Arrancaba el último día completo de nuestras vacaciones, ya que el día siguiente nos iríamos a primerísima hora de la tarde de la isla. Y lo cierto es que para lo que queríamos haber visto en toda la semana, no nos quedaba mucho más que hacer, asumiendo que determinadas cosas las habíamos descartado por falta de tiempo.
En principio, quedaba por visitar una playa bastante conocida y con buena fama como Es Trenc y otra que estaba por esa zona como Cala Pi, que no obstante había que rodear por carreteras para llegar, así que también lo descartamos para no saturar mucho el último día. Así por la tarde nos quedaríamos por Magalluf tranquilamente, que ya sabemos que no es una maravilla de sitio, pero aprovecharíamos para estar por lo menos en el entorno más cercano al hotel.
Como quiera, que nos lo habíamos tomado de forma relajada, nos levantamos sobre las ocho y media, de tal forma con calma fuimos preparando las cosas y sobre las nueve bajamos a desayunar también con bastante calma. De nuevo el ritual habitual, llenando la taza con leche fría y calentándola en el microondas para evitar la de máquina y cogiendo sobres de descafeinado porque el café no es que fuese el punto fuerte del hotel.
Con toda la calma, y volviendo a la habitación a por las cosas, salimos sobre las nueve y media con dirección a Es Trenc, que no es que estuviese cerca de Magalluf, pero tampoco nos íbamos a la otra punta de la isla, como el día anterior. Y al llegar al coche, sorpresa desagradable, los espejos retrovisores movidos
La sensación es la acordarse de toda la familia de los guiris borrachos que no tienen mejor entretenimiento que golpear los retrovisores.
Menos mal que sólo lo movieron y se pudo volver a su posición sin problemas... Pero te pueden arruinar las vacaciones , pensándolo luego en frío, teniendo que lidiar posteriormente con la agencia de alquiler de coches, por mucho que lleves todo tipo de seguros contratados.
Pero bueno, solventado el tema, pelillos a la mar y ya centrados en ir hacia "Es Trenc". En esta ocasión había que ir por donde vinimos el domingo de Cala Mondragó, es decir, por la carretera que va hacia el sur de la isla por el aeropuerto, así que ¡en marcha!
BASTANTE TRÁFICO Y "CLAVADA" EN EL PARKING DE ES TRENC
Para comenzar, nos encontramos con el tráfico habitual en la carretera que va a Palma y en la ronda Ma-20, sólo que en esta ocasión, teníamos que recorrerla completa, ya que íbamos a coger la autovía Ma-19 que va hacia el sur de la isla.
Si normalmente en los días anteriores íbamos hacia el norte o en dirección a Manacor y había bastante menos tráfico, no era el caso en esta ocasión. Hay que señalar que ésta es la carretera que va al aeropuerto de Son Sant Joan (de los que más vuelos tiene en toda España) y a grandes núcleos turísticos como Can Pastilla y S'Arenal. Una vez que pasamos este punto, ya la intensidad del tráfico se iba reduciendo algo hasta que llegamos a Lluchmajor que es la localidad donde acaba la autovía y donde hay un polígono industrial donde se ubica la sede de todo el conglomerado de Globalia (Halcón Viajes, Air Europa, etc.)
Nos quedaban unos diez kilómetros aproximadamente de carretera convencional hasta la localidad de Campos, que era donde se cogía el desvío para la playa des Trenc. Ahí tuvimos que ir con calma por el tráfico, pero no era lo del día de Cala Mondragó, que hicimos el recorrido a la inversa y se hizo eterno. Además, entre los pocos sitios seguros para adelantar y los radares, la paciencia es la mejor compañera en estos casos.
Una vez llegas a Campos, te encuentras con una población de interior relativamente grande, con sus supermercados, apartamentos, etc., pero sin hoteles, es decir, que no está destinada esta localidad para el turismo, aunque en buena parte de su municipio está la playa a la que íbamos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Panorámica del pueblo de Campos
Desde allí salen dos carreteras distintas para Es Trenc, cada una de las cuales van a un extremo distinto. Al principio de Campos sale la carretera para el acceso por la zona de Ses Covetes, hacia el oeste, y cruzando toda la travesía de la localidad, salía otra hacia el acceso próximo a la Colonia de Sant Jordi (hacia el este).
No sé por qué, si es que nos sonaba mejor o qué, cruzamos Campos y cogimos este último acceso. Nos quedaban unos doce kilómetros, siendo los primeros por una carretera recta y suficientemente ancha con sus dos carriles, con lo que se circula bien... Todo ello hasta que llegamos a unas enormes salinas, donde se produce la sal y sus derivados de la compañía "Flor de Sal d'Es Trenc". No lo sabíamos, conocíamos que en Mallorca había salinas pero ni nos habíamos preocupado en saber dónde estaban... Aún así, ya que estábamos por allí empezamos a considerar la idea de parar allí a la vuelta.
Es precisamente allí, donde salía el acceso para la playa des Trenc y donde la carretera ya se estrechaba considerablemente, con algunas curvas y teniendo que ir con un poco de cuidado ya que no cabían dos coches juntos. Aún así, siendo apenas las diez de la mañana, no había mucho tráfico y los que estábamos íbamos todos en la misma dirección, así que sin problemas.
Así llegamos finalmente al parking de la playa, suficientemente grande pero con el "regalito" habitual en la isla a modo de tarifa en este caso de siete euros :evil:
. En cualquier caso, siempre es mejor tener el coche en un lugar medianamente seguro, que arriesgarte con tu coche de alquiler a dejarlo en la cuneta.
Dejamos el coche aparcado y ya nos cambiamos y cogimos nuestras palas, sombrillas, etc. En esta ocasión no queriamos agobios y estaríamos por la mañana en esta playa hasta que nos cansásemos; ya que habíamos pagado siete euros...
Así que aún caminamos unos metros hasta llegar a la playa, ya que la zona de protección del arenal y sus dunas comienza antes, y en eso son bastante cuidadosos (sólo permiten el acceso a vehículos de socorristas y personal de mantenimiento).
"ES TRENC" UN ARENAL LARGO CON BASTANTES ALGAS
Las guías turísticas te venden "Es Trenc" como una playa paradisiaca, prácticamente virgen, con bastante vegetación y donde se regenera su arena gracias a la acción de las dunas. Además es una de las más largas de Baleares, ya que son seis kilómetros de largo.
La verdad es que en esto, cualquier opinión es completamente subjetiva, es decir a mí me puede gustar y a otra persona no, o al revés. Lo cierto es que una playa inmensa a lo largo, aunque no muy ancha. Creo recordar que la arena era un poco más compacta y gruesa que en otras playas de la isla, y sobre todo con gran cantidad de algas o como por allí les llaman "Polisidonia Marina".
Precisamente eso que a muchos turistas les puede echar para atrás, es garantía de que estás en una playa con garantías medio ambientales.
Hay que decir, en cualquier caso, que iba por zonas, ya que en seis kilómetros había tramos más limpios que otros. Nosotros según llegamos, nos fuimos un poco a la izquierda (hacia el este), y como aún no había mucha gente, pudimos dejar las toallas con tranquilidad y plantar la sombrilla, que en esta ocasión clavamos bien sujetándose sin problemas en la arena (por eso recuerdo que era más compacta la arena de la playa).
La mañana era de esas medio nubladas, pero con bastante calor y engañosa porque el índice ultravioleta sigue siendo elevadísimo y mucha gente piensa que por estar nublado no deben echarse bronceador. Esos días hay que utilizarlo con más motivo y así fue nuestro caso, antes de echarnos un poco en la toalla.
Los socorristas aún no habían llegado y en el extremo en el que estábamos de Es Trenc se contemplaban las primeras casas de la Colonia de Sant Jordi. Esta población es conocida porque desde allí parten la mayoría de viajes organizados en barco hacia el archipiélago de Cabrera. Fue otro de nuestros "debes" de las vacaciones, porque no nos dio tiempo y esa excursión tiene que ser una pasada por la calidad de las playas y al hacer snorkel... Eso sí, es cara, así que en cierta forma el consuelo es que nos ahorramos dinero.
Volviendo a nuestra estancia en la playa des Trenc, nos dio tiempo a todo. En primer lugar a jugar un poco con las palas (tanto que las usamos en las vacaciones casi nos convertimos en los nuevos Rafael Nadal
) y luego para meternos en el agua. Cierto es que había unas pocas algas a la orilla, pero a los pocos metros el agua estaba completamente limpia y cristalina; vamos una auténtica pasada, así que no conviene asustarse por lo que te encuentras en la orilla.
Además es de los sitios con el agua caliente (como en toda la isla) y con poca profundidad por mucho que avances, así que si os gusta eso, es vuestra zona, ideal para estar metidos un buen rato (incluso horas) sin salir y relajados.
Las aproximadamente tres horas que estuvimos dio para mucho. También, entre medias, para pasear por la orilla y caminar en dirección hacia el otro extremo de la playa tranquilamente hasta que nos cansamos (no os creais que teníamos ganas de caminar seis kilómetros para ir y otros tantos para volver
),
Pasamos por delante de una zona en la que había algún chiringuito (caro, por no variar) y una especie de pequeño muelle, supongo que para la llegada de pequeñas embarcaciones. Y, como dije, había zonas donde había muchísimas algas y otras donde desaparecían por completo.
Con todo, entre que fuimos y volvimos, la afluencia de gente en la playa se había incrementado considerablemente. Habia muchísimos turistas de todas partes, pero al ser una playa tan larga, cabíamos perfecamente y nunca llegamos a estar pegados con nuestras toallas a las del vecino.
