien sueña con una belleza y una limpieza así como parte de lo cotidiano. Comienza entonces la experiencia del Día D, ya condicionada en la memoria por aquellas películas bélicas de Sábado Cine o Primera Sesión -de discutible "neutralidad" según los estándares actuales-, pero absolutamente fascinantes para aquel niño que las vio a principios de los 80. También pesa, cómo no, la huella del adulto que se quedó pegado al asiento con Salvar al soldado Ryan de Spielberg o Hermanos de Sangre, sin olvidar las lecturas de Cornelius Ryan y tantos otros autores que dieron forma al imaginario del desembarco. Con un aire de distancia, casi escéptico, encaré Puente Pegasus, Dog Green y demás escenarios, "conquistadme vosotros", les decía. Pero la atmósfera de esos lugares, impregnada de historia viva, me fue envolviendo poco a poco. Overlord no es solo un nombre; es un vasto relato grabado en la tierra y el tiempo de Europa. (Entre Pegasus y Vierville-sur-Mer/Omaha) nos deleitamos con el espectáculo del Tapiz de Bayeux, suertudos nosotros porque en breve se lo llevan al British Museum durante dos años. En una U de 70 metros y con una audioguía realmente amena se narra la traición y caída de Harold Godwinson y la audaz victoria del normando Guillermo de Normandía o Willelmus Conquestor Rex al mando del último ejército que ha sido capaz de invadir Gran Bretaña (después lo intentarían sin éxito Felipe II con su Felicísima Armada, Napoléon y Hitler) cambiando para siempre el aspecto y la historia de ese país. Esa noche nos retiramos a descansar La Maison des Amis en Pont-Farcy, un 10 de 10.
Día 4. Amanecía un nuevo día en pleno bocage normando (término que describe los campos pequeños y verdes, separados por setos y árboles, que crean un paisaje pintoresco… y que durante la batalla de Normandía se convirtieron en una pesadilla estratégica para los soldados).
Y nos dirigimos sin más complicación a la majestuosa isla mareal de Mont Saint Michel, segundo patrimonio UNESCO de nuestro viaje después de Bayeux, dejando el coche en su perfectamente organizado aparcamiento y usando la lanzadera (de baja huella de carbono, oiga) que nos dejó en la misma puerta del recinto amurallado. Después de una mañana de paseo por sus callejuelas y miradores, y no habiendo podido evitar alguna compra de souvenir, volvimos al coche y nos recompensamos con un buen ágape que incluyó los obligados mejillones (moules) de Bouchot además de otras viandas en L´Archange, con una ubicación espectacular con vistas a Saint Michel. La tarde, dejando atrás Normandía, la dedicaríamos a una ciudadela bretona y medieval de ensueño, Dinan. Aquí hago un inciso; aún siendo muy anglófilo, o precisamente por ello, en este rincón de la Bretaña tuve que acordarme de una, UNA, calle de York que sale en las guías hasta la saciedad, llamada The Shambles. Dinan puede ofrecer sin exageración 50 o 70 e calles genuinas y pintorescas que son un verdadero viaje en el tiempo, imagínese el lector el efecto comparativo con The Shambles , que ya es embriagador. Aunque vaya por delante que ambos lugares tienen su propio encanto y belleza, cada flor tiene su aroma. Comenzamos nuestro paseo en el imponente castillo de Dinan, contemplando las torres y murallas que te transportan siglos atrás. Deambulando por las calles adoquinadas, los colores de las casas medievales y las flores en los balcones crean un ambiente muy acogedor. Previa parada en una terraza en la Grand Rue para café, crêpes y helados, bajamos al río Rance por la Rue du Jerzual. La combinación de historia, paisaje y sabores hace que el paseo se sienta tranquilo, divertido y lleno de momentos para recordar en familia. 📊 Estadísticas de Diario ⭐ 0 (0 Votos)
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