Beijing (3-5 de agosto de 2008) ✏️ Diarios de Viajes de China3 de agosto. Beijing, con 17 millones de habitantes, es la capital definitiva de China desde 1421. A ella llega muy puntual el tren, a las 7 de la mañana, después de haber pasado una noche fresca en el vagón. Al salir al andén, la temperatura de...Diario: Un mes por China (2008)⭐ Puntos: 5 (6 Votos) Etapas: 14 Localización: China3 de agosto Beijing, con 17 millones de habitantes, es la capital definitiva de China desde 1421. A ella llega muy puntual el tren, a las 7 de la mañana, después de haber pasado una noche fresca en el vagón. Al salir al andén, la temperatura de Beijing me azota en la cara con toda su furia. En el andén de la estación esperan más personas que habitantes tienen muchos pueblos españoles: viajeros que llegan, viajeros que se van, vendedores, mirones... Tengo suerte y localizo a la guía enseguida, se llama Lidia (bueno, se hace llamar Lidia), y su inglés es bastante precario. Los coches y chóferes particulares en esta época van muy buscados debido a la inminente inauguración de los JJOO, y por eso debo hacer cola durante casi una hora para coger un taxi que me lleve al hotel, situado en los hutong, barrios de película (china), con callejones estrechos, gente durmiendo en los portales, con las casas de una sola planta en torno a un patio central... Muy típico. El hotel se llama HUGUOSI, y está en una calle que bulle de actividad: barberías al aire libre, chiringuitos ambulantes, patos... Registro, ducha y visita a la CIUDAD PROHIBIDA, situada a menos de 20 minutos andando. A poco de llegar, Lidia comenta que está eufórica por poder ver el cielo azul (normalmente es gris "contaminación"), y ya en la puerta empieza a machacarme con datos, anécdotas, cifras...acerca de la residencia de los emperadores. Está amurallada en toda su extensión de 1 Km2 por unas paredes de 10 metros de altura y foso de agua alrededor. En su interior, había más de 8000 habitaciones, salones, pabellones oficiales para diversas ceremonias del emperador...pero ni una sola sombra en la que refugiarse de la que está cayendo. Menos mal que en las salas de exposición hay aires acondicionados. A Lidia no le hago ni caso, o sea que aparte de fotos y leer los cartelitos con los nombres, nada de nada. A medida que paseo, me doy cuenta que rostros pálidos, pocos, y la gente me mira como si fuera parte del show, incluso me piden sacarse fotos conmigo! Antes de la salida que a la PLAZA DE TIANANMEN, el ritual: frotar los enormes clavos de la puerta para tener buena suerte. El paso hacia la plaza es subterráneo, ya que la calle tiene más de 8 carriles, y con el estilo de conducción asiático, el intento de cruzar equivale a atropello seguro. En el paso subterráneo, hay un control policial para evitar atentados. Evidentemente sin orden ni concierto, la ley del más fuerte impera, y aquí los occidentales grandotes tenemos cierta ventaja La plaza no tiene mucho que ofrecer aparte de ser la mayor del mundo: el Mausoleo de Mao Tse Tung, unos arreglos florales, policías haciendo la guardia como estatuas y el recuerdo de los tanques y los estudiantes en los disturbios de los 80. Lo que sí vuelvo a comprobar aquí es que para la moda no hay que tener vergüenza ni manías (paraguas, guantes hasta el hombro, chancletas con calcetines, camisetas de tiras con la panza al aire...). Ha llegado la hora de comer y me llevan en taxi a las afueras de la ciudad, cerca del PALACIO DE VERANO, para degustar un delicioso menú (arroz, verduras, pollo, cerdo...). Saliendo del restaurante, Lidia quiere pillar otro taxi, pero insisto en andar un poco (aunque con el sol que hace es de locos). El Palacio data de 1888 y ocupa una extensión de 30 Km2, incluyendo un lago en su interior. Está lleno de