Dio tiempo a volver a tumbarse, jugar con las palas, y un nuevo baño... Hay que decir que los socorristas habían sacado la bandera de medusas, aunque "desafiando mis miedos"
:mrgreen: nos metimos ya que el agua estaba tan clara que se hubieran visto perfectamente.
Y así, casi sin quererlo nos dio la una y pico y decidimos que ya era suficiente en "Es Trenc"... Puede ser una opción interesante para ir todo el día, pero siempre es mejor ir con los bocadillos y la nevera preparada, ya que los precios de los chiringuitos son excesivos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
VISITA LA FÁBRICA-TIENDA DE "FLOR DE SAL" Y COMPRA DE SOBRASADA EN EL MERCADONA DE CAMPOS
En cierta forma, nuestras "excursiones" por Mallorca finalizaban en ese momento, ya que teníamos intención de regresar a la zona de nuestro hotel y ya quedarnos hasta el día siguiente, que regresábamos a Salamanca.
Así que nos dirigimos al coche, que nos costó encontrar porque el parking ya estaba casi hasta la bandera a esa hora
Fue turno para cambiarnos de ropa e irnos... Y en ese momento llegó el caos.
Todo porque la carretera era muy estrecha y a esa hora íbamos contra corriente, con casi todos los coches cruzándose con nosotros que se dirigían a la playa (no sé muy bien si sabrían que lo iban a tener difícil para aparcar).
Con todo, debimos ir con bastante cuidado y teniendo que parar cada poco para intentar meternos en la cuneta y tener espacio para cruzarnos. Poco a poco fuimos bordeando la salina, pero no estaban las cosas para sacar fotos, ya que había que estar pendiente a la carretera y sin pararse.
Y así acabamos llegando a la fábrica de "Flor de Sal de Es Trenc" que estaba al principio de la carretera que llevaba a la playa. No íbamos mal de tiempo, así que decidimos visitar la tienda de atención al público. Había más gente, e incluso creo que había visitas guiadas para los que les interesase ver cómo se sacaba la sal gruesa del agua, se almacenaba y se trabajaba.
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Contemplamos a lo lejos la salina y los montones de sal, y después decidimos acercarnos a la tienda, que también tenía una pequeña cafetería, supuestamente para amenizar la visita a los clientes.
Estuvimos observando los diferentes productos y usos derivados de la sal gruesa, pero tampoco encontramos nada que realmente nos interesase así que acabamos por irnos, pero al menos pudimos contemplar cómo es una salina.
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Bote de "Flor de Sal de Es Trenc", que se produce en la fábrica que visitamos.
Desde allí enlazamos con la carretera más ancha y recta que va desde la Colonia de Sant Jordi a Campos, en medio de campos agrícolas y pudiendo ver algún molino típico de los que abundan por la isla y que también es típico que haya souvenirs con esa imagen.
Era el último día completo y, como es habitual en mí, aún no habíamos hecho compras. Gastronómicamente hablando, teníamos la opción de encargar las ensaimadas en el hotel, pero quisimos comprobar si en los supermercados no turísticos podíamos comprar algo.
Llegamos a Campos y a la salida del pueblo, nos encontramos un "Mercadona" bastante grande, donde podríamos buscar algo. Y a nivel de repostería no había gran cosa (y por supuesto, tampoco ensaimadas), pero encontramos diversas gamas de sobrasadas.
Estas sobrasadas no sé si serían de "marca blanca" (por lo menos no vi la etiqueta de "Hacendado" por ninguna parte
), aún así las había dulces y pincantes a un precio bastante competente (unos dos o tres euros), que para llevarlas y probarlas estaban de más.
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Molinos de viento típicos de Mallorca.
A COMER A PALMANOVA
Iba llegando la hora de comer, y decidimos que lo mejor sería regresar a la zona de nuestro hotel. Y lo cierto es que después de ver diversos rincones de la isla, quisimos ir de "guiris".
Lo cierto es que estando en un hotel en Magalluf, pensamos en ir a la localidad vecina a comer, Palmanova. Sabiamos que allí hay todo tipo de turismo, incluso nacional
, y tenía que haber restaurantes a la fuerza, además que podríamos tal vez ver si había alguna tienda de souvenirs (cosas de dejar las cosas para el último día).
A la hora que estábamos no había mucho tráfico ni en el tramo de carretera convencional hasta Lluchmajor, ni en la autovía que continuaba hasta Palma. Tampoco dio la sensación de agobio en la ronda tan transitada en otras ocasiones, por lo que el viaje de vuelta fue muy cómodo y a las dos y cuarto aproximadamente estábamos ya entrando en Palmanova.
La ruta no tenía pérdida, ya que simplemente, en vez de coger la salida hacia Magalluf que hacíamos habitualmente, nos desviamos en la anterior, que ponía claramente "Palmanova". Y una vez allí orientarse ya es muy sencillo.
Estamos ante la típica localidad turística de costa plagada de hoteles y apartamentos. Con la particularidad de que es uno de los principales destinos de la isla en términos masivos. Nada que ver con las calas de otras zonas, es como si estuvieses en Salou, Gandía o Benidorm, aunque algo más "sostenible" (estéticamente al menos era más bonito que Magalluf
). Podemos decir que es la localidad costera del ayuntamiento de Calviá que hace la función de turismo español y extranjero, para toda clase de cliente y a un precio asequible en comparación por ejemplo con la zona este y norte de Mallorca.
Así que te sales de la autovía y tras coger el enlace, lo primero que te encuentras es una glorieta con la bandera de España, flanqueada por la de Baleares y la de la Unión Europea. Por lo visto, hasta un mes antes de estar nosotros, sólo estaba la de España y se había instalado como homenaje a una pareja de Guardias Civiles que fueron asesinados por ETA en el año 2009 precisamente en Palmanova.
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Conociendo de antemano esa historia, uno no pudo evitar mirar esa glorieta con las banderas con bastante respeto e impresiona. Tendemos a ir al extranjero y ver museos que recuerdan víctimas de barbaries, y aquí no nos prodigamos en homenajes, la verdad.
En cualquier caso, el coche lo pudimos dejar allí mismo, ya que hay un parking suficientemente grande y gratuíto, ya pensado para que te acerques a la playa andando.
Accedimos por un calle llamada la Avenida de la Playa, que nos dejó ya en el Paseo Marítimo, que es muy típico de las costas mediterráneas. Al menos en esta ocasión podemos decir que nos pareció bonito.
De un lado una playa larga y ancha de arena que tenía la bandera azul, con lo que era garantía de calidad y que se extendía aún bastante hacia el oeste. Nosotros recorrimos un poco de ese paseo, no lo hicimos entero.
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Panorámica de Palmanova.
Del otro lado, alguna tienda y restaurantes, en su mayoría de comida rápida. Total, que ya había hambre y teníamos decidimos quedarnos en el primer sitio que encontrásemos.
Después de observar, nos encontramos un sitio llamado "Le p'tit bistrot", que como su nombre indica tiene algunos platos franceses. Vimos que tenía menú del día y contemplamos la opción de quedarnos allí... Total, en esa semana todavía no habíamos comido en ese plan aún.
Entramos y rápidamente nos pusieron en una mesa en la terraza, con lo cual teníamos a la vista la playa. Íbamos con un poco de miedo de lo que nos encontraríamos, pero bueno la experiencia fue buena.
Eran platos normales (para algo es un menú del día y a la carta se veían cosas más elaboradas), pero se cuidaba mucho la presentación. En mi caso pedí una ensalada de primero y posteriormente un salmón con las espinas quitadas y con un lecho de especias que estaba bastante rico. Y como postre "Creme Brulé", ese que "Amelié" partía su caramelo con la cuchara pero que en el doblaje español se traducía como "Crema Catalana". Son de presentación parecida, pero en este caso no es tan líquido, es más denso y a mí me gustó.
Lo importante es que la comida fue agradable y sólo afeado por algún tonto con complejo de Valentino Rossi, que casi se lleva por delante a unos señores cruzando el paso de peatones y todavía tuvo el morro de increparlos.
Al acabar la comida, y a la vista que no encontramos ninguna tienda de souvenirs, decidimos abandonar Palmanova y dirigirnos ya hacia Magalluf.
TARDE EN LA PLAYA DE MAGALLUF Y POR LAS PISCINAS DEL HOTEL
Como íbamos bien de tiempo, y no teníamos nada previsto especialmente por la tarde, decidimos ir hasta nuestro hotel, atravesando Magalluf por el medio, para ver un poco en más detalles la localidad en la que estábamos alojados.
En fin... No es que descubriésemos nada nuevo, calles plagadas de restaurantes, tiendas y negocios destinados a los ingleses específicamente, que en algunos casos parecían los dueños de la calle
Y es que resulta molesto encontrarte en medio de la calle a las cuatro de la tarde pandillas caminando por el medio del asfalto y sin apartarse a la acera... Y no les digas nada, es más veían que llegabas y acababan por hacerse a un lado pero mirándote mal.
Menos mal que tampoco es que "disfrutásemos" de la zona demasiado esa semana, que escogimos por precio y cercanía a la muchos de los sitios que queríamos visitar con un coche de alquiler, pero que realmente por allí no se nos perdía nada.
Curiosamente, pasamos por delante del hotel "Sol Katmandú", de la misma cadena que donde estábamos alojados, pero mucho más cerca del conglomerado de Punta ballena. Digo eso porque a nuestra llegada nos ofrecieron pases para el "Katmandú park", que ellos venden como una especie de parque temático en el recinto de dicho hotel, pero cuando lo vimos desde fuera (o incluso cuando nos dieron los "vales") no sentimos la necesidad de entrar.
