Iba a ser el último día en Koh Tao. Nos despertamos a las 06:45, íbamos como niños tempranos a dormir por las noches... y nos dimos un festín grandioso en el buffet del restaurante. Qué pinta tenía todo!
Tras un rato descansando nos metimos en el agua de nuestra playa “privada” Shark Bay para avistar los inofensivos tiburones de punta negra pero al rato no conseguimos ver ninguno. Una pena. Yo había visto a uno merodeando el primer día de la estancia pero mi novia tuvo que dejar Koh Tao sin poder ver. Igual mejor porque con los gafes que somos igual nos atacaban jejeje.
Pasamos 40 minutos en el agua y acto seguido preparamos la pequeña mochila y ya en moto partimos a la recóndita playa de Tanote Bay, que es uno de los mejores sitios de Koh Tao para snorkelling.
El camino era de tierra y había unas cuestecillas bastante empinadas. En uno de los baches, la suspensión bajó tanto que rozamos con la parte de abajo y se quedó una buena marca en el plástico. A ver cómo hacíamos para que el dueño no se percatara. Las vistas que se divisaban hacia Tanote Bay:
Llegamos a Tanote Bay. Era un lugar idílico. Había varios resorts… pero apenas había gente. Un lugar perfecto la verdad.
Practicamos esnorkell y nos encantó su vida marina, más interesante que del día anterior. Entre sus aguas hay una piedra gigantesca a la que se puede subir mediante unas cuerdas y desde allí, 4 - 5 metros de altura, se puede saltar al agua.
Tras nadar entre peces multicolores y vegetación marina (el coral se extiende mucho) dimos por finalizada nuestra visita y regresamos (tras una cocacola en el viewpoint) con la moto a nuestro resort.
Tomamos el ferry de las 15h con Lomprayah hacia Koh Samui. Había una cola tremenda para comprar el billete. Ufff, menos mal que compramos con anterioridad. El ferry hizo parada en la isla Koh Phangan, famoso por festejar cada luna llena una fiesta increíble llamada “Full Moon Party” en sus playas.
A las 16:45 llegamos a la isla más importante del archipiélago, Koh Samui. La empresa de Lomprayah hizo de taxi sin coste alguno y nos llevaron a cada usuario a su hotel correspondiente. A nosotros nos llevaron a “Chalala Samui Resort”.
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Situado en Chaweng beach (una playa de 7-8 km), este hotel está en una zona tranquila, a 10 minutos del centro de bares nocturnos, tiendas… perfecto la verdad si se tiene intenciones de ir como fue nuestro caso. Hay unos bungalows bastante bien de precio y un restaurante muy agradable y bien de precio. Cuenta con una preciosa piscina y está justo junto a la orilla de la playa. En fin, es perfecta para cenar o tomarse algo por la noche con el susurro de las olas… hay un ambiente muy bueno tanto de día y de noche.
Nos dejaron la llave de nuestra habitación y acto seguido nos metimos en la piscina para refrescarnos del calor que hacía. Ya estábamos acostumbrados del calor y humedad pero bueno un baño empezaba a ser siempre una necesidad al final del día.
Tras el relax reservamos la excursión del Parque Marino de Angthong para el día siguiente con la empresa “Koh Samui Island Tour”. La dueña del hotel gestionó todo y ningún problema.
Cenamos en el restaurante y luego con música de fondo tomamos unos espectaculares “milk-shakes” en las sillas de la playa iluminados con luces pequeñitos. Se podía ver cómo toda la orilla de la playa estaba llena de restaurantes privados de cada hotel.