pabellones, rocallas, detalles de pintura, una colina con unas vistas fantasticas y un barco como los que surcaban el Mississipi, pero de mármol. Por suerte, aquí se está mucho mejor, con los miradores techados, árboles, el frescor del lago... Se pueden pasar horas paseando y disfrutando del ambiente, pero tengo que marcharme ya. A la salida, tengo muchos problemas para encontrar un taxi que me quiera llevar hasta Beijing, pero al final lo logro y como aún tengo un poco de tiempo, voy a ver la ANILLA OLÍMPICA, con el Cubo de Agua (deportes acuáticos) y el Nido (estadio olímpico). Aún faltan 5 días para la inauguración (8-8-2008, el 8 es número de la suerte en China), pero la seguridad está al máximo en la zona. De regreso al hotel, Lidia se despide hasta mañana, y después de ducharme, cojo un taxi para que me lleve al MERCADO DE WANGFUJING, lleno de chiringuitos con comidas..."exóticas", que según algunos haría vomitar a una cabra. La verdad es que hay cosas extravagantes (estrellas y caballitos de mar, riñones, testículos, serpientes, escorpiones, intestinos, larvas...), pero le echo valor y pruebo serpiente asada y escorpiones (mini) a la parrilla, con acompañamiento, como no, de arroz. No está mal, la verdad. Además el precio, de risa para lo que estoy acostumbrado aquí ( y casi sin regatear). Como he vuelto a caer en la trampa de pedir salsa picante para el arroz, me arde la boca, y ni con las cervezas me refresco, así que me obsequio con un helado antes de volver al hotel. Para ello, os aconsejo coger siempre tarjetas del hotel para mostrar al taxista ya que ellos ni idea de inglés y yo de chino, casi cero. Antes de ponerme a dormir, aprovecho para lavar un poco de ropa en la habitación. Ya se secará, con el calor y una noche más... 4 de agosto Antes de desayunar en el hotel, salgo a dar una vuelta. A poco de salir el sol, la actividad en las calles parece de hora punta. El parque móvil de la capital consta por este orden en número: bicicletas, taxis, motos (con mínimo de 3 pasajeros), autobuses, coches con chófer, tranvía y coches particulares. El estado de todos ellos es deplorable (menos los coches con chófer) y en Europa no valdrían ni para chatarra. Una vez desayunado y duchado, a las 8:30 me recoge Lidia. Hoy nos moveremos en coche particular, pues los taxis no se arriesgan a salir demasiado lejos de los límites de la ciudad, y hoy voy a zonas de montaña. La primera parada será en una fábrica-trampa, en concreto de cerámica pintada de brillantes colores (cloissonerie es el término correcto, creo). La parte de la fabrica y la tienda para turistas son tan distintas como la noche y el día: la fábrica está sucia, descuidada, fría, mal iluminada... y la tienda parece el Corte Inglés (en la semana Oriental, claro) en sus mejores tiempos. Compro una curiosidad: un dedal para la colección de mi abuela, que en mi anterior viaje a China no pude encontrar. La comisión por venta no va a hacer muy feliz a Lidia, pero es más que nada. Al salir, pongo rumbo al CAMINO SAGRADO y las TUMBAS MING. Es como una réplica del Valle de los Reyes de Egipto pero con la vegetación de China. Por estas montañas están enterrados casi todos los emperadores de la famosa dinastía Ming. El camino de entrada está flanqueado por enormes estatuas aparejadas: elefantes, hombres, camellos...siempre una de pie y una de rodillas. Solamente se permite la entrada a 3 de las 13 tumbas encontradas, y yo voy a ver la Ding Ling, del emperador Zhu Yijun. Un paseo de poco más de 1 km lleva entre brumas a la entrada de la tumba para la que hay que descender una rampa hasta 40 metros bajo el suelo. En su interior no hay nada hasta la cámara de los sarcófagos, enormes, cerrados y rojos, con billetes y monedas por el suelo a modo de ofrenda. Muy decepcionante, la