Hay gente que lo utiliza, pero bueno, hay alguna atracción gratis y en el resto se aplican ciertos descuentos. Lo dicho, eso va en cada uno, pero no fue algo que considerásemos imprescindible durante esta semana.
Aprovechamos para dejar el coche delante de nuestro hotel y entrar en la habitación momentáneamente a dejar cosas (se hacía raro estar en el "Sol Barbados" a primera hora de la tarde
). Pero nada, coger las toallas, ponerse los bañadores y a la playa que teníamos allí mismo, cuyo paseo habíamos recorrido ya unas cuantas veces pero que íbamos a ir ahora a meternos un "chapuzón".
Y, para qué engañarnos, la playa para ser urbana tampoco está mal del todo, con un arenal largo, ancho y cuidado, aunque las edificaciones de Magalluf en primera línea de costa afean bastante (en especial dos que son altas y estrechas y que desentonan muchisimo
),
Había bastante gente, pero al ser grande, sin sensación de agobio en absoluto. Nos situamos con las toallas en el puesto de socorristas más cercano a nuestro hotel, y comprobamos que dicha playa tenía todo lo típico, con sus kayak, e incluso hinchables acuáticos para los niños a un precio que me pareció un tanto alto.
En cualquier caso, ya lo único que nos preocupaba era estar tirados en la arena sin hacer nada y a eso nos dedicamos. Y la rutina habitual, jugando a las palas y metiéndonos luego en el agua que, siguiendo la tónica balear, estaba como el caldo. Eso sí, el agua bastante limpia, a pesar de tener los yates de nuevo bastante cerca.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
También nos encontramos gente bastante particular que no sé a lo que van a la playa, pero supongo que serán modas, como unos chicos muy jóvenes, dentro del agua (cubriéndonles hasta casi el cuello) con unas gafas de sol de las caras puestas y tomándose una copa. Hay cosas que definitivamente se me escapan.
Lo importante es que estuvimos bastante tiempo de forma muy relajada en la playa, y a eso de las seis y cuarto aproximadamente, decidimos aprovechar algo las instalaciones del hotel, de las que casi no habíamos hecho uso.
Accedimos por las escaleras que dan a la playa y después de pasar por la piscina del "Antillas" (creo recordar que estaba cerrada, porque el horario era hasta las seis), nos dirigimos un piso más arriba, hasta llegar a la piscina del "Barbados", que es bastante más grande.
Bastante gente congreada en la zona por diversas actividades planteadas a esa hora y hasta las siete, que cerraban la piscina. Nosotros encontramos unas tumbonas y allí dejamos las toallas, al tiempo que nos zambullíamos. Curioso el hecho de que en nuestra última jornada completa en Mallorca era el primer día que nos metíamos en la piscina del hotel.
La impresión es que el complejo "Sol Antillas&Barbados" es principalmente para los clientes del "Todo Incluído" y que hacen bastante vida allí por la cantidad de actividades propuestas. De hecho, por allí había gente haciendo "Aguaspinning" y en otra piscina más pequeña, se habia montado un partido de Waterpolo.
LAVAR EL COCHE, ENCARGAR LAS ENSAIMADAS Y HACER EL CHECK IN ON LINE ANTES DE CENAR
Después de remojarnos en la playa y en la piscina, tocaba asearse un poco y hacer las tareas quizás menos agradables pero que son obligatorias antes de abandonar la isla.
Para ello tuvimos la inestimable ayuda del personal de recepción del hotel. En primer lugar, y como quiera que en las cláusulas del coche de alquiler, se dice que hay que devolverlo en las mismas condiciones que como se nos entregó, teníamos claro que había que limpiarlo.
El problema, es que en esta semana no habíamos encontrado (o al menos no nos fijamos) gasolineras con túneles de lavado o de autolavado, y nuestro Fiat Punto estaba ya bastante sucio a pesar de que el color negro lo disimulaba un poco.
Al preguntar en recepción, nos informaron detalladamente que fuésemos en dirección a la autovía hasta la glorieta que da acceso a la urbanización El Toro, y que tomásemos esa carretera. Un par de kilómetros más allá había un autolavado dentro de la gasolinera de "BP".
No tuvimos dificultades para encontrarlo y con un par de euros teníamos el coche completamente limpio, ya que la mayoría de suciedad era polvo que se iba fácil (no sé si es que tuvimos suerte de no encontrarnos insectos que se incrustan en la defensa o es que directamente no existe).
Posteriormente, otro euro para el aspirador, ya que quieras que no algo de arena se nos había metido en las alfombrillas y el maletero en estos días y así, nuestra primera misión estaba cumplida... Teníamos el coche limpio.
A la vuelta ya dejamos el coche aparcado y no nos preocuparíamos de él hasta el día siguiente. Lo siguiente fue encargar las ensaimadas que nos queríamos llevar y que el hotel compraba diretamente al "Horno Santo Cristo" La ecuación era sencilla, ya que cuanto más grande de diámetro, más caro.
Y nosotros decidimos comprar cada uno un par de ellas de tamaño medio (aunque para mí ya era "familiar" y otra más pequeña. Lo cierto es que tenían buena pinta y por eso las encargamos; luego nos enteraríamos que es de las marcas más conocidas de la isla.
Se nos informó, que el hotel compraba las ensaimadas a primera hora de la mañana (sobre las seis) y según nos despertábamos ya las podíamos coger. También se nos dio la opción de pagarlas en el momento o que se nos incluyese en la factura edel hotel... Y lo cierto es que al menos nosotros las quisimos pagar en el momento, sobre todo para evitar problemas con las prisas el día siguiente.
Nos quedaba una última misión: el Check In del avión de vuelta Tenía presente que a la ida, desde Salamanca nos fue imposible hacerlo de forma on-line, siendo la explicación que es un aeropuerto donde sólo operan vuelos vacacionales y no aeropuestos de línea, pero que podríamos hacerlo a la vuelta.
No tuvimos dificultades en la ida de hacer ese trámite en el aeropuerto de "Matacán" e ir juntos en el avión, pero es muy desagradable que ir con tu pareja de vacaciones y tener que estar separados, por lo que siempre prefieron hacer este trámite por internet el día antes.
Cogimos la táblet y, efectivamente, pudimos hacer el Check In sin problemas y coger asientos juntos. Así que cuando encargamos las ensaimadas, también preguntamos si podíamos imprimir las tarjetas de embarque. El problema es que los ordenadores del "Sol Bermudas" no estaban conectados a ninguna impresora, pero el personal de recepción nos ofreció amablemente la alternativa de ir al "Antillas" donde si había una impresora en línea.
Allí nos fuimos y el personal de recepción nos ayudó siempre con una sonrisa en la cara. Detalles que se agradecen y, en general, el personal de estos dos hoteles se merecieron un diez durante estos días por todas las atenciones que dieron en general
Así, ya todos los preparativos estaban hechos de cara al día siguiente para no acabar a la carrera y con agobios antes de ir al aeropuerto.
CENA Y OTRA VUELTA POR MAGALLUF PARA COMPRAR DIVERSOS RECUERDOS
Con todo, llegaba la hora de cenar y fuimos de nuevo con tiempo para evitar sorpresas e intentar estar con calma. Este último día nos asignaron el comedor de la izquierda, donde habíamos estado siempre salvo en la jornada anterior..
Pudimos probar la concina en vivo con calma y también alguno de los postres a modo de tartas para acabar nuestra semana por el buffet del "Barbados", que en resumen no estaba mal, siempre había algo de cocina en vivo y la calidad de la comida era buena pero hemos estado en sitios con más varierdad.
Para la noche, ya teníamos claro que queríamos acercarnos a la tienda de souvenirs de "Punta Ballena" a hacer las compras necesarias. Decidimos ir dando un paseo nuevamente por el paseo marítimo hasta llegar a los primeros pubs de esta calle llena de jóvenes ingleses un poco "cargados de alcohol".
De nuevo, las relaciones públicas intentando que entrásemos a beber a sus establecimientos a cada paso que dábamos, hasta que llegamos a dicha tienda. Dedicamos tiempo a ver lo que nos interesaba y al final "cayó" algunos imanes, algún jarrón, pulsera, botella pequeña con barquito dentro, etc. Había de todo y por lo menos pudimos comprar de todo para nuestros regalos.
La vuelta para el hotel fue más por el interior de Magalluf y sus calles, pasando de nuevo por delante del "Sol Katmandú", aunque finalmente medio nos perdimos
y acabamos en el paseo marítimo.
Aprovechamos para tomar la última copa en la terraza de la piscina antes de ir a la habitación y descansar... Las vacaciones iban llegando a su fin.
En principio, quedaba por visitar una playa bastante conocida y con buena fama como Es Trenc y otra que estaba por esa zona como Cala Pi, que no obstante había que rodear por carreteras para llegar, así que también lo descartamos para no saturar mucho el último día. Así por la tarde nos quedaríamos por Magalluf tranquilamente, que ya sabemos que no es una maravilla de sitio, pero aprovecharíamos para estar por lo menos en el entorno más cercano al hotel.
Como quiera, que nos lo habíamos tomado de forma relajada, nos levantamos sobre las ocho y media, de tal forma con calma fuimos preparando las cosas y sobre las nueve bajamos a desayunar también con bastante calma. De nuevo el ritual habitual, llenando la taza con leche fría y calentándola en el microondas para evitar la de máquina y cogiendo sobres de descafeinado porque el café no es que fuese el punto fuerte del hotel.


Con toda la calma, y volviendo a la habitación a por las cosas, salimos sobre las nueve y media con dirección a Es Trenc, que no es que estuviese cerca de Magalluf, pero tampoco nos íbamos a la otra punta de la isla, como el día anterior. Y al llegar al coche, sorpresa desagradable, los espejos retrovisores movidos



Menos mal que sólo lo movieron y se pudo volver a su posición sin problemas... Pero te pueden arruinar las vacaciones , pensándolo luego en frío, teniendo que lidiar posteriormente con la agencia de alquiler de coches, por mucho que lleves todo tipo de seguros contratados.
Pero bueno, solventado el tema, pelillos a la mar y ya centrados en ir hacia "Es Trenc". En esta ocasión había que ir por donde vinimos el domingo de Cala Mondragó, es decir, por la carretera que va hacia el sur de la isla por el aeropuerto, así que ¡en marcha!
BASTANTE TRÁFICO Y "CLAVADA" EN EL PARKING DE ES TRENC
Para comenzar, nos encontramos con el tráfico habitual en la carretera que va a Palma y en la ronda Ma-20, sólo que en esta ocasión, teníamos que recorrerla completa, ya que íbamos a coger la autovía Ma-19 que va hacia el sur de la isla.
Si normalmente en los días anteriores íbamos hacia el norte o en dirección a Manacor y había bastante menos tráfico, no era el caso en esta ocasión. Hay que señalar que ésta es la carretera que va al aeropuerto de Son Sant Joan (de los que más vuelos tiene en toda España) y a grandes núcleos turísticos como Can Pastilla y S'Arenal. Una vez que pasamos este punto, ya la intensidad del tráfico se iba reduciendo algo hasta que llegamos a Lluchmajor que es la localidad donde acaba la autovía y donde hay un polígono industrial donde se ubica la sede de todo el conglomerado de Globalia (Halcón Viajes, Air Europa, etc.)
Nos quedaban unos diez kilómetros aproximadamente de carretera convencional hasta la localidad de Campos, que era donde se cogía el desvío para la playa des Trenc. Ahí tuvimos que ir con calma por el tráfico, pero no era lo del día de Cala Mondragó, que hicimos el recorrido a la inversa y se hizo eterno. Además, entre los pocos sitios seguros para adelantar y los radares, la paciencia es la mejor compañera en estos casos.