verdad, aparte de que la temperatura (constante durante todo el año) es muchos grados inferior a la del exterior y cojo frío. No lo he comentado, pero la zona está llena de visitantes chinos, con sus bolsas de plástico llenas de comida como si fueran a pasar aquí el resto de la semana. Suelen llevar, y al final también lo probé, una comida preparada del súper que consta de fideos deshidratados a los que solamente hay que añadir agua hirviendo para poderlos comer. Encontrar agua hirviendo no es problema, pues en la mayoría de sitios públicos hay surtidores gratuitos de agua caliente. Ha llegado la hora de la comida, y veo que cada día la calidad va a menos. La próxima visita será a la GRAN MURALLA! Posiblemente la construcción humana más bestia de la historia, con más de 6500 kms de longitud, 8 metros de altura y 5 de anchura. Por cierto, he leído que es falso que se vea desde el espacio... Desde Beijing se accede fácilmente a 3 tramos: Badaling, Mutianyu y Simatai. Me dirijo al más concurrido, Badaling, pero en el camino encontramos un obstáculo insalvable: la carretera está cerrada porque están haciendo pruebas de reconocimiento de las pruebas de ciclismo de los JJOO. Después de discutirme con Lidia y el chófer por el gasto extra de tiempo y gasolina que supondrá, llegamos al acuerdo de ir a Mutianyu. Una vez allí, empiezo a subir por el empinado camino que lleva hasta el teleférico que sube hasta la muralla. Le echo huevos (y por no pagar el ticket, que no está incluido...sí, soy catalán ), subo por las escaleras: no aptas para personas sin un mínimo de preparación física. Millones de escalones con una pendiente de más del 50%. Al llegar arriba, mi camiseta pesa medio kilo más, y mis pulmones se abren para intentar respirar: estoy muerto! Aunque los hay peores que yo, Lidia llega como 10 minutos más tarde totalmente descompuesta. Incluso con las montañas llenas de niebla el paisaje es impresionante, la muralla sigue kms y kms por la cresta de las colinas, con torretas de descanso cada pocos centenares de metros. Un breve paseo arriba y abajo, y en un rincón encuentro un abuelo de 1000 años con un chiringuito de Coca-Cola vendiendo refrescos, son la hostia. He visto en alguna parte que puedes bajar de la muralla de 3 maneras, por las escaleras otra vez (no gracias), Lidia en teleférico (seguro que los guías no pagan), y yo por un tobogán con trineo para turistas frikis. Llego el primero abajo y mientras espero me compro un refresco de cola y doy una vuelta por las inevitables tiendas de 3x3 metros con miles de productos en venta: souvenirs, camisetas, fruta, refrescos...Me compro una camiseta con el eslogan en chino "Yo escalé la Gran Muralla". El regreso hasta el hotel dura 2 horas aburridas, y después de la ducha pertinente, vuelvo a encontrarme con Lidia, hoy tengo cena de PATO LAQUEADO incluída. Ni Lidia ni el chófer conocen el restaurante y damos unas cuantas vueltas antes de encontrarlo. La cena, por fin, deliciosa. Te descuartizan el pato (ya cocinado) en la mesa, y las sobras (cabeza, patas y demás )se las lleva una señora que no sé quien es ni de donde ha salido. Me pongo las botas, pero no me lo puedo acabar todo. Lidia me pide si me lo quiero llevar en un tupper, y al decirle que no, decide llevárselo ella. Soy una ONG! Al llegar al hotel, hoy sí, reventado, tengo que dejar las maletas preparadas para irme mañana y dejarlas en recepción hasta la hora de ir a coger el tren. 5 de agosto No he quedado con Lidia hasta las 10, pero a las 7 salgo a callejear. Me dirijo a un parque que vi yendo en dirección a la CIUDAD PROHIBIDA, a pocos minutos del hotel. El parque tiene zonas de deporte, con aparatos de gimnasia al aire libre (muy comunes en todo China), y un gran estanque en el que se puede nadar o ir