Una vez llegas a Campos, te encuentras con una población de interior relativamente grande, con sus supermercados, apartamentos, etc., pero sin hoteles, es decir, que no está destinada esta localidad para el turismo, aunque en buena parte de su municipio está la playa a la que íbamos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Panorámica del pueblo de Campos
Desde allí salen dos carreteras distintas para Es Trenc, cada una de las cuales van a un extremo distinto. Al principio de Campos sale la carretera para el acceso por la zona de Ses Covetes, hacia el oeste, y cruzando toda la travesía de la localidad, salía otra hacia el acceso próximo a la Colonia de Sant Jordi (hacia el este).
No sé por qué, si es que nos sonaba mejor o qué, cruzamos Campos y cogimos este último acceso. Nos quedaban unos doce kilómetros, siendo los primeros por una carretera recta y suficientemente ancha con sus dos carriles, con lo que se circula bien... Todo ello hasta que llegamos a unas enormes salinas, donde se produce la sal y sus derivados de la compañía "Flor de Sal d'Es Trenc". No lo sabíamos, conocíamos que en Mallorca había salinas pero ni nos habíamos preocupado en saber dónde estaban... Aún así, ya que estábamos por allí empezamos a considerar la idea de parar allí a la vuelta.


Es precisamente allí, donde salía el acceso para la playa des Trenc y donde la carretera ya se estrechaba considerablemente, con algunas curvas y teniendo que ir con un poco de cuidado ya que no cabían dos coches juntos. Aún así, siendo apenas las diez de la mañana, no había mucho tráfico y los que estábamos íbamos todos en la misma dirección, así que sin problemas.
Así llegamos finalmente al parking de la playa, suficientemente grande pero con el "regalito" habitual en la isla a modo de tarifa en este caso de siete euros :evil:

Dejamos el coche aparcado y ya nos cambiamos y cogimos nuestras palas, sombrillas, etc. En esta ocasión no queriamos agobios y estaríamos por la mañana en esta playa hasta que nos cansásemos; ya que habíamos pagado siete euros...