en patín. También hay muchos bares (cerrados a esta hora), es un sitio de reunión nocturna para la juventud de Beijing. Vuelvo al hotel para la ducha y el desayuno antes de bajar el equipaje que dejaré en recepción hasta la hora de ir a buscar el tren. Lidia me recoge puntualmente y vamos al TEMPLO DEL CIELO, que ocupa 300 hectáreas de templos, jardines y áreas de descanso. Es un lugar precioso y lleno de gente, puesto que los habitantes de Beijing no deben pagar entrada. Mientras paseo y visito el templo en sí, veo montones de gente bailando, haciendo taiqi, jugando a la pelota, al ajedrez, mahjong, cantando... La visita me encantó, y Lidia contaba que era el lugar en que el emperador hacia ofrendas a los dioses para las cosechas y otras curiosidades. Estoy aquí hasta la hora de comer, pero hoy no toca restaurante, sino que me llevan a comer a un domicilio particular en los hutongs, de una familia que tiene un convenio con agencias de viajes para que los turistas puedan visitar un hogar chino y comer con ellos. La comida es lo de siempre: arroz, verduras, pollo, cerdo...y nadie diría que no estoy en un restaurante, sino fuera porque la habitación en la que como tiene una cama detrás mio y un pequeño televisor, además de postales de todo el mundo colgadas en la pared de antiguos visitantes. Me pareció todo muy artificial. Después de la comida, me llevan a dar una vuelta en rickshaw, una calesa tirada por bicicleta. El recorrido se hace muy corto y conocido, pues me llevan al parque en el que estuve esta mañana (con lo grande que es Beijing). No son más de la 1:30 y el tren no sale hasta las 21:30, o sea que le pido a Lidia que me lleve al MERCADO DE LA SEDA, para unas compras. Hace unos años era un mercado al aire libre, con las tiendas de 3x3 apretujadas unas con otras. Ahora están apretujadas en el interior de un gran edificio de 4 plantas, en el que te puedes pasar días enteros comprando y regateando. Se me va un poco la olla comprando y tengo que adquirir una mochila extra para llevar regalos... (ropa, relojes, gafas, souvenirs). Me he pulido casi todo el dinero en metálico cambiado el primer día! Se va acercando la hora de coger el tren, pero tengo tiempo de ir a un super (Día), a comprar provisiones para el viaje en tren: algo de pan de molde, algo parecido a embutido, unas bebidas, fruta...Vamos al hotel a recoger el equipaje y dirección a la estación, en la que Lidia me deja tirado sin acompañarme hasta el andén como hizo Yenny. Me voy a tener que espabilar. Las estaciones son un microcosmos en China, están siempre a reventar de gente, es el transporte más habitual del país. Con buena suerte, llego a la sala de espera de la gente que embarca hacia Xi'An, y allí me tiro en el suelo a acabar de pasar el rato leyendo hasta la hora de llegada del tren. Encuentro mi compartimento y de nuevo voy a viajar solo! En cuanto me pongo a cenar, oígo un griterío en el pasillo, son los vendedores ambulantes que están colonizando el tren. Es práctico si no has tenido tiempo de comprar alimentos, pero yo ya estoy servido. Índice del Diario: Un mes por China (2008)
01: Preparación y vuelos (Enero-31 de Julio de 2008)
02: Shanghai (1-2 de agosto 2008)
03: Beijing (3-5 de agosto de 2008)
04: Xi'An (6-7 de agosto de 2008)
05: Chengdu (8-9 de agosto de 2008)
06: Lijiang (10-11 de agosto de 2008)
07: Dali-Kunming (12-14 de agosto de 2008)
08: Anshun-Xingyi (15-16 de agosto de 2008)
09: Guiyang (17-18 de agosto de 2008)
10: Guilin-Yangshuo-Chongqing (19-21 de agosto de 2008)
11: Crucero por el Yangtse (22-24 de agosto de 2008)
12: Suzhou-Huangshan (25-27 de agosto de 2008)
13: Hongcun, Xidi, Hangzhou (28-29 de agosto de 2008)
14: Último día y regreso (30-31 de agosto de 2008)
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