"ES TRENC" UN ARENAL LARGO CON BASTANTES ALGAS
Las guías turísticas te venden "Es Trenc" como una playa paradisiaca, prácticamente virgen, con bastante vegetación y donde se regenera su arena gracias a la acción de las dunas. Además es una de las más largas de Baleares, ya que son seis kilómetros de largo.
La verdad es que en esto, cualquier opinión es completamente subjetiva, es decir a mí me puede gustar y a otra persona no, o al revés. Lo cierto es que una playa inmensa a lo largo, aunque no muy ancha. Creo recordar que la arena era un poco más compacta y gruesa que en otras playas de la isla, y sobre todo con gran cantidad de algas o como por allí les llaman "Polisidonia Marina".


Hay que decir, en cualquier caso, que iba por zonas, ya que en seis kilómetros había tramos más limpios que otros. Nosotros según llegamos, nos fuimos un poco a la izquierda (hacia el este), y como aún no había mucha gente, pudimos dejar las toallas con tranquilidad y plantar la sombrilla, que en esta ocasión clavamos bien sujetándose sin problemas en la arena (por eso recuerdo que era más compacta la arena de la playa).
La mañana era de esas medio nubladas, pero con bastante calor y engañosa porque el índice ultravioleta sigue siendo elevadísimo y mucha gente piensa que por estar nublado no deben echarse bronceador. Esos días hay que utilizarlo con más motivo y así fue nuestro caso, antes de echarnos un poco en la toalla.
Los socorristas aún no habían llegado y en el extremo en el que estábamos de Es Trenc se contemplaban las primeras casas de la Colonia de Sant Jordi. Esta población es conocida porque desde allí parten la mayoría de viajes organizados en barco hacia el archipiélago de Cabrera. Fue otro de nuestros "debes" de las vacaciones, porque no nos dio tiempo y esa excursión tiene que ser una pasada por la calidad de las playas y al hacer snorkel... Eso sí, es cara, así que en cierta forma el consuelo es que nos ahorramos dinero.


Volviendo a nuestra estancia en la playa des Trenc, nos dio tiempo a todo. En primer lugar a jugar un poco con las palas (tanto que las usamos en las vacaciones casi nos convertimos en los nuevos Rafael Nadal


Además es de los sitios con el agua caliente (como en toda la isla) y con poca profundidad por mucho que avances, así que si os gusta eso, es vuestra zona, ideal para estar metidos un buen rato (incluso horas) sin salir y relajados.
Las aproximadamente tres horas que estuvimos dio para mucho. También, entre medias, para pasear por la orilla y caminar en dirección hacia el otro extremo de la playa tranquilamente hasta que nos cansamos (no os creais que teníamos ganas de caminar seis kilómetros para ir y otros tantos para volver

Pasamos por delante de una zona en la que había algún chiringuito (caro, por no variar) y una especie de pequeño muelle, supongo que para la llegada de pequeñas embarcaciones. Y, como dije, había zonas donde había muchísimas algas y otras donde desaparecían por completo.
Con todo, entre que fuimos y volvimos, la afluencia de gente en la playa se había incrementado considerablemente. Habia muchísimos turistas de todas partes, pero al ser una playa tan larga, cabíamos perfecamente y nunca llegamos a estar pegados con nuestras toallas a las del vecino.
Dio tiempo a volver a tumbarse, jugar con las palas, y un nuevo baño... Hay que decir que los socorristas habían sacado la bandera de medusas, aunque "desafiando mis miedos"

Y así, casi sin quererlo nos dio la una y pico y decidimos que ya era suficiente en "Es Trenc"... Puede ser una opción interesante para ir todo el día, pero siempre es mejor ir con los bocadillos y la nevera preparada, ya que los precios de los chiringuitos son excesivos.
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VISITA LA FÁBRICA-TIENDA DE "FLOR DE SAL" Y COMPRA DE SOBRASADA EN EL MERCADONA DE CAMPOS
En cierta forma, nuestras "excursiones" por Mallorca finalizaban en ese momento, ya que teníamos intención de regresar a la zona de nuestro hotel y ya quedarnos hasta el día siguiente, que regresábamos a Salamanca.
Así que nos dirigimos al coche, que nos costó encontrar porque el parking ya estaba casi hasta la bandera a esa hora




Con todo, debimos ir con bastante cuidado y teniendo que parar cada poco para intentar meternos en la cuneta y tener espacio para cruzarnos. Poco a poco fuimos bordeando la salina, pero no estaban las cosas para sacar fotos, ya que había que estar pendiente a la carretera y sin pararse.
Y así acabamos llegando a la fábrica de "Flor de Sal de Es Trenc" que estaba al principio de la carretera que llevaba a la playa. No íbamos mal de tiempo, así que decidimos visitar la tienda de atención al público. Había más gente, e incluso creo que había visitas guiadas para los que les interesase ver cómo se sacaba la sal gruesa del agua, se almacenaba y se trabajaba.
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Contemplamos a lo lejos la salina y los montones de sal, y después decidimos acercarnos a la tienda, que también tenía una pequeña cafetería, supuestamente para amenizar la visita a los clientes.

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Bote de "Flor de Sal de Es Trenc", que se produce en la fábrica que visitamos.
Desde allí enlazamos con la carretera más ancha y recta que va desde la Colonia de Sant Jordi a Campos, en medio de campos agrícolas y pudiendo ver algún molino típico de los que abundan por la isla y que también es típico que haya souvenirs con esa imagen.
Era el último día completo y, como es habitual en mí, aún no habíamos hecho compras. Gastronómicamente hablando, teníamos la opción de encargar las ensaimadas en el hotel, pero quisimos comprobar si en los supermercados no turísticos podíamos comprar algo.
Llegamos a Campos y a la salida del pueblo, nos encontramos un "Mercadona" bastante grande, donde podríamos buscar algo. Y a nivel de repostería no había gran cosa (y por supuesto, tampoco ensaimadas), pero encontramos diversas gamas de sobrasadas.
Estas sobrasadas no sé si serían de "marca blanca" (por lo menos no vi la etiqueta de "Hacendado" por ninguna parte


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Molinos de viento típicos de Mallorca.
A COMER A PALMANOVA
Iba llegando la hora de comer, y decidimos que lo mejor sería regresar a la zona de nuestro hotel. Y lo cierto es que después de ver diversos rincones de la isla, quisimos ir de "guiris".




Lo cierto es que estando en un hotel en Magalluf, pensamos en ir a la localidad vecina a comer, Palmanova. Sabiamos que allí hay todo tipo de turismo, incluso nacional

A la hora que estábamos no había mucho tráfico ni en el tramo de carretera convencional hasta Lluchmajor, ni en la autovía que continuaba hasta Palma. Tampoco dio la sensación de agobio en la ronda tan transitada en otras ocasiones, por lo que el viaje de vuelta fue muy cómodo y a las dos y cuarto aproximadamente estábamos ya entrando en Palmanova.
La ruta no tenía pérdida, ya que simplemente, en vez de coger la salida hacia Magalluf que hacíamos habitualmente, nos desviamos en la anterior, que ponía claramente "Palmanova". Y una vez allí orientarse ya es muy sencillo.
Estamos ante la típica localidad turística de costa plagada de hoteles y apartamentos. Con la particularidad de que es uno de los principales destinos de la isla en términos masivos. Nada que ver con las calas de otras zonas, es como si estuvieses en Salou, Gandía o Benidorm, aunque algo más "sostenible" (estéticamente al menos era más bonito que Magalluf


Así que te sales de la autovía y tras coger el enlace, lo primero que te encuentras es una glorieta con la bandera de España, flanqueada por la de Baleares y la de la Unión Europea. Por lo visto, hasta un mes antes de estar nosotros, sólo estaba la de España y se había instalado como homenaje a una pareja de Guardias Civiles que fueron asesinados por ETA en el año 2009 precisamente en Palmanova.
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Conociendo de antemano esa historia, uno no pudo evitar mirar esa glorieta con las banderas con bastante respeto e impresiona. Tendemos a ir al extranjero y ver museos que recuerdan víctimas de barbaries, y aquí no nos prodigamos en homenajes, la verdad.
En cualquier caso, el coche lo pudimos dejar allí mismo, ya que hay un parking suficientemente grande y gratuíto, ya pensado para que te acerques a la playa andando.
Accedimos por un calle llamada la Avenida de la Playa, que nos dejó ya en el Paseo Marítimo, que es muy típico de las costas mediterráneas. Al menos en esta ocasión podemos decir que nos pareció bonito.

De un lado una playa larga y ancha de arena que tenía la bandera azul, con lo que era garantía de calidad y que se extendía aún bastante hacia el oeste. Nosotros recorrimos un poco de ese paseo, no lo hicimos entero.
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Panorámica de Palmanova.
Del otro lado, alguna tienda y restaurantes, en su mayoría de comida rápida. Total, que ya había hambre y teníamos decidimos quedarnos en el primer sitio que encontrásemos.
Después de observar, nos encontramos un sitio llamado "Le p'tit bistrot", que como su nombre indica tiene algunos platos franceses. Vimos que tenía menú del día y contemplamos la opción de quedarnos allí... Total, en esa semana todavía no habíamos comido en ese plan aún.
Entramos y rápidamente nos pusieron en una mesa en la terraza, con lo cual teníamos a la vista la playa. Íbamos con un poco de miedo de lo que nos encontraríamos, pero bueno la experiencia fue buena.
Eran platos normales (para algo es un menú del día y a la carta se veían cosas más elaboradas), pero se cuidaba mucho la presentación. En mi caso pedí una ensalada de primero y posteriormente un salmón con las espinas quitadas y con un lecho de especias que estaba bastante rico. Y como postre "Creme Brulé", ese que "Amelié" partía su caramelo con la cuchara pero que en el doblaje español se traducía como "Crema Catalana". Son de presentación parecida, pero en este caso no es tan líquido, es más denso y a mí me gustó.
Lo importante es que la comida fue agradable y sólo afeado por algún tonto con complejo de Valentino Rossi, que casi se lleva por delante a unos señores cruzando el paso de peatones y todavía tuvo el morro de increparlos.
Al acabar la comida, y a la vista que no encontramos ninguna tienda de souvenirs, decidimos abandonar Palmanova y dirigirnos ya hacia Magalluf.
TARDE EN LA PLAYA DE MAGALLUF Y POR LAS PISCINAS DEL HOTEL
Como íbamos bien de tiempo, y no teníamos nada previsto especialmente por la tarde, decidimos ir hasta nuestro hotel, atravesando Magalluf por el medio, para ver un poco en más detalles la localidad en la que estábamos alojados.


En fin... No es que descubriésemos nada nuevo, calles plagadas de restaurantes, tiendas y negocios destinados a los ingleses específicamente, que en algunos casos parecían los dueños de la calle



Menos mal que tampoco es que "disfrutásemos" de la zona demasiado esa semana, que escogimos por precio y cercanía a la muchos de los sitios que queríamos visitar con un coche de alquiler, pero que realmente por allí no se nos perdía nada.
Curiosamente, pasamos por delante del hotel "Sol Katmandú", de la misma cadena que donde estábamos alojados, pero mucho más cerca del conglomerado de Punta ballena. Digo eso porque a nuestra llegada nos ofrecieron pases para el "Katmandú park", que ellos venden como una especie de parque temático en el recinto de dicho hotel, pero cuando lo vimos desde fuera (o incluso cuando nos dieron los "vales") no sentimos la necesidad de entrar.
Hay gente que lo utiliza, pero bueno, hay alguna atracción gratis y en el resto se aplican ciertos descuentos. Lo dicho, eso va en cada uno, pero no fue algo que considerásemos imprescindible durante esta semana.
Aprovechamos para dejar el coche delante de nuestro hotel y entrar en la habitación momentáneamente a dejar cosas (se hacía raro estar en el "Sol Barbados" a primera hora de la tarde

Y, para qué engañarnos, la playa para ser urbana tampoco está mal del todo, con un arenal largo, ancho y cuidado, aunque las edificaciones de Magalluf en primera línea de costa afean bastante (en especial dos que son altas y estrechas y que desentonan muchisimo


Había bastante gente, pero al ser grande, sin sensación de agobio en absoluto. Nos situamos con las toallas en el puesto de socorristas más cercano a nuestro hotel, y comprobamos que dicha playa tenía todo lo típico, con sus kayak, e incluso hinchables acuáticos para los niños a un precio que me pareció un tanto alto.

En cualquier caso, ya lo único que nos preocupaba era estar tirados en la arena sin hacer nada y a eso nos dedicamos. Y la rutina habitual, jugando a las palas y metiéndonos luego en el agua que, siguiendo la tónica balear, estaba como el caldo. Eso sí, el agua bastante limpia, a pesar de tener los yates de nuevo bastante cerca.

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También nos encontramos gente bastante particular que no sé a lo que van a la playa, pero supongo que serán modas, como unos chicos muy jóvenes, dentro del agua (cubriéndonles hasta casi el cuello) con unas gafas de sol de las caras puestas y tomándose una copa. Hay cosas que definitivamente se me escapan.

Lo importante es que estuvimos bastante tiempo de forma muy relajada en la playa, y a eso de las seis y cuarto aproximadamente, decidimos aprovechar algo las instalaciones del hotel, de las que casi no habíamos hecho uso.
Accedimos por las escaleras que dan a la playa y después de pasar por la piscina del "Antillas" (creo recordar que estaba cerrada, porque el horario era hasta las seis), nos dirigimos un piso más arriba, hasta llegar a la piscina del "Barbados", que es bastante más grande.
Bastante gente congreada en la zona por diversas actividades planteadas a esa hora y hasta las siete, que cerraban la piscina. Nosotros encontramos unas tumbonas y allí dejamos las toallas, al tiempo que nos zambullíamos. Curioso el hecho de que en nuestra última jornada completa en Mallorca era el primer día que nos metíamos en la piscina del hotel.
La impresión es que el complejo "Sol Antillas&Barbados" es principalmente para los clientes del "Todo Incluído" y que hacen bastante vida allí por la cantidad de actividades propuestas. De hecho, por allí había gente haciendo "Aguaspinning" y en otra piscina más pequeña, se habia montado un partido de Waterpolo.
LAVAR EL COCHE, ENCARGAR LAS ENSAIMADAS Y HACER EL CHECK IN ON LINE ANTES DE CENAR
Después de remojarnos en la playa y en la piscina, tocaba asearse un poco y hacer las tareas quizás menos agradables pero que son obligatorias antes de abandonar la isla.
Para ello tuvimos la inestimable ayuda del personal de recepción del hotel. En primer lugar, y como quiera que en las cláusulas del coche de alquiler, se dice que hay que devolverlo en las mismas condiciones que como se nos entregó, teníamos claro que había que limpiarlo.
El problema, es que en esta semana no habíamos encontrado (o al menos no nos fijamos) gasolineras con túneles de lavado o de autolavado, y nuestro Fiat Punto estaba ya bastante sucio a pesar de que el color negro lo disimulaba un poco.


Al preguntar en recepción, nos informaron detalladamente que fuésemos en dirección a la autovía hasta la glorieta que da acceso a la urbanización El Toro, y que tomásemos esa carretera. Un par de kilómetros más allá había un autolavado dentro de la gasolinera de "BP".
No tuvimos dificultades para encontrarlo y con un par de euros teníamos el coche completamente limpio, ya que la mayoría de suciedad era polvo que se iba fácil (no sé si es que tuvimos suerte de no encontrarnos insectos que se incrustan en la defensa o es que directamente no existe).
Posteriormente, otro euro para el aspirador, ya que quieras que no algo de arena se nos había metido en las alfombrillas y el maletero en estos días y así, nuestra primera misión estaba cumplida... Teníamos el coche limpio.

A la vuelta ya dejamos el coche aparcado y no nos preocuparíamos de él hasta el día siguiente. Lo siguiente fue encargar las ensaimadas que nos queríamos llevar y que el hotel compraba diretamente al "Horno Santo Cristo" La ecuación era sencilla, ya que cuanto más grande de diámetro, más caro.
Y nosotros decidimos comprar cada uno un par de ellas de tamaño medio (aunque para mí ya era "familiar" y otra más pequeña. Lo cierto es que tenían buena pinta y por eso las encargamos; luego nos enteraríamos que es de las marcas más conocidas de la isla.
Se nos informó, que el hotel compraba las ensaimadas a primera hora de la mañana (sobre las seis) y según nos despertábamos ya las podíamos coger. También se nos dio la opción de pagarlas en el momento o que se nos incluyese en la factura edel hotel... Y lo cierto es que al menos nosotros las quisimos pagar en el momento, sobre todo para evitar problemas con las prisas el día siguiente.
Nos quedaba una última misión: el Check In del avión de vuelta Tenía presente que a la ida, desde Salamanca nos fue imposible hacerlo de forma on-line, siendo la explicación que es un aeropuerto donde sólo operan vuelos vacacionales y no aeropuestos de línea, pero que podríamos hacerlo a la vuelta.
No tuvimos dificultades en la ida de hacer ese trámite en el aeropuerto de "Matacán" e ir juntos en el avión, pero es muy desagradable que ir con tu pareja de vacaciones y tener que estar separados, por lo que siempre prefieron hacer este trámite por internet el día antes.
Cogimos la táblet y, efectivamente, pudimos hacer el Check In sin problemas y coger asientos juntos. Así que cuando encargamos las ensaimadas, también preguntamos si podíamos imprimir las tarjetas de embarque. El problema es que los ordenadores del "Sol Bermudas" no estaban conectados a ninguna impresora, pero el personal de recepción nos ofreció amablemente la alternativa de ir al "Antillas" donde si había una impresora en línea.
Allí nos fuimos y el personal de recepción nos ayudó siempre con una sonrisa en la cara. Detalles que se agradecen y, en general, el personal de estos dos hoteles se merecieron un diez durante estos días por todas las atenciones que dieron en general


Así, ya todos los preparativos estaban hechos de cara al día siguiente para no acabar a la carrera y con agobios antes de ir al aeropuerto.
CENA Y OTRA VUELTA POR MAGALLUF PARA COMPRAR DIVERSOS RECUERDOS
Con todo, llegaba la hora de cenar y fuimos de nuevo con tiempo para evitar sorpresas e intentar estar con calma. Este último día nos asignaron el comedor de la izquierda, donde habíamos estado siempre salvo en la jornada anterior..
Pudimos probar la concina en vivo con calma y también alguno de los postres a modo de tartas para acabar nuestra semana por el buffet del "Barbados", que en resumen no estaba mal, siempre había algo de cocina en vivo y la calidad de la comida era buena pero hemos estado en sitios con más varierdad.
Para la noche, ya teníamos claro que queríamos acercarnos a la tienda de souvenirs de "Punta Ballena" a hacer las compras necesarias. Decidimos ir dando un paseo nuevamente por el paseo marítimo hasta llegar a los primeros pubs de esta calle llena de jóvenes ingleses un poco "cargados de alcohol".
De nuevo, las relaciones públicas intentando que entrásemos a beber a sus establecimientos a cada paso que dábamos, hasta que llegamos a dicha tienda. Dedicamos tiempo a ver lo que nos interesaba y al final "cayó" algunos imanes, algún jarrón, pulsera, botella pequeña con barquito dentro, etc. Había de todo y por lo menos pudimos comprar de todo para nuestros regalos.
La vuelta para el hotel fue más por el interior de Magalluf y sus calles, pasando de nuevo por delante del "Sol Katmandú", aunque finalmente medio nos perdimos

Aprovechamos para tomar la última copa en la terraza de la piscina antes de ir a la habitación y descansar... Las vacaciones iban llegando a su fin.